La magnífica voz de María Belén Rivarola-Ritchey sumada al impecable acompañamiento de Rozita Zouzulia engalanando al Salón de Honor del Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento. Créditos a la autora del comentario.
Muy buen recital a cargo de María Belén Rivarola en el Palacio Domingo F. Sarmiento
ELEGANCIA Y DISTINCIÓN EN MATERIA VOCAL
Martha CORA ELISEHT
María Belén Rivarola es una de las mejores sopranos argentinas de la actualidad.
Egresada del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón en 2017, se perfeccionó en
Estados Unidos mediante una beca otorgada por el Mozarteum Argentino y se presenta
con regularidad en los escenarios más importantes del país. El año pasado tuvo a su
cargo los roles protagónicos de AÍDA y LA BOHÈME (Teatro Argentino de La Plata),
SUOR ANGELICA (Teatro SODRE de Montevideo) y UN BALLO IN MASCHERA
(Teatro Colón). Asimismo, durante el transcurso del corriente año abrió la Temporada
lírica en el Teatro Colón como Aída y retornará en Mayo sobre dicho escenario como
SUOR ANGELICA en IL TRITTICO de Puccini. Se perfecciona actualmente con la
maestra Rosita Zozoulia, con quien se presentó en un recital de cámara denominado
ENTRE SUEÑOS Y RECUERDOS: SUSURROS DEL CORAZÓN, que tuvo lugar en el
Salón de Honor del Palacio Domingo F. Sarmiento el pasado sábado 5 del corriente
dentro del Ciclo CLÁSICA Y CERCANA organizado por dicha entidad.
El programa comprendió las siguientes obras:
- “Ouvre ton cœur”
- “Chant d’amour”- Georges BIZET (1838-1875)
- “L’enamourée”
- “L’heure exquise”- Reynaldo HAHN (1874-1947)
- “Les chemins de l’amour”- Francis POULENC (1899-1963)
- “Les filles de Cadiz”- Leo DELIBES (1836-1891)
- “La rosa y el sauce”
- “Anhelo”
- “Riqueza”
- “En los surcos del amor”
- “Ya me voy a retirar”- Carlos GUASTAVINO (1912-2000)
- “Al pensar en el dueño de mis amores”, de “LAS HIJAS DEL ZEBEDEO”-
Ruperto CHAPÍ (1851-1909)
- “Un bel di vedremo” de “MADAMA BUTTERFLY”- Giacomo PUCCINI (1858-
1924)
- “Mésićku na nebi hlubokém” (Canto de la luna) de “RUSALKA”- Antonin
DVOŘAK (1841-1904)
Independientemente de sus composiciones para orquesta y sus óperas, Bizet fue
un prolífico compositor de música de cámara y de canciones sobre textos de diferentes
poetas franceses. En este caso, los de ambas canciones pertenecen a Alphonse de
Lamartine (1790-1869), cuyos poemas sirvieron como fuente de inspiración a Bizet y
otros compositores como Franz Liszt, Édouard Lalo y Charles Gounod. El repertorio
francés le sienta de perlas a la soprano rosarina y fue abordado de manera elegante y
exquisita. Lo mismo sucedió con las canciones de Reynaldo Hahn, que pertenecen a dos
ciclos distintos del compositor franco- alemán nacido en Venezuela: L’heure exquise
forma parte de las Canciones grises (Chansons grises) compuestas entre 1887 y 1890,
mientras que L’énamourée data de 1892 e integra el ciclo 20 Melodías. Un repertorio
poco frecuente en los recitales líricos, que fue interpretado con dulzura y precisión
merced a su excelente línea de canto, esmalte vocal, matices y legato. En el caso de Les
chemins de l’amour de Poulenc, es un vals cantado (valse chantée) compuesto en 1940
para voz y piano sobre texto de Jean Anouilh, donde Rosita Zozoulia dio rienda suelta a
sus dotes interpretativas. Y, a diferencia de las anteriores, Les filles de Cadiz es mucho
más conocida y forma parte del repertorio de grandes sopranos lírico- ligeras de fama
internacional tales como Fatma Said y Aída Garifullina -de hecho, la cantó en el Colón
durante su recital en 2018 junto a Carlos Vieu-. Además de la calidad interpretativa de
María Belén Rivarola en cuanto a lo estrictamente vocal, no faltaron la gracia y el
salero españoles de esta consabida pieza. El público aplaudió calurosamente tras su
interpretación para poner punto final al repertorio galo.
Las canciones de cámara de Guastavino sonaron magistralmente de la mano del
binomio Rivarola- Zozoulia brindando las características que figuran en el título de esta
crónica, que fueron constantes durante todo el recital. Los textos de Francisco Silva (La
rosa y el sauce), Domingo Zerpa (Anhelo), Gabriela Mistral (Riqueza) y León Benarós
(Ya me voy a retirar) sonaron de manera exquisita en la voz de Rivarola, al igual que En
los surcos del amor. A diferencia de las anteriores, esta última es de autor anónimo y
pertenece al ciclo Cuatro Canciones Argentinas (1941), dictadas en Jujuy por la Sra.
Yolanda Pérez de Careno.
En todo recital lirico que se precie como tal, no podían faltar las arias de ópera y de
zarzuela. Este último género fue el elegido para abrir esta parte con la célebre romanza
Carceleras de “LAS HIJAS DEL ZEBEDEO” del valenciano Ruperto Chapí -más
conocida como “Al pensar en el dueño de mis amores”. Además de sus impecables
legato, vibrato y coloratura para encarar esta famosa aria, María Belén Rivarola aportó
gracia, calidez y salero a su interpretación, motivo por lo cual fue sumamente
aplaudida. El acompañamiento al piano de Rosita Zozoulia fue perfecto y permitió que
la soprano se luciera como Cio- Cio- San en la celebérrima Un bel di vedremo de
Puccini, donde Rivarola hizo gala de sus dotes como cantante y actriz para culminar con
un versión brillante -y vibrante- del bellísimo Canto de la Luna de RUSALKA, donde la
protagonista despliega todos sus recursos actorales y vocales rogándole a la Luna que le
permita transformarse en mujer para reunirse con su amado príncipe. Esta última parte
fue aumentando de intensidad a medida que la función iba avanzando y las intérpretes
fueron ovacionadas al final. Tras un sostenido aplauso, Belén Rivarola ofreció un bis:
“Meine Lippen, sie kússen zu heiβt” de GIUDITTA, de Franz Léhar. Una vez más, se
lució como intérprete de opereta y lo hizo de manera admirable mientras su maestra lo
hizo en calidad de acompañante para dar cierre a un recital tan elegante y distinguido
como el ámbito en el cual se desarrolló.
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