Sinfónica en ecléctico programa
Por Jaime Torres Gómez
El segundo programa de abono de la Sinfónica Nacional, originalmente
confiado al maestro titular, en su reemplazo estuvo a cargo de Víctor Hugo
Toro, director chileno de destacada trayectoria latinoamericana.
Tal como la presentación anterior, se contempló un ecléctico programa,
dando cuenta de un certero ajuste a la histórica línea curatorial de la
Sinfónica.
Como primera obra, del todo interesante el estreno en Chile de
“Populáricos agitadóricos”, de la joven compositora chilena residente en
Suecia Amalia Garay (1997). Estrenada en Växjö, 2024, el título alude a un
verso de la “Mazúrquica modérnica”, de Violeta Parra, e inspirada en
evocaciones de la Nueva Canción Chilena desarrollada entre los años 70 y
80 del siglo pasado, en parte como expresión de resistencia a la dictadura
militar.
Conforme la explicación previa del maestro Toro, hay directas alusiones a
Víctor Jara y a Violeta Parra, aunque no con citas musicales literales, sino
una abstracción al propósito de homenajear a quienes sobrevivieron a la
represión a través de las artes y la misma resistencia en otras
dimensiones…
Con un orgánico de cuerdas, se trata de una pieza de económica (y
celebrada) duración, con méritos de una eficiente síntesis de las ideas
temáticas, servidas con un logrado pizzicato dominante más una inteligente
utilización del leño, evocando a la guitarra popular. Buen trabajo de
ensamble del director invitado, obteniendo nitidez de voces y completo
ajuste.
Luego, adhiriendo a los 25 años de la Camerata Vocal de la Universidad
de Chile, se ofreció la Misa brevis Sancti Joannis de Deo, Hob. XXII:7, de
Franz Joseph Haydn. Escrita para soprano, coro mixto a cuatro voces y un
pequeño orgánico instrumental, también es conocida como la Kleine
Orgelmesse (Pequeña Misa de Órgano) debido al solo del órgano
extendido en el Benedictus, dándose la única participación solística de una
soprano.
Con precisas indicaciones del maestro Toro, muy destacable la participación
de la Camerata Vocal, con buen ensamble, esmaltado sonido (hermosura de
timbre) y diáfanas transparencias, asimismo, una atenta respuesta del grupo
orquestal. Excelente participación de Carolina Grammelstorff (integrante de
la Camerata), con hermoso timbre y musicalidad.
Como última obra, una vigorosa versión de la Primera
Sinfonía de Johannes Brahms. Cabe señalar que esta es la tercera vez
que se programa en la Sinfónica desde el 2022, no entendiéndose insistir en
programarla nuevamente, habiendo tantas otras obras pendientes por
ofrecer como la Sinfonía en si bemol de Ernest Chausson, la Sinfonía en
Tres Movimientos de Igor Stravinsky, la Sinfonía en do de Paul Dukas, o las
Primera y Tercera Sinfonías de Rachmaninoff, entre muchas…
La Primera de Brahms, considerada como su “Sinfonía Patética” (no
apodada así por el compositor), discurre en una dialéctica de fuerzas
oponentes entre lo trágico y lo amable. Con inmenso oficio
de armonía y orquestación, gran impacto reviste el comienzo con una
arrebatadora invocación del Destino (decisivo protagonismo del timbal),
como sus desarrollos posteriores, de irreprochable coherencia.
Bien enfocada por Víctor Hugo Toro, se destaca una empática adopción de
tempi, buen manejo del rubato, más una enjundiosa exposición de las líneas
melódicas, asimismo, con calibradas progresiones expresivas. No obstante,
en momentos, faltó una mayor dosificación sonora (especialmente en el
segundo movimiento). Muy bien abordado el solemne coral de la sección
central del último movimiento, bien ligado hacia una amable exposición de la
cantinela posterior, como musical contraste ante la impetuosidad del
movimiento. Y atenta respuesta en todo orden de la decana orquestal del
país.
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