domingo, 13 de abril de 2025

 




La Orquesta Sinfónica Nacional y Emmanuel Sieffert en plena interpretación durante el concierto del pasado 11 de Abril en el Auditorio Nacional del Centro Culrural Domingo Faustino Sarmiento. Creditos a la autora del presente comentario.







Homenaje a Lalo Schifrin por la Sinfónica Nacional en el Palacio Domingo Sarmiento

 

DOS ARGENTINOS DE FAMA INTERNACIONAL Y ALTO VUELO UNIDOS POR AMOR AL PAÍS

Martha CORA ELISEHT

 

            Uno de los mejores embajadores que posee la Argentina en materia de música es Lalo Schifrin. Radicado en Estados Unidos desde hace más de 60 años, el autor de Misión Imposible y otros tantos éxitos en materia de música de películas y series se encuentra con una admirable lucidez mental a sus 92 años que le permite seguir trabajando y componiendo. En 2024, el destino quiso que convocara a otro músico argentino de fama mundial para componer una obra: Rod Schejtman, quien, además de pianista, es ingeniero, lo que le permite combinar adelantos tecnológicos con creatividad artística. Ganador del concurso World Vision Composerss Contest en Viena en 2023 sobre compositores provenientes de 32 países, el fundador del programa The Logic behind Music y la compañía The Piano Encyclopedia redefinió los métodos de enseñanza y composición de música en el siglo XXI y ocasionó una auténtica revolución en la materia. Asimismo, fue designado Miembro Correspondiente de Argentina por la Sociedad Bach, siendo el primer argentino que recibe dicha distinción.

            El encuentro entre ambas figuras se produjo en 2024 en casa de Lalo Schifrin en Los Ángeles, donde ambos decidieron componer una sinfonía dedicada a la Argentina y sus valores tradicionales, que combina el talento cinematográfico de Schifrin con la formación clásica de Schejtman. Al escuchar los primeros ocho segundos de música, Schifrin captó perfectamente lo que Schejtman quiso decir y fue el germen que permitió la creación de Viva la libertad, cuyo estreno estaba previsto originalmente para el pasado 5 de Abril en el Teatro Colón, pero que finalmente se estrenó en el Auditorio Nacional del Palacio Domingo F. Sarmiento el pasado viernes 11 del corriente por la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la dirección de Emmanuel Siffert, donde se interpretaron las siguientes obras:

-          “The plot”, de “Misión Imposible”

-          Suite de “Dirty Harry”

-          “Bullit”

-          “Mannix”

-          “Cincinnati Kid”- Lalo SCHIFRIN (1932) 

-          “La magia di vivere”- Rod SCHEJTMAN (1985)

-          Sinfonía “Viva la libertad” (estreno mundial)- Lalo SCHIFRIN/ Rod SCHEJTMAN

Además de la orquesta, durante la primera parte del concierto se presentó un ensamble de jazz formado por los siguientes músicos: Abel Rugantini (piano), Oscar Giunta (batería) y Pablo Motta (bajo eléctrico) para brindar el marco y los matices necesarios de la música de Schifrin. Con un orgánico prácticamente completo, el concertino Daniel Robuschi hizo su aparición sobre el escenario pr la tradicional afinación de instrumentos previa a la llegada del director, quien -fiel a su estilo habitual- encaró con su habitual pasión la interpretación de la música de Schifrin desde los primeros compases de The plot. Con excepción de alguna que otra imperfección en las cornetas, las entradas de los principales grupos de instrumentos fueron muy precisas merced a la impecable marcación de Siffert y ha sido un auténtico regreso a la infancia de esta cronista, quien no se perdía un capítulo de Misión Imposible los sábados por la noche. Lo mismo sucedió con la suite del film Dirty Harry (Harry, el sucio), donde la batería solista marca el ritmo para la entrada de los metales, percusión y cuerdas, que sonaron precisas y brillantes. La labor de Emmanuel Siffert al frente de la Sinfónica fue notable, con gran lucimiento de los percusionistas -especialmente, el solista de claves y marimba- y un excelente solo de batería al cierre de Bullit. Y a pesar de alguna que otra imperfección en los cornos en el desarrollo de Mannix, se vio compensado por el solo de piano final. Por último, las solistas de corno inglés, clarinete y oboe se lucieron en Cincinnati Kid, donde pudo apreciarse el trabajo de Siffert en cuanto a preparación de la orquesta en materia de ensayo y sonido. 

A continuación, la Sinfónica Nacional brindó una bellísima versión de La magia di vivere de Rod Schejtman, obra de carácter romántico que se inicia con un solo de corno inglés hasta que el solista de corno lleva la melodía principal que, posteriormente, es tomada por la orquesta, donde las cuerdas la desarrollan. La labor de ambos músicos fue impecable, logrando un sonido puro y compacto. Fue muy aplaudida y Emmanuel Siffert invitó al compositor -quien se encontraba presente en la sala- a pasar al escenario y explicar la composición de la sinfonía Viva la libertad. Luego de seis meses de ardua labor, se pasó un video durante el intervalo con mensajes de ambos compositores sobre la concepción de la obra.  Por parte de Lalo Schifrin:

“Ha sido una experiencia muy gratificante trabajar junto a Rod a lo largo de estos seis meses. Juntos hemos compuesto una sinfonía dedicada a la Argentina y espero que sea la primera de muchas obras que haremos juntos. ¡Parece que leyó mi mente!”

Por parte de Rod Schejtman: “Nuestro amor por la música y por nuestra patria nos unió en este proyecto histórico. Junto a Lalo Schifrin, hemos vivido seis meses apasionantes, trabajando día y noche desde Los Ángeles, compartiendo ideas y visiones para crear una sinfonía que refleja nuestra profunda conexión con la Argentina. Esta obra no solo es un homenaje a nuestra tierra, sino también una celebración de nuestra visión compartida del futuro de la música clásica”.

 “Esta sinfonía no es solo una obra musical. Es un mensaje. Es una promesa. Es la voz de nuestra Argentina, la voz de un pueblo que, no importa el obstáculo, siempre se levanta y sigue adelante. Junto al Maestro Lalo Schifrin, dedicamos meses de nuestras vidas trabajando día y noche en esta obra. Cada armonía, cada melodía, está impregnada con el amor y la admiración que sentimos por nuestra tierra. Hemos querido rendir homenaje a nuestra Argentina, a su historia, a su gente. Y, sobre todo, hemos querido dejar un legado de esperanza: que la música nos recuerde siempre que lo mejor está por venir.”

El resultado es una sinfonía de alrededor de 35 minutos de duración dividida en tres movimientos, con un orgánico de alrededor de 100 músicos. Se inicia con un glissando a cargo del arpa y prosigue con una melodía en tono menor en cuerdas seguida por la percusión y los metales, de carácter épico y solemne, que alterna con un segundo tema a cargo de las maderas, mucho más dulce y nostálgico. Ambos temas se alternan durante todo el movimiento, donde los compositores demuestran su maestría en materia de orquestación. La coordinación y enjundia de Siffert fueron notables y su temperamento apasionado se puso de manifiesto en el segundo movimiento, mucho más dramático que el primero y cuyo inicio también está a cargo del arpa, seguida por las cuerdas y los metales. Posteriormente, las cuerdas introducen un segundo tema de carácter triste, reforzado por los golpes de timbal -impecable actuación de Marcos Serrano-. Al igual que en el primer movimiento, ambos temas también se alternan con desarrollo in crescendo, que permite el lucimiento de los solistas de los principales instrumentos. El movimiento final abre con un solo de oboe y flauta seguidos por la trompeta y la percusión, de carácter brillante en tono mayor, seguido por los metales y las cuerdas en una variación del tema inicial del primer movimiento. Precisamente, la misma secuencia de 8 notas correspondientes al segundo tema del 1° movimiento es introducida por el corno inglés y desarrolladas por las cuerdas de manera netamente romántica, dando esa señal de esperanza narrada por los compositores. Un solo de arpa y flauta introduce el segundo tema que, posteriormente, es desarrollado por violoncellos, violas, contrabajos y el resto de la orquesta para cerrarlo de manera brillante. Seguidamente, una passacaglia en cuerdas y una fanfarria en metales retoma el tema principal, desarrollado de manera vibrante y majestuosa por la orquesta antes de la recapitulación del segundo tema mediante una serie de variaciones para culminar con un final brillante en acorde fff. La sinfonía no sólo tuvo una buena recepción por parte del público, sino que los intérpretes y el autor se retiraron sumamente aplaudidos. Tal así fue, que Emmanuel Siffert y el ensamble de jazz previamente mencionado tomaron sus puestos sobre el escenario para ofrecer un bis: en un concierto dedicado a Lalo Schifrin, no podía faltar el clásico Misión Imposible, que sonó magistralmente en manos de semejantes intérpretes. Una nueva ovación para poner punto final al concierto.

La única objeción que una tiene para hacer con respecto de este estreno mundial es el nombre de la sinfonía. Según opinión de quien escribe, no parece lo más correcto usar un slogan político para asignarle un nombre a una obra de arte y mucho menos, en un país donde las políticas culturales se hallan en déficit en la mayoría de las jurisdicciones o parecieran brillar por su ausencia

Emmanuel Siffert y la Orquesta Sinfónica Nacional luciendo a pleno en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento. Créditos: a la autora del presente comentario. 




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