miércoles, 18 de octubre de 2017

 

LOS ULTIMOS QUINCE MINUTOS REDONDEARON UNA INTERESANTE TEMPORADA

Buenos Aires Lírica, Temporada 2017: “Ba-ta-clan”, “Chinada” musical en un acto. Música de Jacques Offenbach, Libreto de Ludovic Halévy. Interpretes: Josué Miranda (Fé-ni-han), Agustín Gomez (Ké-ki-ka-ko), Sergio Carlevaris (Ko-ko-ri-ko), Ximena Farías (Fé-an-nich-ton), Natalia Alberó-Jorgelina Manauta-Sergio Vittadini-Juan Feico (Conspiradores).  Diseño de Escenografía: Matías Otalora. Diseño de Vestuario: Denise Massri-Mercedes Nastri. Diseño de Iluminación: Ricardo Sica. Dirección Musical e Instrumentación: Juan Casasbellas. Puesta en Escena: Ignacio-González Cano.  Teatro Picadero, 16 de Octubre de 2017.

NUESTRA OPINION: BUENO.

  Y comenzaron los cierres de temporada. Así comenzamos a darnos cuenta que la corriente temporada va transcurriendo a velocidad inusitada. Y el primer cierre le cupo a Buenos Aires Lírica que en el ámbito del Teatro Picadero ya probado sobradamente con espectáculos fuera y ahora dentro de su abono presentó una fuerte apuesta como es el  virtual estreno entre Ntros. (no exsite registro alguno que certifique que haya ocurrido anteriormente) de “Ba-ta-clan” de Jacques Offenbach con libreto de Ludovic Halevy, obra de 1855 con la que formalmente se inauguró la Sala Bouffes Parisiens.

  Son muy interesantes las notas al programa que aporta Claudio Ratier en lo que hace al contexto de la composición de este trabajo. Los antecedentes previos. La labor del compositor en pos de lograr una sala en donde poder presentar no solo sus trabajos sino también los de noveles compositores Franceses.  También la reseña de que una vez logrado ese objetivo, se le impusieron estrictas condiciones laborales. Ellas (someramente) fueron: Pantomimas y Arlequinadas de Cinco Personajes. Escenas Cómicas o Dialogadas con Dos o Tres Personajes. Escamoteo, Fantasmagoría, Sombras Chinescas . Canciones con uno o dos Ejecutante con o sin Trajes.  El 29 de Diciembre de 1855 tuvo lugar el estreno. La obra contiene todas las formulaciones que Offenbach empleó en sus trabajos. El sarcasmo, el humor ácido e irreverente. La satirización de situaciones de época, ridiculizando a políticos, músicos y celebridades por igual . La burla al género operístico de los cuales el “Bel Canto” y Meyerbeer en particular son los destinatarios principales, ya sea por citas musicales o referencias de los diálogos entre los personajes. También la lucha de un “Pueblo Originario” (China) contra el Expansionísmo Colonial (Francia y la Conquista de Indochina, luego Siam y hoy Vietnam). El libreto trata de diferentes cantantes, músicos, vestuaristas y puestistas de ópera que fueron tomados de rehenes por Fé-ni-han emperador del supuesto imperio de Che-i-noor (para no decir abiertamente que es China). De ahí un Director de Orquesta se convertirá en su “Sosía”. Un vestuarista que será convertido en funcionario (Ke-ki-ka-ko), una soprano que es forzada a convertirse en doncella (Fé-an-nich-ton). Un “Regisseur” que conspirará contra el supuesto emperador con el nombre de Ko-ko-ri-ko, junto a cuatro personas que resultan ser cuatro coreutas de una Compañía Lírica y que buscan desatar las ataduras y retornar a Francia. Todos tienen en común el viajar en gira, los barcos en los que realizan la travesía encallan y son capturados y tomados de rehenes. Una música los une y es el “Ba-ta-clan”, onomatopeya que refiere a “rataplán”, marcha, ataque y  escape. Las máscaras irán cayendo una a una, se reconocerán en situaciones y el escape a Francia se logra, aunque en esta versión el “regisseur” se quedará con el trono (¿Guerra entre la Dictadura de los Directores de Orquesta Vs. La Dictadura de los directores de Escena?).

    Dado las condiciones  que se le impusieron a Offenbach (anteriormente especificadas), el Orgánico instrumental que debió emplear  fue muy reducido y esa partitura se extravió, sobreviviendo una posterior para gran orquesta que aún se mantiene. Los registros de representaciones a nivel mundial nos llevan a seis en las últimas décadas, por lo que aumenta aun mas el interés por la oportunidad en la que se presenta.

  Al igual que en “L’Incoronazione di Poppea” con la que Buenos Aires Lírica abrió la temporada, en “Ba-ta-clan” se efectuó una reconstrucción lo mas ajustada posible de la orquestación original, tarea encomendada a juan Casasbellas, Director del  Coro de la Entidad Organizadora y Director Musical del Espectáculo. Se realizó una traducción y adaptación en castellano de los diálogos. Si bien, Ignacio Gonzalez Cano (Director Escénico) mencionó a quién estaba realizando la tarea en ocasión de su visita al Estudio de “De Paraíso para Usted”, la no especificación en el programa de mano de quién ha hecho esta labor hace que me abstenga de mencionar al o la autora de la labor.

   Entonces entrando ya de lleno en la función que presenciamos junto a Mónica Rossi, digamos que la traducción y adaptación de los diálogos de escena se hizo a una época mas avanzada respecto a la del estreno. Pongo como ejemplo que en “La Boheme” de Puccini, Illica y Giacosa (Responsables de Libreto y Versificación) respetan al máximo el original de Murger, y en el tercer acto, Colline, menciona haber escuchado en una cita al mas alto nivel a M. Guizot, gran político Francés de la época, al que también se refiere Domingo Faustino Sarmiento en sus diarios de viaje, cuando presenció un debate en el Parlamento Francés. Hoy  ese tipo de menciones, salvo en la propia Francia, no son viables por otras latitudes, dado el mayoritario desconocimiento de la historia universal por el común de la gente. La traducción es mayoritariamente lineal, hasta el momento del desenredo de la trama, cuando hace su entrada el “Regisseur” devenido en “Ko-ko-ri-ko” el conspirador, el que es identificado como “Marcel Lombarder” y de ahí al final logra atraer al público al que se lo pudo apreciar muy apático hasta ese instante. Otro tanto ocurrió con la orquestación. Si bien los instrumentos base son los empleados en reducciones orquestales, la inclusión de una batería en lugar de varios instrumentos de percusión interpretados por un percusionista hace que en el marco de la obra la misma no encaje. Recuerdo también cuándo en la apertura el pasado año de la trigésima temporada de “Nuova Harmonía” con  la “Capella Istropolitana” acompañando a Angélika Kirschlager, en la parte de Opereta de esa velada sorprendió el despliegue que llevó a cabo el percusionista del grupo que con base en el timbal desplegó en derredor de este los demás instrumentos, prodigándose con absoluta precisión,  y sumado al ajuste y despliegue del resto se tuvo la sensación de asistir a una función de un pequeño teatro Vienés o del interior Austríaco. También resultó llamativa la inclusión citas de obras de composición posterior a “Ba-ta-clan” (Gershwin por Ejemplo). En esta ocasión, la ubicación del grupo al fondo de escenario y el Director de espaldas a la escena y a ios cantantes llevó a que el inicio fuera muy impreciso y que debieran pasar muchos minutos para que las cosas se acomoden y tomen un cauce normal. La puesta tuvo un marco muy despojado, acorde a las reducidas dimensiones del espacio. Algunos elementos oportunamente ubicados para identificar a París, aunque una París posterior al estreno de “Ba-ta-clan” (la Torre “Eiffel”, el “Moulin Rouge”). Un gigantesco trono imperial con aspecto de haber sido realizado en madera y en cuyo extremo superior del respaldo se proyectó el subtitulado, el que falló en el comienzo y luego se lo hizo sobre un fondo amarillento solo perceptible por los que tuvieran la vista en las mejores condiciones (al menos desde mi posición en un lateral y dada la disposición semi-circular, típica de los picaderos que dan nombre a la sala). La inclusión de cañas (¿Bamboo?), las que eran empuñadas por los conspiradores que le daban forma puntiaguda en su extremo superior, como semejando a las que empuñaban los Vietnamitas del Norte en su lucha de los sesenta  frente al ataque Norteamericano.
  Las marcaciones actorales  de Ignacio González Cano fueron correctas, aunque por momentos en los diálogos se abusó del Argentinismo de “gritar” para lograr una situación hilarante, como así también la caracterización de Fé-ni-han  el supuesto emperador, que apareció cuán el recordado Alberto “Negro” Olmedo haciendo “El Dictador de Costa Pobre”.La iluminación fue muy ajustada y adecuada a la escena y el vestuario y las caracterizaciones tuvieron una resolución impecable.

  Pero hay algo insoslayable, sin  esa traslación a Ntra. Argentina en la parte final en lo que a resolución de la obra se refiere, la misma se hace insostenible, se le nota y mucho el paso de los años (y Siglos) y aunque valorable el importantísimo esfuerzo de llevarla a escena y poderla conocer, vale ese hecho (de conocerla), aunque dudo de la conveniencia de una reposición futura.


   Y por último lo musical. Superado el desacople inicial, la labor de juan Casasbellas al frente del conjunto instrumental tuvo corrección  y  terminó teniendo adecuada conexión con los cantantes, los que se movieron en escena, bailaron y actuaron en forma mas que efectiva. Ximena Farías se lució en lo vocal mas que en lo actoral como la soprano devenida en Fé-an-nich-ton la doncella. Tiene gratísimo tímbre y buenas entonación y  técnica. Josué Miranda como Fé-ni-han no alcanzó la total compenetración con el rol, sobreactuando por momentos, aunque tuvo una correcta línea vocal. Agustín Gómez cómo Ke-ki-ka-ko (o el vestuarista) tuvo buena voz con grato timbre y buen juego de comedia con Farías con quién sobrelleva el mayor peso de los dúos. Natalia Alberó, Jorgelina Manauta, Sergio Vittadini y Juan Feico (miembros del Coro de Buenos Aires Lírica) tuvieron lucimiento como los conspiradores, mas allá de la circunstancia señalada de los “gritos” tuvieron mucha chispa para el momento del desenlace en donde no solo la situación de ·”esclavitud en China”, sino que la de sueldos bajos en la ópera, las puestas, los directores y la complicidad con la Orquesta y su Director en ese tramo lograron meter al público en el bolsillo.

  Dejo para lo último a la figura de la función. Sergio Carlevaris. El valor mas experimentado del elenco, que hizo gala de soltura escénica, desparpajo, presencia vocal y extraordinaria línea de canto para trazar a Ko-ko-ri-ko, el jefe de la conspiración y “Regisseur. Por el los últimos quince minutos del espectáculo cobran vida y le dan un vuelco fundamental. Y es por eso que esos minutos cobran valor y hacen que el balance de esta temporada de Buenos Aires Lírica cierre de manera mas que satisfactoria y nos hagan aguardar con expectativa la temporada futura.


Donato Decina

1 comentario:

  1. Pues a mi no me gustó nada, y el público fue bastante indiferente. Uno saca abnono a una temporada de ópera, y esto parecía un concert de colegio totalmente alejado de la ópera. Esto de buscar nuevos públicos (lombardero) hará que pierdan a los operómanos.

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