UNA POLACA
BIEN TOCADA VALE MAS QUE MIL PALABRAS
Teatro Colón,
Función Extraordinaria en el Teatro Coliseo. Concierto Sinfónico a cargo de la
Orquesta Estable del Teatro Colón, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solista:
Oleg Pishenin (Violín). Programa: Obras de Glazunov y Tchaickovsky. 28 de
Setiembre de 2017.
NUESTRA OPINION: BUENO.
En otra de las actividades que el Colón programó para
sus Cuerpos Estables, se llevó a cabo en
el Coliseo este Concierto Sinfónico ahora con la Estable en el escenario y nuevamente Diemecke en el podio. Programa
Ruso con el Concierto para Violín y Orquesta en La menor, Op. 82 de Glazunov
con Oleg Pishenin (Uno de los Concertinos Titulares de la agrupación) como
solista y la Sinfonía Nº 3 en Re menor Op. 29, “Polaca” de Tchaickovsky como
obra de fondo. A priori apareció en los
papeles como un interesantísimo programa.
En el desarrollo, no todo estuvo en su lugar.
Y el no todo
le cupo plenamente al Concierto de Glazunov. Es evidente que esto se ha programado
muy a último momento. Solo así se entiende como la obra tuvo un inicio tan
flojo, con un sonido muy destemplado y desafinaciones muy notorias. Diemecke y
la Orquesta acompañaron de la forma mas precisa posible, pero mas allá de que
los interpretes se asentaron en algo, la versión alcanzó solo algún grado de
discreción. Una verdadera pena no poder
apreciar en plenitud un trabajo de intrincada escritura y de pasajes de
dificultad a ser resueltos por el solista, sumado a una orquestación
espectacular y el característico brillo “Glazunov” para el cierre de la obra.
Solo un poco de todo eso es lo que se pudo apreciar y no fue suficiente.
Pishenin brindó un “Encore” acometido “al toque”, evitando que se extinguiera
el aplauso de la concurrencia. Fue el célebre Tema con Variaciones de Paganini
que diera lugar a las innumerables variaciones que otros compositores hicieron
a partir de Ellas. Aquí hubo un mejor nivel y por lo menos se llegó a una
culminación decorosa.
En cuanto a la
“Polaca”, discrepo con el Director en cuanto a dos cortes muy precisos que el realiza para su interpretación. Uno en el
primer movimiento con una serie de variaciones del segundo tema, lo que se hizo en forma un tanto
desprolija ya que se notó demasiado el enlace entre el corte y el comienzo de
la coda final de este tiempo. El otro en el quinto y último movimiento, también
en una serie de variaciones aunque algo mas acotado en cuanto a la duración
respecto al primero. Lo mismo ocurrió en la versión que realizara con la Filarmónica
hace dos años en el marco de la integral de sinfonías. Lo que cambió es que con
la Estable consiguió el rendimiento que no tuvo en la ocasión de la integral y
los cortes se hicieron mas que notorios. Y este rendimiento superlativo se
produce con un orgánico (Con Pishenin ya en su puesto habitual de “Concertino”
[en el Concierto la guía estuvo a cargo de Natalia Shishmonina, suplente de
Concertino y Esposa del solista, no se supo el porqué de la ausencia de Freddy
Varela Montero, el otro Concertino titular])
que se “prodigó” en todos los sentidos, alcanzando momentos de un muy
buen colorido musical, ajuste, empaste y notable precisión.
Por lo que
pude apreciar, en ámbos casos las dos Orquestas del Colón armaron los programas muy sobre la
fecha, Filarmónica sin alcanzar su verdadero nivel tuvo una aceptable
prestación, mientras que la Estable demostró en todos sus conciertos sinfónicos
del año estar pidiendo “pista”para una serie de seis a siete conciertos anuales. Su nivel está mas
que garantizado.
Donato Decina
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