martes, 10 de octubre de 2017

NUÑEZ: PLASTICIDAD, BELLEZA, INTELIGENCIA

Teatro Colón, Temporada 2017: Danza: Ballet “La Bella Durmiente del Bosque”, Música: Piotr Illich Tchaickovsky, Coreografía de Mario Galizzi, basada en el original de Marius Petipa y repuesta por Sabrina Streiff. Principales intérpretes:  Marianella Nuñez (Primera Bailarina Invitada del Royal Ballet de Londres) (Princesa Aurora), Federico Fernández (Príncipe Desiree), Ludmila Galaverna (Hada Lila), Nadia Muzyca (Carabosse, Hada Maléfica), Emanuel Abruzzo (Oro), Catalina Jasienowicz (Rubí), Emilia Peredo Aguirre (Diamante), Williams Malpezzi (Pulgarcito), Edgardo Trabalón (Pájaro Azul), Georgina Giovanonni (Princesa Florisse) y resto de roles cubiertos por integrantes del cuerpo de baile. Ballet Estable del Teatro Colón, Directora: Paloma Herrera. Escenografía de Nicola Benois en reposición de Cristian Prego, Vestuario: Anibal Lápiz, Iluminación: Ruben Conde. Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Emmanuel Sieffert. Función del 06 de octubre de 2017.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE


  ¡Por fin!. Al fin una función del Ballet Estable del Colón con todas las de la ley. Como en las grandes noches, cuando los nombres de Bocca, Guerra, Herrera, Cassano, Rosetti, Bazilis, Candal, Neglia, Fontenla, Belfiore, Ferri (Olga por supuesto), y tantos otros mas brillaban con nombre propio en el escenario y hacían las delicias del público. Otra vez mas el Ballet Estable, reponiendo la coreografía de Mario Galizzi basada en Marius Petipa estrenada en 1990 de “La Bella Durmiente del Bosque” con la colosal música de Tchaickovsky. Noche aquella en la que tuve la inmensa suerte de asistir y en la que tres “Etoiles” de excepción bailaron el protagónico un acto cada una: Ludmila Semeniaka, Silvia Bazilis y Eva Evdokimova, para que al salir las tres al saludo final el público prorrumpiera un un solo grito: “¡Bazilis!”, reconociendo en Ntra. Bailarina la memorable faena que entregó en el escenario. Esta función tuvo muchísimo de aquello. La recuperada y legendaria escenografía de Nicola Benois gracias a la labor de Christian Prego. Un soberbio vestuario de Anibal Lápiz acorde a la importancia del evento. La magnífica y siempre ajustada iluminación de Ruben Conde que en todo momento resaltó la escena.  Un recuperadísimo Ballet Estable que empieza a lucir los primeros frutos del trabajo al que Paloma Herrera se abocó desde comienzos del corriente año, con muy buen deambular en el escenario, ajustados movimientos y ajustada técnica. Una imponente concertación de Emmanuel Siefert, sincronizada con el escenario y con un vuelo y profundidad interpretativos de excelencia. De los tramos mas importantes del Ballet, por el destaque que las coreografías brindan, debo destacar a Emanuel Abruzzo como Oro, con excelentes desplazamientos y giros, Catalina Jasienowicz con una muy buena composición de Rubí, Emilia Peredo Aguirre luciéndose como  Diamante. Cuando estos tres interpretes tuvieron sus momentos de conjunto, lo hicieron con total compenetración y cumplimentación y en sus solos lucieron con depuradísima técnica. Admirable composición de Pulgarcito brindó Wiliams Malpezzi con simpatía, desparpajo, plasticidad y altísimo refinamiento, ganándose una merecidísima ovación. Edgardo Trabalón se lució ampliamente como “El Pájaro Azul”, con exquisita técnica en todas sus variaciones y formando una excelente dupla junto Georgina Giovannoni como la Princesa Florisse, la quien también se lució en sus variaciones.

  Vayamos ahora a los Roles principales: Ludmila Galaverna compuso una admirable Hada Lila, muy buenos desplazamientos, excelente actriz, en todo momento lució magnífica figura y depuradísima técnica. Nadia Muzyca compuso una extraordinaria Carabosse, maléfica, dantesca, de muy buena técnica y soberbia presencia escénica. Federico Fernández fue no solo el Príncipe Desiree, sino que fue “El Partenaire”, siempre conectado con la protagonista, ha registrado además un notable crecimiento profesional, depurando su técnica, desplazándose con total comodidad en escena y transmitiendo todo el sentimiento de atracción hacia Aurora, cristalizándolo en una magnífica actuación en la escena del beso que rompe el hechízo.

  Y para el final la estrella. Marianella Nuñez descolló en escena. Simpatía, refinamiento, técnica, desplazamientos formidables, actuación soberbia, haciendo creíble su criatura en todo momento. Fue una Aurora de antología y le arrancó al público ovaciones como hace rato no se escuchaban en funciones con un ballet integral. Fue el centro absoluto y lo justificó con creces.

  Ojalá esta opinión que hoy vierto se siga repitiendo a futuro. Necesitamos al Ballet Estable recuperado a pleno. Y necesitamos la vuelta de títulos maravillosos. “Don Quijote” y “Coppelia” deben volver a escena cuanto antes. 


Donato Decina

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