Excelente transmisión por streaming de “MACBETH”
desde el Metropolitan
PERFECTA CONJUNCIÓN
ENTRE DRAMA Y BEL CANTO
Martha CORA ELISEHT
De las numerosas óperas de Giuseppe
Verdi basadas en obras de William Shakespeare, el Metropolitan Opera House de
New York ofreció el pasado jueves 3 del corriente una transmisión por streaming de MACBETH correspondiente a 2014 que contó con puesta en escena de
Adrian Noble, escenografía y vestuario de Mark Thompson, iluminación de Jean
Kalman y coreografía de Sue Leston, con el siguiente reparto: Željko Lučič (Macbeth), Anna Netrebko (Lady Macbeth), René Pape (Banco), Joseph Calleja (Macduff), Noah Baetge (Malcolm), Claudia Waite (Dama de Lady Macbeth), Seth Wilkin (Heraldo), Christopher Job (Mensajero), James Courtney (Médico), Richard Bernstein (Asesino), Raymond Renault (Duncan, rey de Escocia), Moritz Linn (Fleance, hijo de Banco) y los
siguientes cantantes que interpretaron las Apariciones:
David Crawford (Guerrero), Ashley
Emerson (Niño ensangrentado) y Morgan
White (Niño coronado). La dirección
orquestal estuvo a cargo de Fabio Luisi; la coral, de Donald Palumbo y la
presentación, de Anita Rachelvitsvilli.
MACBETH
es la décima ópera de Verdi y la primera compuesta sobre dramas de
Shakespeare con libreto original de Francesco María Piave en 1846. Su autor se
refería a ella como “He aquí este
Macbeth, el cual amo más que todas mis otras óperas”. Luego del suceso de ATTILA, se dedicó de lleno a la
composición de MACBETH por encargo
del Teatro della Pergola de Florencia
–sala donde se estrenó en Marzo de 1847-
y produjo una auténtica innovación. En vez de contener los cánones de la
ópera italiana de aquel entonces (recitativos, arias, números concertantes,
ballet), Verdi creó un auténtico drama musical en 4 Actos, que conjuga bel canto y arias de coloratura con
escenas trágicas –acorde a la obra original del dramaturgo inglés, pero con
algunos cambios, como el Coro delle
Streghe en vez de las Tres brujas shakesperianas y el Coro de Bardos, que refleja la victoria sobre el tirano-. Ahí es
donde radica su originalidad y marca un punto de quiebre. Tuvo un suceso
rotundo y fue revisada en dos oportunidades: 1847 y 1865. Si bien esta última
fue un fiasco y cayó rápidamente en el olvido hasta después de la Segunda
Guerra Mundial, es la que se representa actualmente.
En la presente versión, Adrian Noble
redujo los 4 Actos originales a 3 -o mejor dicho, sólo hubo dos intervalos:
entre el 1° y 2° Actos y entre el 2° al 3°- con una puesta en escena ágil, logrando los
numerosos cambios de escena mediante paneles o bajada de telón. También se
emplearon figurantes para trasladar los diferentes elementos (mesas, manteles y
sillas) y lámparas que descendían del techo para iluminar las escenas en
palacio. El efecto de representar el sonambulismo de Lady Macbeth dando pasos a medida que se iban colocando las sillas
estuvo muy bien logrado, al igual que las burbujas iluminadas por una luz verde
fosforescente –dentro de las cuales estaban las apariciones de la gente que Macbeth
mandó a asesinar oportunamente-. Las mismas emergían desde el piso mediante
efecto humo o descendían desde el techo a medida que el Coro de Brujas se reunía en el bosque para leer el oráculo. El
vestuario creado por Mark Thompson para esta ocasión fue moderno, pero con
colores simbólicos (negro para Macbeth, verde
militar para Banco, Malcolm y Macduff) y negro con cuello rojo para el
rey Duncan; gris para Lady Macbeth y para el momento de la
coronación de su esposo, rojo). Ambos lucirán camisa blanca manchada de sangre
una vez cometido el asesinato de Duncan, al
igual que Banco cuando aparece como
un espectro ante Macbeth tras ser
asesinado. Para la coronación, tanto el Coro como el ballet lucen frac y
vestidos largos de gala, mientras que las Brujas
y los campesinos, colores oscuros y austeros. Los asesinos aparecen
vestidos de negro y las huestes de Malcolm
y Macduff, verde militar,
mientras que el médico usa delantal blanco. El claroscuro en materia de
iluminación hizo el resto.
Un enérgico y temperamental Fabio
Luisi dirigió de manera impecable a la Orquesta Estable de la institución,
logrando una excelente marcación de los tempi
en el característico dramatismo verdiano. Antes de comenzar cada Acto, el
público lo aplaudió calurosa y enérgicamente. El director italiano no sólo es
un asiduo invitado del Met, sino también un experto en Verdi y lo demostró con
creces. Asimismo, Donald Palumbo realizó un magnífico trabajo con el Coro, que
juega un rol trascendental en toda la ópera, ya que abre con la cavatina y cabaletta de las Brujas
(Streghe) (“Che faceste?... Dite su” y
“Sallontanarono!
–N’accozzeremo”), sigue con el Sexteto
al final del 1° Acto (“Schiudi,
inferno, la bocca ed inghiotti”) y continúa con el Coro de Sicarios en el 2° Acto (“Chi
y’impose unirvi a noi?”). Posteriormente, participa en la escena de la
coronación de Macbeth (“Salve, o Re”- Voi
pur salvete”) y en la 1° escena del 3° Acto, donde el coro de brujas (Streghe) debe leer el oráculo (“Tre volte miagola la gatta in fregola”) y
luego de las apariciones (“Fuggi, regale
fantasma”). Por último, abre el 4° Acto (“Patria
oppressa! Il dolce nome”), participa de la cabaletta entre Maslcolm y
Macduff (“La patria tradita”) y cierra la ópera (“Vittoria” Vittoria!”). Una
labor muy destacada y una preparación magistral.
Si bien es una ópera donde hay
varios roles secundarios que son importantes, las intervenciones de los
cantantes son muy breves. Por lo tanto, todos los han interpretado muy bien y
vale la pena destacar el papel del tenor Noah Baetge como Malcolm, quien es el auténtico heredero al trono y por lo tanto,
juega un rol trascendental pese a ser un personaje secundario. Posee dos arias
que son trascendentales junto a Macduff
(“La patria tradita” y “Vía le fronde
e mano all’armi!”) y tuvo un muy buen desempeño vocal e histriónico.
Dentro de los roles principales, el
tenor Joseph Calleja encarnó un soberbio Macduff.
El maltés se lució desde su participación en el 1° Acto (“Di destarlo per tempo il re m’impose”) y
en el ya mencionado Sexteto, al igual
que en el Cuarteto final del 2° Acto (“Sangue a me quell’ ombra chiede”). Pero
sus arias más importantes se dan en el 4° Acto (“O figli! Figli miei!... Alla paterna mano”), donde hubo una
ovación del Met luego de haber finalizado la misma. Lo mismo sucedió con la ya
mencionada cabaletta junto a Malcolm. Por su parte, René Pape
descolló al interpretar un Banco de
antología desde su primer dúo junto a Macbeth
en el 1° Acto (“Giorno non vidi mai
si fiero e bello” y “Due vaticini
compiuti or sono”…) y al presentir el asesinato de Duncan (“O, quale orrenda notte”). Su aria en el 2° Acto fue
magistral, ya que se da cuenta que va a morir y pretende salvar a su hijo (“Studia il passo, mio figlio”… “Comme dql
cel precipita”). Tras su muerte, aparece con una camisa blanca
ensangrentada como el espectro que enloquece a Macbeth durante su coronación y cuando visita al Coro de Brujas para que le lean el
destino. Una actuación sobresaliente, al igual que la del barítono Željko Lučič
en el rol principal. Independientemente de ser otro invitado permanente del
Met, se destacó de entrada en los dúos y cavatinas
anteriormente mencionados, al igual que junto a Lady Macbeth, quien lo seduce para tramar su funesto plan (“Sappia, la mia sposa”; “Fatal, mia donna!
Un murmure”…”Allor questa voce m’intesi nel petto” y la cabaletta “Vieni altrove! Ogni sospetto”). Una
actuación estupenda, donde el croata brilló sobre el escenario luego de cometer
su crimen mostrando sus manos teñidas de sangre. Pero fue magistral durante el
2° Acto tras la aparición del espectro de Banco
(“Tu di sangue hai brutto il volto”;
“Fuggi! Fuggi, orrible fantasma!”). Lo mismo sucedió luego de las apariciones en el 3° Acto (“Finché appelli, silenti m’attrndete”) hasta
que se recupera (“Ove son ió?...
Svaniro!”) y se reencuentra con Lady
Macbeth para tratar de matar a Macduff
(“Ora di norte e di vendetta!”). Por último, se lució en el 4° Acto (“Perfidi!
All’anglo contro me v’unite!”… “Pietá, rispeto, amore”) hasta que le
anuncian que su esposa está muerta tras haber enloquecido (“É morta la Regina!”). Como no podía ser de otra manera, la
ovación del Met fue total tras haber finalizado la obra.
Anna Netrebko posee una voz única:
caudalosa, rica en matices, agudos insuperables y en este caso, una coloratura
soberbia que le permitió alcanzar sin dificultades las exigencias de la
partitura. Apareció recostada en una postura sumamente sexy luego de haber
recibido una carta por parte del Mensajero antes de su primera cavatina (“Nel di della vittoria ió
l’incontrai”… “Vieni! T’affreta”) hasta el encuentro con su esposo para dar
su cabaletta recostada sobre el piso (“O tutti sorgete, ministri infernali”). Sus
excelsos agudos y su actuación fueron sublimes. Es muy difícil encarnar un rol
tan complejo, y encima, hacerlo recostada, lo que le valió la ovación por parte
del público al finalizar la misma. En el encuentro con su esposo trama su
maléfico plan (“O, donna mia! Caudore!”).
Se lució junto a Željko Lučič en los dúos anteriormente mencionados y al
inicio del 2° Acto (“Perché mi sfuggi, e
fiso”… “La luce langue… il faro spegnesi”), donde su desempeño fue
estupendo. Lo mismo sucedió en el aria y brindis de la coronación (“Che ti scosta, o re mio sposo”), en los
dúos ya mencionados hasta llegar a la escena del sonambulismo del 4° Acto (“Una macchiaé qui tuttora… maledetta!”), donde
su escena de la locura y su obsesión por lavar sus manos teñidas de sangre fue
magistral. El teatro deliraba luego de cada una de sus interpretaciones y la
ovación final fue sostenida.
Cuando se brindan versiones de una
calidad excelsa como la presente, es maravilloso poder recrear un clásico de
Shakespeare en versión lírica mediante una perfecta conjunción de drama y bel canto. Sólo el genio del humilde paesano de Roncole pudo haber logrado una fusión tan perfecta con
el mago de Stratford on- Avon.
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