sábado, 13 de agosto de 2022

 

Muy buen concierto de apertura del ciclo de sinfonías de Scriabin en el CCK

 

HERMANADOS A TRAVÉS DE LA MÚSICA

Martha CORA ELISEHT

 

            Parece mentira que dos pueblos con una cultura ancestral y milenaria como Rusia y Ucrania sean protagonistas de una guerra absurda (como todas las guerras, según opinión de quien escribe) que parece no tener fin en estos tiempos que corren. Independientemente de compartir una historia y tradiciones en común, han brindado a la humanidad una riquísima producción en materia musical. Precisamente, cuasi en las antípodas desde el punto de vista geográfico, la Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata/ Centro Provincial de las Artes ofreció el pasado jueves 11 del corriente un concierto con obras de compositores rusos y ucranianos en la Sala Sinfónica -Auditorio Nacional- del Centro Cultural Kirchner (CCK) en forma conjunta con el Coro Estable de dicho teatro y la participación de los siguientes solistas: Guadalupe Barrientos (mezzosoprano) y Santiago Bürgi (tenor). La dirección orquestal estuvo a cargo de Andrés Dos Santos y la del coro, de Hernán Sánchez Arteaga, en un programa compuesto por las siguientes obras:

-          Obertura de “TARAS BULBA”- Mykola LYSENKO (1842-1912)

-          Danzas Polovtsianas de “EL PRÍNCIPE IGOR”- Aleksandr BORODIN (1833-1887)

-          Sinfonía n°1 en Mi mayor, Op.26- Alexander SCRIABIN (1872 -1915)

Con motivo de cumplirse el 150° aniversario del nacimiento de Scriabin, la Orquesta Estable del Teatro Argentino de la Plata ha decidido brindar un ciclo de la obra sinfónica completa de este gran compositor ruso, que se interpreta en forma esporádica en la Argentina. Que una recuerde, sería la primera vez que se ofrece un Ciclo Scriabin en el país, ya que sus cinco sinfonías se presentaron en alguna oportunidad en los programas de conciertos (la Sinfonía n°2 fue interpretada por la Filarmónica en 2017 y el Poema del Éxtasis (Sinfonía n°4) en 2018, bajo la magistral dirección de Alejo Pérez). La idea es brindar una sinfonía por mes dentro de los meses siguientes; por lo tanto, este ciclo culminaría en Diciembre.

Ante la consabida ausencia de programas de mano, Andrés Dos Santos se dirigió al público para explicar las obras comprendidas en el programa y brindar una breve reseña sobre los compositores. Mykola Lysenko es el gran representante del nacionalismo musical ucraniano. Alumno de Reinecke, Wenzel y Richter en el Conservatorio de Leipzig, comenzó su carrera musical recopilando canciones folklóricas de su tierra natal y la música incidental del poema nacional KOBZAR, de Schevchenko. Posteriormente, estudió composición con Rimsky- Korsakov en San Petersburgo entre 1874 y 1876 y se desempeñó como pianista y director de orquesta. De regreso en Kiev, trabajó junto con su primo -Mikhail Starystky- para transformarse en los fundadores del teatro musical ucraniano. Compuso varias óperas, de las cuales, TARAS BULBA es la más conocida y data de 1880, con libreto de Starytsky sobre la obra homónima de Nikolai Gogol. La composición de esta obra duró 10 años y su obertura se inicia con una fanfarria a cargo de los bronces, seguida por la percusión y las cuerdas. Su línea melódica data del período romántico tardío y la versión ofrecida por la agrupación sinfónica fue muy buena desde principio hasta el final, con una excelente marcación y precisión por parte de Dos Santos. Se escuchó una orquesta muy bien afinada y afiatada, con un sonido puro y compacto.

La velada continuó con una monumental versión de las celebérrimas Danzas Polovtsianas de EL PRÍNCIPE IGOR, de Borodin. Debido a la muerte del compositor en 1887, la ópera quedó inconclusa y fue terminada y orquestada por Nikolai Rimsky- Korsakov y Alexander Glazunov. Las danzas representan el fragmento más conocido de la ópera y suceden en el 2° Acto, cuando se celebra un banquete preparado por el Khan Kontchak -gobernador de los polovtsianos- y se inicia con un Andantino en 4/4 en La mayor, para seguir con el coro femenino en la Danza deslizante de las doncellas rusas, donde las muchachas evocan el recuerdo de su tierra natal tras haber caído prisioneras y reducidas a la esclavitud a manos de las huestes de Kontchak. Al Andantino de las doncellas le sigue un poderoso Allegro vivo en 4/4 en Fa mayor, en alabanza al Khan a cargo de los hombres, que prosigue con un Allegro en Re mayor en ¾ (Danza general), donde el redoblante, la percusión, las maderas y las cuerdas se ensamblan en un poderoso tutti frenético para desembocar en la Danza de los jóvenes y de los hombres (Presto en Re menor, 6/8). Luego, se alternan las voces en forma entrelazada entre la Danza deslizante de las doncellas y la de los hombres (Moderato alla breve, 2/2) para recapitular con la repetición de la Danza de los jóvenes y de los hombres hasta culminar con el impactante Allegro con spirito final en 4/4 en La mayor, donde la orquesta y el coro deben sonar de manera unánime, potente y equilibrada a la vez. Precisamente, Dos Santos ofreció una de las mejores versiones de esta famosísima página que esta cronista recuerde respetando lo manifestado en el párrafo anterior. Por su parte, el Coro del Teatro Argentino de La Plata estuvo muy bien preparado, con entradas muy precisas, respetando el canon a 4 voces en las danzas de las doncellas y de los jóvenes y los hombres. El público estalló en aplausos una vez finalizada la obra.

Tras una breve pausa, tanto músicos como coreutas tomaron sus puestos para interpretar la Sinfonía n°1 en Mi mayor de Scriabin. Denominada también por su autor “Gloria al Arte” posee 6 movimientos (Lento/ Allegro dramático/ Lento/ Vivace/ Allegro/ Andante), que narran las diferentes emociones de la vida de un artista (inspiración, amor, frustración, pasión, tormento, sufrimiento, gloria). Fue compuesta entre 1899 y 1900 y es la única de todas sus sinfonías que lleva coro y solistas. El 1° movimiento  (Lento) comienza con un Andante ondulante en Mi mayor en cuerdas, que debe sonar imperceptible para luego, ir in crescendo hasta el acorde -a cargo del arpa y del corno- que da comienzo al tema principal mediante un solo de clarinete -con claras reminiscencias del Amanecer y despertar de Siegfried y Brünhilde de EL OCASO DE LOS DIOSES, de Wagner- que luego, es tomado por las cuerdas para dar paso a un segundo tema -que se repite en el Andante final, típicamente ruso, introducido por la flauta-. Lamentablemente, hubo un desliz en el solo de corno inicial y el Andante ondulante sonó algo más fuerte de lo debido, pero que fue rápidamente subsanado merced a la profesionalidad de los músicos. Muy bien el solo de violín en el 2° tema del 1° movimiento -a cargo del concertino Nicolás Favero-, al igual que el desempeño de las maderas, las cuerdas y los solistas de las principales secciones de instrumentos. Los ronces y la percusión se lucieron en el 2° movimiento (Allegro drammatico) y en el cantábile del 3° movimiento, mientras que las cuerdas, el xilofón y las trompetas hicieron lo suyo en el 4° y 5° movimientos para llegar al Andante final, donde la envolvente voz de Guadalupe Barrientos abrió el juego (“Oh, imagen maravillosa del divino/ pura armonía del Arte!”) seguida por Santiago Bürgi, quien retornó al país después de haber vivido mucho tiempo en Europa y brindó una muy buena actuación. Su voz sonó melódica y potente en su aria y en el canon junto a la mezzosoprano. Y una vez más, el Coro volvió a brillar en el imponente canon a 4 voces, luego de la actuación de los solistas (sopranos/ contraltos/ tenores/ bajos), mientras la orquesta suena de manera triunfante y marcial hasta llegar a la capitulación final. Un muy buen trabajo en conjunto entre orquesta, solistas y coro para un final a todo trapo.

Es una pena que no haya programas de mano para conocer un poco mejor a los intérpretes, porque hubo solistas instrumentales de excelente nivel cuyos nombres quedan en el anonimato en la mayoría de los casos. De todas maneras, una está agradecida que algún funcionario de Cultura haya tomado la iniciativa de brindar la obra sinfónica de Scriabin en forma integral y de hacer innovación en el repertorio. Esto también permitió ahondar en la biografía de Lysenko -un compositor desconocido en nuestro medio- y poder apreciar su obra. En medio de tanto chauvinismo como consecuencia de la guerra ruso- ucraniana, también ha sido genial poder demostrar cómo los pueblos que poseen una rivalidad ancestral pueden estar hermanados mediante la música.  

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