sábado, 15 de abril de 2023

 

LA FILARMONICA EN UN PROGRAMA SOBRECARGADO

 

Teatro Colón, temporada 2023. Tercer concierto de abono del ciclo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Director: Alpesh Chauhan. Solista: Eduardo Vasallo (Violonchelo) Programa: Obras de Golijov y Bruckner. 14 de Abril de 2023.

 

NUESTRA OPINION: BUENO

 

  Un programa de extraña formulación, por momentos sobreexigido, debió afrontar la Filarmónica de Buenos Aires en su tercer concierto de abono de la presente temporada. Combinar una obra de Osvaldo Golijov con un verdadero “Pezzo Grosso” de la música como lo es la octava sinfonía de Anton Bruckner no es cosa habitual. Aquí sí ocurrió y el balance de lo escuchado da por conclusión que son obras que debieron transcurrir por andariveles distintos, esto es, que la Octava de Bruckner por su envergadura, esfuerzo de preparación y complejidad para la concertación debió haberse interpretado sola y como “Azul” para Violonchelo, ensamble obligado y orquesta es una obra que aunque tenga menor duración también contiene una gama de desafíos interpretativos, no cabe duda entonces que para preparar ambas se sacrificaron muchos detalles que pesaron en el resultado final, sobre todo en Bruckner.

 

  El programa fue confiado al joven director inglés de ascendencia hindú Alpesh Chauhan, también violonchelista formado en este caso por quien fuera el solista en esta velada: Eduardo Vasallo. Estudió dirección de orquesta cor el gran Stanislav Skrowaczewski , fue promovido por directores de la talla de Andris Nelsons y Edward Gardner en la Sinfónica de Birmingham en la que su Maestro de instrumento es el solista de Violonchelo. Cuenta actualmente con un interesante currículum que lo señala en la posición de Director Musical de la Opera de Birmingham y presentaciones como invitado al frente de agrupaciones de la magnitud de la Filarmónica de Londres   

 

  Comencemos por la parte final. La Octava de Bruckner es una composición de largo aliento dedicada al Emperador Francisco José en momentos en que soplaban aires de guerra entra el Imperio Austro-Hungaro y Rusia que dieron lugar a una entrevista entre el Emperador y el Zar Alejandro III en Olomuc (también conocida como Olmutz), la que culminaría en un acuerdo que permitió la distensión entre ambas partes. El marco de tensión que se palpita desde el comienzo de este trabajo que promedia según los criterios de los Directores de 75 a 80 minutos de duración, va dando paso  a acordes de fanfarrias, desarrollo discursivo y una pesante recapitulación que deja entrever la angustia que en Bruckner provocaba ese estado de cosas.  Ya entrado de lleno en el segundo movimiento, el compositor describe en música a un simpático personaje de la campiña austríaca: Miguel. La imagen que los compases sugieren es la de que Miguel actúa como un correo. Va hacia Olomuc para saber del resultado de esa entrevista y volver a su terruño para comunicar lo que sucede a los demás. El tercer movimiento nos trae la que acaso sea la más perfecta composición Bruckneriana: un gran Adagio en donde  el creador de Sankt Florian logra plasmar en el pentagrama sus dudas, temores y acaso dejando lugar a una luz de esperanza. El cuarto hace retornar el clima de tensión del primer movimiento con algunas recapitulaciones hasta llegar a una inmensa y apoteótica coda final que describe la felicidad por el resultado final de la entrevista y la imagen de que Miguel correrá de regreso para dar la buena nueva a los suyos. Todo este programa y la música que emana requiere concentración, preparación, inclusión de instrumentos poco usados en una sinfonía como las tubas wagnerianas (justamente es Bruckner quien más las ha empleado) y , fundamentalmente, los tempi elegidos por el conductor de orquesta para que el mensaje musical llegue de la mejor manera posible. Momentos como en el primero de los movimientos que deben a mi entender transmitirse en lento, otros como en el segundo que exigen “canto” pleno o en el tercero en donde las arpas juegan un pasaje de inusitada belleza y un cierre que debe contener suma enjundia. La versión de Chauhan a mi entender tuvo logros parciales. Ignoro si los tiempos de preparación del programa influyeron para que el resultado haya sido ese. Hubo tensión en el primero de los tiempos, aun cuando hubo pasajes de tempi muy rápido. Muy lograda resultó la sección central del segundo movimiento, mientras que en el tercero fue donde se plasmaron los mayores logros. El cuarto con su imponente coda final no alcanzó en esta versión a describir de modo imponente el triunfo de la paz como resultante de la célebre entrevista. Hay al menos tres versiones de la obra, Bruckner era muy inseguro y proclive a aceptar opiniones acerca de reelaboraciones incluso en demasía, por lo que a la inicial de 1887 le siguieron más ajustes en 1890 y la definitiva de 1892. Si bien la información del programa de mano no incluyó cual fue la versión empleada, entiendo que se trató de la definitiva,  editada por la casa Leopold Nowak que es la que  la Sociedad Internacional Bruckner acepta.

  “Azul” es una densa partitura de Osvaldo Golijov que lleva un violonchelista solista, un conjunto “obligado” en donde resaltan abundante percusión, un acordeón (aquí llamado “Hiper Acordeón) y efectos electroacústicos. Posee cuatro movimientos, los dos primeros “Paz sulfúrica” y “silencio” de carácter profundamente reflexivo, con momentos de corte minimalista en donde el Violonchelo interpreta de manera reiterada una breve melodía que es sostenida por el acordeón. Esta melodía es amplificada por el dispositivo electroacústico mientras que la percusión aporta elementos que resaltan la música. La orquesta surge con momentos de potentes intervenciones. El tercer movimiento “Transit” muestra una evolución desde lo minimalista hacia momentos más agiles y plenamente discursivos, que se ven plenamente expuestos en el cuarto: “Yrushalem” en donde aquí sí se destaca la percusión con elementos de raigambre popular empleados en el folcklore de medio oriente como el “Derbake”  (tambor muy popular en las melodías danzadas). Acaso sea este último tiempo el que muestre el rostro musical más conocido de Golijov, el de las danzas y ritmos israelíes y el que mejor graficó en música a la región del Levante. Aquí hubo un perfecto entendimiento de todos desde la gran labor solista de Eduardo Vasallo, pleno de musicalidad, quien al concluir la obra y tras sostenidos aplausos le ofrendo al público un Bach de exquisita factura, un solvente desempeño de percusionistas capitaneados por Christian Frette, junto al trabajo electroacúsitico y del acordeón, puntales fundamentales para el sostenimiento de la interpretación. Junto a ellos, la Filarmónica guiada por Chauhan con solvencia (evidentemente se siente cómodo en este repertorio) lució sumamente ajustada con ataques muy precisos y en ningún momento registro excesos.

 

  A la hora de planificar se debe recordar que el esfuerzo debe ser dosificado. Aquí lo hubo en exceso y se notó.

 

Donato Decina

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