ACERTADO ENFOQUE DE
URLEZAGA PARA UN RETORNO MUY ESPERADO
Teatro
Argentino de La Plata, temporada 2023. Ballet: “Romeo y Julieta”, en tres actos
basada en la obra teatral de William Shakespeare con nueva producción escénica. Música: Serguei
Prokofieff. Coreografía: Iñaki Urlezaga. Intérpretes: Julieta Paul (Julieta),
Bautista Parada (Romeo), Valentín Fernández (Mercucio), Emanuel Gómez (Benvolio),
Martín Alcaraz Quintana (Teobaldo), Paula García Brunelli (Sra. Capuleto),
Christian Pérez (Sr. Capuleto), Paula Elizondo (Sra. Montesco), Matías Romano
(Sr. Montesco), Sebastián Huici (Príncipe de Venecia), Cecilia Mattioli
Zartmann-Aldana Jimenez-María Belén Burghi (Prostitutas), Gabriela Amalfitani
(Nodriza), Lisandro Casco (París), Eugenio Grassi (Fray Lorenzo). Escenografía:
Sergio Massa (Realizada en talleres del Centro Provincial de las Artes, Teatro
Argentino de La Plata), Vestuario: Mariano Toffi, Iluminación: Roberto
Traferri, Diseño Audiovisual: Iru Landucci. Ballet Estable del Teatro Argentino
de La Plata, Dirección: Leandro Ferreira Morais. Orquesta Estable del Teatro
Argentino de La Plata, Dirección: Diego Censabella Farré. Función de 02 de
julio de 2023.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO
Se eligió un
título convocante y acorde con el retorno a casa luego de tantos años sin dar
pasos en su escenario: “Romeo y Julieta”, con la inmortal música de Serguei
Prokofieff (a quien además se homenajea a 70 años de su desaparición física) y
una nueva visión, en este caso la de Iñaki Urlezaga, tantas veces protagonista El
y ahora coreógrafo. No pudo ser más acertado. Por el lleno prácticamente total.
Por la participación integra de figuras de la casa, las que estuvieron a tono
con el espectáculo y por la estupenda visión de Urlezaga de la historia basada
en Shakespeare.
La concepción del querido Iñaki hace hincapié
en las emociones, incluso en las de
personajes secundarios cuya actuación es muy reducida en otras versiones. Con
un comienzo con tremendas trifulcas en la plaza de Verona entre Capuletos y
Montescos, el Principe de Venecia convoca a las cabezas de ambas familias a
deponer las armas y reconciliarse. Mientras los caballeros simulan
diplomáticamente hacer lugar a esa solicitud, las damas no ocultan su relajo y
desprecio. Cuando en la fiesta de quince años de Julieta aparecen con el rostro
cubierto Romeo y sus amigos para hacer sus correrías, Teobaldo lleno de furia
sale a buscarlos mientras el padre trata de detenerlo y cumplir así con el “pacto
de no agresión”. Ello no será impedimento para que imponga a París, amigo de
Teobaldo, como novio prometido de la adolescente, con la aquiescencia de su hijo
y de su esposa. El “flechazo” que Romeo provoca en la joven, hace que ésta, al
serle impuesto Paris como novio, lo rechace de inmediato. Llegará el romance y
lo consabido, el retorno a las provocaciones y las luchas, las muertes de
Mercucio y Teobaldo, y aquí una vuelta de tuerca: la desesperación de la Sra.
Capuleto por su hijo muerto, el reproche encendido a Romeo mientras su esposo
pareciera ver un héroe en su difunto hijo y posteriormente darse cuenta ella de
que algo grave pasa en Julieta, que de una joven fresca e inocente se va
convirtiendo en una mujer férrea defensora de su amor con su rechazo permanente
a París , por lo que esa boda sería inconveniente. Sumado a ello, una espectacular
caracterización de Mercucio, el fiel amigo. Gertrudis cómplice y confidente de Julieta, más
que una nodriza, y un Fray Lorenzo guardián como nunca del amor secreto. Todo
esto lleva a ver las cosas desde una óptica diferente, más allá de que el final
sea el mismo, aportándole mayor interés
al espectador por esta historia.
El Teatro Argentino desarrolló en sus
talleres una realización escénica de época a cargo de Sergio Massa, la que si
bien fue efectiva conllevó el eterno problema de que desde los costados no pudiese
percibirse en su totalidad, restándole visual a los espectadores que debieron
ubicarse por el orden de llegada en esas posiciones. La misma fue realzada con imágenes
de fondo de paisajes del ambiente de Verona del mil quinientos efectuada por
Iru Landucci. Completó la escena una correcta iluminación de un especialista
como Roberto Traferri.
El cuerpo de baile platense, dirigido por
Leonardo Ferreira Morais lució muy ajustado y fue justamente aplaudido por el
público. En cuanto a la Orquesta Estable bajo la Dirección de Diego Censabella,
acompañó de modo muy correcto, más allá de algunas imprecisiones que pudieron
apreciarse.
Yendo a los protagonistas, los analizaremos
por sus intervenciones de menor a mayor. Sobrio el príncipe de Sebastián Huici,
Un Fray Lorenzo sumamente bien caracterizado por Eugenio Grassi. Desenfado y
espontaneidad en el trío de prostitutas que compusieron Cecilia Mattioli
Zartmann, Aldana Jimenez y María Belén Burghi. Entrañable actuación de Gabriela
Amalfitani como Gertrudis la Nodriza, confidente y cómplice de Julieta con
estupenda gestualidad. Lisandro Casco compuso a un París al que no pareció importarle
el rechazo de Julieta. Ignoro si así le fue marcado. Paula Elizondo y Matías
Romano compusieron correctamente a los esposos Montesco. La primera se llevó las
palmas con la expresividad en el rechazo a los Capuleto. Emanuel Gómez fue un
correcto Benvolio, dando siempre el pié escénico en cada situación. Christian Pérez
como el Sr. Capuleto dio el punto justo de su personaje siendo el hombre que hace
y deshace a su antojo. Como contrapartida, Paula García Brunelli fue una
formidable Sra. Capuleto con una composición inmejorable de la atribulada
mujer. Pocas veces se halló tanta expresividad para un rol de flanco.
Espectacular dupla conformaron Valentín Fernández con un soberbio Mercucio ,
chispeante, pleno de desparpajo, gracia y despliegue y su antagonista, Martín
Alcaraz Quintana con un arrogante y soberbio Teobaldo que canallescamente asesina
al primero por la espalda. Es una pena que el programa de mano no consigne
quién tuvo a su cargo la instrucción de esgrima, la que fue excelente a todas
luces, descollando en ello ambos bailarines.
Bautista Parada fue un muy buen Romeo,
deslumbrado y pleno de amor por Julieta, que debe huir de Verona para no complicarla a Ella. Gran
despliegue tanto desde lo físico como lo actoral, con una plena conexión con su
compañera. Justamente, la gran heroína de la noche fue Julieta Paul con una
descollante Julieta a partir de una plena entrega. Fue adorable criatura adolescente
en el comienzo, férrea mujer al final, decidida a correr el mismo destino que su
amado, coronando de este modo una labor consagratoria.
La euforia final del público estuvo plenamente
justificada tras recibir un noble producto surgido de la creatividad de Iñaki Urlezaga.
Donato Decina
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