domingo, 7 de mayo de 2017

EL REEMPLAZO NUESTRO DE CADA DIA

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solista: Angel Romero (Guitarra). Programa: Manuel de Falla: Danza Ritual del Fuego (de “El Amor Brujo”). Antonio Vivaldi: Concierto para Guitarra y Orquesta en Do mayor, Rv. 93 (transcripción del original para Mandolina y cuerdas a la usanza de la época). Maurice Ravel: “Alborada del Gracioso”, “Rapsodia Española”, “Pavana para una Infanta Difunta”, “Bolero”. Teatro Colón, 04 de Mayo de 2017.
NUESTRA OPINION:REGULAR

  La Orquesta entrando al escenario y  “en Off” una voz que pide atención y dice al público “El Teatro Colón informa que en el día de la fecha se interpretará el Concierto para Guitarra y Orquesta de Antonio Vivaldi en reemplazo del Concierto para Guitarra y Orquesta de Lalo Schiffrin”. Un terrible murmullo corrió por toda la sala, casi como pensando: “Otra vez……”. Sí, otra vez reemplazo. Como en “Adriana Lecouvreur”, como en la puesta de Sofía Coppola, como habrá que pensar que remplazará a “Tres Hermanas” de Peter Eötvos,  o como se recompone el “Andrea Chenier”. Ahora le tocó el turno a la Filarmónica. Está el solista,  la Orquesta y sin embargo Diemecke sale a enfrentar al público para comentar las obras (Además ninguna de las que se escucharían estaban comentadas en el programa de mano) y manifiesta que el material de orquesta del Concierto de Schffrin “llegó mal compaginado y no hubo tiempo de corregir el error, ya que encima estuvo de por medio el feriado del Primero de Mayo. Por suerte se contó con la comprensión y el apoyo de Angel Romero, quien ofreció hacer el Vivaldi que tiene en repertorio y se comprometió a regresar el año próximo para hacer el de Schiffrin que está a El dedicado,  dentro de un festival a realizarse” (¿Será que se piensa homenajear a Ntro. Compatriota quien, si no me equivoco, el próximo año cumpliría entonces noventa años?).  Como quiera que sea, una vez mas, Esta, al menos, “desprolijidad”, no hizo mas que hacer reaccionar mal a la concurrencia y si se pensaba que la Filarmónica estaba al margen  del resto de problemas del teatro, pues evidentemente  no. El reemplazo ofrecido fue un breve concierto compuesto por Vivaldi originalmente para Mandolina  y Orquesta de Cuerdas, del que una transcripción para Guitarra y Cuerdas de la Orquesta moderna circula por los medios musicales desde muchísimo tiempo atrás. La duración promedio ronda los quince minutos, muchísimo menos que el de Schiffrin o el de “Aranjuez” de Joaquín Rodrigo. Casi se puede afirmar que el solista ni se despeinó en la interpretación, la que encima debió reiniciarse “da capo” por problemas en el equipo de amplificación de la guitarra. Sonó a muy poco y, mas allá del buen humor con el que Romero intentó distender a la concurrencia, hasta resultó poco el bis elegido, una composición dedicada por su padre a su madre, una “Fantasía Cubana”, la que exige al solista la dificultad de hacer sonar como una Gaita al instrumento, pues en ese pasaje está identificado las simpatías que por ese instrumento la Sra. De Romero tenía.
                                El resto del programa estaba armado “a la Española”, con la Danza del Fuego de “El Amor Brujo” de Falla en una buena versión, para completar la segunda parte con una serie de obras de Ravel de inspiración hispana, que ya habían sido abordadas así por Diemecke en el año2006, en el que fue por entonces el concierto conmemorativo de los 60 años de la creación de la Orquesta, en donde los instrumentistas de mayor antigüedad por aquellos años recibieron medallas conmemorativas acuñadas con el Zinc de las Chapas Originales que cubrían los techos del Colón. Mas allá de esta repetición de programación, es justo decir que las obras sonaron con el ajuste y compromiso de siempre pero en definitiva,  sin alcanzar a disimular el malestar que lo acontecido en la primera parte produjo.


Donato Decina

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