CON EL SELLO
DISTINTIVO DEL TALENTO
Teatro
Municipal Roma de Avellaneda, Temporada Oficial 2019. Opera: “Madama Butterfly”,
drama lírico en dos actos y tres cuadros
(versión 1907 con presentación escénica
en versión original), con libreto de Luigi Illica y versificación de Giuseppe
Giacosa, basada en el cuento homónimo de John Luther Long, dramatizado a su vez
por David Belásco. Intérpretes: Marina Torres (Cio-Cio-San), Patricio Saxton
(B.F. Pinkerton), Ernesto Bauer (Sharpless), María Florencia Machado (Suzuki),
Maico Hsiao (Goro), Enzo Romano (Principe
Yamadori/Comisario Imperial), Román Modzelewski (Tío Bonzo), Vanina
Guilledo (Kate Pinkerton), Leonardo Menna (Tío Yakuside), Ximena Ibarrolaza
(Madre de Cio-Cio-San), Adriano Ricardes (Oficial del Registro), Susana Gómez
(Tía de Cio-Cio-San), Natalia Bereskij (Prima de Cio-Cio-San), Amadeo Hsiao
(Hijo de Cio-Co-San). Coro del Instituto Municipal de Música de Avellaneda,
Director: Armando Garrido. Orquesta Sinfónica Municipal de Avellaneda:
Concertino: Hugo Eliggi. Solo de Viola:
Darío Legname. Escenografía e Iluminación: Rodrigo Parise, Vestuario: Alicia
Guma, Caracterización: Carolina Siliguini, Diseño de imágenes: AC Design.
Dirección Escénica: Ximena Belgrano Rawson. Dirección Musical: Ezequiel
Fautario. Función del 30 de Mayo de 2019.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO.
En un escenario de reducidas
dimensiones como el del Roma de Avellaneda, encarar una puesta de un título tan
emblemático como “Madama Butterfly” es solo un desafío para pocos y requiere de
mucha imaginación y esfuerzo. Hay que reconocer dentro de ello, que la actual
gestión de Cultura de Avellaneda a cargo de la actriz Victoria Onetto ha
resuelto, a mi entender de manera harto satisfactoria, mantener la presentación
de títulos líricos en sus temporadas, como lo hacía su antecesor, Antonio Hugo
Caruso. Y para esta primera propuesta del 2019 se convocó a una dupla de realización
que con probadísimo éxito tomó el timón de una entidad privada como “Lírica
Lado B” realizando una excelente producción de “Suor Angelica” en el Templo
Oculto de Santa Felicitas de la porteñísima Barracas, son: Ximena Belgrano
Rawson y Ezequiel Fautario, quienes por esa realización resultaron nominados
por la Asociación de Críticos Musicales de Argentina al premio a le mejor
producción de Entidades Privadas del pasado año, aunque tal galardón le
correspondió finalmente a la excelente ”Hamlet” de “Juventus Lyrica” con las
firmas de María Jaunarena y Hernán Schvartzman.
Ya abierto
el telón, se apreció una magnífica realización escenográfica de Rodrigo Parise.
Para quienes son “tradicionalistas” todo estaba en su lugar. La típica “casita”,
los enseres de jardín, el árbol, el puentecito de la entrada, los infaltables
almohadones en el interior y el impecable mobiliario, todo esto reforzado con
una excelente iluminación. Para el
comienzo del segundo acto hubo una sorpresa. Fue la proyección de las imágenes
históricas tomadas en Agosto de 1945 (ignoro si fue la previa del 6 o la previa
del 9) en la base que Estados Unidos montó para la Segunda Guerra Mundial en
las Islas Guam, para el momento en que la Bomba Atómica era cargada en las
entrañas del Bombardero B-29, su despegue y su lanzamiento sobre territorio
Japonés con el posterior estallido incluido y la imagen del “Hongo de Humo”
también (Para quienes se interesan por el tema, les comento que esa pista aérea
en Guam aún está en pié sostenida por los habitantes de las Islas como “Espacio
de la Memoria”. Sus imágenes pueden verse en las redes sociales y ya la pista
en sí genera escalofríos.Y si de historia se trata, no está de más recordar que
Guam era posesión Española, ganada por Estados Unidos a finales del Siglo XIX al igual que Filipinas en el Pacífico y
también la “ayuda” que este diera a Cuba en el Mar Caribe, época en la que se
publicaba el cuento de Long, inmortalizado más por esta Opera que por la
dramatización de Belasco). Entonces veremos que la escena se trasladó a 1946,
previo al “Plan Marshall”, y a la devastada
escena post partida de Pinkerton se le suma en esta puesta las propias consecuencias
de guerra corporizadas en Goro , el inescrupuloso Casamentero, quien aparece en
escena sin un brazo, como consecuencia de alguna “acción” de la misma. Esa traslación
de tiempo acentuará aún más su efecto al
regresar Pinkerton , cuando se lleve sin miramientos a su hijo aún con la
sangre caliente de Cio-Cio-San. Por lo que aquí, la dramaturgia no molestó en
absoluto, cosa ratificada por el público al ovacionar a la Directora Escénica y
a su Equipo de Realización. Del mismo, cabe resaltar una vez más a Alicia Gumá con un vestuario de excelencia,
acorde con la época para la que fue ambientada. La Esencia del Texto y la
acción, las costumbres niponas y la actitud de Cio-Cio-San, de considerarse
Americana adoptando sus costumbres y ,como tal, considerar también así a su
propia casa fueron exhibidas de manera muy respetuosa. Yendo a la parte actoral,
Ximena Belgrano Rawson supo extraer lo mejor de cada intérprete vocal con
resultados harto satisfactorios a los que me referiré al analizar el desempeño
de cada interprete. Otro punto a favor fue el excelente desempeño del Coro del
Instituto Municipal de Música con Armando Garrido a su frente. Se lo ve mucho
más amalgamado, con algunas incorporaciones provenientes de agrupaciones de
entidades independientes (alguno de ellos ha cantado hasta Wagner y Tchaickovsky
en esos coros). Más allá de alguna pequeña entrada a destiempo o algún
desacople, solo queda expresar mi satisfacción al escucharlo. Incluso por
razones de espacio, parte estuvo en el escenario y parte a ambos costados en
los palcos “Avant Scene” y el famoso coro “A Bocca Chiusa”, fue interpretado
desde los pasillos subterráneos detrás del foso con muy buen resultado.
En lo vocal iremos una vez más desde los
pequeños a los más importantes roles.
Muy simpática labor le cupo al niño Amadeo Hsiao como el hijo de la
desdichada protagonista. Atento a todos los gestos de los intérpretes que eran
su referencia para desplazarse en escena, siendo por ello aplaudido entusiastamente
por la concurrencia. Muy correctos tanto Ximena Ibarrolaza (Madre de la
Protagonísta), Susana Gómez (La Tía) y Natalia Bereskij (La Prima). También
cumplieron en sus breves roles Leonardo Menna ( Tío Yakuside) y Adriano
Ricardes (Oficial del Regístro), todos ellos en el primer acto. En ese mismo
acto consigno a un Impresionante Román Modselewski como el Tío Bonzo con una
potencia total y muy convincente en su faz actoral. Nuestra bien conocida
Vanina Guilledo tuvo a su cargo el rol de Kate Pinkerton, a la que trazó
desentendida en una primera instancia para luego sí involucrarse de lleno ante
la cobardía de su marido y en auxilio del Cónsul Sharpless, asegurándole a
Butterfly que el niño será cuidado como un hijo propio. Su actuación y su voz fueron
correctísimas en todo sentido. Enzo Romano ofreció de manera muy prolija sus recursos
vocales tanto como el Comisario Imperial en el Primer Acto y aún más como el no
correspondido Principe Yamadori en el segundo, mostrando en este caso el
oportunismo de un ambicioso que busca una “perlita” más para agregar a su
colección. Rotundo triunfo de Maico Hsiao
como el inescrupuloso y por momentos repugnante Goro, el casamentero.
Actoralmente soberbio y estupendo en lo vocal, acentuado por tratarse de alguien
oriundo de Oriente. Y aquí llegamos a dos valores que ya trascienden el ámbito
de el “Off Colón” y que merecen más oportunidades en Ntro. Primer Coliseo (Ella
ya las tuvo y las merece) y, porque no, en el Exterior: María Florencia Machado y Ernesto Bauer . La
Primera con las cualidades que advertí ya la semana anterior durante la “Misa
Glagolítica” de Janaceck junto a la Sinfónica Nacional, reforzadas con una
soberbia actuación, fiel a su Ama hasta el final. Su desempeño escénico al
momento de conocer la verdad y que Pinkerton está casado y se llevará al niño
tuvo impacto desgarrador, y en cuanto a
Ernesto Bauer, a pocas horas de cantar
Giorgio Germont en el Avenida (también consignado en este blog), se anota otro
triunfo a mi entender más importante aún que el primero con un Sharpless
magníficamente trazado en expresividad y en el decir . La carga dramática que
imprimió en los dos actos finales fue
extraordinaria. El tenor Chileno Patricio Saxton tuvo a su cargo el Pinkerton
con nobilísimos medios vocales, gran presencia escénica y fuerte personalidad.
Muy seguro en el primer acto y dando toda la faceta canallésca en el tercero,
inclusive no exenta de cinismo al final, llevándose al niño sin siquiera
fijarse en la madre muerta. Para el final de este tramo saludo a Marina Torres
quien asumió la responsabilidad de cargarse el protagónico ante la renuncia de
Daniela Tabernig. Muy buena voz, convincente dramáticamente, expresa muy bien y
conmueve en la escena final. Que este sea el comienzo con rumbo a éxitos mayores.
El ensamblado musical del espectáculo nos
mostró otra estupenda realización de Ezequiel Fautario. Es un gran “Pucciniano”
(ya lo había demostrado en “Suor Angélica el pasado año). Tomó esta vez a una
Orquesta Estable como la Sinfónica Municipal de Avellaneda, a la que le extrajo
todo lo posible. Hubo matices, riqueza de detalles, plena comunicación con el
escenario y con los coros fuera de el. A un conjunto no tan numeroso no podía pedírsele
más que a donde Fautario llegó. Contó con dos puntales: la estupenda
intervención del Concertino Hugo Eliggi en los solos de violín y la muy buena
asistencia de Darío Legname en el solo de viola que acompaña al coro “A bocca chiusa”
al final del segundo acto. Y para el conjunto, la mejor actuación que este cronista
haya visto junto al estreno integral de “La Arlesiana” de Cilea hace dos años
atrás.
Donato Decina
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