Recital de Elina Garanca
El pasado miércoles 19 de junio, se
presentó por primera vez en el Teatro Colon, la mezzosoprano letona Elina
Garanca, una de las grandes figuras de le lírica actual.
A sala colmada, Garanca supo ganarse el
favor del público ofreciendo un programa variado y con algunas licencias.
Sin duda alguna, esta artista tiene todas
las condiciones, que en estos tiempos, un cantante lírico debe reunir para
llegar a esa cima, a las que pocos arriban: buena técnica, soltura escénica,
carisma y belleza física. No obstante, y
al igual que otros cantantes actuales de su misma categoría, su arte no está en
el decir. Su interpretación pasa más por lo visual (gestos, movimientos,
actitudes), que por lo que pueda transmitir con el canto, (emoción,
sentimiento, expresividad). Su voz es bella y generosa en la zona aguda y central; no lo es tanto en los graves, que
desdibujan un poco la homogeneidad de todo su registro. Lo que explica que se
la oyera tan bien en un aria para soprano; “Io son l’umile ancella”, de la Adriana
Lecouvreur de Cilea, y en “No puede ser” de La tabernera del puerto, de
Sorozabal, escrita para tenor.
Se lució en los fragmentos de Carmen, de
Bizet, obra que le ha cantado en los teatros más importantes del mundo.
Eficientes, pero no deslumbrantes fueron su interpretación de las arias de
Cavalleria Rusticana, Sanson y Dalila y el aria para el personaje de La
princesa de Bouillion, de Adriana Lecouvreur.
Radicada en España, Elina Garanca habla perfectamente
el idioma español, lo que le permite abordar las romanzas de zarzuela que cantó
con perfecta dicción (“Canción de Paloma”, de El Barberillo de Lavapiés, de
Asenjo Barbieri; “De España vengo”,de El niño judío, de Luna, en los bises,
“Carceleras”, de Las hijas del Zebedeo, de Chapí, y la ya mencionada Tabernera
del puerto), aunque sin la gracia española que es propia de ese género.
Muy bien cantado y festejado por el
público, fue su interpretación de “El día que me quieras”, de Gardel y Le
Pera. Cerró su participación con
“Granada” de Agustín Lara, que también fue muy bien recibida.
Acompañó a la cantante, la OFBA, dirigida
por el maestro Arturo Diemecke, que interpretaron sin mayor lucimiento, y hasta
con algún abucheo, la Obertura de “Orfeo en los infiernos” de Offenbach, la “Bacanal”
de Sanson y Dalila, de Saint Saens y el Preludio, de Carmen, de Bizet.
En resumen, un buen concierto de una
artista importante de esta era audiovisual.
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