Concierto de galardonados
.Emiliano
Rivarola, piano
.Lucas
Brass, violoncello y Martín Shuster, piano.
.Teatro
Colón, Mar del Plata, 5 de mayo, hora 20.
En su primera edición, el Concurso
Nacional de Piano y Música de Cámara, Buenos Aires 2022, incluyó, como parte
del premio un concierto con los ganadores del certamen.
La primera parte estuvo a cargo de
Emiliano Jesús Rivarola, que obtuvo el primer premio en la categoría piano
solista. Egresado de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de
Entre Ríos como Profesor Universitario en Música y Técnico Instrumentista
Musical en Piano, fue alumno de los maestros Gastón Corazzini, Sebastián
Amarillo y Beatriz Pedrini y lleva a
cabo clases de perfeccionamiento con el Dr. Luís Sánchez. Ha participado de
clases magistrales con músicos tan importantes como Estela Telerman, José Luís
Juri, Haydee Schartz, el recordado Orlando Millá y otros.
En su presentación abordó en primer
término la Balada en sol menor, opus 23
nro. 1 de Frederic Chopin
(1810-1849) que tras el grave comienzo que genera expectativa, presenta una
melodía enigmática y cambiante, en sus inflexiones y dinámicas que demanda el
equilibrio de esos elementos con la propia dulzura de dicha melodía y su
sección de respuesta.
La Fantasía en fa sostenido menor, opus 28 de Félix Mendelssohn (1809-1847). De un lenguaje muy diferente a la
obra anterior –y también a la musicalidad tan propia del Mendelssohn de obras
como Sueño de una noche de verano,
por ejemplo- plantea, sin un desarrollo melódico amplio sino en una sucesión de
acordes, un paisaje donde el propósito parece ser el detenerse en la sonoridad pianística
y su belleza en sí misma, presentando una suerte de elemento –simple en su
formulación- que se reitera y confiere unidad al Con moto agitato inicial. Tras un Allegro con moto que rememora el toque destacado de Mozart, la obra
concluye con un Presto –en compás de
6/8- de gran demanda técnica.
Tierra
linda, de Carlos Guastavino
(1912-2000) fue la última obra de la primera parte. Con un comienzo con cierta remembranza raveliana, el pasaje
conduce a un inesperado ritmo danzante con una sección de enunciado y otra de
respuesta. Lo que lo hace especialmente bello es precisamente la inflexión
delicada que demanda en sus acentos. Sencilla, mutable y de gran riqueza, como
toda la obra del maestro, apela a la sensibilidad interpretativa.
Se trató de obras de muy diferentes
lenguajes y muy específicos requerimientos, muy distintos entre una y otra: a
la amplitud de sonoridades, intensidades y una musicalidad propia de Chopin
sucedió la rapidez y precisión del Mendelsohn de la Fantasía opus 28 y de ella
a una obra argentina; Emiliano Rivarola abordó cada una de ellas con absoluto
dominio técnico y expresivo y dentro de la estética propia de cada una. Es un
pianista ya completamente formado, como lo prueba en modo en que abordó el
repertorio elegido.
Lucas Brass y Martín Shuster ha
tocado juntos desde 2010 y posteriormente, a partir de 2014 crearon un trío de
violín, cello y piano. Conformaron, asimismo, en 2020 el dúo con el cual se
presentaron al concurso. Toman clases con el maestro Stanimir Todorov. En la
última edición del Campus Musical de la Armonía trabajaron sobre obras de Bach
(Martín Shuster) y la sonata para cello de Zoltan Kodaly (Lucas Brass), es
decir un repertorio de enorme demanda técnica y expresiva.
Interpretaron la transcripción del
autor para cello y piano, de las Canciones
populares españolas, de Manuel de Falla (1876-1946) de las cuales
abordaron seis. La peculiar acentuación en la línea de acompañamiento, el ritmo
danzante de la línea melódica son acaso las características más salientes en un
discurso que si bien varía sobre un par de elementos muy definidos, no es nunca
igual a sí mismo. Tanto es eso como las sonoridades lentas y melancólicas –como
en Nana- donde las resonancias del cello parecen no ceñirse a una melodía sino
discurrir en matices lentos y profundos, de enorme belleza. En otros momentos
se superponen una primera línea melódica con una segunda, dando un gran relieve
a la textura.
En la conversación posterior al
concierto Martín Shuster señaló que la música española es un sincretismo entre
la danza, la melodía y el virtuosismo y que esa es la clave que usa para
abordarla y, agregaríamos, esa trama conforma la propia textura cambiante,
rica, imaginativa, rítmica y de sonoridades lentas, todo casi sin solución de
continuidad.
Las Tres piezas de la vida judía B 54 de Ernst Bloch (1880-1959) fueron la segunda obra de la segunda parte.
De una belleza singular y desgarradora, con un lenguaje eminentemente
folklórico, que introduce a la obra con un motivo que va siendo elaborado en
pasajes lentos que discurren sobre una línea de la cual la línea central se
distancia levemente, hacia una zona más aguda y, particularmente a los graves
del cello, creando su efecto mayor en la propia sonoridad del instrumento, es
una obra sutil y, por consiguiente, de una permanente demanda expresiva que
reside, justamente, en los colores propios del sonido instrumental.
El
Cisne, del Carnaval de los animales,
de Camile Saint-Saens (1835-1921)
cerró un programa singularizado por la
presencia de música folklórica y la alternancia con un fragmento del
romanticismo tardío.
La amalgama de Lucas Brass y Martín
Shuster como dúo es absoluta. Se trata de dos solistas y músicos
experimentados, con una técnica que manejan a la perfección y una gran claridad
en los criterios interpretativos.
Lucía Ghini y Bruno Amalfitano, como
organizadores –y pianistas ellos mismos- se refirieron al concurso, al gran
nivel de los jurados y a la necesidad de que el galardón obtenido se tradujera
en un concierto de impulso a la carrera de los jóvenes solistas. El nivel de
los referidos solistas habla a las claras del acierto de esta idea.
Se trató de la presentación de tres
artistas de gran relieve y formación musical.
Eduardo Balestena
Muy oportuno y destacado el comentario que expuso Eduardo Balestena, sobre estos tres músicos galardonados. Todo lo que el expone es lo que estos jóvenes artistas nos han brindado maravillosamente en una noche para no olvidar, en el regocijo del arte mayor.... gracias
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