Momento de Interpretación de ka Orquesta Nacional de Música Argenina Juan de Dios Filiberto en su primer concierto del año en el Museo Nacional de Arte Decorativo.
Muy buen debut de la Juan de Dios Filiberto en el Museo Nacional de Arte Decorativo
IDEAL PARA UNA TARDE DE LLUVIA
Martha CORA ELISEHT
El pasado 14 de Febrero amaneció nublado y lluvioso sobre Buenos Aires.
Coincidentemente con el día de San Valentín, el mal tiempo imperante no sólo
representó un aliado imprescindible para todos aquellos que celebraron su amor, sino
también para todos aquellos amantes de la música que se dieron cita en el Museo
Nacional de Arte Decorativo para escuchar el concierto inaugural de la Orquesta
Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto” (ONMA) bajo la dirección de
Sebastián Giraudo, quienes interpretaron el siguiente repertorio:
- “Impresiones poéticas”- Eliel GARBERI
- “Variaciones Dowland”- Eduardo ALONSO CRESPO
- Selección de temas populares (arreglos: Gustavo “Popi” SPATOCCO):
- “El cosechero”- Ramón AYALA
- “Juan del Monte”- Manuel CASTILLA/ Gustavo LEGUIZAMÓN
- Selección de tangos (arreglos: Christian ZÁRATE):
- “Quejas de bandoneón”- Juan de Dios FILIBERTO
- “Pa’ que bailen los muchachos”
- “La Trampera”- Aníbal TROILO
Debido al mal tiempo imperante, el concierto tuvo lugar en el bellísimo Gran Hall
del Palacio Errázuriz, que brindó un marco perfecto para el evento. Ante una sala llena
y, bajo una impecable organización, el personal del Museo ofreció a los asistentes un
código QR para que pudieran acceder al programa. Por su parte, Sebastián Giraudo
aprovechó la oportunidad para explicar brevemente las obras y agradecer a las
autoridades presentes en el concierto: el director del Museo -Hugo Pontoriero- y el
representante de la Dirección Nacional de Elencos Estables Marcos González, quien
asistió en reemplazo de Mariela Bolatti.
El concierto comenzó con una bella versión de la obra de Eliel Garberi (Impresiones
poéticas), compuesta originalmente en 2024 como una suite de 5 movimientos para
piano. Posteriormente, se realizó la versión orquestal, cuyo estreno se produjo en
Septiembre de ese mismo año por la Orquesta Sinfónica Municipal de 3 de Febrero bajo
la dirección de Ezequiel Fautario. Cada uno de los movimientos que la integran posee
un subtítulo: Una tarde gris (Andante)/ Duelo criollo (Allegro agitato) / A la siesta
(Lento. Lánguido) / Interludio (Presto. Furioso. Andante) y Despedida (Allegro con
fuoco). Posee una línea melódica tonal de carácter romántico, muy agradable al oído,
cuya apertura se encuentra a cargo de las cuerdas en el 1° movimiento y,
posteriormente, el tema principal es desarrollado por las maderas, metales y percusión
durante toda la obra para culminar con un final brillante. Sebastián Giraudo supo poner
su impronta personal a la orquesta mediante un gran trabajo de marcación y empaste,
logrando un muy buen sonido. Tanto los músicos como el compositor -quien se
encontraba presente en sala- fueron sumamente aplaudidos.
En 1999, Eduardo Alonso Crespo decidió componer una serie de variaciones para
un programa de conciertos que incluía las Variaciones sinfónicas de Brahms. Para ello,
empleó una obra suya (Fiesta en Inverness) compuesta en 1994 como música incidental
para una producción teatral de Macbeth de Shakespeare, donde el músico tucumano
decidió homenajear al compositor isabelino John Dowland (1563-1626) quien, a su vez,
era contemporáneo del gran dramaturgo inglés. De ahí el nombre de esta pieza, cuyo
estreno tuvo lugar en el año 2000 por la Orquesta Sinfónica de Rosario con el
compositor en el podio y que, posteriormente, fuera interpretada por las orquestas
sinfónicas más prestigiosas del país. Consta de tres partes: Prólogo/ Tema con
variaciones / Epílogo, que se ejecutan de manera attaca (sin interrupción). Tras una
melodía de tinte oscuro y misterioso en el Prólogo, le sigue un tema de carácter
medieval (Allegro moderato) sobre el cual se desarrolla una serie de variaciones (Piú
mosso/ Molto meno mosso/ Poco piú mosso/ Gymnopédie/ Allegro vivace),
caracterizadas por numerosos contrapuntos entre cuerdas, maderas, metales y percusión
y donde el tema medieval se fusiona con elementos del folklore del noroeste argentino,
mientras que la Gymnopédie es un tema sumamente romántico introducido por el piano,
con reminiscencias de su homónima de Erik Satie. En el allegro vivace que precede al
epílogo, el tema principal alcanza su máximo grado de desarrollo. La labor de la
orquesta fue magnífica, demostrando una excelente calidad sonora.
Seguidamente, los instrumentos típicos del tengo y del folklore (bandoneones,
guitarra y charango) se hicieron presentes sobre el escenario para ofrecer una selección
de temas del folklore argentino magistralmente arreglados por Gustavo “Popi”
Spatocco: “El cosechero” (chamamé) de Ramón Ayala y la celebérrima chacarera
“Juan del Monte”, de Manuel Castilla y Gustavo “Cuchi” Leguizamón. Una vez más, la
ONMA puso de manifiesto su versatilidad, ya que es una orquesta capaz de abarcar
tanto el repertorio de música académica como el popular. Y lo demostró con creces
mediante la interpretación de tres clásicos del tango con arreglos de Christian Zárate:
Quejas de Bandoneón, de Juan de Dios Filiberto; Pa’ que bailen los muchachos y La
Trampera, de Aníbal Troilo, que sonaron con brillo y enjundia. En la última pieza se
lucieron tanto el percusionista como el guitarrista, pianista y bandoneonista merced a la
excelente marcación y dirección de Sebastián Giraudo, quien tuvo una magnífica labor
durante todo el concierto. El público aplaudió a rabiar y todos se retiraron sumamente
satisfechos. Un programa variado y un muy buen comienzo de ciclo para una de las
orquestas sinfónicas más importantes del país, que se destaca por su versatilidad y
calidad de sonido. Una combinación ideal para una tarde de lluvia.
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