domingo, 23 de febrero de 2025

 


El imponente marco de público que presentó anoche, 22/02/25 el Teatro Colón de Mar del Plata para el concierto del cierre del ciclo de verano 2025 de la Orquesta Sinfónica Municipal de General Pueyrredón (Mar del Plata). Fotografía enviada por el autor del artículo.


Último Concierto del Ciclo de Verano de la Orquesta Sinfónica

Municipal de Mar del Plata

.Orquesta Sinfónica Municipal de Mar del Plata

.Director: Maestro Guillermo Becerra

.Teatro Municipal Colón, Mar del Plata, 22 de febrero, hora 21.

En su último concierto del ciclo de verano la Orquesta Sinfónica

Municipal concluyó un interesante ciclo musical.

El programa comenzó con la Fantasía opus 6 de Nikolái Rimsky

Korsakov (1844-1908) rica obra compuesta sobre temas serbios. En el

lenguaje del color orquestal –motivos que pasan de un instrumento a otro-

encontramos cambios rítmicos, que predominan sobre el elemento melódico.

Opus por demás interesante, es muy poco frecuente en las salas de concierto.

En segundo término, fueron interpretados los valses Voces de

Primavera, El bello Danubio Azul y la Marcha Radetzky, de Johann Strauss

(1825-1899) muy a tono con un programa de verano. Son muchas las

inflexiones, los ralentandos y las gradaciones dinámicas que este género

demanda y que pueden pasar inadvertidos ante la belleza de las melodías.

Como fue posible apreciar, no todas esas demandas son sencillas de plasmar.

El bello Danubio… fue el más logrado, así como la vibrante marcha que cerró

la sección.

En la parte final del programa fue interpretada la Sinfonía nro. 9, opus

95, “Del Nuevo Mundo” de Antonin Dvorak (1841-1904).

Son conocidas las circunstancias en que fue gestada en 1893: la

invitación a Dvorak por parte de Jeannete Thurber, una mujer acaudalada,

amante de las artes, que había fundado en 1883 el Conservatorio de Nueva

York, para llevar a cabo una actividad musical en Estados Unidos.

El marco de fascinación y descubrimiento de un ámbito rico y

estimulante musicalmente, el desahogo económico y una intensa actividad

como director de conciertos fue la atmósfera en la que escribió una obra donde

se alternan la nostalgia así como el anhelo de utilizar nuevos ritmos en algo

diferente que es, en su esencia, una sinfonía eslava en la cual utiliza, a su vez,

materiales preexistentes.

El ejemplo más conocido es el solo de corno inglés –interpretado de

manera excelente- que, luego de una introducción, desarrolla una bellísima

melodía evocativa del spiritual Swing Low, Swing Charriot (Ven amado carro).

Inicialmente pensado por el compositor para clarinete, consideró a la voz del

corno inglés más apropiada para esta melodía en escala pentatónica. El

Maestro Lanci se refirió a dicho spiritual en su programa dedicado al género en

la invalorable serie de programa de Un viaje al Interior de la Música. El uso de

elementos de materiales autóctonos sigue a lo largo del movimiento y se vale

también de un material que había pensado para una ópera que no llegó a

escribir y que utilizó para concebir el largo e inspirar el Scherzo posterior.

No es fácil determinar la forma musical, que pareciera responder a una

sucesión de motivos antes que a una forma sonata. Lo señalo para ubicar el

pasaje, luego de la segunda intervención del corno inglés, que comienza con

un pasaje de flauta cual la orquesta hizo un accelerando en el tempo diferente

al de otras interpretaciones que contribuyó a disipar el tono melancólico del

movimiento.


Como también sucede con el último movimiento de la octava sinfonía de

Dvorak, es difícil decir si el movimiento final es un tema con variaciones, que

alterna, como elemento de referencia, el motivo inicial del primer movimiento

–que le da unidad a la obra- o si se afilia a otra forma musical.

En síntesis, tuvimos una versión lograda de uno de los opus más

entrañables del género sinfónico, con una orquesta muy homogénea y con la

intensidad en los metales que la obra demanda, así como la ductilidad en la

cuerda y la dulzura de los pasajes en las maderas.

En su actual conformación, la orquesta demostró que no se limita a

cumplir con un cronograma y llevar adelante un ciclo sino que las obras son

abordadas muy seriamente y con un gran trabajo.

Es de esperar que en el próximo ciclo invernal pueda contarse con

solistas cuya convocatoria sea factible concretar en un medio donde se

destacan tanto valores jóvenes (como Emiliano Rivarola, Martín Schuster o

Leonardo Chacón Oribe, Ciro Rolón, por nombrar algunos) como otros músicos

experimentados.

Coda

No puedo cerrar el comentario sin citar las palabras del último posteo de

la orquesta en las redes: “Logramos sostener una programación digna y de

calidad a pesar de tener presupuesto CERO para alquiler de partituras o

contratación de solistas invitados. Y logramos HACER MÚSICA a pesar de que

aún nos falta el 30% de los músicos mínimos necesarios para poder sonar.

Y cuando hablo en primera persona del plural, hablo de nosotros, los músicos y

de ustedes, nuestro amadísimo público. Porque cada butaca ocupada y cada

aplauso propinado fue un aliciente para seguir adelante y darles lo mejor de

nosotros.

Quizás el milagro de esta orquesta resida ahí, en sus músicos y en su

público y en el AMOR POR LA MÚSICA que nos tenemos”.


Eduardo Balestena

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