CRECIMIENTO
Y SUPERACION CONSTANTES
CCK-Sala
Sinfónica. “Proyecto Beethoven”. Actuación de la Orquesta Clásica Argentina,
Solista y Director: Horacio Lavandera. Programa: Ludwig Van Beethoven:
Concierto para Piano y Orquesta Nº5, Op. 73
“El Emperador”; Obertura “Coriolano”, Op. 62 Sinfonía Nº 1 en Do mayor,
Op.21. 27/08/17.
NUESTRA OPINION. EXCELENTE.
En un ejemplo de superación y crecimiento constantes,
Horacio Lavandera afrontó durante el fin de semana que culminó el Domingo 27 el
difícil reto de interpretar como solista
y director los cinco conciertos para Piano y Orquesta del inmenso creador
Alemán. Como Uds. saben, la increíble
oferta musical y la escasa disponibilidad horaria hacen que en mi caso me haya
reservado solamente para esta ocasión, acicateada además por la posibilidad de
verlo dirigir obras sinfónicas ya que en anteriores ocasiones al igual que en
las dos primeras noches solo lo efectuó desde el Piano. El resultado final del
concierto fue francamente positivo para Ntro. Joven interprete. Su dominio del
teclado, la conexión con la orquesta y su visión integral de las obras, dado
además que lo hizo con un orgánico orquestal justo en cantidad de instrumentistas
(casi como en las épocas de composición y estreno de todas las obras del programa
abordado) me llevan a pensar de que el enfoque fue casi de corte historicista,
por lo que no dudo en sostener de que
estamos ante la presencia de un
interprete llamado a realizaciones mas importantes mas aún que las que ya ha
logrado en los últimos diecisiete años. Y es al Lavandera director de orquesta
al que apunto. Dirigió todo de memoria, se plantó muy firme en el podio para la
interpretación de “Coriolano” y la
Sinfonía Nº1. Tal vez en la primera debió haber aletargado en algo el “tempi”,
pero son cosas que se consiguen sobre la marcha. En cambio la sinfonía emergió
de manera fresca, renovada, como un
verdadero disfrute para todos, por lo que para un Director casi debutante en el
podio no puede ser mas promisorio el balance de esa noche. La Orquesta Clásica
Argentina, con nuestro bien conocido Gustavo Mulé como concertino, no pudo ser
mejor vehículo para llevar adelante el desafío. Sonó muy ajustada y precisa y
su primer violín estuvo atento no solo a todas las indicaciones del
Solista/Director, sino que fue su efectivo complemento mientras este realizaba
su interpretación desde el piano.
Y como souvenir
de la noche, luego de la versión de “El Emperador”, el protagonista deleitó al
auditorio con la paráfrasis del “Danubio Azul” que hizo ”rugir” a la
concurrencia.
Donato Decina
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