Impresionante concierto a cargo de Pablo Boggiano al
frente de la Sinfónica Nacional
A TODA ORQUESTA Y CON
FINAL BRILLANTE
Martha CORA ELISEHT
El pasado viernes 18 del corriente tuvo lugar el
Ciclo de Abono de la Orquesta Sinfónica Nacional en el marco de la Sala
Sinfónica (Auditorio Nacional) del Centro Cultural Kirchner (CCK) bajo la
dirección de Pablo Boggiano, con la presencia de los siguientes solistas: José
Araujo, Jorge Pérez Tedesco y Eduardo Vassallo (cello) y Daniel Binelli
(bandoneón), en un programa compuesto por las siguientes obras: Éxodos, para tres cellos y orquesta de
cuerdas de Fabián Pérez Tedesco (1966); Encuentros,
para bandoneón, cello y orquesta, de Daniel Binelli - con la presencia del
compositor como solista- acompañado por Eduardo Vassallo y el Concierto para orquesta de Béla Bartok
(1881-1945).
Quien escribe conoce a Fabián Pérez Tedesco desde
sus comienzos, cuando ganó por concurso el cargo de timbal suplente en la
Orquesta Estable del Teatro Colón en 1983, tras su breve paso como
percusionista en la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Posteriormente, viaja
para perfeccionarse en Alemania y reside en dicho país hasta la actualidad. En
este caso, debuta en su país de origen
como compositor con Éxodos para
tres cellos y orquesta de cuerdas en calidad de estreno local. Dedicada a su
hermano –el cellista Jorge Pérez Tedesco-, está escrita en un solo movimiento
donde el primer cello abre con un Adagio y
le siguen los otros dos cellos en canon. Mientras los dos cellos sostienen
notas en tonos graves, el tercer cello realiza un contrapunto en agudo.
Posteriormente, la orquesta de cuerdas se acopla y toma el tema principal, con
reminiscencias de tango y otros ritmos latinoamericanos, que es repicado por
los tres cellos solistas con un fraseo y acordes en
cascada. Sigue con una cadencia por parte del segundo cello, que introduce
el segundo tema y luego, el timbal lo retoma para lograr una recapitulación
posterior por parte de la orquesta, siguiendo una línea melódica en 6/8 con un cantábile por parte del solista,
mientras la orquesta ejecuta un contrapunto en 4/4, con reminiscencias de
tango. Seguidamente, el tercer cello introduce un tema romántico, mientras la
orquesta inicia una cadencia sobre el segundo tema –al estilo de la 5° Sinfonía de Carl Nielsen- , que es
retomado por la orquesta para recapitular y cerrar con el tema inicial,
mientras los solistas cierran con un punteo. La labor de José Araujo, Jorge
Pérez Tedesco y Eduardo Vassallo fue estupenda, con un impecable fraseo y muy
buenos matices sonoros, al igual que la excelente dirección de Pablo Boggiano.
Encuentros es una obra compuesta por el talentoso
bandoneonista Daniel Binelli. Radicado en Francia, este gran músico argentino
también presentó su obra en calidad de estreno local, acompañado por Eduardo
Vassallo como solista. Ambos demostraron
ser eximios músicos e intérpretes de gran jerarquía, en una obra escrita en
tres movimientos: Andante maestoso-Allegro/ Adagio/ Allegro vivace. Previamente
al inicio, Pablo Boggiano acomodó el atrial inclinado hacia la izquierda (“a la rusa”) para permitir una mayor
profundidad de sonido y lucimiento de los solistas. El 1° movimiento se abre
con un solo de cello (Andante maestoso), repicado
posteriormente en el bandoneón, con una particularidad: mientras el cello toca
notas graves, el bandoneón lo replica en agudo. La dupla Vassallo- Binelli
funcionó a la perfección, logrando una gran interpretación –como pocas veces se
ha escuchado en la Sala Sinfónica- y una línea melódica audible, agradable, con
muy buenos matices, pero también con un
sello personal, que no cae en convencionalismos. Si bien hay elementos de tango
y otros ritmos –tales como la guaracha y
el candombe en el Allegro del 3° movimiento- , Binelli
conserva un estilo propio en una obra maestra, que permite que los solistas de
los diferentes grupos de instrumentos se luzcan. En el transcurso del 1°
movimiento, la melodía es retomada por la orquesta (violas y cellos) y
posteriormente por la percusión, mediante golpes de látigo y batería, que
marcan el ritmo en cadencia de tango, mientras el dúo de bandoneón y cello
interpretan un cantábile magistral.
El segundo movimiento (Adagio) abre
con un solo de bandoneón, seguido por el cello y un solo de violín a cargo del concertino en un contrapunto –magistral
interpretación de Xavier Inchasuti-, mientras la orquesta desarrolla el tema
hasta desembocar en un acorde fff
(fortissimo) al cierre del movimiento. El 3° movimiento abre con el dúo de
cello y bandoneón en ritmo de tango y candombe,
que posteriormente es retomado y desarrollado por la orquesta con un tutti en ritmo de guaracha. La dirección de Pablo Boggiano fue estupenda en todos los
aspectos, dando entradas, marcación e indicaciones precisas a cada uno de los
solistas de los diferentes grupos de instrumentos. Al final de la obra, el
público que permaneció en la sala –ya que lamentablemente, hubo muchos que se
retiraron- la aplaudió y hubo numerosos
vítores. La dupla Binelli- Vassallo ofreció un bis de tango: Triunfal, de
Astor Piazzolla, donde ambos demostraron sus excelentes dotes y se retiraron
sumamente aplaudidos.
Compuesto en 1942, el Concierto para Orquesta de Béla Bartok consta de cinco movimientos, siguiendo el siguiente esquema: Vivo- Moderado- Lento- Moderado- Vivo.
Según el propio compositor, “se produce
una transición gradual de la austeridad del primer movimiento hasta la
afirmación vital del último”. En efecto, la grandilocuencia y vitalidad
característicos de esta obra representan el triunfo de la mente sobre el cuerpo
(hay que recordar que Bartok estaba gravemente enfermo de leucemia cunado lo
compuso). En la presente versión, el acorde inicial del 1° movimiento (Mi-
La-Re- Sol- Fa) sonó muy compacto por parte de violoncellos y contrabajos, que
luego es retomado por las maderas. Lo mismo sucedió con el Allegretto scherzando del 2° movimiento, interpretado
magistralmente por el dúo de fagots y el trío de trompetas con sordina,
continuado por el resto de la Orquesta. Luego de la trágica Elegía del 3° movimiento –basada en un
tema típico húngaro extraído del 1° movimiento-, Boggiano y los músicos a su cargo tuvieron un magnífico
desempeño en los pasajes más brillantes y más conocidos de la obra Allegretto y Finale: pesante- presto,
con un equilibrio perfecto entre los tutti,
el virtuosismo y el contrapunto.
En el 4° movimiento, el tema es interrumpido por los glissandi en los trombones y los instrumentos de viento. Los solos
por parte de las flautistas Amalia Pérez y Patricia Da Dalt sonaron perfectos,
al igual que los solos de flautín (piccolo)
de Sandra Acquaviva y de oboe, a cargo de Gustavo Cosentino. Pablo Boggiano
demostró ser un director de jerarquía, logrando un sonido compacto, puro y un equilibrio
perfecto, dando vuelo y haciendo “cantar” a la orquesta. Si bien la versión que
ofreció Pablo Drucker a principios de 2018 con la Orquesta del Teatro Argentino
de La Plata fue excelente, fue algo más académica al compararla con la
presente, que fue brillante desde todo punto de vista y una de las mejores que
esta cronista tuvo oportunidad de escuchar.
A pesar de las dificultades, los contratiempos
económicos y los consabidos carteles #Sinfónica
Nacional en crisis que exhiben los músicos antes del inicio de cada
concierto, la orquesta ha sido galardonada con el Premio Konex de Platino a la
mejor orquesta sinfónica del país. Un motivo más de orgullo para seguir
destacándose y continuar ofreciendo un repertorio de obras de alta jerarquía,
extrema complejidad y estrenos de
compositores argentinos –que consta dentro de sus objetivos principales desde
su creación, en 1948- y extranjeros, o interpretando un repertorio poco
convencional. Y en este caso, con un final brillante, acorde a los quilates de
la batuta de su director.
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