LA O.N.M.A., ESPACIO
DEFINITIVMENTE GANADO
Orquesta
Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto”, Directora: Natalia
Salinas. Solistas: Mercedes García Blesa-Patricia Andrada (Sopranos), Matea
Musso (Mezzosoprano), María Laura Antonelli (Piano y Medios Electroacústicos),
Coro Nacional de Jóvenes, Sub Director a cargo: Pablo Banchi. Programa: Obras
de Mainetti, Gerszenson y Antonelli. CCK-Auditorio Nacional, 30 de Octubre de
2019.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE
Hasta hace
algunos años la Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto”
desarrollaba una actividad centrada en música popular (mayoritariamente tango y
folcklore). El Teatro Nacional Cervantes era la sede de sus conciertos a los
que se sumaba alguna actividad fuera de sede (generalmente se efectuaba en
clubes u otro tipo de entidades similares). Era muy poco lo que podía hacerse
en materia de música erudita. Una “patriada” muy grande fue el hecho de que
este organismo participara como soporte musical dentro del Plan Federal de Opera y Ballet en
las funciones de “El Matrero” de Felipe Boero que se realizaran en el Cervantes
en el paso por la Capital Federal de ese trabajo. Luego con la llegada de Luís
Gorelik como Director Titular y Ciro Ciliberto como programador artístico, la
Orquesta tuvo un despegue definitivo hacia el repertorio de los compositores
clásicos argentinos. Se comenzó con los creadores de las primeras épocas hasta
llegar a Ginastera, potenciado esto con la apertura del CCK y la asignación de
la Sala Argentina para sus actividades y, en algunos casos, la llegada al hoy
Auditorio Nacional para compromisos de mayor envergadura. Hoy sobre la base del
trabajo de Gorelik y con la persistencia de Ciro Ciliberto, la O.N.M.A. ha
ampliado su repertorio clásico. Los conciertos que el Mtro. Lucio Bruno Videla
ha efectuado con rescate de obras (ópera y sinfónicas) de compositores
olvidados (algunas de ellas exhumaciones), la presencia de notables directores
a su frente (el propio Gorelik, Carlos Vieu, Pablo Boggiano y Mariano Chiacchiarini
son la prueba más elocuente)- Intérpretes y solistas de jerarquía ( Antonio
Formaro, Graciela de Glyndenfeldt, Leonardo López Linares entre otros) y todo
esto sin renunciar a su raíz de música popular (la incorporación del rock al
repertorio popular con el inolvidable concierto homenaje a “Almendra” y la
próxima participación de Juan Carlos Baglietto más intérpretes de tango y
folcklore de primer nivel). Por lo cual, estamos ante un organismo de increíble
“versatilidad” (Un caso similar se registra en el Reino Unido con la Orquesta
de Conciertos de la B.B.C.), muy elástico, que cuenta en su formación con bandoneones,
guitarra (criolla y eléctrica) y hasta charango, que interactúa con otros organismos
estables (los cuatro coros y los reconocidos solistas que aportan el Polifónico
Nacional y el Nacional de Jóvenes) más solistas de la Sinfónica Nacional, sumados
a la presencia de figuras populares el que va superándose en cada presentación.
Este nuevo concierto estuvo integrado por
tres estrenos de creadores argentinos. Bienvenido sea también esto ya que es
otra posibilidad que se abre en un panorama harto difícil para difundir los
nuevos trabajos. La dirección recayó en la joven santacruceña Natalia Salinas a
quién elogié en la recordada página del “Opera Club” en ocasión de su participación
en el primero de los cursos dictados por el Maestro Pedro Ignacio Calderón, en
el que se desarrolló la Quinta Sinfonía de Mahler y que resultara elegida para
conducir ante el público los dos primeros movimientos haciéndolo con suma
solvencia. Se inició con “La música que nos llega” para coro mixto y orquesta
de Pablo Mainetti, reconocido interprete y compositor de música ciudadana,
basada en textos de Evaristo Carriego, uno de los cuales da el nombre a la
obra. Es un trabajo muy personal, el que nos muestra a un compositor con ideas
propias, sin influencia de otros creadores, en donde los bandoneones actúan más
como soporte que como generadores de melodías, lo que estuvo reservado a
cuerdas y vientos. El Coro interviene en pasajes en los cuales la melodía va
desde la zona central hacia las notas más altas. Si bien su emisión fue
homogénea, hubo algunos pequeños problemas de dicción. Incomprensiblemente no
hubo subtitulado, inaugurado el Viernes anterior en el Concierto de la Sinfónica
Nacional (¿Por qué?). Natalia Salinas destacó todos los planos sonoros e
integró a las voces con suma pericia. La orquesta mostro un total ajuste con un
sector de cuerdas excelentemente trabajado.
Desde hace casi tres décadas conozco los trabajos
de Andrés Gerszenson, uno de los más prolíficos creadores del medio local. En
esta ocasión musicalizó cinco poemas de otro gran poeta: Oliverio Girondo. En
la orquestación empleó todas las posibilidades que la Filiberto le brindó,
desde bandoneones hasta un fragmento
solo reservado al charango. Dentro de las actividades realizadas por el compositor,
se destaca el trabajo que llevó a cabo con la Orquesta y el Coro de la U.B.A.,
en donde la música antigua y el barroco eran puntales de sus programaciones.
Por eso no es de extrañar que las partes vocales fueron reservadas a voces de
un timbre “blanco” y el tratamiento de ellas sea de corte madrigalista, de ahí
que la elección de las solistas recayó en las sopranos Mercedes García Blesa y Patricia Andrada y en la
mezzosoprano Italiana radicada en la Argentina Matea Musso quienes son poseedoras
de esas características que he señalado. Los dos fragmentos de punta fueron
reservados al trio en su totalidad y los tres del centro uno a cada solista. En
los pasajes de trío, hay canon de voces el que va desarrollando el texto, hasta
momentos de tutti instrumental en el que la orquesta interviene con fuerza, tal
vez conspirando con la emisión de las voces. Aun así es bienvenida la
originalidad del trabajo que Gerszenson pudo plasmar en el pentagrama. Y otro tanto cabe para los pasajes
individuales. A “El Puro No” y “Porque me cree su perro” que abren y cierran
respectivamente esta obra, se suman “Mi Lumía”, en donde Mercedes García Blesa
salió airosa de la escritura de Girondo, ya que este adrede deforma las palabras
para darle otro efecto (aquí se volvió a notar la necesidad se subtitulado).
Patricia Andrada lució con su timbre cristalino cantando acompañada solo por el
charango de Rolando Goldman en “Responso en blanco vivo” (el más reflexivo de
los fragmentos) y Matea Musso hizo alarde de su muy buena técnica en “Balalúa”.
Salinas mostró su jerarquía para concertar este trabajo de largo aliento y
volvió a ir a fondo con la orquesta.
El cierre le cupo al mejor de los tres
trabajos presentados: “Infernadero”. “Seís piezas para Orquesta con Piano y
Gritos Olvidados” de María Laura Antonelli, con la propia compositora como solista
en piano y medios electrónicos. Está dividido en seis pasajes: “Los Pianos de
Marfil”, “Embrujo”, “Dejar Morir”, “Esqueletos de Barcos y Gritos Olvidados”, “Infernadero”
y “Caballos Imaginarios”. Tiene intensidad, pinta a la ciudad de Buenos Aires
como pocas obras lo han hecho, es muy original y a partir del cuarto fragmento,
la electrónica da vida a un sonido sostén semejante a grito y ya en los dos
momentos finales (el que da título a la obra más “Caballos Imaginarios”) da
paso a los verdaderos gritos: los pregones de diarieros, botelleros, vendedores
ambulantes, gritos de políticos en la tribuna, simpatizantes y hasta de
hinchadas de futbol. Todo ello impecablemente intercalado con la música, en la
que como solista, la compositora tuvo un total dominio de medios, construyendo
así una obra en donde la orquesta (aprovechada integralmente) marca el pulso,
el caos y hasta la agresividad del medio. Antonelli logra así lo que se propuso
y se muestra como una excelente creadora.
Salinas hizo
un excelente trabajo de concertación y le extrajo a la Filiberto todo lo mejor
con una total conexión con la Solista/Compositora, llevando a lo más alto al organismo
musical. Posteriormente Antonelli brindó una “yapa”, consistente en un trabajo
para piano solo, en el que además empleo
el encordado interpretado con rasguidos,
llegando a las más bajas sonoridades y demostrando una vez más su capacidad.
Entiendo que esta temporada marca el ingreso
definitivo de la O.N.M.A. “Juan de Dios Filiberto” al grupo de las orquestas de
primer nivel del medio musical argentino. Ahora corresponderá sostener su
actividad y fomentar una mayor cantidad de estrenos de Ntros. creadores. Todo
ello será muy bienvenido.
Donato Decina
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