LA REVELACION DEL
AÑO
Mozarteum
Argentino, temporada 2019: actuación de la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo,
Director: Gustavo Gimeno. Solista: Julian Rachlin (Violín). Programa: Obras de
Schubert, Mendelsohn y Brahms. Teatro
Colón, 30 de Setiembre de 2019.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE.
Si bien un
serio inconveniente de salud dio por tierra con la anunciada presentación de la
notable violinista Holandesa Janine Janssen, rápido de reflejos el Mozarteum
logró el concurso del no menos notable violinista Lituano Julian Rachlin para
asumir la parte solista del Concierto para Violín y Orquesta Nº 1 en Mi menor,
Op. 64 de Mendelsohn con el que se cerró la primera parte del Concierto. Y en
verdad, la versión terminó por confirmar la excelencia de la agrupación
visitante y ratificar la categoría del solista, conformando ambas partes un
bloque monolítico para una versión que quedará en nuestra mejor memoria
auditiva. Tuvo todo: magnetismo, exquisito sonido, matices, “tempi” personal y
un Director atento a los mínimos detalles que enriquece a la versión dando también El su “toque” con un
conjunto que muestra la tersura de su cuerda, la justeza de los bronces y la
sutileza de sus aerófonos. Además de la presentación del día anterior con
fragmentos de la Novena de Dvorak que comenté ampliamente en este espacio, la única
referencia del Conjunto Luxemburgués estaba dada por la titularidad que del mismo
ejerciera Leopold Hager, uno de los conductores preferidos de los porteños hace
30 años atrás, quien además invitara a dirigir allí al Maestro Pedro Ignacio Calderón
y que también, junto al Trío San Telmo de Argentina, grabara con la Orquesta el
Triple Concierto de Bohuslav Martinu. Además de Hager, nombres ilustres como
Louis de Froment o Emmanuel Krivine ejercieron también la titularidad de la
agrupación, la que naciera como Orquesta de la Radio y Televisión de
Luxemburgo, para tomar en 1996 su actual
denominación. Gimeno es el titular desde hace cinco temporadas. Llega a esa
posición tras haber sido asistente de Claudio Abbado y Bernard Haitink en el
Festival de Lucerna y ejercer en paralelo la Titularidad de la Sinfónica de Toronto
desde el año pasado. Posee una solidez técnica incuestionable. Traza las frases
musicales con gestos precisos y hace “cantar” a la orquesta de modo categórico.
Es por ello que la enfervorizada ovación con la que el Concierto de Mendelsohn
fue recibido hizo justicia con estos excepcionales intérpretes, dando lugar a
un bis fuera de lo común. Con la complicidad del violinista Haoxing Liang, uno
de los dos Concertinos de la Orquesta, Rachlin
desplegó un desopilante arreglo del corrido popular mexicano “La
Cucaracha”, a modo de “humoresque” que hizo divertir al público mientras ambos instrumentistas
intercambiaban miradas cómicas y enlazaban el tema en distintas tonalidades.
Previo al mencionado Concierto de Mendelsohn,
la Orquesta realizó una chispeante
versión de la Obertura “ Die Zauberharfe” (El Arpa Mágica) que lleva el D. 644 en el Catálogo de obras
de Franz Peter Schubert, que da comienzo a la música con la que Schubert
brindara marco a la obra de teatro homónima
de Georg Von Hofman, la que al no tener el éxito previsto y frente a una
solicitud posterior se “reconvirtió” en la Obertura de la bien conocida “Rosamunda,
Princesa de Chipre”. Así, entre sutilezas y vibración, encontramos en Gimeno al
exacto traductor de la esencia Schubertiana.
Y la segunda parte nos mostró a un excepcional
interprete llevando adelante una excelente versión de la Primera Sinfonía en Do
menor, Op. 68 de Johannes Brahms, la que
nos mostró a una orquesta noble, con excelentes respuestas de todos sus
sectores y de los primeros atriles de los mismos y nuevamente al Concertino
Liang que desarrolló de manera
insuperable el célebre solo de violín que cierra el segundo movimiento. Al
igual que en el Concierto de Mendelsohn, Gimeno adoptó tiempos personales de
manera muy acertada, llegando hasta el fondo de la partitura. El sonido de la
agrupación es de una sutileza tal que suscita la inmediata admiración del
oyente, la misma que 24 horas antes había causado en el Auditorio Nacional del
CCK. Por lo que estas presentaciones en Ntras. Dos mejores salas de Concierto
del País, consagran a esta formación Luxemburguesa como la revelación de la presente
temporada en virtud de la calidad de todos los productos musicales que ha
ofrecido.
No podían faltar bises. Los encabezó (como no
podía ser de otra manera) una exquisita versión de la Danza Húngara Nº 1 de
Brahms, seguida luego de “Libertango” de Piazzolla, tal como lo ofreciera el
día anterior en el CCK, con la misma excelencia que el resto del repertorio.
Ojalá el Mozarteum vuelva a convocar a esta
Orquesta verdaderamente exquisita en un futuro no muy lejano.
Donato Decina
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