sábado, 6 de junio de 2020


Histórica versión de “TOSCA” en trasmisión por streaming del Metropolitan

EL DRAMA PUCCINIANO EN TODO SU ESPLENDOR
Martha CORA ELISEHT

            Dentro de la excelente programación propuesta por el Metroplolitan Opera House de New York, el pasado viernes 5 del corriente le tocó el turno a una transmisión histórica por streaming de “TOSCA” de Giacomo Puccini (1858-1924) producida en 1978, con el siguiente reparto: Shitley Verrett (Floria Tosca), Luciano Pavarotti (Mario Cavaradossi), Cornell Mac Neil (Scarpia), John Creek (Angelotti), Fernando Corena (Cura), Andrea Velis (Spoletta), Russell Christopher (Sciarrone), Robert Sapolsky (Pastor) y Philip Booth (Carcelero). David Stivender estuvo a cargo del Coro Estable y del Coro de Niños de la institución y James Conlon, de la dirección orquestal.
            Además, esta producción contó con un puesta en escena y un régisseur de lujo: nada más ni nada menos que el famoso barítono Tito Gobbi (1913-1984), quien asimismo fuera  un legendario intérprete del Barón Scarpia –es bien recordada la famosa transmisión en video de 1953 junto a María Callas y Giuseppe Di Stefano y uno de los pocos registros fílmicos de La Divina- y que contó con escenografía y vestuario de Rudolf Heinrich e iluminación de Gil Wechsler.
            Puccini compuso su célebre obra entre 1897 y 1900 con libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa sobre el drama homónimo del escritor francés Victorien Sardou y se estrenó el 14 de Enero de 1900 en el Teatro Constanzi de Roma, donde obtuvo un éxito rotundo. No sólo es una obra que descolla por su poderosa intensidad dramática, sino también por su prodigiosa musicalidad, su relato verista donde abundan intrigas, celos, traición y un elemento innovador: la tortura. No es la primera vez en la historia de la ópera donde se hace uso de este recurso, pero sí lo es explícitamente cuando Cavaradossi se halla bajo el apremio causado por los esbirros de Scarpia en el Palazzo Farnese. Posteriormente, Puccini mostrará este recurso explícitamente en Turandot, cuando Liú se suicida antes de mencionar el nombre de  Calaf. Y por otra parte, también muestra las luchas políticas entre republicanos –representados por Angelotti- y dictadores –representados por Scarpia, quien manda perseguir, encerrar y torturar a todo aquel que piense distinto-.Si bien Tosca y Cavaradossi son artistas y no poseen un rol definido, este último simpatiza con la causa republicana y pagará caro el haber ayudado a escapar a Angelotti. Los celos de la protagonista desencadenarán la tragedia.
            Por otra parte, los tres actos que componen la obra se desarrollan en tres lugares emblemáticos de Roma (la Iglesia de Sant’Andrea della Valle, el Palazzo Farnese y el Castel Sant’Angelo) y a su vez, cada uno de los tres tiene una célebre aria representativa (“Recondita armonía”, “Vissi d’arte” y la bellísima “E lucevan le stelle”). La impecable régie de Gobbi reflejó de la mejor manera posible estos tres escenarios emblemáticos, con pompa y suntuosidad, además de un magnífico vestuario de época. Y tal como aconteciera en otras oportunidades, el material fílmico se conserva en perfectísimo estado.
            Ha sido maravilloso poder apreciar a un joven Luciano Pavarotti como el pintor Cavaradossi en el mejor momento de su carrera, cuando ya era un tenor famoso y seguía sumando éxitos.  Independientemente de su inconfundible voz –su musicalidad era única y tenía un caudal y una potencia impresionantes-, actuó maravillosamente bien. Esto se notó aún más en la célebre “Vittoria, Vittoria!” en el 2° Acto, luego de haber sido torturado y desde ya, en “E lucevan le stelle”, donde el Met se vino abajo luego de su interpretación. Por su parte, Shirley Verrett encarnó a una magnífica Tosca, romántica, apasionada y celosa. Si bien era mezzosoprano, se transformó en una gran soprano dramática y una de las más grandes intérpretes de este rol entre las voces afroamericanas junto con Leontyne Price. Descolló en su aria principal (“Vissi d’arte”) y logró una soberbia actuación al asesinar a Scarpia cuando éste pretende poseerla (“Tosca, finalmente mía!”) y mientras éste agoniza, ella lo maldice (“Questo é il bacchio di Tosca”…Muori! Muori!”). Naturalmente, el Met deliró luego de ambas arias. ¿Y qué se puede decir del legendario Cornell Mac Neil?.... Al igual que Tito Gobbi, este eximio barítono ha sido uno de los más grandes y mejores intérpretes de este villano, sobresaliendo tanto vocal como histriónicamente. Su actitud perversa, tiránica y libidinosa brilló en todo momento (“Tosca é un bon falco” y “Ha piú forte sapore”). Y si bien no posee un aria específica, mantiene diálogos con todos los personajes –tanto principales como secundarios, con excepción de Angelotti-. Los matices de su voz fueron únicos e insuperables. El director James Conlon tuvo un perfecto manejo de la orquesta pucciniana y un excelente desempeño, resaltando los principales leitmotives de los  protagonistas. Tanto el Coro como el Coro de Niños ofrecieron un excelente Te Deum al final del 1° Acto y también tuvo una actitud sobresaliente Robert Sapolsky como el Pastor al inicio del 3° Acto. Asimismo, el barítono John Creek y el tenor Andrea Velis se lucieron en la interpretación  del noble Angelotti y del esbirro Spoletta, respectivamente. 
            Es realmente un placer poder volver a contemplar y apreciar estas voces únicas e inolvidables de los más grandes intérpretes de la lírica mundial, en el marco de una puesta en escena grandiosa merced a la tecnología y al archivo. Ojalá se vuelva a repetir para poder contemplar una vez más todo el esplendor que este gran clásico de Puccini merece.

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