Muy buena presentación de “AIRES ARGENTINOS” por el Ensamble Lírico Orquestal
UN DESCUBRIMIENTO DEL REPERTORIO VERNÁCULO
Martha CORA ELISEHT
La difusión de la música argentina y -principalmente- de compositores de
música clásica local es una labor que se viene realizando con esfuerzo y ahínco en los
últimos años. Lamentablemente, de no ser porque coincide con el aniversario del
nacimiento o del fallecimiento de algún compositor vernáculo, la música clásica local se
representa muy poco. Y, en el caso de los compositores de ópera argentinos, peor. Con
excepción de la inclusión de “AURORA” de Héctor Panizza en la Temporada Lírica del
Teatro Colón para el transcurso del corriente año, las óperas locales brillan por su
ausencia. Por dicho motivo, el Ensamble Lírico Orquestal decidió rescatar el repertorio
de compositores locales de la talla de Julián Aguirre (1868-1924), Ernesto Drangosch
(1882-1925), Héctor Panizza (1875-1967), Zenón Rolón (1856-1902), Miguel Rojas
(1845-1904), Alberto Ginastera (1916-1983), Carlos López Buchardo (1881-1948) y
combinarlos con autores de música popular como Ariel Ramírez (1921-2010), Carlos
Gardel (1890-1935) y Alfredo Le Pera (1900-1935) para crear un espectáculo
denominado “AIRES ARGENTNOS”, cuyo estreno tuvo lugar el pasado domingo 5 del
corriente en el teatro EL POPULAR de Balvanera, con el siguiente elenco: Ximena
Farías (soprano), Rodrigo Olmedo (tenor), Patricia Carro (recitado), Laura Gerolimetti
y Federico Carrizo (bailarines). Participó el Coro de la entidad, dirigido por Gustavo
Codina y contó con el acompañamiento musical de Gustavo Codina y Sergio Bungs
(piano y teclados).
La producción contó con la ambientación de Cecilia Layseca, iluminación de
Gonzalo Berdes, vestuario de Diana Flaschi, coreografía de Luciano Garbullo y
dirección escénica de Cecilia Layseca.
AIRES ARGENTINOS es el primero de un ciclo de espectáculos denominado
“Ópera en EL POPULAR” y su principal objetivo no sólo es difundir la obra de
compositores locales, sino también mostrar al público que toda su vida cantó un aria de
ópera sin saberlo: la Canción a la bandera de AURORA, cuyo texto original fue
compuesto en italiano por Luigi Illica en 1908 y, posteriormente, traducido al castellano
en 1947 por Josué Quesada y Ángel Petitta para su enseñanza obligatoria en las escuelas
durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón. Sin embargo, el espectáculo no se
inicia con un aria de ópera, sino con el Kyrie de la celebérrima MISA CRIOLLA de Ariel
Ramírez. Compuesta en 1964 por encargo de la Comisión de Iglesias de América Latina
por iniciativa de los sacerdotes Osvaldo Catena y Jesús Gabriel Segade, se transformó
en un ícono de la música religiosa a nivel mundial y adquirió fama desde su estreno.
Escrito en ritmo de baguala y vidala, abre la obra con el coro a boca chiusa hasta la
introducción de las voces. En este caso, el Coro del Ensamble Lírico estuvo muy bien
preparado y conto con la participación de Patricia Carro como recitante. Seguidamente,
Ximena Farías interpretó un aria muy poco conocida de la ópera CHAQUIRA LIEU, de
Miguel Rojas: “Cual nace hermosa flor…”, con libreto de Rafael Barreda (1879), de
carácter nostálgico como consecuencia de un amor contrariado. Posteriormente, se unió
al coro femenino para interpretar el rol de Lía y las dactilógrafas en LA GRUTA DE
LOS MILAGROS, de Ernesto Drangosch (1921) con libreto de Ricardo Hicken.
Concebida como opereta en tres actos, narra los enredos amorosos entre los personajes
principales y su nombre se debe al poder amoroso que ejercen las aguas de un manantial
de la gruta. Tanto la solista como el coro tuvieron un correcto desempeño. A
continuación, Rodrigo Olmedo brindó una excelente versión de la célebre Canción a la
bandera de AURORA, donde hizo gala de sus recursos vocales y su impecable línea de
canto.
Una vez despejado el escenario, el bailarín Federico Carrizo hizo un número
con elementos (silla) al compás del Triste n°3 en La menor del Primer Cuaderno de
Aires Nacionales Argentinos de Julián Aguirre, donde descolló por su plasticidad,
acompañado al piano por Gustavo Codina. Tras su interpretación, el Coro se presentó
para interpretar el Coro de los Cobradores de la zarzuela UNA BROMA INESPERADA
de Zenón Rolón, con libreto de Rafael Barreda. Compuesta en 1900, narra un tema muy
actual: la estafa a un grupo de trabajadores por parte de un vivillo que se hace pasar por
extranjero. Hay un fragmento donde las voces masculinas deben cantar en falsete y lo
hicieron perfectamente bien. Junto con la Canción del Carretero de López Buchardo,
fueron los mejores momentos del recital a juicio de quien escribe. Ximena Farías
ofreció una bella versión de la célebre Canción del árbol del olvido de Alberto
Ginastera. Compuesta en 1938 con letra de Fernán Silva Valdez, es un clásico que se
interpreta muy a menudo como bis -tanto en recitales líricos como en conciertos-. La
compañía se unió en EL DÍA QUE ME QUIERAS, de Gardel y Le Pera sobre el poema
homónimo del mexicano Amado Nervo, donde Rodrigo Olmedo y Ximena Farías
brindaron una hermosa versión, mientras la pareja de bailarines formada por Federico
Carrizo y Laura Gerolimetti ofreció un número de expresión corporal con elementos de
danza clásica y contemporánea fusionados con tango. Tras los aplausos, el Ensamble
hizo otro número de LA GRUTA DE LOS MILAGROS: coro y baile general, para cerrar
con un aria para tenor y coro de la zarzuela UNA FARRA DE NOCHEBUENA, de Zenón
Rolón: “El vino es la dicha que barre las penas”, compuesta en 1897 con texto de
Carlos Castillo. Mientras el Coro llevó la parte principal y el acompañamiento, Rodrigo
Olmedo se lució nuevamente en su aria. Los bailarines acompañaron con un número de
danza para cerrar el espectáculo. Por supuesto, hubo dos bises: AURORA y “El vino es
la dicha que barre las penas”, definido por Cecilia Layseca como el “Brindisi” de LA
TRAVIATA argentino.
Ahondar e investigar sobre obras olvidadas de compositores vernáculos no es
una tarea fácil y, además, demanda mucho tiempo. Al finalizar, Gustavo Codina
mencionó que este proyecto nació en 2021 pero por diferentes motivos, no se pudo
concretar hasta ahora. También se refirió a algunas características de los compositores y
por qué sus obras cayeron en el olvido. En el caso particular de Zenón Rolón, porque
era descendiente de esclavos libertos, mientras que la opereta de Drangosch jamás se
estrenó. Por lo tanto, ha sido todo un descubrimiento y un mérito del Ensamble Lírico
Orquestal el haber rescatado obras de compositores locales importantes, injustamente
olvidadas y que se pudieron representar tras un letargo sumamente prolongado.
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