sábado, 2 de noviembre de 2024

 

Andrea Maragno y Susana Frangi, dos exquisitas interpretes para "Tertulia Maragno". Fotografía de la autora del presente artículo.


Muy buen homenaje a Virtú Maragno en el Salón de Honor del Palacio Sarmiento


UN BRINDIS PARA EL MAESTRO


Martha CORA ELISEHT


Uno de los compositores argentinos más importantes del siglo XX ha sido Virtú

Maragno (1928-2004), cuya obra no solamente comprende música sinfónica, sino

también música de cámara, música de películas – entre otras, El Candidato, Soluna, La

Cosecha, La primera fundación de Buenos Aires y Setenta veces siete- y su ópera de

carácter nacionalista Fuego en Casabindo, cuyo estreno se produjo de manera póstuma

en el Teatro Colón en 2004. El pasado domingo 27 del corriente se produjo un

espectáculo en su homenaje -TERTULIA MARAGNO- en el Salón de Honor del Palacio

Domingo Faustino Sarmiento (ex CCK), que contó con la siguiente ficha técnica:

dirección, coreografía y puesta en escena de Yamil Ostrovsky; dirección de arte de

Débora Teplitzki; diseño de proyección de Pilar Boyle y Mariano Asseff; guion de

Diego Damián Martínez y participación de los siguientes artistas: Andrea Maragno

(soprano), Susana Frangi (pianista acompañante), Gabriela Montes (bailarina) y

Esteban Fiocca (actor).

Mediante una muy buena selección de poemas elegidos por el propio compositor

pertenecientes a Juan I. Ortiz, José Pedroni, César Mermet, Rafael Alberti, Pablo

Neruda y Federico García Lorca combinados con las canciones de cámara compuestas

en diferentes períodos de la vida del músico santafesino -alumno de Vicente

Scaramuzza, Antonio De Raco y Luis Gianneo, entre otros-, el espectáculo ofrece una

perfecta conjunción entre música, danza y canto. Mientras Andrea Maragno interpreta

las canciones, la bailarina y el actor actúan con diferentes elementos (un sillón, telas que

simulan las olas del mar o con las cuales se envuelven). La coreografía también emplea

movimientos en espejo, pasos de tango y elementos de danza contemporánea (giro,

contracción, relajación). Llega un momento donde el actor, la bailarina y la cantante

interactúan para brindar una interpretación acorde a las letras de las canciones. El gran

acompañamiento musical de una pianista de los quilates de Susana Frangi hizo el resto

en los 45 minutos que dura el espectáculo, con una concurrencia a sala llena. Inclusive,

se colocaron puff y almohadones de cuero en el piso para que la gente se sintiera más

cómoda.

La sobriedad y elegancia del Salón de Honor brindaron el marco perfecto para

este concierto, que contó con la magnífica coreografía de Yamil Ostrovsky para dar vida

a este proyecto. Los artistas se lucieron -tanto individualmente como en equipo- y

rescataron la obra de Maragno en un justo y merecido homenaje. Precisamente, el título

de esta crónica es la frase con la cual se abrió la función, que se repetirá en Noviembre

dentro del mismo espacio. Vale la pena asistir y apreciar la obra de cámara de Virtú

Maragno en toda su expresión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario