domingo, 10 de noviembre de 2024

 

UNA MAGNIFICA TRAVESIA DE LAS SOMBRAS A LA LUZ

 

Teatro Colón, temporada 2024. Decimoséptimo concierto de abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Elías Grandy. Solistas: Claudio Barile (Flauta),  Ensamble Vocal Cámara XXI, Director: Miguel Pesce. Programa: Obras de Brahms, Liebermann y Scriabin. 09 de Noviembre de 2024.

 

NUESTRA OPINON: MUY BUENO.

 

  En uno de los programas mejor estructurados de la presente temporada  la Filarmónica lució bajo la guía del Mtro. Elías Grandy. Dos obras de Brahms con tintes espectrales, de muerte y recordación, pasando por una suerte de transición como puede serlo el Concierto para Flauta y Orquesta de Lowell Liebermann  y llegar así al “Poema del Extasis” de Alexander Scriabin, plena de luminosidad. Como puede apreciarse,  una progresión interesantísima a través de la música, en donde la Orquesta brindó magníficas respuestas en todos sus sectores, con un solista excelso y una muy buena agrupación coral que sabe distinguirse en cada presentación en la que el Teatro Colón la requiere.

 

    La primera parte consagrada a Brahms nos trajo a la sala dos obras muy poco frecuentadas en Ntro. medio musical y en donde no quiero arriesgar cuanto hace que no se las presentaba en el Colón, ya que el tiempo ausente de alguna de ellas en los atriles puede ser extensísimo. El “Canto de las Parcas”, pasaje del “Ifigenia en Tauride” de Goethe, dio inicio al concierto y el Ensamble Vocal Cámara XXI, bajo la guía de Miguel Pesce  tuvo a su cargo la parte vocal. Obra cargada de tensión dramática, narrativa, tuvo en el trabajo de conjunto un crecimiento a lo largo de la interpretación. De unos muy pequeños desacoples al inicio, la versión se fue afianzando hasta llegar plena en el estilo “Brahmsiano”. El Maestro Grandy logró un pleno empaste entre Orquesta y Coro  demostrando un pleno conocimiento del estilo. Este comienzo sirvió para que luego emerja “Nanie”, basada en el poema de Friederich Schiller y dedicada al pintor Anselm Feuerbach, que evoca la belleza plasmada y el sentimiento que genera la partida. Aquí sí puedo decir  que la versión fue sólida, de muy alto vuelo y que generó por ello la  sentida primera ovación de la noche. El Coro, excelentemente preparado por  Pesce, tuvo una decisiva y muy buena participación, redondeando una buena presentación en la sala del Colón.

 

  En el comienzo de la segunda parte el público disfrutó del estreno del Concierto para Flauta y Orquesta de Lowell Liebermann, compositor y Director de Orquesta Norteamericano nacido en 1961. Su construcción está dentro de los moldes clásicos. Tres movimientos, vibrantes los de “punta” y una extensa y muy sentida sección central. En los de “punta”, surgen llamativamente influencias de compositores rusos. Se encuentran pasajes en los cuales es innegable el estilo tanto de Prokofieff como  el de Shostakovich. En cambio el movimiento central nos revela una escritura absolutamente personal y aquí Barile descolló una vez más en la interpretación dado su bellísimo sonido y dominio de la técnica. Grandy y la Orquesta acompañaron de modo impecable. Es una obra que debería frecuentarse más seguido. Dados los insistentes llamados del público, Barile retribuyó con dos bises, sobresaliendo un Andante de Bach acompañado al piano por el gran Maestro y Director de Orquesta Javier Más.

 Y finalmente el “Poema del Extasis” de Scriabin en una versión sumamente ajustada, brillante y plena de color y sonido. Un muy buen trabajo del Maestro Grandy con una Orquesta que respondió de modo pleno a cada una de sus indicaciones para que el público les retribuyera con una ovación justiciera dada la entrega expuesta en el escenario.  

   

 

Donato Decina

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