UNA MAGNIFICA
TRAVESIA DE LAS SOMBRAS A LA LUZ
Teatro Colón,
temporada 2024. Decimoséptimo concierto de abono a cargo de la Orquesta
Filarmónica de Buenos Aires, Director: Elías Grandy. Solistas: Claudio Barile
(Flauta), Ensamble Vocal Cámara XXI,
Director: Miguel Pesce. Programa: Obras de Brahms, Liebermann y Scriabin. 09 de
Noviembre de 2024.
NUESTRA OPINON: MUY BUENO.
En uno de los
programas mejor estructurados de la presente temporada la Filarmónica lució bajo la guía del Mtro.
Elías Grandy. Dos obras de Brahms con tintes espectrales, de muerte y
recordación, pasando por una suerte de transición como puede serlo el Concierto
para Flauta y Orquesta de Lowell Liebermann
y llegar así al “Poema del Extasis” de Alexander Scriabin, plena de
luminosidad. Como puede apreciarse, una
progresión interesantísima a través de la música, en donde la Orquesta brindó
magníficas respuestas en todos sus sectores, con un solista excelso y una muy
buena agrupación coral que sabe distinguirse en cada presentación en la que el
Teatro Colón la requiere.
La primera parte consagrada a Brahms nos
trajo a la sala dos obras muy poco frecuentadas en Ntro. medio musical y en
donde no quiero arriesgar cuanto hace que no se las presentaba en el Colón, ya
que el tiempo ausente de alguna de ellas en los atriles puede ser extensísimo. El
“Canto de las Parcas”, pasaje del “Ifigenia en Tauride” de Goethe, dio inicio
al concierto y el Ensamble Vocal Cámara XXI, bajo la guía de Miguel Pesce tuvo a su cargo la parte vocal. Obra cargada
de tensión dramática, narrativa, tuvo en el trabajo de conjunto un crecimiento
a lo largo de la interpretación. De unos muy pequeños desacoples al inicio, la
versión se fue afianzando hasta llegar plena en el estilo “Brahmsiano”. El Maestro
Grandy logró un pleno empaste entre Orquesta y Coro demostrando un pleno conocimiento del estilo.
Este comienzo sirvió para que luego emerja “Nanie”, basada en el poema de
Friederich Schiller y dedicada al pintor Anselm Feuerbach, que evoca la belleza
plasmada y el sentimiento que genera la partida. Aquí sí puedo decir que la versión fue sólida, de muy alto vuelo y
que generó por ello la sentida primera
ovación de la noche. El Coro, excelentemente preparado por Pesce, tuvo una decisiva y muy buena
participación, redondeando una buena presentación en la sala del Colón.
En el comienzo de la segunda parte el público
disfrutó del estreno del Concierto para Flauta y Orquesta de Lowell Liebermann,
compositor y Director de Orquesta Norteamericano nacido en 1961. Su
construcción está dentro de los moldes clásicos. Tres movimientos, vibrantes
los de “punta” y una extensa y muy sentida sección central. En los de “punta”,
surgen llamativamente influencias de compositores rusos. Se encuentran pasajes
en los cuales es innegable el estilo tanto de Prokofieff como el de Shostakovich. En cambio el movimiento
central nos revela una escritura absolutamente personal y aquí Barile descolló
una vez más en la interpretación dado su bellísimo sonido y dominio de la
técnica. Grandy y la Orquesta acompañaron de modo impecable. Es una obra que
debería frecuentarse más seguido. Dados los insistentes llamados del público,
Barile retribuyó con dos bises, sobresaliendo un Andante de Bach acompañado al piano
por el gran Maestro y Director de Orquesta Javier Más.
Y finalmente el “Poema del Extasis” de
Scriabin en una versión sumamente ajustada, brillante y plena de color y
sonido. Un muy buen trabajo del Maestro Grandy con una Orquesta que respondió
de modo pleno a cada una de sus indicaciones para que el público les
retribuyera con una ovación justiciera dada la entrega expuesta en el
escenario.
Donato Decina
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