domingo, 24 de agosto de 2025

 


La siempre muy bienvenida presencia del tenor Ricardo Gonzalez Dorrego, en este caso en los ciclos del Centro Cultural Paco Urondo. Fotografía de la autora del presente comentario.


Muy buena versión de “TIERKREIS” en el Centro Cultural Paco Urondo

 

UN AUTÉNTIO CALEIDOSCOPIO DE TEXTURAS SONORAS

Martha CORA ELISEHT

 

            Buenos Aires es una de las ciudades con mayor oferta cultural del mundo; no sólo por la cantidad y variedad de espectáculos en todos los géneros, sino también porque muchos son absolutamente gratuitos. Dentro de estos últimos, el Centro Cultural Paco Urondo – sito en la sede del Centro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires- es uno de los pocos reductos donde se puede apreciar música de autores contemporáneos. Precisamente, el pasado viernes 22 del corriente tuvo lugar un concierto en dicha sala que contó con la presencia de los siguientes intérpretes: el Ensamble de Guitarras NUTERPE y Ricardo González Dorrego (tenor), Silvina Suárez (soprano) y Malena Levin (piano) para interpretar el siguiente programa:

-          “TIERKREIS” (ZODÍACO) (versión para tenor, soprano y piano)- Karlheinz STOCKHAUSEN (1928-2007)

-          “Resonancia” (estreno mundial)- Agustina CRESPO

-          “Aguas escritas” – Tomás CAVADO

-          “Cabeza de Orfeo” (estreno local)- Teté DE ELÍAS

 

El ciclo cuenta con la curaduría de un experto en la materia: Marcelo Delgado, quien también ofició como presentador anunciando las obras. En primer lugar, se presentó TIERKREIS de Stockhausen, compuesta en 1974 como una serie de miniaturas para 12 cajas de música, donde cada una representa un signo zodiacal. Sin embargo, no sigue el orden tradicional establecido en el horóscopo, sino que puede comenzar por cualquiera de los signos. Dio la casualidad que justo ese día culminaba el período correspondiente a Leo y, por lo tanto, se comenzó por dicho signo. En la presente versión para tenor, soprano y piano, cada uno de los cantantes canta su línea -que se repite tres veces- en diferentes idiomas: latín, inglés, alemán y español -entre otros- y lo hacen en forma alternada hasta que ambos cantan juntos en el número final. En este caso, correspondió al signo de Cáncer. Silvina Suárez tuvo a su cargo el inicio y los signos de números pares (Libra, Sagitario, Acuario, Aries y Géminis), mientras que Ricardo González Dorrego, los impares (Virgo, Escorpio, Capricornio, Piscis y Tauro) antes de finalizar ambos en Cáncer. En este último número, se comienza cantando a cappella antes de la introducción del piano. La preparación vocal y la interpretación por parte de ambos cantantes fue excelente y, en determinados números, el tenor colocó sus manos alrededor de la boca para regular el volumen de voz. Silvina Suárez posee una voz con muy buenos matices, melodiosa, de amplio registro, mientras que Ricardo González Dorrego se lució en los números ya mencionados: especialmente, Escorpio, donde la tercera línea se canta a bocca chiusa. Malena Levin fue una excelente pianista acompañante, destacándose en los glisssandi y trinos simulando la melodía de las cajas de música para la cuales fue compuesta originalmente. Hubo momentos donde sostuvo la cuerda -en vez de percutirla- para lograr las diferentes texturas sonoras. Una versión que fue sumamente aplaudida en un auditorio a sala llena.

A continuación, el Ensamble NUNTERPE presentó tres obras para cuarteto de guitarras: la primera de ellas, en calidad de estreno mundial (Resonancias, de Agustina Crespo, que contó con la presencia de la compositora argentina en sala). Se inicia con deslizamiento de las manos sobre el encordado que remeda el sonido del agua, mientras el resto puntean y realizan golpes de percusión sobre la caja. La línea melódica posee algunos ribetes españoles y otros, disonantes, que se entrelazan entre sí. La segunda (Aguas escritas, del argentino Tomás Cavado) es para cuarteto de guitarras con cuerdas de acero, donde cada una está afinada en una tonalidad diferente. Sobre una base rítmica de 4 notas, las guitarras se acoplan entre sí logrando un sonido agradable, con matices completamente diferentes y dan el efecto de melodía inconclusa o suspendida. Un verdadero caleidoscopio sonoro, que fue muy aplaudida. Por último, Cabeza de Orfeo pertenece al compositor peruano Teté De Elías y se presentó en carácter de estreno local. Se inicia con un rasgido al unísono en una afinación más grave que lo habitual, donde se pasa muy rápidamente de los tonos agudos a los graves mediante rasgueo y golpes sobre la caja mediante una serie de acordes ascendentes y descendentes y golpes sobre el puente del instrumento. Finaliza con un fuerte rasgueo a todo volumen, que actúa como si fuera una gran caja de resonancia al estar multiplicado. Los intérpretes se retiraron muy aplaudidos.

Este ciclo tiene lugar en este centro cultural los últimos viernes de cada mes, con entrada libre y gratuita y representa una muy buena opción para los artistas que se dedican a interpretar este género. En este caso, una sorpresa muy grata y un verdadero caleidoscopio de texturas sonoras.    


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