sábado, 19 de agosto de 2023

 La Sinfónica sin tropiezos…


                                                                        Por Jaime Torres Gómez

Referirse a la nutrida oferta de conciertos disponible en Santiago (a gran diferencia

de regiones…) -de la que se ha asistido a buena parte-, no da espacio para

consignarla en la oportunidad y extensión ideal…

En el caso de la Sinfónica Nacional, hoy con su periodicidad y perfil programático

histórico, ha sido posible presenciarle todos los programas desde comienzo de

año, y consignados en anteriores referencias.

De esta forma, es menester referirse a tres programas realizados entre julio y

agosto, traducidos en amplias convocatorias de público.

Relevante fue la presentación a cargo del titular sinfónico, Rodolfo Saglimbeni,

con la cantata “Tristia”, Op. 18, de Hector Berlioz, junto al Poema Sinfónico “Una

Vida de Héroe”, de Richard Strauss, ambas obras escasamente ofrecidas.

Muy oportuna la inclusión de “Tristia” (nombre asociado a cosas tristes), y al

parecer estreno local. Siendo una compilación de 3 piezas del mismo Berlioz, las

publicó como orgánico en 1852 condicionado por su autoexilio de París tras los

estallidos de 1848. Excelente rendimiento del Coro Sinfónico de la Universidad

de Chile, aunque el soporte orquestal se apreció algo desparejo.     

Por distinto carril discurrió el esperado poema sinfónico straussiano, siendo muy

oportuno haberse ofrecido ante la escasez de oportunidades que la Sinfónica lo ha

abordado, con una ausencia desde la recordada versión de Víctor Tevah en 1979

al 2011 junto a Ariel Zuckermann, esta última de buen recuerdo.

Como fiel representante del post romanticismo musical, Una Vida de Héroe es de

una libertad discursiva lindante a un exasperante narcisismo, ante su carácter

autobiográfico, no obstante sus cautivantes bondades armónicas, extraordinario

colorido y virtuosismo de orquestación.

Notable lectura de Rodolfo Saglimbeni, con irreprochable coherencia global,

proveyendo debidamente el carácter de cada sección, amén de un completo

manejo de colores y timbres, como una empática adopción de tempi. Logros

extraordinarios en la gran sección lírica, asimismo en el Campo de Batalla, la

recapitulación siguiente con extractos de obras straussianas anteriores y La

Retirada del Héroe, de completa sumisión y distante a una errónea marcialidad

final de muchas (y equivocadas) versiones… Y de gran “heroísmo” el cometido del

fabuloso concertino sinfónico Héctor Viveros en el virtuoso y largo pasaje

confiado al violín solista, demostrando consumada musicalidad y solvencia

técnica…


A la semana siguiente, un muy buen debut del director español José María

Moreno (titular de la prestigiosa Filarmónica de Málaga). Así, ante la gradual

recuperación de la internacionalidad en las temporadas musicales, se celebra la

llegada de un maestro de buena circulación exterior.

Con un programa en extremo conservador (a veces hay que prescindir de cierto

repertorio menos o nada conocido, para atraer más público…), contempló la archi

ofrecida Obertura “Las Criaturas de Prometeo” de L.V. Beethoven junto al

Concierto para Violín, también de Beethoven, y la Primera Sinfonía de J.

Brahms (inexplicablemente programada, luego de haberse hecho

antológicamente hace un año junto a Francisco Rettig…).

Gran calidad de resultados junto al maestro español, percibiéndose completa

comunión artística entre director y dirigidos. Interesante enfoque de la Obertura,

con aligeraciones sonoras más bien asociadas a un clasicismo por sobre cierta

robustez romántica. Lo mismo el acompañamiento en el Concierto para Violín, en

esta oportunidad con el destacado violinista chileno Freddy Varela (concertino de

la excelente Orquesta Estable del Teatro Colón de Buenos Aires), quien tuvo un

desempeño algo desparejo (especialmente en el primer movimiento, con pasajes

algo confusos). Y con vertiginosa rapidez, la Sinfonía de Brahms se ofreció con

excesiva extraversión y enfatizada más en lo rítmico (exceso de nervio) por sobre

una debida amabilidad melódica, no obstante una extraordinaria respuesta de los

sinfónicos en todo orden.

Por último, muy destacable el debut con la Sinfónica del emergente director

chileno Christian Lorca, más bien conocido por su trabajo con orquestas juveniles

y su titularidad de la Sinfónica de Copiapó. En esta oportunidad se le confió un

programa monográfico John Williams, con una selección de sus más célebres

composiciones para el cine.

Con un esperable lleno total (4 funciones), el perfil de este programa se percibe

oportuno como una forma de llegar a un público no habituado a conciertos de

música de tradición escrita. Gran labor de Lorca, demostrando cabal conocimiento

de las obras, y ofreciendo versiones de gran contundencia musical y con

deslumbrantes resultados en todo orden. Necesario sería verlo en repertorios más

clásicos junto a la decana Sinfónica Nacional u otras orquestas profesionales de la

plaza.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias, Maestro! En este momento, su compatriota Paolo Bortolameolli está dirigiendo a la Filarmónica de Buenos Aires. Excelente sversión de

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  2. Excelente versión de "Popol Vuh" de Ginastera! Chile está dando muy buenos directores de orquesta

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