miércoles, 6 de septiembre de 2023

 




                         Servicio de Prensa Teatro Colón, fotografía del Mtro. Arnaldo Colombaroli



NOCHE DE SUPREMO DELEITE

 

Teatro Colón, temporada 2023. Ciclo Grandes Intérpretes Internacionales. Recital de Sir Andras Schiff (Piano). Programa: Obras de Bach, Mozart, Haydn y Beethoven. 04 de Setiembre de 2023.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE (+).

 

  No cabe duda alguna de que este recital brindado por Sir Andras Schiff en la sala del Teatro Colón de Buenos Aires el pasado Lunes 5 quedará en el mayor recuerdo y pasará a engrosar la rica historia de Ntro. primer coliseo. Schiff es un artista consumado, gran docente y estupendo comunicador. En un fluido italiano (tras excusarse de no dominar la lengua española) anunció cada obra a interpretar de manera breve, concisa y entendible. Se prodigó en el piano por más de dos horas. Hizo de cada una de las obras que seleccionó para este recital una creación en sí misma. No dejó detalle alguno librado al azar y enseñó su camino de interpretación en un repertorio que fue desde el barroco tardío hasta el comienzo del romanticismo. El público (y aquí sí bien vale la expresión), se rindió a sus pies.

 

  Se sabe que el Mtro. húngaro es un gran intérprete de la obra de Bach  (cómo no recordar su versión del primer libro de “El Clave Bien Temperado” para la ahora extinta “Nuova Harmonía”) y nuevamente aquí lo demostró con creces. En el inicio, un Aria de las “Variaciones Goldberg” para continuar con el raramente frecuentado “Capriccio supra la lontananza del suo Fratello dilettisimo” y es volver a admirar, la transparencia de su sonido, su increíblemente leve manejo del  recurso del pedal, para entonces hacerlo casi a semejanza del clave y la perfección en los “tempi” elegidos. Debemos agradecerle la elección del “Capriccio…”, casi como un redescubrimiento de Bach a quién en el comentario lo definió como “El Maestro del Pasado” y es en la frescura de la interpretación, propia de quién ya se encuentra en plenitud de medios, en donde reside la riqueza de su enfoque.

 

  De manera sabia, enlazó a Bach con Mozart con otra rareza la “Fantasía en Do menor”, Kv. 415, en la que el genio austríaco  pareciera apoyarse en el inicio de “Una Ofrenda Musical” , según la clarísima explicación de Schiff y que guarda directa relación con el “Ricercare a 3” de Bach. Nuevamente la transparencia y el punto justo interpretativo para mantener en silencio al público que llenó la sala de manera apreciable. En las definiciones de este gran intérprete, si a Mozart le cupo el mote de “El Poeta”, a Franz Joseph Haydn le correspondió  “El Filósofo”  y del “Padre de la Sinfonía” Schiff ofreció una exquisita versión de la Sonata Nº 20 en Do menor, la que según musicólogos a los que el pianista adhiere en el concepto, es la primera obra que Haydn concibió para el Pianoforte exclusivamente, continuando de modo entrelazado con otra obra del creador austríaco, las “Variaciones” de 1793. La consustanciación con esta música, sus matices y su profundidad interpretativa no dejaron en el público duda alguna de la excelencia para el cierre de esta primera parte del recital.

 

  Si alguien pensó que tras aproximadamente una hora y veinte minutos de música, la segunda parte sería un tanto más breve, pues se equivocó. No pudo existir un mejor enlace que pasar del Haydn del final de la primera parte a Beethoven en toda la segunda. Siempre sorprendente, Schiff seleccionó las “Bagatellas” del Op. 126 para el comienzo. Es el Beethoven del final, el maduro, el consumado. Schiff las interpretó como una verdadera “unidad” “da capo a fine”  y en su versión se descubre su capacidad de resolver los desafíos que le plantean las obras que el selecciona para el programa de concierto.

 

  El remate sobrevino con una imponente versión de la sonata “Waldstein” en donde pasamos de la imponencia en los primeros ataques a los matices, planos sonoros, clima de absoluta intimidad y un bellísimo sonido pleno en sutilezas, para luego encarar el movimiento final con una arrolladora energía y un contundente final. Y aquí es justo expresar, la inmensa fortuna que quién esto escribe ha tenido de poder apreciar los enfoques distintos y ambos absolutamente valederos tanto de Daniel Barenboim con su despliegue de energía, como este en donde Schiff parece ir extrayendo cada detalle de Beethoven por mínimo que fuere y lo ofrece de ese modo al público.

 

  Austero en los gestos y en el sobrio agradecimiento al público, inclinando la cabeza hacia cada sector de la sala, Schiff brindó dos bises de noble factura: “Melodìa Húngara” de Schubert (casi una continuidad del derrotero de la música) y cerrar con el plenamente conocido primer movimiento de la Sonata “Facile” de Mozart (ni falta hizo que lo anuncie), culminando de esta manera un recital de antología. Seguramente con el correr del tiempo comenzaremos a escuchar los comentarios del tipo “yo estuve en ese recital” (aún como casi siempre ocurre, de gente que ni estuvo). Quienes si tuvimos la fortuna de estar, nos llevamos atesorados para siempre el recuerdo y el sonido de un artista increíble.  

 

Donato Decina

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