jueves, 1 de agosto de 2019


Muy buena reposición de “ARIADNA EN NAXOS” en el Colón

CUANDO CONFLUYEN LA TRAGEDIA Y LA COMEDIA
Martha CORA ELISEHT

            El pasado miércoles 31 de Julio tuvo lugar la representación de “ARIADNA EN NAXOS” de Richard Strauss (1864-1949) correspondiente a la función del Abono Nocturno en el Teatro Colón, con puesta en escena de Marcelo Lombardero, escenografía de Diego Siliano, iluminación de José Luis Fioruccio y vestuario a cargo de Luciana Gutman. Alejo Pérez estuvo a cargo de la dirección musical de la Orquesta Estable y participaron los siguientes intérpretes: Carla Filipcic Holm (Ariadna y Prima Donna), Gustavo López Manzitti (Tenor y Baco), Jennifer Holloway (El Compositor), Hernán Iturralde (El Maestro de Música), Ekaterina Lekhina (Zerbinetta), Pablo Urban (Maestro de Danza y Scaramuccio), Luciano Garay (Arlequín), Santiago Martínez (Brighella), Iván García (Truffaldino), Laura Pisani (Náyade), Victoria Gaeta (Eco), Florencia Machado (Dríade), Mariano Fernández (Peluquero), Carlos Kaspar (Mayordomo), Román Modzelewski (Sirviente) y Ariel Casalis (Oficial).
            Luego de 26 años de ausencia, la mencionada obra de Richard Strauss y Hugo von Hoffmansthal regresa al Colón en una versión totalmente acorde al libreto original, donde se representa una ópera dentro de otra ópera. Si bien es sencilla, la puesta de Marcelo Lombardero y Diego Siliano respeta el hecho de organizar una función de ópera en forma conjunta con una comedia en casa de un rico burgués antes de un festival de fuegos artificiales por capricho del dueño de casa. Esta cronista tuvo oportunidad de presenciar las dos últimas versiones de dicha obra en el Colón (1982 y 1993), donde la ópera donde se junta la tragedia de Ariadna con la comedia de Zerbinetta, Scaramuccio, Brighella, Arlequín y Truffladino se representaba con una escenografía totalmente diferente de la usada en el prólogo. En este caso, el haber colocado un escenario con dos balcones dentro de la casa del ricachón le brindó una mayor versatilidad y comprensión para el público. Muy bueno el hecho de hacer aparecer a Baco mediante un elevador desde el foso de la orquesta, lo que le dio una gran  espectacularidad. También fue excelente el hecho de contrastar el vestuario de época usado por Baco, Ariadna y las ninfas que la rodean con el de los actores que representan la comedia –aunque algo hollywoodense para gusto personal de quien escribe, tratando de representar a Zerbinetta como si fuera Marilyn Monroe-. Por otra parte, el hecho de ser desmontable –al final, Ariadna y Baco quedan con la armazón de los miriñaques- dio a entender que donde hay amor, no importa si uno es una princesa o un dios. Al fin y al cabo, son dos seres humanos que interpretan roles operísticos y se muestran tal cual son, con sus imperfecciones, virtudes y defectos. En resumen: cumplió perfectamente con su objetivo. Y también fue muy acertado el efecto de animación computarizada sobre una pantalla recreando a la gente que comtempla el festival de fuegos artificiales.
            En cuanto a lo musical, Alejo Pérez utilizó la versión original para 37 instrumentos (6 violines, 4 violas, 3 violoncellos, 2 contrabajos, pares de flautas, clarinetes, oboes, fagotes, cornos, trompetas, trombones, timbal, 3 percusionistas, 2 arpas, celesta, piano y armonio) y lo hizo magistralmente, logrando un perfecto equilibrio. Muy buena la participación de Marcelo Ayub (piano) y una soberbia actuación de Oleg Pishenin como violín solista, al igual que los matices ofrecidos por el armonio durante la gran aria de Zerbinetta (Grössische Prinzessin), que fue interpretada a la perfección por la soprano rusa Ekaterina Lekhina. Alcanzó sin dificultad el Mi sobreagudo que la coloratura exige a su personaje y demostró con creces su brillante línea de canto. (Además de ser una mujer muy bonita, luciendo sus hermosas piernas en escena con una rôbe de chambre en el prólogo y un vestido corto en el Acto). Carla Filipic Holm hizo gala de su maravilloso color vocal al encarnar a Ariadna, con una perfecta dicción del alemán –se comprendía lo que decía sin utilizar la traducción simultánea- y demostró una línea de canto impecable, con excelentes matices –sobre todo, en los graves- y brindó una caprichosa Prima Donna en el prólogo, acompañada –al estilo de toda aquella que se jacta  de serlo- con un caniche. Muy buena la actuación de Carlos Kaspar como el Mayordomo, quien también se encargó de cerrar el telón. Una ya pudo apreciar a este actor como el carcelero en El Murciélago el año pasado, y aquí demostró nuevamente que se puede incluir a un actor en una ópera. Hernán Iturralde tuvo una gran actuación como El Maestro de Música y Pablo Urban hizo lo mismo con el Maestro de Danza. Y Jennifer Holloway encarnó en forma brillante a un Compositor al que le arruinan su obra. Esta excelente mezzosoprano estadounidense es experta en este tipo de roles –baste recordar su soberbio Octavian en El Caballero de la Rosa hace 2 años atrás- y una vez más, demostró sus estupendas dotes histriónicas, al igual que una soberbia línea de canto. También fue muy bueno el trío de ninfas integrado por Victoria Gaeta, Laura Pisani y Florencia Machado acompañando a Ariadna, al igual que el Arlequín de Luciano Garay. El grupo de actores que acompañaron a Zerbinetta – Santiago Martínez, Pablo Urban e Iván García- también tuvo una destacada actuación, tanto desde lo vocal como lo actoral. En cuanto al protagonista masculino, Gustavo López Manzitti encarnó un muy buen Baco, con una correcta dicción del alemán y una gran interpretación. Y en cuanto a su personaje en el prólogo, su versión del Tenor también fue correcta, ya que su participación es escasa.
            En líneas generales, ha sido una muy buena versión, montada prácticamente con elenco nacional –sólo dos de los cantantes han sido extranjeros- , respetando la concepción original de la obra y con muy buenos recursos de escenografía y luminotecnia. Lo único que una debiera objetar es la gran cantidad de figurantes y bailarines en el Acto – a juicio de esta cronista, completamente innecesarios- , ya que el mensaje sobre lo que se quería decir estaba perfectamente representado por los personajes. Que el amor siempre vence y que no sólo se da entre los protagonistas, sino también, entre actores y comediantes. Que todo puede pasar en el maravilloso mundo de la ópera, donde se puede lograr una muy buena conjunción entre la comedia y la tragedia.  Y que hoy se cuenta con muy buenos recursos e intérpretes a nivel local para realizar obras como ésta, lo cual era prácticamente impensable hace 26 años atrás.

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