sábado, 31 de agosto de 2019


EL REGRESO DE UN MUY BUEN CONDUCTOR

Orquesta Sinfónica Nacional, Temporada 2019. Director: Sylvain Gasançon. Solistas: Haydee Seibert Francia-Gustavo Mulé (Violines). Programa: Obras de Chausson, Ysaÿe, Messiaen y Roussel. CCK-Auditorio Nacional. 30 de Agosto de 2019.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

  Quienes conformamos el equipo de “De Paraíso Para Usted” siempre hemos bregado en Estas páginas y en el Aire en imagen y sonido por la renovación del repertorio de los programas de conciertos (sean en la forma en que se hagan) , tanto como en la Opera y en el Ballet. Por eso no deja de ser sumamente sorprendente y saludable la propuesta que tanto la semana anterior como en Esta ocasión ofreció el joven conductor Francés Sylvain Gasançon al frente de la Sinfónica Nacional en el Auditorio Nacional del CCK. Autores poco frecuentados, obras importantes y resultados que ya Uds. apreciarán,  muy sorprendentes. No es la primera visita de este Director de Orquesta a Ntro. País. Años atrás se presentó al frente de la Filarmónica de Buenos Aires con el Colón cerrado en el 2008 en el Auditorio de Belgrano, durante un ciclo que se llamó “La Filarmónica Joven”. Su solista en aquella ocasión fue su Concertino en esta oportunidad: Xavier Inchausti. Ya por entonces su presentación me causó una óptima impresión. La actual lo muestra consolidado y definitivamente asentado como conductor sinfónico.

  Como viene sucediendo desde el año anterior (y lo mencionamos en cada comentario), antes del comienzo y con una pancarta que expresa “Sinfónica Nacional en Crisis”, el Delegado Sindical de la Orquesta, Mtro. Carlos Cossattini, se dirige al público para comentar que el Secretario de Gobierno de Cultura, Pablo Avelluto, incumple con el Presupuesto Nacional del Corriente año al no aplicar la partida adicional aprobada por el Congreso de la Nación en dicho presupuesto de $500.000.000.- (Pesos Quinientos millones.-) con la cual se pueden efectivizar los cargos vacantes sobre los cuales hubo concurso para tales fines, como así también cubrir los nuevos producidos por emigración de los titulares de los mismos, quienes lo hacen ante mejores ofertas de trabajo dados los bajos salarios sin actualización ni llamado a paritarias, con valores que en las categorías iniciales llegan a estar bajo la actual línea de pobreza, calificando todo este estado de cosas como de “vaciamiento cultural”. Ante esta situación que concierto a concierto el Mtro. Cossattini menciona, viendo la grilla actual de nómina de músicos de la Sinfónica Nacional, que,  ya sea por reemplazos de instrumentistas jubilados, cargos no efectivizados o por licencias de titulares, incluye muchos jóvenes que saltan al ruedo, los muy buenos resultados artísticos de Esta velada son verdaderamente una hazaña y hablan por sí solos del muy buen trabajo que el Mtro. Gasançon realizó con el conjunto y del compromiso permanente que Este último mantiene de modo permanente con su público.

  El programa se inició con “Viviane”, Op. 5 de Ernest Chausson. Obra de 1882, revisada en 1887, pertenece a su etapa inicial con marcada influencia del Wagnerianísmo, ya que era admirador del gran genio Alemán, al que conoció. Tanto que asistió al estreno de “Parsifal” en 1882.  Tiene momentos de gran intensidad y enjundia y otros de exquisita sensualidad, clara influencia de uno de sus mentores , Vincent D’Indy. Gasançon extrajo un rendimiento superlativo de todas las secciones del conjunto, logrando una versión rayana en la excelencia, la que marcó la primera reacción positiva del público.

  “Amitié”, del Op. 26  de Eugene Ysaÿe está concebido como un Poema para dos Violines y Orquesta. Forma parte de la serie de obras que compuso para esa combinación (Uno y dos Violines y Orquesta). Tiene una clara influencia de la época (Vieuxtemps fue uno de sus mentores y fue coetáneo y amigo del recién mencionado Chausson quien le dedicó obras para El, también eximio violinista). Posee una estructura muy similar a la obra de Chausson, momentos “elegíacos”, momentos de gran intensidad y otros de introspección. Hay un diálogo permanente entre los violinistas y la orquesta y entre los violinistas entre sí. Aquí no cabe duda alguna que el tiempo de compañerismo que Haydee Seibert Francia y Gustavo Mule llevan el el “Cuarteto de Amigos” juega de tal manera que se cumplimentan a la perfección. Mulé con su sólida técnica y refinado sonido y Seibert Francia con un oficio inigualable y seguridad absoluta. Tuvieron pleno entendimiento con Gasançon y la Orquesta, quienes entregaron un impecable ajuste y muy buena sonoridad.

  La segunda parte se inició con “La Tumba Resplandeciente” del gran Olivier Messiaen. Obra de 1931, en cuatro partes, alterna los momentos de suma intensidad con otros retrospectivos. Es un Messiaen aún muy joven, muy vibrante y pleno de enjundia. Gasançon supo darle enfoque muy ajustado y obtuvo un rendimiento encomiable de la Sinfónica Nacional. A la Orquesta se la percibió sumamente motivada ante el desafío del nuevo repertorio, y el público respondió con una cerrada ovación por la categoría de la versión ofrecida.

  El Plato Fuerte de la noche fue la presentación de la Sinfonía Nº 3 de Albert Roussel. Compuesta entre 1929 y 1930, coetánea de “Bacchus Et Arianne” y estrenada por Serge Koussevistsky al frente de la Sinfónica de Boston (la que tendría luego de titular a otro gran divulgador de su obra, Charles Munch), la tercera es una página que nos muestra a Roussel en plena posesión de medios y en pleno dominio del lenguaje expresionista que tanto El cómo Ravel (y anteriormente Debussy) trabajaron a fondo. Momentos de pleno colorido, intensidad y total discurso orquestal se alternan a través de sus cuatro movimientos con otros de suma expresividad como el Adagio central. Gasançon presentó una orquesta plena, compacta, amalgamada con sonoridades muy refinadas, logrando exponer una amplia gama de matices. Como era de esperar, el público estalló en una calurosa ovación ante la calidad de lo ofrecido.

  Un Auditorio que estuvo apreciablemente cubierto recibió de muy buena forma este concierto. No cabe duda que ese es el camino a una programación sumamente equilibrada. La Sinfónica Nacional, aún muy limitada en sus recursos, está haciendo lo que quienes tienen y pueden no hacen. No podemos dejar de apoyarla y esperemos que visitas como las de Lano y Gasançon se sigan manteniendo.


Donato Decina
 



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