martes, 7 de julio de 2020


Excelente transmisión por streaming de “LA DONNA DEL LAGO” desde el Metropolitan

MONUMENTO AL BUEN GUSTO Y AL BEL CANTO
Martha CORA ELISEHT

            El pasado lunes 6 del corriente, el Metropolitan Opera House de New York ofreció una ópera que muy raramente se representa: “LA DONNA DEL LAGO” de Gioacchino Rossini (1792-1868) con puesta en escena de Paul Curran, escenografía y vestuario de Kevin  Knight e iluminación de Duane Schuler. La soprano Patricia Racette actuó como presentadora, mientras que Michele Mariotti se hizo cargo de la dirección orquestal.
            El elenco estuvo compuesto por los siguientes cantantes: Joyce Di Donato (Elena), Juan Diego Flórez (Rey James de Escocia/ Uberto), Daniela Barcellona (Malcolm), John Osborn (Rodrigo), Oren Gradus (Douglas), Eduardo Valdes (Serano),  Olga Makarina (Albina) y Gregory Schmidt (Paje). Asimismo participó el Coro de la institución, dirigido por Donald Palumbo.
            La presente producción data de 2015 y es una coproducción del Met con la ópera de Santa Fe, que se representa por primera vez en el gran teatro lírico neoyorquino. Rossini la compuso en 1819 sobre la novela homónima de Sir Walter Scott (La Dama del Lago), con libreto de Andrea Leone Tottola. Cabe destacar que es la primera de las 25 óperas italianas compuestas sobre textos del gran poeta inglés. Tras su estreno en el Teatro San Carlo de Nápoles en ese mismo año, se representó en Londres en 1823 y en New Orleans en 1829. Posteriormente, pasó casi un siglo en el olvido hasta su reposición en Florencia en 1958. También se ofreció en 1969 en el Teatro Camden de Londres, con Kiri Te Kanawa como protagonista. Constituye una de las obras menos representadas de Rossini por su gran dificultad técnica en la coloratura, fraseo y fioriture característicos del bel canto. Por ende, debe reunirse un elenco de excepcional jerarquía vocal para poder representarla como corresponde.
            Para esta ocasión se empleó una escenografía sencilla, que permite adaptar perfectamente los numerosos cambios de escena que transcurren en los 3 Actos en los cuales está dividida la obra.  Mediante un efecto de iluminación y proyección se recrea el amanecer sobre el Loch Katrine en las Highlands escocesas, que cambia de color a medida que avanza el día, donde se produce el encuentro entre Elena y el Rey James bajo el pseudónimo de Uberto, las escenas en casa de Elena, la cacería, la victoria de los hombres comandados por  Rodrigo, la entrada de Malcolm, la batalla y el final en el palacio del Rey. Se contó con un vestuario de época, donde el clan de Douglas –al cual pertenece Elena- usa tonos de azul y blusa blanca –en honor a los colores de la bandera escocesa- , mientras que Rodrigo y los Highlanders –al igual que Albina y el sirviente Serano- lo hacen en color bordó. En cambio, el guerrero Malcolm lo hace en verde y es perfecto para diferenciar no sólo los clanes, sino también los intereses de los diferentes protagonistas. El Rey James luce un traje color crema con capa dorada para la escena final, mientras que está caracterizado con traje de cacería marrón cuando pasa camuflado como Uberto. Por su parte, las mujeres lucen trajes de aldeanas de colores oscuros, que pasarán a tener amplia luminosidad en la escena final en el palacio. Ha sido muy lindo también el semicírculo formado con las banderas escocesas en alto cuando Douglas jura casar a Elena con Rodrigo y Malcolm se une para pelear junto a los Highlanders contra el Rey. También estuvo muy bien logrado el efecto del pasaje de un cometa- que es tomado como un buen augurio al principio, pero que marcará la derrota de los mismos y la muerte de su líder, Rodrigo-.
            El desempeño vocal ha sido una auténtica maestría de exquisitez, coloratura y buen gusto en materia de bel canto. Se puede decir que la talentosa Joyce Di Donato es la mezzosoprano rossiniana del momento y una de las mejores voces de la lírica actual. Posee una coloratura soberbia, muy rica en matices y un fraseo impecable. Por lo tanto, pudo sortear la difícil tarea de encarnar a la bella Elena sin ninguna dificultad desde la primera aria (“O matuttini albori”), así como también en el duettino junto a James/ Uberto del 1° Acto (“Scendi nel piccolo legno”) hasta desembocar en la escena final, con la célebre “Tanti affetti in tal momento” –aria con la cual hizo su debut por primera vez en 2013 en el Teatro Colón- . Es sumamente difícil formar pareja con otra mezzosoprano y más aún, interpretar dúos de amor, pero la gran Daniela Barcellona lo hizo posible. Esta excelente cantante se lució como el enamorado y valiente Malcolm, merced a la musicalidad de su voz y a su contextura robusta –que le permitió crear un perfecto physique du rôle- . Cuando realiza su presentación tras haber estado ausente de su pueblo y de su enamorada por mucho tiempo (“Mura felice… Elena! O tu che chiamo”), el Met la ovacionó, al igual que en el aria del 2° Acto (“Ah! Si pera ormai la norte”) y en el duetto de amor junto a Joyce Di Donato (“Vivere ío non potro”).  Y Juan Diego Flórez es –junto al mexicano Javier Camarena- el gran intérprete de roles rossinianos del momento. Fue ovacionado por sus excelsas interpretaciones de cada una de las principales arias y en los dúos de amor con Elena (“Le mie barbare vicende”, “Celo! In qual estasi!”), al igual que en la bellísima cavatina que abre el 2° Acto (“O fiamma soave”). Lo mismo sucedió tras la escena donde le entrega a Elena el anillo como símbolo de amor y amistad, diciéndole que acuda al Rey ante cualquier dificultad que presente. Pero la revelación fue el tenor John Osborn, cuyos insuperables agudos y notas naturales deleitaron al público. Puede decirse que cantó de igual a igual con Flórez y se destacó en su aria principal (“Eccomi a voi, mei Prodi”) luego de su triunfo, tras la cual, el Met se deshizo en vítores y aplausos. También tuvo una actuación muy destacada el bajo Oren Gradus como Douglas –padre de Elena y tutor del anterior Rey de Escocia-  en su aria (“Taci! Ió voglio é basti!”) y en los numerosos tríos y cuartetos. En cuanto a los personajes secundarios, tanto Olga Makarina como Eduardo Valdes estuvieron muy bien dando vida a Albina –amiga y confidente de Elena- y al fiel sirviente Serano.
            Merece una mención aparte la excelente actuación del Coro, magistralmente preparado por Donald Palumbo desde el inicio de la obra, ya que no sólo brinda el marco sonoro para que transcurra la acción, sino que también actúa como un protagonista más.  Prueba de ello son las numerosas arias escritas para el mismo, que permiten los cambios de escenografía (“Del di la mesaggiera”, “Uberto! Ah1 Dove t’ascondi?”, “Qual rápido torrente” y al final del 1° Acto: “Su… amici! Guerrieri!”), hasta llegar a la sala del trono (“Impogna il Re”).  Y el italiano Michele Mariotti dirigió estupendamente esta ópera, demostrando ser un profundo conocedor de la partitura e impartiendo su énfasis en los momentos de mayor tensión, en los crescendi y diminuendi típicos del compositor.
            Cuando uno escucha esta ópera por primera vez, queda maravillado por su musicalidad, su armonía y su argumento, donde triunfan el amor y el honor. Por tratarse de una ópera seria –contrariamente a la mayoría de las óperas buffas típicas de Rossini-, es una obra de marca mayor, que se disfruta plenamente y que además, posee un final feliz.  Pero independientemente de ello, representa un monumento a la exquisitez vocal y al bel canto italiano, género sumamente difundido y difícil de representar hoy en día. Y que es un auténtico deleite para los oídos cuando se cuenta con las voces justas como para interpretarla debidamente.

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