Muy buen concierto de cámara a
cargo del Cuarteto Soldi e Iván Rutkauskas en el CCK
UN
PLACER PARA TODOS LOS SENTIDOS
Martha
CORA ELISEHT
Los
conciertos vespertinos de los domingos en el Centro Cultural Kirchner (CCK) se
están transformando en un clásico porteño; no sólo porque la entrada es libre y
gratuita, sino también por contar con intérpretes de excelente calidad. Dentro
de la programación ofrecida por dicha institución, el pasado domingo 19 del
corriente se llevó a cabo un concierto de cámara en la Sala Sinfónica con la
participación del Cuarteto Soldi, integrado por Freddy Varela Montero (violín),
Tatiana Glava (violín), Adrián Felizia (viola) y Gloria
Pankaeva (violoncello), que contó con la presencia de Iván Rutkauskas
como pianista acompañante para brindar el siguiente repertorio:
-
Quinteto en Sol menor,
Op.57- Dmitri SHOSTAKOVICH (1906-1975)
-
Quinteto en Fa menor,
Op.34- Johannes BRAHMS (1833-1897)
Ni
bien los músicos tomaron su posición sobre el escenario del Auditorio Nacional,
Freddy Varela Montero aprovechó la ocasión para agradecer a Tristán Bauer
-Ministro de Cultura de la Nación- y a Tomás Ballicora -Director del Ciclo- por
brindarles la oportunidad de participar y de paso, saludar a todos los padres
en su día, ya que la fecha coincidió con dicho festejo. Asimismo, se encargó de anunciar las obras
comprendidas en el programa.
La
velada comenzó con el mencionado quinteto de Shostakovich, compuesto en 1940
para el Cuarteto Beethoven y cuyo estreno se produjo en el Conservatorio de
Moscú en Noviembre de ese mismo año, con la presencia del compositor al piano.
Tuvo un suceso rotundo desde su estreno y fue galardonado con el Premio Stalin
en 1941. Consta de 5 movimientos, que poseen un profundo contraste: Prelude
(Lento)/ Fugue (Adagio)/ Scherzo (Allegretto)/ Intermezzo (Lento) y
Finale (Allegretto), que fueron ejecutados con una musicalidad de alto
nivel. (Con excepción de Pankaeva, que es integrante de la Filarmónica de
Buenos Aires, el resto de los integrantes del Soldi pertenecen a la Orquesta
Estable del Teatro Colón, mientras que Iván Rutkauskas se desempeña como
maestro interno de dicho teatro). Tras la formidable introducción del piano en
el 1° movimiento, el contrapunto entre los instrumentos de cuerda fue
excelente, al igual que los solos de Adrián Felizia en viola y el magistral
solo del 3° movimiento a cargo de Freddy Varela Montero, junto con el
contrapunto en pizzicato del cello previo al cantábile de la
viola. El ensamble logró su apoteosis en el Allegretto final, donde
todos y cada uno de los músicos pusieron su técnica y maestría para que dicho
movimiento fuera brillante y a la vez, vibrante.
El
Quinteto en Fa menor, Op.34 de Brahms es conocido como “la corona de la
música de cámara”, ya que es una de las obras más bellas y conocidas dentro de
dicho género. Fue compuesto originalmente para quinteto de cuerdas (dos
violines, viola y dos violoncellos) en 1862 y posteriormente, su autor realizó
una transcripción como sonata para dos pianos hasta darle su versión
definitiva, que fue estrenada en el Conservatorio de Leipzig en 1866, dedicada
a la princesa Anna de Hesse. Sus cuatro movimientos (Allegro non troppo/
Andante- un poco adagio/ Scherzo: Allegro y Finale: Poco sostenuto-
Allegro non troppo- Presto, non troppo) poseen ribetes románticos y por
momentos, trágicos y oscuros. El piano actúa junto al cuarteto de cuerdas
brindando una unidad de expresión desde el inicio del 1° movimiento al unísono.
En este caso, hubo una excelente interacción de Rutkauskas junto al cuarteto de
cuerdas, logrando un sonido brillante y de alta calidad desde los primeros
compases. El crescendo del Allegro non troppo inicial estuvo
perfectamente bien ejecutado, con una gran intervención en la cadencia del
segundo violín a cargo de Tatiana Glava. Tras la tranquilidad del Andante en
La bemol mayor, el imponente Scherzo- allegro sonó majestuosamente,
donde se destacó el excelente pizzicato de Gloria Pankaeva, al igual que
el movimiento final. Tras la brevísima introducción en sonata, el cello
introduce el primer tema del Allegro -que posee reminiscencias húngaras-
que se une al segundo tema mediante un puente estridente, que fue ejecutado de
manera impecable por los integrantes del ensemble, destacándose Freddy Varela
Montero con una muy buena labor, al igual que el pianista acompañante. Tal así
fue, que el Auditorio Nacional estalló en aplausos, lo que obligó a los músicos
a hacer un bis: el Allegretto final del Quinteto en Sol menor de
Shostakovich, que -según impresión de quien escribe- sonó aún mejor.
El
Ciclo de Cámara del CCK está rindiendo sus frutos durante el transcurso de la
presente temporada y lo está haciendo con creces. La programación es excelente
y una espera que algún día se pueda llevar a cabo un Festival de Música de
Cámara con las mejores agrupaciones de todo el país. Cuenta con las
instalaciones para los ensayos y dos salas importantes como para llevarlo a
cabo. Y con intérpretes de alto nivel, lo cual representa un auténtico placer
para todos los sentidos.
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