Situación
de la Orquesta Sinfónica Municipal
La Orquesta Sinfónica Municipal de Mar del Plata
es uno de los organismos musicales más antiguos del interior del país. Fue
formada inicialmente por los profesores de la Asociación Gremial de Músicos y
brindó su primer concierto en el Teatro Odeón el 22 de noviembre de 1945.
Mucho tiempo ha transcurrido desde entonces.
Tuvo su momento de esplendor bajo la dirección del
maestro Washington Castro, cuando llegó a contar con unos 90 músicos y era
posible abordar cualquier repertorio. Luego de eso comenzó a sufrir un largo y
sostenido declive que la lleva hoy a no poder presentarse por carecer del orgánico mínimo indispensable para abordar el
repertorio sinfónico.
Sin embargo, no son sólo esos los problemas que
debe padecer, que son referidos a la gestión de los Organismos Artísticos y
edilicios.
Un
orgánico insuficiente
El problema central radica en la falta de
cobertura de las plazas que se producen por las vacantes vegetativas: no son
cubiertos los cargos del personal que se retira por acogerse a los beneficios
de la jubilación.
En lugar de programarlos antes de producirse la
baja directamente no son llevados a cabo y las carencias son cada vez mayores,
ya el problema se acentúa a medida que transcurre el tiempo por presentarse más
vacantes.
Hubo dos etapas de concursos: bajo la gestión de
la maestra Susana Frangi, con Mauricio Espil en un cargo de gestión de
Organismos Artísticos y en la gestión del intendente Arroyo, con una sustancial
demora en la producción de los nombramientos. Al año siguiente hubo numerosas
vacantes por jubilación, con lo cual el avance fue relativo.
Pongamos como ejemplo que durante el período en
que el maestro Carlos Vieu era director titular el
orgánico de la orquesta era de 49 miembros, con lo cual debían hacerse
contrataciones para completar el resto de la dotación según el repertorio a
abordar.
Hoy, los cargos faltantes de la orquesta son al
menos 16: violín concertino, primer violín de fila, primer violín de fila,
segundo violín de fila, viola de fila, contrabajo solista, contrabajo de fila,
cello solista, cello de fila, flauta solista, oboe suplente solista, clarinete
suplente solista, tercera trompeta, segundo corno, timbal solista, timbal
suplente solista.
A ello debemos agregar que en 5 años se jubilarán
otros 10 músicos.
Hagamos una simple operación aritmética y dos
preguntas: restemos 16 a 49 y a la cifra resultante restémosle 10 más a largo
plazo. ¿Qué obra sinfónica se puede abordar con una
formación tan reducida? Luego viene la
pregunta central: ¿Qué se hizo de esos cargos que eran de la
dotación de la orquesta?
En este escenario, la inferencia que cobra fuerza
es que, directa o indirectamente, se pretende, o al menos se acepta, la
disolución de una orquesta que tanto costó formar y que tanto nos ha dado a lo
largo de sus setenta y siete años de vida.
Con respecto a los cargos faltantes, fue firmada
un acta acuerdo en la que la Secretaría de Cultura se comprometió a llamar a
concurso a 3 cargos en marzo (lo cual no se cumplió), 3 en julio y 3 en
septiembre y 8 el año próximo.
Aun si el cronograma de cumpliera resulta
insuficiente para subsanar el faltante y llevar a la orquesta a una dotación
adecuada ya que los cargos son muchos más. Nuevamente se impone la pregunta: ¿Por
qué no pueden suplirse con contrataciones directas (como sucedió en la
Sinfónica Nacional), previo concurso, si eran cargos que la orquesta ya tenía
desde antes?
Una
gestión limitada
Otro de los problemas es que el organismo, cuya
directora, la maestra María Laura Muñiz, no vive en Mar del Plata, carece
actualmente de injerencia en el nombramiento de los directores, que son
contratados por 3 meses.
Asimismo, no ha sido cubierto por concurso el
cargo de encargado de Organismos Artísticos y, como otros, las funciones
inherentes a tal cargo son parcialmente llevadas a cabo por una persona con uso
de firma pero sin poder de decisión.
Los
problemas edilicios
La orquesta desarrolla (o desarrollaba) su
actividad en el Teatro Colón, cuyas condiciones edilicias no cubren niveles
mínimos para cumplir con la tarea: no hay calefacción y –al menos hasta un
tiempo atrás- las condiciones de la instalación eléctrica implicaban una
situación de riesgo de una magnitud que significaría que –muy probablemente-
una ART no aprobaría tales condiciones.
Un
patrimonio en peligro
Si nos remontamos no muy atrás en el tiempo, la
orquesta venía desarrollando, con todas estas limitaciones, una actividad
sostenida con solistas invitados o del medio local (la presencia de Antonio
Formaro, uno de los más distinguidos pianistas argentinos es un ejemplo). Con Mardel sinfónico se abrió un espacio de
master clases por parte de solistas como Eduardo Vasallo –que interpretó el
concierto de Elgar- o Rolando Prusak.
Es esta actividad inmediata y aquella que fue
llevada a cabo a lo largo de la historia de la orquesta lo que se encuentra en
peligro porque en la línea del tiempo constituye en sí un patrimonio cultural
marplatense de naturaleza intangible que debería ser preservado.
Sería muy larga la lista de obras y solistas,
nacionales internacionales y locales (como Adrián Cesario que abordó Homenaje a la Seguidilla, de Moreno
Torroba), pero baste señalar que con dos conciertos mensuales la actividad era
sostenida.
Refieren miembros de la Asociación de Críticos
Musicales de la Argentina haber venido infinidad de veces, exclusivamente para
escuchar a la sinfónica de Mar del Plata, cuando actuaa gente como Christine
Walevska, Alberto Lysy, Bruno Gelber o el barítono francés Jean Philippe Lafont
que en ese entonces comenzaba su carrera, cuando los conciertos de verano se
singularizaban por los programas que se ofrecían. Recordemos que el maestro
Mario Perusso dirigió en Concierto para
Bandoneón , de Piazzolla, con el autor como solista
No se ha sabido aprovechar a directores como Juan
Marín Miceli o Javier Mas, que hoy lleva
a cabo una destacada actividad en Italia.
Son muchos los músicos talentosos que conforman
nuestra orquesta y que, en su plenitud profesional, deben sufrir por todas
estas circunstancias.
Hay un nivel musical muy elevado en la ciudad y
muchos jóvenes que podrían estar cubriendo los cargos vacantes y nutriéndose de
la experiencia de los demás. Esta situación no solo significa un padecimiento
para quienes están sino una imposibilidad de acceso a quienes podrían estar y
la pregunta es ¿qué política
cultural puede desear esto?
Se renuevan las “gestiones” y los problemas
subsisten ¿a
qué se debe? Los hechos parecerían indicar que se debe a que quienes ocupan
esos cargos lo hacen con un propósito personal y no con el de trabajar por la
cultura.
Los hechos son los que conforman un significado
en sí mismo y estos hechos indican que más que solucionar lo que sucede es que
estamos, de manera alarmante, frente a un organismo en vías de extinción.
En una oportunidad al finalizar un concierto el
maestro Mario Perusso (que había actuado como director invitado) destacó el desempeño de la orquesta; al
finalizar la presentación, se dio vuelta en el podio y dijo al público: “Ésta
es su orquesta, cuídenla”
Es lamentable que las autoridades de cultura, las
verdaderas destinatarias de la expresión de deseos del maestro Perusso, no lo
hayan escuchado.
Eduardo Balestena
Asociación de Críticos Musicales de la Argentina
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