CON EL CORAZON EN LA
MANO
Orquesta
Filarmonica de Buenos Aires, 4º Concierto de Abono, Director: Enrique Arturo
Diemecke. Solistas: Adriana Mastrangelo (Mezzosoprano), Sección Femenina del
Coro Estable del Teatro Colón, Director: Miguel Martínez , Coro de Niños del Teatro
Colón: Director César Bustamante, Daniel Marcel Crespo (Corneta de Postillón).
Programa: Gustav Mahler. Sinfonía Nº 3 “Sueño de una Mañana de Verano”. Teatro
Colón, 25 de Abril de 2019.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE
Ya desde los
momentos previos se lo vió a Enrique Arturo Diemecke absolutamente reconcentrado
y muy justo en sus apreciaciones, es
decir, sin extenderse en demasía en las explicaciones previas. Indudablemente
necesitaba subir al podio, comenzar la interpretación y que sea solo la música
la que por si sola diera las respuestas al público.
Y así fue. Ya desde el poderoso acorde
inicial a cargo de los cornos se percibió que el ajuste sonoro era impecable y
que se podía estar en presencia de lo que finalmente fue. Un verdadero “Capolavoro”,
quizás el mejor concierto de Diemecke al frente de la Filarmónica en 19 años
consecutivos de presencias en su podio .
Pero previamente quiero referirme a la obra
en sí. “Sueño de una Mañana de Verano” probablemente haya sido para Mahler su trabajo mas ambicioso. La dividió en dos
partes. La primera, el despertar, el amanecer, la puesta en movimiento de todas
las fuerzas de la naturaleza, hasta llegar a la plena luminosidad (recuerden
quienes hayan visto “Muerte en Venecia” de Lucchino Visconti la imagen de la
Crisálida rompiendo el capullo emergiendo a la vida, con los acordes del comienzo
de esta obra de fondo). La segunda: integrada por los cinco movimientos
subsiguientes denominados: “Que me dicen las Flores”, “Que me dicen los
Animales”, “Que me dice el Hombre” en donde emplea el texto de Nietzche de “La
Canción de Medianoche” de “Así Hablaba Zarathustra”, “Que me dicen los Angeles”,
“Que me dice el amor”, pero este “amor” al que Mahler se refiere es amor a
Dios, un correlato del Movimiento
Anterior, en donde un Coro de Mujeres y Niños interpretan un Lied con base en
uno de los poemas del Ciclo de Armin y Brentano “El Cuerno Mágico de la Juventud”,
en el cuál se refiere a las sensaciones que Simón Pedro le transmitió a Jesús
durante la última cena y Jesús le respondió de modo tal que el primero pudo percibir la salvación de su
alma. El plan original incluía un 7º movimiento con un último Lied basado en un
poema del mismo ciclo que daba una continuidad a la hilación, pero extendía inútilmente
el trabajo, sobre todo después del inmenso movimiento anterior que finalmente
hoy cierra la obra y es como la conocemos. Pero por suerte ese Movimiento
excluido sirvió para Cerrar la Sinfonía Nº 4 y no es otro que Nuestro bien
conocido lied “La Vida Celestial”, que da correlato a ambas sinfonías y que los
reconstructores de la Sinfonía Nº 10 del gran compositor bohemio citan en el primer
andante central. Entonces, estamos ante una
Sinfonía de grandes dimensiones, con densa Orquestación; Cornos, Celesta, Glockenspiel,
Trombones, Trompetas, Corneta de Postillón, Tubas Wagnerianas, arpas y una
amplia sección de Percusión, cuerdas y vientos, Coro femenino, Coro de Niños y una
Mezzosoprano solista.
Volvamos
entonces después de esta introducción previa al escenario del Colón. Diemecke dio
en el punto exácto de la interpretación para construír una versión que podemos
situarla a la par del inolvidable Franz Paul Decker con la Orquesta Estable
hace ya 31 años y a ambas apenas un escalón por debajo de la de Zubin Mehta y la Filarmónica de Israel hace un par de años
atrás. ¿Cuál es la diferencia?. El refinamiento absoluto y las sutilezas que un
gigante de la batuta logró luego de 50 años ininterrumpidos de titularidad del organismo.
En la presente, Diemecke logró un sonido
homogéneo con puntos muy altos en Daniel Marcel Crespo y su solo de Corneta de
Postiillón fuera de escena en el tercer movimiento, la Sección íntegra de
cornos con Martcho Mavrov a la cabeza que tuvo su noche de gloria. El solista
de trombón. Y los sectores de vientos y cuerdas , aquí fundamentalmente con
Nicolas Favero Urbiztondo como Concertino Invitado, Alija Guibaidulina y Delmir
Lujla en solo de guía de segundos violines. Una inmensa Adriana Mastrangelo,
con total autoridad en los dos Lied y en el segundo, la ratificación del
Extarordinario momento que vive el Coro Estable, aquí solo en la sección
femenina, de la mano de Miguel Martínez y el soberbio trabajo de Cesar Bustamante
al frente del Coro de Niños.
Pero por sobre todos, un solo nombre:
Diemecke, que cerró el trabajo con un
conmovedor sexto movimiento para una versión imponente. Ojalá tengamos
muchísimas noches más con este resultado.
Donato Decina
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