UNA GALA EN PERMANENTE ASCENSO
“Nuova Harmonia 2019 e Italia XXI 2019”: Presentación de la Gala de Ballet “Eleonora Abagnato y Etoiles Italianas en el Mundo”. Protagonistas: Eleonora Abagnato (Etoile del Ballet de la Opera de Paris y Directora del Ballet de la Opera de Roma), Giuseppe Picone (Artista Invitado), Amar Ramasar (Integrante del New York City Ballet), Damiano Ottavio Bigi (Co-Titular de la Compañía MansOBigi), Svetlana Lunkina (Bailarina del Ballet Nacional de Canadá), Francesco Gabriele Frola (Integrante del Ballet Nacional de Canadá), Susanna Salvi (Primera Ballerina del Teatro de la Opera de Roma), Alessio Rezza (Solista del Ballet de la Opera de Roma), Flavia Stocchi (integrante de los Ballets de la Opera de Roma y del Maggio Musicale Fiorentino), Benjamin Pech (integrante del Ballet de la Opera de París y Coreógrafo del Ballet de la Opera de Roma). Coordinación y Organización: Daniele Cipr iani. Teatro Coliseo, 04 de Abril de 2019.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO
La apertura de los Ciclos “Nuova Harmonia” e “Italia XXI” vino de la mano de la Danza y a través de Ella, conocer a Figuras Italianas de Primer nivel y figuras no italianas pero que guardan algún grado de relación con instituciones e interpretes italianos. Daniele Cipriani, Gestor y Organizador de este tipo de eventos fue convocado para la realización de esta gala, en la que logró la participación de Bailarines de Irreprochable nivel internacional.
El espectáculo tuvo inicio con una coreografía de Roland Petit bien conocida en Ntro. Medio: “La Rose Malade”, que toma como base el “Adagietto” de la Quinta Sinfonía de Gustav Mahler. Esta página, de neto corte romántico, escrita por el Compositor en momentos en que iniciaba su noviazgo con la que sería su esposa, Alma Schindler, es un presente de amor en si mismo. Es una página de tal trascendencia que muchas veces se la suele incluir sola en programas de conciertos. Coreógrafos han encotrado en Ella una fuente de inspiración. John Neumeier o Ntro. Oscar Araiz son dos claros ejemplos. Petit trazó una coreografía basada en gestos, enlaces y mucha actuación. A Eleonora Abagnato se la vió muy estilizada, con desarrollo muy delicado de sus gestos y desplazamientos. En cambio a su partenaire, Giuseppe Picone se lo percibió estático y dejó la impresión de haber ensayado sobre la hora la coreografía.
Muy interesante en cambio fue la irrupción en escena del Norteamericano Amar Ramasar, Bailarín del New York City Ballet e Invitado del Ballet de la Opera de Roma, exhibió de modo formidable “Who Cares?”, un solo con coreografía del gran Balanchine en el que hizo gala de elegancia y exquisita técnica con el fondo de “Liza” de Gershwin como base sonora.
Fue luego el turno de Damiano Ottavio Bigi presentando “Al Faro”, una coreografía propia sobre música de Amon Tobin en donde hizo gala de técnica muy refinada, caractrística que mantuvo en su segunda intervención, también con coreografía propia muy actual pero con base en un fragmento del Barroco Francés: “Las Indias Galantes” de Rameau, en donde hizo un fenomenal despliegue de plasticidad y energía, siendo muy aplaudido en ambas ocasiones.
Y así llegamos a las intervenciones en parejas o tríos. Un fragmento de “La Sylphide” entre Svetlana Linkina y Francesco Gabriele Frola, ambos del Ballet Nacional de Canadá nos mostró a un dúo muy bien conectado, poseedor en ambos integrantes de técnica muy refinada, la que quedó aún mejor expuesta durante el Pas de Deux del Segundo acto de “El Corsario”, con una bellísima sincronización de movimientos.
Una formidable pareja del Ballet de la Opera de Roma la conforman Susanna Salvi y Alessio Rezza. Con la inestimable colaboración de Amar Ramasar presentaron una Suite del Segundo acto de “Carmen” en coreografía del Checo Jiri Bubenicek mas afin al Original de Merimee que de la versión de Halevy para la Opera de Bizet. Y si bien la música base es la de Bizet, en el centro una versión en el original de Albeniz para Guitarra de “Asturias” grafica el duelo a navaja entre Escamillo y Don José en donde el primero aquí da muerte al segundo. Al comienzo, la música de la Seguidilla del primer acto de la opera es motivo para que el Torero corteje a la Gitana y luego la música del “aria de las cartas” comienza a aumentar el drama con una danza entre los integrantes del triángulo fatal para que luego del duelo el preludio al primer acto de la Opera acentúe la tragedia con el conocido desenlace, tras el cual el arreglo Schedrin con las campanas de fondo y la habanera como base den lúgubre desenlace a la obra. Luego los dos excelentes bailarines Italianos lucieron en el Gran Pas de Deux de “Don Quijote”, aquí en la versión de Mijail Barishnikov repuesta por Laurent Hilaire, oportunidad que hará posible la comparación con la que actualmente Vladimir Vassiliev está presentando junto al Ballet Estable del Teatro Colón. Gracia, Elegancia y Refinamiento fueron las características observadas en Ellos.
No podía estar ausente el Gran Pas de Deux de “El Lago de los Císnes” , y aquí Flavia Stocchi del Ballet de la Opera de Roma brilló con luz propia junto a un muy asentado Giuseppe Picone. Fue una pareja muy sólida, con una Etoile con desplazamientos refinadísimos que trazó un cisne bellísimo con estupendo movimiento de brazos y magnífica punta. Y Picone con un estupendo Sigfrido de solida presencia.
El Real lucimiento de Eleonora Abagnato vino de la mano de “Le Parc”, una bellísima coreografía de Angelin Preljocaj tomando como base el movimiento central del Concierto Nº23 de Mozart para Piano y Orquesta. Junto a su Compañero y sub- director del Ballet de la Opera de Roma, brindaron un momento electrizante de entendimiento, enlaces, plasticidad, belleza y hasta cierta acrobacia con un beso que remató el trabajo, uniendo a los interpretes de modo formidable, marcando el punto mas alto de la noche. Le cupo a la “Etoile” cerrar la Gala junto a Alessio Rezza con una simpática y chispeante coreografía de Roland Petit en base a “Cheek to Cheek” el inolvidable tema de Irving Berlin, que Ginger Rogers y Fred Astaire inmortalizaran en la película “Sombrero de Copa”. Aquí con un juego de mesa y sillas como escenografía se movieron con Swing y simpatía, ganándose el favor del público, tras lo cual, retornó la música y todos los participantes ingresaron e hicieron variaciones en base la coreografía inicial, enriqueciéndola con técnica y desplazamientos. Final de lujo para un espectáculo de gran nivel.
Donato Decina
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