viernes, 24 de mayo de 2019

Muy buena reposición de “EL BARBERO DE SEVILLA” por el Ensamble Lírico Orquestal

FÍGARO LLEGÓ A LA AVENIDA CORRIENTES
Martha CORA ELISEHT

            El sueño de todo gran artista argentino es, precisamente, debutar en alguno de los numerosos teatros que ofrece la Avenida Corrientes. Y el Ensamble Lírico Orquestal cumplió su tan ansiado sueño de representar una ópera en el Teatro Astral: “EL BARBERO DE SEVILLA” de Gioacchino Rossini (1792-1868), que se brindará en dicha sala los días 22 y 29 del corriente, bajo la dirección musical de Gustavo Codina y la dirección escénica de Gonzalo Berdes.
            La más popular de todas las óperas bufas en general y de Rossini en particular  tiene la particularidad de ser la primera ópera que se presentó completa en Argentina poco tiempo después de su estreno en Italia (1816), dando origen a la historia de la lírica en el país. Se estrenó el 27 de Septiembre de 1825 en el Teatro Argentino (conocido como Coliseo Provisorio, en la esquina de las actuales calles Reconquista y Presidente Perón) por la compañía de Mariano Pablo Rosquellas, bajo la dirección del italiano Santiago Massoni y logró gran aceptación en nuestro medio, con un éxito rotundo de público y crítica. Tal así fue, que se representó durante tres temporadas consecutivas (1826, 1827 y 1828). El secreto de su éxito se debe a que se trata de una comedia de enredos, que se burla de la moral establecida. La obra original de Beaumarchais –en la que se inspira el libreto de Cesare Starbini- se caracteriza por ser transgresora y, a su vez, divertida. Por ende, sus principales arias forman parte del repertorio de los principales intérpretes.
            Esta cronista asistió a la versión ofrecida el día 22 del corriente, donde el elenco estuvo integrado por los siguientes cantantes: Enrique Gibert Mellá (Fígaro), Lidice Robinson (Rosina), Patricio Olivera (Conde de Almaviva), Mirko Tomas (Don Bartolo), Felipe Cudina (Basilio), Cecilia Pérez San Martín (Berta), Alfredo González Reig (Fiorello) y Eduardo Maradei (Oficial). Actuaron la Orquesta y el Coro del Ensamble Lírico Orquestal, dirigido por Cecilia Layseca.
            Es una pena que la orquesta haya sido tan reducida –sólo contaba con 12 músicos, incluido el clavecinista Ezequiel Dalairac-, porque le restó sonoridad en la célebre Obertura y en los pasajes donde la orquesta debe lucirse. No obstante, no se notó en las arias principales merced a la excelente preparación vocal y la calidad escénica de los principales intérpretes. Enrique Gibert Mellá demostró sus dotes actorales, su experiencia vocal y su soltura escénica desde el inicio, con la célebre aria del protagonista (Largo al factótum). Interpretó perfectamente bien sus diálogos con el tenor Patricio Olivera (Conde de Almaviva) y la soprano Lidice Robinson, quien demostró ser una muy buena soprano de coloratura para un rol difícil desde el punto de vista vocal como es el de Rosina. Se destacó en el aria del inicio de la 2ª escena del 1º Acto (Una voce poco fa) y derrochó gracia e ironía sobre el escenario. Patricio Olivera es un tenor con un bello timbre vocal y una buena coloratura, que le permitió superar los obstáculos que ofrecen las arias principales para su rol y, desde el punto de vista actoral, se lució interpretando al soldado borracho de la 2ª escena del 1ª Acto, así como también, al disfrazarse como Don Alonso en el 1º cuadro del 2º Acto –magistral interpretación del diálogo entre Don Alonso y Don Bartolo-.  Mirko Tomas desplegó toda su potencia vocal y actoral como Don Bartolo, logrando una notable interpretación de este simpático personaje, que hizo reír en más de una oportunidad a la audiencia. Pero la revelación de la noche fue Felipe Cudina, quien se llevó los laureles al interpretar a Basilio. Este joven bajo no sólo se destacó sobre el escenario por su altura –mide más de 1,92 metros de estatura-, sino por su enorme caudal de voz. Posee un excelente registro, que le permite sortear sin dificultad las notas más graves y se destacó en el aria principal de su rol (La calunnia é un venticello). Tras la misma, el público estalló en aplausos. También tuvo una muy destacada actuación Cecilia Pérez San Martín en el rol de Berta (mucama de Don Bartolo), demostrando ser una muy buena mezzosoprano y por ello, también recibió la ovación por parte del público. Esta vez, el Coro masculino del Ensamble Lírico Orquestal sonó muy parejo y compacto y supo intervenir perfectamente en las escenas en las cuales se hizo presente. Un muy buen trabajo de producción y vocalización y una selección muy cuidada de las voces hizo que fuera un placer escuchar ésta muy buena versión del clásico de Rossini.
            Afortunadamente, el público acompañó con una platea prácticamente completa y además, había gente no sólo en los palcos, sino también en el pulman. Esto demuestra que cuando las obras son conocidas, el público asiste y responde. En este caso, con una lluvia de aplausos al terminar la función. ¡Felicitaciones a toda la gente del Ensamble Lírico Orquestal por llevar la ópera a la calle Corrientes de la mano de Fígaro

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