martes, 17 de diciembre de 2024

 Muy buena versión de “CARMINA BURANA” en el Colegio Nacional de Buenos Aires


LOCALIDADES AGOTADAS CON ESFUERZO Y TALENTO

Martha CORA ELISEHT


Una de las principales características del mes de Diciembre es que no sólo se

producen los conciertos de cierre de los ciclos de abono de los principales organismos

sinfónicos del país, sino también que proliferan los conciertos sinfónico- corales. En

este caso, el Conservatorio Superior de Música “Astor Piazzolla” y el Colegio Nacional

de Buenos Aires (CNBA) decidieron brindar un concierto que tuvo lugar en el Aula

Magna de esta última casa de estudios el domingo 15 del corriente, que contó con la

cooperación de las siguientes entidades: la Dirección General de Enseñanza Artística

del mencionado Conservatorio, la Asociación Cooperadora “Amadeo Jacques” y el área

de Extensión y Bienestar Estudiantil del colegio.

El programa estuvo formado por la célebre cantata CARMINA BURANA de Carl

Orff (1895-1982), interpretada por el Ensamble de Percusión del Conservatorio Astor

Piazzolla, bajo la dirección de Marina Calzado Linage; el Coro de Cámara “Amadeo

Jacques” y el Coro de alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires, dirigidos por

Lucas Echaniz; los pianistas Gonzalo Lizama y Sebastián Jackimzuk, el organista

Leonardo Petroni, los flautistas Lucila Crisman y Julián Solari y los siguientes

cantantes: Victoria Ratto (soprano), Antonio Franconetti (tenor) y Alejandro Spies

(barítono), bajo la dirección general de Javier Escobar.

Junto con El Triunfo de Afrodita y CATULLI CARMINA, CARMINA BURANA

forma parte del tríptico Trionfi y fue compuesta en 1936 sobre poemas y textos de los

siglos XII y XIII encontrados en el monasterio benedictino de Beuern (Baviera,

Alemania) que versan sobre el amor carnal, los placeres terrenales, lo efímero de la

fortuna y la riqueza, el goce de la Naturaleza y los peligros de la bebida, la gula, el

exceso y la lujuria. Como en aquella época se acostumbraba a escribir obras de carácter

religioso, esta serie de escritos medievales representa la más importante y antigua

colección de versos de carácter laico. En 1934, Orff encontró la edición de 1847 de los

CARMINA BURANA (Cantos Profanos) llevada a cabo por Johann Andreas Schmeller y

seleccionó 24 de estos poemas para componer su obra merced a la ayuda del estudiante

de latín y griego Michel Hoffmann, quien organizó el libreto mayoritariamente en latín,

con una pequeña cantidad de texto en alemán medio (bávaro) y francés antiguo. Su

estreno tuvo lugar en la Alte Oper de Frankfurt am Main en 1937 bajo la dirección

musical de Oskar Wälterlin y fue todo un éxito debido a su riqueza rítmica, que se

acomoda a la sencillez de los textos y que permite el lucimiento tanto de la orquesta

como del coro y las voces solistas. Esto se logra mediante abundancia y riqueza en

instrumentos de percusión -tanto en la versión para gran orquesta sinfónica como para

dos pianos y algunos instrumentos de viento-.

La cantata es una obra de carácter cíclico, dividida en 5 secciones: introducción, 3

partes (Primo vere/ In Taberna/ Cour d’amours) y un final, que comienza y culmina con


el mismo tema (“O Fortuna”), donde los 25 números que la integran se ejecutan de

manera attaca (sin interrupción). En este caso y, ante la ausencia de programas de

mano, Javier Escobar invitó al público a escanear el código QR que figuraba en las

puertas de entrada y brindó algunas características de la obra, además de presentar a los

solistas y agradecer tanto a Marina Calzado Linage como a la asociación cooperadora

del Colegio por la adquisición de un segundo piano para la realización del presente

concierto. También agradeció a Leonardo Petroni y a Julia Haberfeld, Matías Pascual y

Alejandro Spies, quienes se desempeñan como organista y profesores del Coro del

Colegio en las cuerdas de sopranos, tenores y barítonos respectivamente.

Ante un Aula Magna completamente atiborrada de público, los conjuntos

instrumental y vocal se destacaron por la muy buena preparación de las voces de ambos

coros y la calidad de sus integrantes. En este caso, el coro de niños fue reemplazado por

el Coro de Alumnos -integrado por voces mucho más jóvenes-, mientras que el Coro de

Cámara “Amadeo Jacques” tuvo a su cargo las partes principales bajo una magnífica

coordinación y dirección de Javier Escobar. La percusión no sonó excedida, sino todo lo

contrario, muy acorde en los números lentos y reemplazando perfectamente el sonido de

algunos instrumentos típicos de la versión para orquesta sinfónica (como, por ejemplo,

la trompeta). En Cour d’amours (La Corte del amor), las flautas sonaron perfectas en

sus solos y se destacó la soprano Victoria Ratto por los matices de su voz en los pasajes

más agudos (In trutina/ Dulcissime), al igual que Alejandro Spies en todas sus

intervenciones como solista (Omnia sol temperat/ Estuans interius/ Dies, nox et Omnia/

Circa mea pectora) y junto a la soprano (Tempus est jocundum). El tenor Antonio

Franconetti tuvo un correcto desempeño desde lo vocal en el aria del cisne asado (Olim

lacus colueram), aunque sonó algo justo. Tras una magnífica interpretación, el auditorio

estalló en aplausos y vítores hasta tal punto, que los artistas tuvieron que hacer un bis:

una muy buena versión del motete Ave Verum Corpus de Mozart, que también fue muy

aplaudida. Una muy buena manera de culminar el año mediante una perfecta

combinación de talento y esfuerzo para poner el cartel de “LOCALIDADES

AGOTADAS” en un ámbito muy apto para este tipo de obras.

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