lunes, 23 de diciembre de 2024

 



Nuevamente la lente inquieta del Mtro. Arnaldo Colombaroli, capta de manera brillante la vibrante marcación de Keri-Lynn Wilson en el concierto que brindó el pasado Sábado al frente de la Orquesta Estable del Teatro Colón y que Uds. pueden apreciar gracias al Servicio de Prensa del Teatro.


MAGNIFICO CIERRE DE AÑO PARA LA ESTABLE

 

Teatro Colón, temporada 2024. Quinto y último concierto de la serie a cargo de la Orquesta Estable del Teatro Colón. Directora: Keri-Lynn Wilson. Solistas: Alina Traine (Arpa), Jorge de la Vega (Flauta), Montserrat Maldonado (Soprano), Alejandra Malvino (Mezzosoprano), Santiago Ballerini (Tenor), Fernando Rado (Bajo). Coro Estable del Teatro Colón, Director: Miguel Martínez.  Programa: Obras de Mozart y Beethoven. 21 de Diciembre de 2024.

 

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  Este concierto de cierre del abono de la Orquesta Estable del Teatro Colón, marcó la reaparición entre nosotros de la maestra canadiense de ascendencia ucraniana Keri-Lynn Wilson recordada por su concertación de Tosca en las funciones de abono de la temporada 2022. Es menester recalcar que la Sra. Wilson ha sido la única intérprete convocada por el Teatro que ratificó desde Marzo de este año por las redes sociales  que vendría al Colón a dirigir este concierto. En medio de cancelaciones, retrasos y elencos incompletos que la anterior gestión legó, debe agradecérsele el mantener su compromiso. Su presencia, el agasajo final que los Maestros de la Estable y los Directivos de le casa le han tributado, es todo un signo de gratitud y es de esperar que su convocatoria se reitere en próximas temporadas.

 

 

  Un momento sorpresivo se vivió en el inicio ya que al ingresar los solistas que interpretarían el Concierto para Arpa y Flauta en Do mayor Kv. 297c/299 de Mozart se divisó la presencia en el escenario de la arpista Alina Traine (integrante de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires). Originalmente el solista anunciado era Ramiro Enriquez de recordado paso por la Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata y que hoy se halla radicado en Montevideo (Uruguay). No hubo comunicado de prensa previo, ni cambio en el programa de mano o al menos un suelto dentro del mismo anunciando dicho cambio y lo que es aún peor, un mínimo  anuncio por micrófono como agradecimiento a esta muy buena maestra por salvar la interpretación de la obra. Junto a ella estaba, si, Jorge de la Vega, quien desde un primer momento fue el solista anunciado y que como bien se sabe es el titular en la Estable de esa hilera correspondiente. Esperemos que sea la última ocasión en que se deba señalar una situación harto lamentable.  En cuanto a la versión, si bien el orgánico orquestal pareció un tanto más grande que el que hoy se utiliza para interpretar Mozart, hubo por parte de la maestra Wilson cabal dominio del estilo y total consustanciación con los intérpretes. Si bien Alina Traine exhibió en el comienzo escaso sonido, se fue asentando con el correr del primer movimiento hasta lograr ensamblarse plenamente con Jorge de la Vega, quien una vez más dio sobradas muestras de su calidad interpretativa con bellísimo sonido y exquisita técnica, además de la necesaria cuota de simpatía para atravesar el trance que significa cambiar de compañero para interpretar la obra. Fueron muy buenas las cadencias de cada movimiento donde ahí sí se vio la enorme cumplimentación entre ambos para afrontar una obra tan bella. Los aplausos surgieron de manera espontánea y, como correspondía, hubo “bis” y fue un  magnífico momento de la música incidental para  “L’Arlesiana” de Bizet en versión arpa y flauta que fue un deleite para la concurrencia y un premio a la brillante labor de ambos solistas.

 

  Tras este muy buen inicio vino lo que el público esperaba. Lo que siempre ocurre, cartel de “no hay más localidades” para señalar que el público se llevó las entradas habilitadas por el Colón a la venta. Novena bien hecha, conmueve. Y eso fue lo que ocurrió y ahora se explica el porqué.

 

 Uno de los momentos más difíciles de la novena sinfonía en Re menor, op. 125 “Coral” de Beethoven es su apertura. Arranque en “piano” para ir “In Crescendo” hasta la fortísima irrupción del primer tema principal del movimiento. Las extensas exposiciones, la reaparición de ese primer tema reiterado con suma fuerza con acentuaciones desde el timbal. La Sra. Wilson impuso ”tempi” impecable desde el minuto cero. La Estable acompañó con  estupenda concentración y atenta hasta en los mínimos de talles de marcación. Hubo tensión en donde debía haberla, canto orquestal y bellísimo sonido. Ya en el segundo, en donde la Directora optó no repetir la exposición del tema inicial, se percibió un punto justo de interpretación y hubo deleite en la escucha de la sección central con magníficas intervenciones del propio Jorge de la Vega  en flauta (ahora en su puesto en la Orquesta), Rubén Albornoz en Oboe y, fundamentalmente, Rodolfo Rosón en Corno en uno de los solos de la novena más bellos que se hayan escuchado en mucho tiempo. “Adagio Molto e Cantabile” es la indicación que este gigante de la música le da al tercer movimiento y por cierto hubo canto en su máxima expresión a partir de la tersura de las cuerdas, el puro sonido de las secciones de vientos y, nuevamente, otro muy buen solo de Rosón en el corno.       Finalmente llegamos a la instancia más esperada, luego de la introducción en donde Beethoven  expone  las citas principales de los tres movimientos anteriores y es la aparición del tema que el bajo invocará al comienzo de la parte cantada junto al tema principal que musicalizará la “Oda a la Alegría” de Schiller, lo irá exhibiendo a través de todas las secciones de la Orquesta que se unirán para exponerlo de modo brillante y conmovedor.  Eso es lo que sucedió en el Colón a partir de la firmeza y precisión de conducción de la Sra. Wilson. Tras un comienzo “accidentado” con algunas notas poco gratas, Fernando Radó se fue asentando en la invocación inicial hasta culminarla de modo convincente.  Monserrat Maldonado exhibió timbre acerado y entonación perfecta en su parte, con un gran pasaje agudo en el final de su intervención. Alejandra Malvino con grato timbre y estupendo oficio demostró porqué está a la altura de esta obra y Santiago Ballerini sobresalió en su intervención con un brillante solo junto al coro masculino que revela el gran momento artístico que atraviesa.  El Coro Estable, bajo la Dirección de Miguel Martínez, que a lo largo de la temporada demostró plena solvencia en cada oportunidad en la que participó, cerró de modo brillante la temporada con una intervención verdaderamente monolítica y ajustada a los requerimientos de la Directora de Orquesta.

 

  Una gigantesca ovación con público de pié, como no se veía desde hace varios años a esta parte,  saludó la versión de la Sra. Wilson quien visiblemente agradecida salió  junto a los solistas y al Mtro. Martínez a saludar al público en reiteradas ocasiones. Es un buen momento para señalar que el Colón ha traído en la presente temporada a muy buenas batutas femeninas extranjeras: Marin Alsop junto a la Sinfónica Juvenil Norteamericana y Jean Yves Thibaudet, la participación de la ascendente Beatrice Venezi en  “Turandot” y “Un Ballo in Maschera” y ahora Keri-Lynn Wilson. Ojalá en poco tiempo más sean Ntras. muy buenas conductoras femeninas las que comiencen a participar en los ciclos de abonos principales de la casa. Y vaya el reconocimiento a la Orquesta Estable desde su concertino titular, Freddy Varela Montero hasta el último integrante por este brillante concierto.

 

 

Donato Decina


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