Nuevamente la lente inquieta del Mtro. Arnaldo Colombaroli, capta de manera brillante la vibrante marcación de Keri-Lynn Wilson en el concierto que brindó el pasado Sábado al frente de la Orquesta Estable del Teatro Colón y que Uds. pueden apreciar gracias al Servicio de Prensa del Teatro.
MAGNIFICO CIERRE DE
AÑO PARA LA ESTABLE
Teatro
Colón, temporada 2024. Quinto y último concierto de la serie a cargo de la
Orquesta Estable del Teatro Colón. Directora: Keri-Lynn Wilson. Solistas: Alina
Traine (Arpa), Jorge de la Vega (Flauta), Montserrat Maldonado (Soprano),
Alejandra Malvino (Mezzosoprano), Santiago Ballerini (Tenor), Fernando Rado
(Bajo). Coro Estable del Teatro Colón, Director: Miguel Martínez. Programa: Obras de Mozart y Beethoven. 21 de
Diciembre de 2024.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO
Este concierto
de cierre del abono de la Orquesta Estable del Teatro Colón, marcó la reaparición
entre nosotros de la maestra canadiense de ascendencia ucraniana Keri-Lynn
Wilson recordada por su concertación de Tosca en las funciones de abono de la
temporada 2022. Es menester recalcar que la Sra. Wilson ha sido la única intérprete
convocada por el Teatro que ratificó desde Marzo de este año por las redes
sociales que vendría al Colón a dirigir
este concierto. En medio de cancelaciones, retrasos y elencos incompletos que
la anterior gestión legó, debe agradecérsele el mantener su compromiso. Su
presencia, el agasajo final que los Maestros de la Estable y los Directivos de
le casa le han tributado, es todo un signo de gratitud y es de esperar que su
convocatoria se reitere en próximas temporadas.
Un momento sorpresivo se vivió en el inicio
ya que al ingresar los solistas que interpretarían el Concierto para Arpa y
Flauta en Do mayor Kv. 297c/299 de Mozart se divisó la presencia en el
escenario de la arpista Alina Traine (integrante de la Orquesta Filarmónica de Buenos
Aires). Originalmente el solista anunciado era Ramiro Enriquez de recordado
paso por la Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata y que hoy se
halla radicado en Montevideo (Uruguay). No hubo comunicado de prensa previo, ni
cambio en el programa de mano o al menos un suelto dentro del mismo anunciando
dicho cambio y lo que es aún peor, un mínimo anuncio por micrófono como agradecimiento a
esta muy buena maestra por salvar la interpretación de la obra. Junto a ella
estaba, si, Jorge de la Vega, quien desde un primer momento fue el solista
anunciado y que como bien se sabe es el titular en la Estable de esa hilera
correspondiente. Esperemos que sea la última ocasión en que se deba señalar una
situación harto lamentable. En cuanto a
la versión, si bien el orgánico orquestal pareció un tanto más grande que el
que hoy se utiliza para interpretar Mozart, hubo por parte de la maestra Wilson
cabal dominio del estilo y total consustanciación con los intérpretes. Si bien
Alina Traine exhibió en el comienzo escaso sonido, se fue asentando con el
correr del primer movimiento hasta lograr ensamblarse plenamente con Jorge de
la Vega, quien una vez más dio sobradas muestras de su calidad interpretativa
con bellísimo sonido y exquisita técnica, además de la necesaria cuota de
simpatía para atravesar el trance que significa cambiar de compañero para
interpretar la obra. Fueron muy buenas las cadencias de cada movimiento donde
ahí sí se vio la enorme cumplimentación entre ambos para afrontar una obra tan
bella. Los aplausos surgieron de manera espontánea y, como correspondía, hubo “bis”
y fue un magnífico momento de la música incidental
para “L’Arlesiana” de Bizet en versión
arpa y flauta que fue un deleite para la concurrencia y un premio a la
brillante labor de ambos solistas.
Tras este muy buen inicio vino lo que el
público esperaba. Lo que siempre ocurre, cartel de “no hay más localidades”
para señalar que el público se llevó las entradas habilitadas por el Colón a la
venta. Novena bien hecha, conmueve. Y eso fue lo que ocurrió y ahora se explica
el porqué.
Uno de los momentos más difíciles de la novena
sinfonía en Re menor, op. 125 “Coral” de Beethoven es su apertura. Arranque en “piano”
para ir “In Crescendo” hasta la fortísima irrupción del primer tema principal
del movimiento. Las extensas exposiciones, la reaparición de ese primer tema reiterado
con suma fuerza con acentuaciones desde el timbal. La Sra. Wilson impuso ”tempi”
impecable desde el minuto cero. La Estable acompañó con estupenda concentración y atenta hasta en los
mínimos de talles de marcación. Hubo tensión en donde debía haberla, canto orquestal
y bellísimo sonido. Ya en el segundo, en donde la Directora optó no repetir la
exposición del tema inicial, se percibió un punto justo de interpretación y
hubo deleite en la escucha de la sección central con magníficas intervenciones
del propio Jorge de la Vega en flauta (ahora
en su puesto en la Orquesta), Rubén Albornoz en Oboe y, fundamentalmente,
Rodolfo Rosón en Corno en uno de los solos de la novena más bellos que se hayan
escuchado en mucho tiempo. “Adagio Molto e Cantabile” es la indicación que este
gigante de la música le da al tercer movimiento y por cierto hubo canto en su
máxima expresión a partir de la tersura de las cuerdas, el puro sonido de las
secciones de vientos y, nuevamente, otro muy buen solo de Rosón en el corno. Finalmente
llegamos a la instancia más esperada, luego de la introducción en donde
Beethoven expone las citas principales de los tres movimientos
anteriores y es la aparición del tema que el bajo invocará al comienzo de la
parte cantada junto al tema principal que musicalizará la “Oda a la Alegría” de
Schiller, lo irá exhibiendo a través de todas las secciones de la Orquesta que
se unirán para exponerlo de modo brillante y conmovedor. Eso es lo que sucedió en el Colón a partir de
la firmeza y precisión de conducción de la Sra. Wilson. Tras un comienzo “accidentado”
con algunas notas poco gratas, Fernando Radó se fue asentando en la invocación
inicial hasta culminarla de modo convincente. Monserrat Maldonado exhibió timbre acerado y
entonación perfecta en su parte, con un gran pasaje agudo en el final de su
intervención. Alejandra Malvino con grato timbre y estupendo oficio demostró
porqué está a la altura de esta obra y Santiago Ballerini sobresalió en su
intervención con un brillante solo junto al coro masculino que revela el gran
momento artístico que atraviesa. El Coro
Estable, bajo la Dirección de Miguel Martínez, que a lo largo de la temporada
demostró plena solvencia en cada oportunidad en la que participó, cerró de modo
brillante la temporada con una intervención verdaderamente monolítica y
ajustada a los requerimientos de la Directora de Orquesta.
Una gigantesca ovación con público de pié, como
no se veía desde hace varios años a esta parte, saludó la versión de la Sra. Wilson quien
visiblemente agradecida salió junto a
los solistas y al Mtro. Martínez a saludar al público en reiteradas ocasiones.
Es un buen momento para señalar que el Colón ha traído en la presente temporada
a muy buenas batutas femeninas extranjeras: Marin Alsop junto a la Sinfónica
Juvenil Norteamericana y Jean Yves Thibaudet, la participación de la ascendente
Beatrice Venezi en “Turandot” y “Un
Ballo in Maschera” y ahora Keri-Lynn Wilson. Ojalá en poco tiempo más sean
Ntras. muy buenas conductoras femeninas las que comiencen a participar en los
ciclos de abonos principales de la casa. Y vaya el reconocimiento a la Orquesta
Estable desde su concertino titular, Freddy Varela Montero hasta el último
integrante por este brillante concierto.
Donato Decina
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