jueves, 1 de junio de 2023

 

Importante debut de directora...

   Por Jaime Torres Gómez

Excelentes han sido las presentaciones de la Orquesta de Cámara de Chile desde enero, con una sólida línea programática más triunfales momentos a cargo de su actual titularsolistas y directores invitados.

Dentro de este contexto, muy acertada la convocatoria a una importante cantidad de directoras, iniciándose con un buen debut de la danesa Rose Munk Heiberg, continuando, desde Argenina, con la solvente directora Lucía Zicos, debutando en Santiago tras esta presentación.

Sólidamente formada (alumna del maestro Guillermo Scarabino, bien recordado en Chile), Zicos dio cuenta de un desbordante talento y consumada musicalidad, traducido en formidables respuestas de los camaristas nacionales.

Dentro de la tradicional itinerancia en Santiago y alrededores, se asistió a la correspondiente al Teatro California de Ñuñoa, sede de la OCCH, y nuevamente ante un fiel y numeroso público.

Saliéndose en esta oportunidad del recurrente perfil con obras de compositores nacionales, se consultó un atractivo programa clásico-romántico, incluyendo obras de repertorio habitual y otras largamente ausentes.

Sólido inicio con la Obertura de la ópera Don Giovanni de W.A. Mozart (asiduamente programada por la OCCH), con debida claridad de discurso en un asertivo carácter, inteligente adopción de tempi y completa claridad de voces.

De Joachim Raff, compositor de origen suizo-alemán del siglo 19, se ofreció su Sinfonietta para Vientos, Op. 188. Con un amplio catálogo de obras (sinfonías, suites para orquesta, conciertos y operas), fue cercano a Franz Liszt (llegando a ser su secretario en Alemania), y antes de Felix Mendelssohn, quien recomendó a su editor sus primeras obras para piano.

La Sinfonietta, obra de madurez y quizás la más conocida, posee una atrapante linealidad auditiva, con magnífico tratamiento de texturas (transparencias y timbres) más una entusiasta expresividad (en lo rítmico y melódico), elementos que aseguran buena recepción en transversales públicos.

Gran trabajo de la maestra invitada, quien hilvanó un continuum discursivo de jerarquía. Magnífica plasticidad sonora, precisas marcaciones, calibrados acentos y notable manejo de las dinámicas. Y de entera justicia la entusiasta retribución del público ante la notable entrega de la sección vientos junto a la autorizada batuta.

Y como última obra, una triunfal versión de la Sinfonía N° 1 de F. Mendelssohn. Sobre esta sinfonía, si bien es una obra compuesta a los 15 años -y en buena parte experimental-, empero, refleja una notable proyección de la mejor tradición de Bach, Mozart, Haydn y Beethoven. A la vez, punto de inflexión en sus trece sinfonías de cámara previas, respecto a posibilidades expresivas, estructura y orquestación.

De absoluto empoderamiento, la directora invitada dio cuenta de profundo conocimiento, develando con entera propiedad la trama interna de la obra. Convincente empuje en el frenético Allegro di molto inicial, con neurálgicos tempi y excelentes contrastes, continuando con una idiomática exposición del Andante, asimismo, un soberano manejo del Trio en el Menuetto (de gran profundidad, dándose gran sentido cantable de las “voces internas”), amén de notables progresiones expresivas en el Allegro con fuoco final. Completa adhesión de los camaristas chilenos ante los autorizados requerimientos interpretativos, logrando excelente calidad de sonido y completo ajuste.

En suma, un importante debut en Santiago de una de las más destacadas directoras latinoamericanas, ameritándose mayores colaboraciones con orquestas nacionales

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