Notable concierto de la Orquesta
Sinfónica Juvenil en la Facultad de Derecho
LA
MÚSICA ACERCA A LOS PAÍSES Y BORRA LAS FRONTERAS
Martha
CORA ELISEHT
Con
motivo del 125° aniversario de las relaciones diplomáticas entre la Argentina y
Japón, el pasado sábado 3 del corriente se ofreció un concierto dentro del
Ciclo de Grandes Conciertos en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Buenos Aires (UBA) con entrada libre y gratuita, donde
participaron los siguientes intérpretes: la Orquesta Sinfónica Juvenil
“Libertador Gral. San Martín”, bajo la dirección de Mario Benzecry, con la
participación de Fabián Fainguerch como solista y los siguientes Coros: Coro
Polifónico Nacional Evangélico, dirigido por María Constanza Bongarrá;
Asociación Coral “Lagun Onak”, dirigida por Miguel Pesce y el Coro de la
Facultad de Derecho de la UBA, dirigido por Miguel Pesce.
El
programa estuvo integrado por las siguientes obras:
-
Rapsodia para orquesta (1°
audición)- Yuzo TOYAMA (1931)
-
“El bosque encantado”,
Op.68- Antonin DVOŘAK (1841-1904)
-
“Solo en tus alas” (estreno
mundial)- Juan Carlos FIGUEIRAS
-
Obertura fantasía
“Romeo y Julieta”- Piotr. I. TCHAIKOVSKY
(1840-1893)
-
“Don Juan”, Op.20
(poema sinfónico)- Richard STRAUSS (1864-1949)
Ante
un Aula Magna colmada de gente -inclusive, hubo muchos espectadores que se
quedaron de pie- se habilitaron las gradas superiores para que el público
pudiera sentarse. Desde que una concurre a los conciertos en la Facultad de
Derecho, era la primera vez que se vio un auditorio atiborrado de público. Tras
la clásica presentación a cargo de Juan Carlos Figuieras -coordinador de
Actividades Musicales de dicha casa de altos estudios- agradeció la presencia
del Secretario de Cultura de la Nación -Tristán Bauer-, del Embajador de Japón
- Hiroshi Yamaguchi- y del Embajador de Marruecos en Argentrina -Fares Yassir-,
entre otras autoridades. Posteriormente, Mario Benzecry se dirigió al público
provisto del micrófono para realizar un breve comentario sobre las obras, ya
que en los programas de mano del ciclo de Grandes Conciertos se anuncian las
obras, los integrantes de la orquesta, los Coros y una breve reseña curricular
de los solistas. Nacido en Tokio en 1931, Yuzo Toyama es uno de los principales
compositores japoneses del siglo XX y, en esta ocasión, se ofreció en calidad
de primera audición local con instrumentos de percusión originales su Rapsodia
para orquesta. Compuesta en 1960, es una obra dividida en tres partes, que
conjuga ritmos y melodías tradicionales japonesas traducidas en un lenguaje
sinfónico. En este caso, la Embajada de Japón proveyó los instrumentos de
percusión tradicionales de dicho país para su ejecución y, por lo tanto, se
considera primera audición. Hubo una interpretación de esta obra en 2019 en el
Teatro Colón a cargo de Eiji Ojue frente a la Orquesta Filarmónica de Buenos
Aires, pero con instrumentos de percusión tradicionales. La labor de la
orquesta fue muy buena, con una calidad de sonido brillante, donde no sólo se
lucieron los solistas de percusión, sino también la flautista Julieta de la
Fuente, cuyo solo fue de gran jerarquía. Lo mismo sucedió con El bosque
encantado para violoncello y orquesta de Dvořak, un poema sinfónico de
corta duración, que narra la paz y la tranquilidad de un bosque compuesto en
1893, donde Fabián Fainguerch actuó en calidad de solista. Este joven cellista
es también, el integrante más joven de la orquesta -tiene 17 años, se
perfecciona con los maestros José Araujo y Diego Fainguersch y se incorporó a
la fila de violoncellos de la orquesta en 2021-. Su interpretación fue cuidada,
con buen fraseo -aunque le faltó algo de vuelo, a gusto personal de quien
escribe- y la orquesta supo acompañarlo muy bien. Se retiró sumamente aplaudido
y con vítores por parte de sus compañeros.
Seguidamente,
los tres coros tomaron posición sobre el escenario para interpretar Solo en
tus alas, compuesta por Juan Carlos Figuieras sobre versos de Marta
Giustozzi en 2018 en calidad de estreno mundial. Consta de tres movimientos: Despabílate/
La infame codicia/ Vuela ahora, paloma, acorde al primer verso de cada una
de las estrofas del poema. Puede considerarse como premonitorio, acorde a lo
que posteriormente aconteció en la historia de la humanidad -pese a que no era
la intención de la autora cuando lo escribió-. El primer movimiento es de
carácter lento y comienza con un ostinato en cuerdas en contrapunto con
la percusión, que va in crescendo hasta el tutti orquestal en
tono menor, introducido por las maderas y la percusión, recreando un clima de
incertidumbre y misterio hasta la entrada del coro (“Despabílate”), donde
le ruega a la paloma de la paz que salve a la humanidad de la catástrofe que
está por venir. Aquí se desarrolla un canon a 4 voces, que fue muy bien
resuelto por los coros. La calidad del Lagun Onak es indiscutible, al igual que
el Coro Polifónico Nacional Evangélico. La maestría de Miguel Pesce -quien,
asimismo, es el director del Coro de la Facultad de Derecho- se notó, ya que
las voces estuvieron muy bien preparadas. El 2° movimiento es de carácter
dramático y comienza con un tutti orquestal en tono menor, que luego
pasa a mayor en el momento de la entrada del coro (“La infame codicia”). A diferencia de los otros dos movimientos, el
3° comienza con la intervención y la súplica del coro (“Vuela ahora,
paloma”) en un canon a cargo de las voces femeninas (primero, contraltos
y mezzosopranos y luego, las sopranos), al cual se unen posteriormente las
voces masculinas (tenores y luego, barítonos) apoyado solamente por la flauta y
las campanas en percusión. El canon se mantiene hasta el final, mientras
la orquesta ejecuta un staccato donde retoma el tema principal del 1°
movimiento. Una obra con buena línea melódica, armónica, que culmina con un tutti
orquestal de manera brillante, en forma conjunta con el coro. Tanto el
compositor como la poetisa y los directores fueron sumamente aplaudidos en una
versión digna de un estreno mundial.
La
segunda parte del concierto comenzó con una obra tan célebre y sumamente
difícil de ejecutar como la Obertura fantasía “Romeo y Julieta” de
Tchaikovsky que, a diferencia de otras de sus obras, no tiene número de opus.
Basada en la obra homónima de Shakespeare, fue compuesta en 1869 sobre idea
de Mili Balakirev, quien integraba el famoso Grupo de los Cinco en San
Petersburgo. Posteriormente, Tchaikovsky realiza una revisión definitiva de su
obra en 1880 y es la que se interpreta en la actualidad, que se caracteriza por
dos temas bien definidos: la rivalidad ancestral entre Capuletos y Montescos
y el amor entre los protagonistas, que aparece recién en el compás 183 y
que está escrito en la tonalidad romántica por excelencia: Re bemol mayor. La
versión ofrecida por la Libertador Gral. San Martín fue sublime, llena de
matices dramáticos y románticos bajo la impecable dirección de un maestro como
Benzecry. El público estalló en aplausos tras su ejecución y los solistas de
los principales grupos de instrumentos fueron ovacionados. Por último, la
orquesta cerró el concierto con otra obra de fuste y difícil ejecución: Don Juan, Op.20 de Richard Strauss, que
marca el nacimiento del estilo personal del compositor alemán. Sólo tenía 24
años cuando compuso este poema sinfónico en 1899, transformándose en un suceso
rotundo desde su estreno en Weimar. Está basado en el poema Don Juans Ende
(El final de Don Juan) de Nikolaus Lenau y consta de dos temas: el leitmotiv
de Don Juan (Allegro con brio), tan vigoroso y enérgico como sus
conquistas hasta el solo de violín con intervención del oboe, que indica el
romance con su amante -magistral intervención de la concertino María Hadjadourian
Placereano y del oboísta Adrián Gargate Santamaría-. Los temas se alternan a lo
largo de los 18 minutos que dura la obra hasta el que marca su fin, de carácter
melancólico, donde muere al enfrentarse a duelo con el padre de su amante,
quien venga la deshonra de su hija. Otra
gran labor de Benzecry al frente de la orquesta y un gran mérito por parte de
todos sus integrantes, que brindaron una magnífica versión de este poema
sinfónico. Como no podía ser de otra manera, el Aula Magna estalló en aplausos
hacia el final del concierto.
Aún
no se puede explicar por qué una orquesta tan prestigiosa como la Libertador
Gral. San Martín no ha podido actuar en el Centro Cultural Kirchner (CCK)
durante el transcurso del corriente año como lo venía haciendo habitualmente
durante todos estos años. Una celebra el apoyo de las autoridades y del
Secretario de Cultura de la Nación al hacerse presente en la Facultad de
Derecho, pero también sería muy bueno que las autoridades tomasen el toro por
las astas y le brindaran a la orquesta el lugar que se merece. No sólo les
sumaría votos por estar en un año electoral, sino también, aumentaría aún más el
prestigio de la orquesta al saber darle el lugar que se merece. Está para compartir los principales escenarios
del país.
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