Notable actuación del Cuarteto
Petrus en los conciertos del Mediodía del Mozarteum
UN
MENÚ DE EXQUISITA CATA Y DE PALADAR NEGRO
Martha
CORA ELISEHT
Quien
escribe decidió sacrificar su almuerzo sin prescindir de sus dotes de gourmandise
para poder asistir al menú ofrecido por el Mozarteum Argentino en su Ciclo
Conciertos al Mediodía. La cita tuvo lugar el pasado martes 27 del corriente en
la Sala Casacuberta del Teatro San Martín, perteneciente al Complejo Teatral de
Buenos Aires donde se presentó el Cuarteto Petrus, integrado por Pablo Saraví y
Hernán Briático (violines), Denis Golovin (viola) y Cecilia
Slamig (violoncello), quienes ofrecieron el siguiente programa:
-
Cuarteto en Do menor- Héctor
PANIZZA (1875-1967)
-
Cuarteto en Fa mayor-
Maurice RAVEL (1875-1937)
Ante una sala prácticamente colmada
de público -asistieron alumnos pertenecientes a colegios secundarios, quienes
ocuparon uno de los laterales-, los integrantes de la mencionada agrupación de
cámara no sólo agradecieron la presencia del público y a las autoridades del
Mozarteum por la invitación, sino que, además, aprovecharon la ocasión para
realizar algunos comentarios respecto de las obras. Si bien sólo pasaron 5 años
entre ambas composiciones (la de Panizza data de 1898 y la de Ravel, de 1903),
la estética de cada una de ellas es totalmente diferente, acorde a las
tendencias musicales que tuvieron lugar con el advenimiento del nuevo siglo.
Mientras la primera es de tradición clásica, la segunda posee las
características del impresionismo y su unidad se da mediante el proceso de
transformación temática.
De
las 9 obras de cámara que produjo el compositor ítalo- argentino, el Cuarteto
en Do menor consta de 4 movimientos (Allegro appasionato/ Andante lento
(cantábile)/ Intermezzo: andantino con moto/ Allegro vivace) y data de
1898, mientras Panizza estudiaba en el Conservatorio de Milán. Se estrenó en
dicha ciudad italiana durante el transcurso de ese mismo año y ganó el Primer
Premio del concurso de composición. Posee numerosos contrapuntos y un gran
lirismo introducido por el primer violín en el movimiento inicial, mientras que
el segundo tema es de carácter introspectivo y deja entrever la influencia de
la escritura para las voces solistas de las óperas del verismo italiano
imperante en aquel entonces. Mientras el Andante lento y cantábile representa
un himno procesional que va aumentando paulatinamente en intensidad, el Intermezzo
posee un carácter galante -similar a las danzas cortesanas del siglo XVIII-
y el movimiento final, sumamente impetuoso, con gran cantidad de contrapuntos.
La entrada de tan exquisito menú fue abordada con gran maestría y
profesionalismo por los integrantes del Petrus, donde cada uno se lució en sus
respectivos pasajes con excelente fraseo y calidad interpretativa. No se
conocían representaciones de esta joya en el país desde 1958 hasta la fecha,
cuando fue grabada por el Cuarteto Pessina.
El
plato principal fue el célebre Cuarteto en Fa mayor de Maurice Ravel,
compuesto entre los años 1902 y 1903 en homenaje a Gabriel Fauré, quien
fuera su profesor y mentor en el Conservatorio de París. En aquel entonces, el
genio de Ciboure tenía 28 años e intentó ganar el premio anual de composición y
el Prix de Rome, motivo por el cual había compuesto un cuarteto para
cuerdas. Pese a que su obra fue rechazada por el jurado, no obstante, contó con
el apoyo de numerosos compositores -entre otros, Claude Debussy, quien le pidió
que no cambiara ni una sola nota- y se estrenó en Marzo de 1904 en la Sociedad
Nacional de Música a cargo del Cuarteto Heymann. Consta de 4 movimientos
(Allegro moderato/ Assez vit, très rythmé/ Três lent/ Vit et agité) que
están unidos por un motivo conductor en Fa mayor. Mientras que el primer
movimiento está escrito en forma de sonata y posee gran refinamiento, el
segundo es un scherzo caracterizado por un juego ambiguo de pizzicatos
entre acorde binario y terciario, que permite el lucimiento de los
solistas. El movimiento lento (Très lent) es sumamente contrastante en
comparación con el apasionado torbellino del movimiento final (Vit et agité-
Rápido y agitado), donde se recapitulan los temas del primer movimiento.
Los integrantes del Petrus ofrecieron una versión sublime, caracterizada por la
excelente labor de todos y cada uno de los músicos, brindando vuelo a la
melodía acorde a las especificaciones en la partitura y un fraseo impecable. Una
los escuchó en varias oportunidades ejecutando esta bellísima pieza, que
constituye un “caballito de batalla” del Cuarteto y cuya interpretación se vio
coronada por numerosos aplausos.
Un
buen menú no podía finalizar sin un postre, que consistió en un bis: el
célebre Minuet de Juan Bautista Alberdi. Una obra de corta duración,
compuesta entre 1830 y 1832 por el autor de las Bases para la Constitución
de la Nación Argentina y un bocadito de paladar negro, que fue ejecutado de
manera exquisita y admirable. El numeroso público que se dio cita volvió a
acompañar la labor de los músicos mediante un cálido y sostenido aplauso.
Independientemente
de representar un clásico porteño, los Conciertos del Mediodía organizados por
el Mozarteum Argentino son de excelente calidad por la jerarquía de los
intérpretes, con entrada libre y gratuita. Si además se ofrecen obras inéditas
o que se representan muy de tanto en cuando, vale la pena alimentarse
espiritualmente con un menú digno de satisfacer al más exigente de los
paladares.
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