Créditos: Luciana D'Attoma, Dirección Nacional de Eléncos Estables.
DOS ESCUELAS
NACIONALISTAS HABILMENTE PROGRAMADAS
Centro
Cultural Kirchner, Temporada 2023. Presentación de la Orquesta Sinfónica
Nacional, Director: Diego Censabella. Solista: Mario de Salvo (Bajo).
Participación del Coro Polifónico Nacional, Director: Antonio Domeneghini.
Programa: Obras de Bartok y Castro. Auditorio Nacional, 08 de Noviembre de
2023.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO
En lo que
para la Argentina es la “Semana de la Tradición”, la que tiene epicentro el 10
de Noviembre aniversario de la publicación del máximo poema nacional, “Martín
Fierro” de José Hernández, la Sinfónica
Nacional rescató de un injusto olvido la partitura basada en esta obra
compuesta por Juan José Castro, uno de los compositores y directores de orquesta
que más bregó por un conjunto sinfónico nacional de máxima calidad. Junto a
este trabajo, otro de trascendencia universal: la suite del ballet “El Mandarín Maravilloso” de Bela
Bartok. Si Castro fue un músico que partió de una influencia universal para
luego converger en un lenguaje musical de corte nacional, Bartok hizo un
recorrido a partir del lenguaje musical de su tierra para arribar a la universalidad.
Interesante combinación.
El Mtro. Diego Censabella fue el director
invitado que tuvo a su cargo la conducción del concierto. Se inició con la
Suite de Bartok, la que comienza con sonoridades bajas para ir ganando en
intensidad. Basada en una obra de Melchior Lengyel, compuesta entre 1918 y 1919
y estrenada con escándalo y censura en Colonia en 1926, la trama contiene un Cocktail
explosivo entre miseria, seducción, excitación y violencia que causó revuelo en
su “premier”. La música es intensa de comienzo a fin, los momentos de mayor
tensión son rubricados con pasajes en “fortíssimo” y necesita de sumos cuidados
para evitar desbordes. La versión de Censabella tuvo esa intensidad y en los momentos
más vibrantes los “fortes” por momentos
saturaron la acústica del auditorio nacional, por lo cual, en esos instantes no hubo nitidez
de planos sonoros.
En cuanto a la cantata “Martín Fierro” de
Juan José Castro, es una página clara e inequívoca de su producción del período
nacionalista. Se inicia con los versos del primer canto (el célebre “Aquí me
pongo a cantar”), prosigue con el fragmento de la vuelta del destierro en donde
el protagonista halla su tapera pero encuentra que su mujer y sus hijos se han
ido, prosigue con la trifulca en el baile y culmina con la célebre batida con
un grupo de gauchos en donde en el medio de la lucha encuentra que uno de ellos
, el Gaucho Cruz, decide pelear junto a
él y no contra él, naciendo la fuerte amistad entre ellos. Es una música
descriptiva con momentos de intensidad y brillo orquestal, una fuerte
intervención del solista y un coro que actúa de manera auxiliar con la narración. Aquí sí, Censabella realizó
una concertación sumamente acertada, con impecable ajuste, muy buen empaste, plena
conexión con el coro y el solista vocal. Hubo noble trabajo por parte de los
sectores de vientos y metales y una cuerda sumamente brillante. Mario de Salvo
realizó una muy buena faena con sólida emisión , expresividad y una perfecta
dicción castellana. El Coro Polifónico Nacional contó una vez más con la muy
buena preparación de Antonio Domeneghini, exhibiendo una emisión homogénea de
timbre acerado a tono con la partitura. Entre todos rescataron esta obra, varias
veces anunciada como postergada, de un injusto olvido. Volver a las raíces
muchas veces ayuda.
Donato Decina
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