sábado, 11 de noviembre de 2023

 



                            Créditos: Luciana D'Attoma, Dirección Nacional de Eléncos Estables. 

 

DOS ESCUELAS NACIONALISTAS HABILMENTE PROGRAMADAS

 

Centro Cultural Kirchner, Temporada 2023. Presentación de la Orquesta Sinfónica Nacional, Director: Diego Censabella. Solista: Mario de Salvo (Bajo). Participación del Coro Polifónico Nacional, Director: Antonio Domeneghini. Programa: Obras de Bartok y Castro. Auditorio Nacional, 08 de Noviembre de 2023.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  En lo que para la Argentina es la “Semana de la Tradición”, la que tiene epicentro el 10 de Noviembre aniversario de la publicación del máximo poema nacional, “Martín Fierro” de José Hernández,  la Sinfónica Nacional rescató de un injusto olvido la partitura basada en esta obra compuesta por Juan José Castro, uno de los compositores y directores de orquesta que más bregó por un conjunto sinfónico nacional de máxima calidad. Junto a este trabajo, otro de trascendencia universal: la suite  del ballet “El Mandarín Maravilloso” de Bela Bartok. Si Castro fue un músico que partió de una influencia universal para luego converger en un lenguaje musical de corte nacional, Bartok hizo un recorrido a partir del lenguaje musical de su tierra para arribar a la universalidad. Interesante combinación.

 

  El Mtro. Diego Censabella fue el director invitado que tuvo a su cargo la conducción del concierto. Se inició con la Suite de Bartok, la que comienza con sonoridades bajas para ir ganando en intensidad. Basada en una obra de Melchior Lengyel, compuesta entre 1918 y 1919 y estrenada con escándalo y censura en Colonia en 1926, la trama contiene un Cocktail explosivo entre miseria, seducción, excitación y violencia que causó revuelo en su “premier”. La música es intensa de comienzo a fin, los momentos de mayor tensión son rubricados con pasajes en “fortíssimo” y necesita de sumos cuidados para evitar desbordes. La versión de Censabella tuvo esa intensidad y en los momentos más  vibrantes los “fortes” por momentos saturaron la acústica del auditorio nacional,  por lo cual, en esos instantes no hubo nitidez de planos sonoros.

 

  En cuanto a la cantata “Martín Fierro” de Juan José Castro, es una página clara e inequívoca de su producción del período nacionalista. Se inicia con los versos del primer canto (el célebre “Aquí me pongo a cantar”), prosigue con el fragmento de la vuelta del destierro en donde el protagonista halla su tapera pero encuentra que su mujer y sus hijos se han ido, prosigue con la trifulca en el baile y culmina con la célebre batida con un grupo de gauchos en donde en el medio de la lucha encuentra que uno de ellos , el Gaucho Cruz,  decide pelear junto a él y no contra él, naciendo la fuerte amistad entre ellos. Es una música descriptiva con momentos de intensidad y brillo orquestal, una fuerte intervención del solista y un coro que actúa de manera auxiliar  con la narración. Aquí sí, Censabella realizó una concertación sumamente acertada, con impecable ajuste, muy buen empaste, plena conexión con el coro y el solista vocal. Hubo noble trabajo por parte de los sectores de vientos y metales y una cuerda sumamente brillante. Mario de Salvo realizó una muy buena faena con sólida emisión , expresividad y una perfecta dicción castellana. El Coro Polifónico Nacional contó una vez más con la muy buena preparación de Antonio Domeneghini, exhibiendo una emisión homogénea de timbre acerado a tono con la partitura. Entre todos rescataron esta obra, varias veces anunciada como postergada, de un injusto olvido. Volver a las raíces muchas veces ayuda.

 

                                                                                                                                          Donato Decina

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