domingo, 19 de noviembre de 2023

 

Muy buen debut de Theo Platt junto a Neil Thomson en el Abono de la Filarmónica

 

UNA AUTÉNTICA DEMOSTRACIÓN DE VIRTUOSISMO

Martha CORA ELISEHT

 

            Dentro de ciclo de Abono de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires (OFBA), la participación de numerosos directores y solistas de prestigio siguen coronando una magnífica labor realizada durante el transcurso del corriente año. El pasado sábado 18 del corriente le tocó el turno al director inglés Neil Thomson y al fagotista alemán Theo Platt en calidad de solista acompañante de presentarse sobre el escenario del Teatro Colón para ofrecer el siguiente programa:

-          “Saravá”- Clarice ASSAD (1978)

-          Gran Concierto en Fa mayor para fagot y orquesta, Wo.O23, S.63- Johann Nepomuk HUMMEL (1778-1837)

-          Sinfonía n°5 en Si bemol mayor, Op.100- Sergei PROKOFIEV (1891-1953)

La obra elegida para la apertura del presente concierto fue compuesta por encargo de la Orquesta Sinfónica del Estado de Saõ Paulo en 2013 con motivo del aniversario del nacimiento de Vinicius de Moraes sobre el tema homónimo de este gran compositor de música popular brasileña. Se inicia con un glissandi en piano, cajas y xilofón y es colorida, con muchos elementos del folklore del país vecino (samba, modinha) y latinoamericano, motivo por el cual, la orquestación lleva un orgánico profuso. Permite el lucimiento de los solistas de las diferentes secciones de instrumentos y, fundamentalmente los metales (trompetas, trombones y tuba) llevan la melodía en diferentes momentos de la obra, mientras la percusión introduce la monumental batucada previa a la coda final, donde pueden apreciarse ribetes de temas de Vinicius (Canto de Ossana y Samba da Bençao). Una muy buena labor por parte de la orquesta, que fue coronada por numerosos aplausos.

Si bien la obra original anunciada en el programa de mano era el Concierto para fagot y orquesta de Nino Rota, fue reemplazada en último momento por el Gran Concierto para fagot y orquesta en Fa mayor, Wo.O23 S.63 de Johann Nepomuk Hummel, compositor austrohúngaro quien fuera alumno de Mozart y cuya obra se encuentra escasamente difundida en el país, pese a haber sido un niño prodigio y un compositor muy prolífico en su época. Fue compuesto en 1805 y, junto con sus homónimos de Weber y Mozart, forma parte de la trilogía de conciertos clásicos escritos para dicho instrumento. Su característica principal es la presencia de pasajes sumamente difíciles en una sucesión de escalas ascendentes y descendentes que alternan con arabescos y trinos que requieren una gran demostración de virtuosismo por parte del solista en los tres movimientos que lo integran (Allegro moderato/ Romanza: andantino e cantábile/ Rondó: vivace). El joven Theo Platt se desempeña como fagot solista de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt y, por lo tanto, no sólo demostró ser un auténtico virtuoso de dicho instrumento, sino que supo explotar intensamente los matices del fagot en los tonos agudos y graves. El hecho de haberlo tocado de memoria ya de por sí representa un valor agregado en la interpretación de esta pieza, que sonó sumamente mozartiana por ser remanente de la escuela clásica de Viena. La Filarmónica supo acompañarlo muy bien bajo la impecable marcación y manejo de tempi por parte del director, quien bajó el volumen de la orquesta en varias ocasiones para resaltar la actuación del solista. El Colón estalló en aplausos tras su interpretación, motivo por el cual Theo Platt interpretó un bis: MATTHEWMATICS (transcripción para fagot de una pieza compuesta por el oboísta Matthew Holligan), que resultó otra demostración de virtuosismo, pero desde una perspectiva más atonal y dodecafónica.

Como obra de cierre y, con un orgánico prácticamente completo, la Filarmónica ofreció una vibrante versión de la Sinfonía n°5 en Si bemol menor, Op.100 de Prokofiev, que sonó brillante, con mucho vuelo y equilibrio orquestal en sus 4 movimientos (Andante/ Allegro marcato/ Adagio/ Allegro giocoso). Compuesta en 1944 durante la Segunda Guerra Mundial, Prokofiev sostuvo que “la concebí como una sinfonía de la grandeza del espíritu humano. Es un himno para un hombre libre y feliz, a sus maravillosos poderes y a su puro y noble espíritu”. Se estrenó en la Gran Sala del Conservatorio de Moscú en enero de 1945 con la participación de la Orquesta Sinfónica Estatal de la URSS y el compositor al podio. Uno de los asistentes al estreno fue el pianista Sviatoslav Richter, quien recordó a Prokofiev como “un monumento en un pedestal”. La obra tuvo un éxito rotundo desde su inicio y ha permanecido como una de las obras más importantes del compositor.

Un puede entender que haya cierta demora en la impresión y entrega de programas de mano y, por lo tanto, no haya tiempo de poder corregirlos. Ahora bien: ¿qué hubiera costado agregar una hoja adicional indicando el cambio de un concierto por otro, como se ha hecho en numerosas oportunidades?... Si bien se avisó sobre el cambio de programa mediante gacetillas en Internet y en las redes sociales, no hubiera costado nada anunciarlo por altoparlantes antes de iniciar el concierto, tal como se realiza cuando un cantante lírico es reemplazado por otro. Un papelón más mediante el cual, el Colón tiene acostumbrada a su audiencia y pareciera menospreciarla rutinariamente. Es algo que no se puede admitir y mucho menos, tolerar. Sobre todo, cuando se cuenta con los medios apropiados como para hacerlo correctamente.  

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