domingo, 12 de noviembre de 2023

 


        Créditos: Servicio de Prensa del Teatro Colón, Fotografía del Mtro. Arnaldo Colombaroli


Extraordinario recital de Bryn Terfel y Carla Filipcic Holm junto a la Filarmónica


Y UN DÍA, VOLVIERON LA CALIDAD Y LA EXCELENCIA

Martha CORA ELISEHT


Los intérpretes invitados al Ciclo de Abono de la Orquesta Filarmónica de

Buenos Aires no paran de desfilar y son de una jerarquía y calidad absolutas. En este

caso, se contó con una estrella de la lírica mundial: el bajo- barítono galés Bryn Terfel,

quien se presentó sobre el escenario del Colón junto a la soprano argentina Carla

Filipcic Holm el pasado sábado 11 del corriente dentro del abono de la mencionada

orquesta bajo la dirección de Julian Kuerti, donde se ofreció el siguiente programa:

- Obertura

- “Was dufter doch der Flieder”, de LOS MAESTROS CANTORES DE

NÜREMBERG- Richard WAGNER (1813-1883)

- “Abendlich strahlt der Ssonne Auge”, de EL ORO DEL RHIN- Richard

WAGNER (1813-1883)

- “Mild und leise”, de TRISTÁN E ISOLDA- Richard WAGNER (1813-1883)

- “Cabalgata de las Walkyrias”

- “Despedida de Wotan”, de LA WALKYRIA- Richard WAGNER (1813-1883)

- “Ha! Welch’ ein Augenblick”, de FIDELIO- Ludwig van BEETHOVEN (1770-

1827)

- “Son lo spirito che nega”, de MEFISTOFELE- Arrigo BOITO (1842-1918)

- “Ió son l’umile ancella”, de ADRIANA LÉCOUVREUR- Francesco CILEA

(1866-1950)

- Entreacto al Acto II

- “If I were a rich man”, de EL VIOLINISTA EN EL TEJADO- Jerry BLOCK

(1928-2010)

- “Summertime”

- “Bess, you is my woman now”, de PORGY & BESS- George GERSHWIN

(1898-1937)

- “Art is calling for me”, de LA ENCANTADORA- Victor HERBERT (1859-1924)

- “Stars”, de LOS MISERABLES- Claude- Michel SCHÖNBERG (1944)


No es la primera vez que el bajo- barítono galés visita la Argentina -debutó con un

recital en 2018, con Laura Ward como pianista acompañante-, pero sí en un recital con

orquesta. En cuanto a Julian Kuerti, también era la primera vez con la Filarmónica –

tanto en 2017 como en 2022, lo hizo junto a la Orquesta Estable- y, tras la tradicional

afinación de instrumentos y con un orgánico numeroso, el canadiense ofreció una muy

buena versión de la célebre obertura de LOS MAESTROS CANTORES DE

NÜREMBERG (título que falta desde 1980 en las Temporadas Líricas del Colón).

Seguidamente y, munido de un martillo y un zapato, Terfel hizo su aparición sobre el

escenario del Colón para brindar una excelente versión del aria de Hans Sachs (Was


dufter doch der Flieder/ Cómo huelen las lilas). Su caudalosa voz, su dominio escénico

y su maestría deleitaron los oídos de todos aquellos amantes de la música de Wagner. Lo

mismo sucedió encarnando a Wotan en el aria final de EL ORO DEL RHIN cuando el

padre de los dioses se dirige al Walhalla. Sin embargo y, pese al correcto manejo y

marcación de tempi por parte del director, se escucharon algunas pifias por parte de los

bronces -más específicamente, en las tubas wagnerianas-. Una lástima, porque empañó

el excelente nivel del resto de los instrumentistas. La voz y el dominio escénico de Sir

Bryn Terfel volvieron a brillar antes de dar paso a Carla Filipcic Holm, quien brindó una

exquisita versión de la muerte de amor de Isolda (Mild und leise, wie er lächelt). La

soprano argentina es una perfecta intérprete de dicho rol y lo demostró con creces sobre

el escenario del Colón, retirándose ovacionada.

Una entiende que la Filarmónica es una orquesta que maneja más repertorio

sinfónico que ópera, pero la celebérrima Cabalgata de las Walkyrias es una pieza que

forma parte del repertorio habitual de los programas de conciertos sinfónicos y recitales.

Hubo numerosos errores por parte de los bronces y se notó, pero no fue impedimento

para que Bryn Terfel volviera a brillar una vez más encarnando a Wotan en la bellísima

escena de Despedida antes de sumir en un sueño profundo a Brünhilde -su hija

predilecta- sobre la roca de la walkyria. No sólo cantó a la perfección este rol

wagneriano, sino que, además, demostró un perfecto dominio del escenario y los

tiempos previamente a la invocación a Loge -semidiós del fuego- para levantar la

muralla cuya llamarada protegerá a Brünhilde hasta que un verdadero héroe la rescate

de su letargo. En este caso, la Filarmónica tuvo una muy buena actuación en la

capitulación y coda finales, donde los diferentes leitmotives se ejecutaron perfectamente

para cerrar esta primera parte del concierto.

La segunda parte se abrió con otra aria del repertorio alemán: “Ha! Welch’ ein

Augenblick” (Pizarro) de FIDELIO. El galés volvió a lucirse como el malvado

corregidor y regente de la prisión donde Florestan está confinado en las mazmorras por

desobedecer las órdenes del tirano. Además de su impecable dominio escénico y su

maestría vocal, su perfecto dominio del alemán hizo posible una interpretación de alta

jerarquía. Pero aún faltaba el plato fuerte de la noche: la demostración plena de sus

dotes histriónicas y las inflexiones de su voz para encarnar al Diablo en

MEFISTOFELE, de Arrigo Boito. El público deliró al escucharlo chiflar en Son lo

spirito che nega -más conocida como aria del chiflido- y comenzó a aplaudir

rabiosamente antes que comenzara la segunda parte de la misma. Tras cantar la segunda

estrofa, el delirio fue total y el público lo ovacionó.

A continuación, Carla Filipcic Holm demostró que también sabe incursionar en el

repertorio italiano brindando una excelente versión de Ió son l’umile ancella, de

ADRIANA LÉCOUVREUR. Es un aria que puede ser interpretada tanto por una

mezzosoprano como una soprano dramática y, en este caso, quedó fehacientemente

demostrado que es la mejor soprano dramática de la Argentina en la actualidad. Otro

aluvión de aplausos para esta gran artista.

La comedia musical es un género en el cual Bryn Terfel también ha incursionado y

decidió ofrecer varios fragmentos de este género: el primero de ellos, como el lechero

Tevye en EL VIOLINISTA EN EL TEJADO, donde demostró que, además de ser un gran


cantante, es todo un showman. Bailó, actuó y cantó este rol que supieron inmortalizar el

actor israelí Topol y, a nivel local, Raúl Rossi. Por su parte, la Filarmónica brindó una

muy buena versión del entreacto al Acto II de dicha obra. Sin embargo, no convenció en

el aria que eligió para cerrar el recital: Stars, de LOS MISERABLES. Hubo momentos

donde la orquesta lo tapó, ya que lleva mucha percusión y su voz era apenas perceptible

al final. En cambio, Carla Filipcic Holm se lució en Art is calling for me (El Arte me

está llamando) de la opereta LA ENCANTADORA, del compositor irlandés Victor

Herbert. Fue compuesta en 1911 durante su estadía en Estados Unidos y narra la historia

de la prima donna de la ópera Vivien Savary, quien es presionada por el Ministro de

Guerra de Zergovia -Ozir- para seducir al príncipe Iván. Si éste se enamora de una

plebeya, debe abdicar al trono y, por lo tanto, Ozir se transformaría en el regente de

dicho país. Pero como Vivien se enamora de Iván, le pide al malvado Ozir los papeles de

abdicación y se encarga de destruirlos. Mientras tanto, la princesa Stellina – quien desea

ser artista y no quiere saber nada de política- es quien canta esta célebre canción en

tiempo de marcha. Un perfecto dominio escénico de la soprano argentina en este género

y una revelación para quienes tomaron contacto por primera vez con esta obra. También

se lució con la célebre canción de cuna de Clara (Summertime) de PORGY & BESS, al

igual que junto a Bryn Terfel en el duetto de amor de la única ópera de Gershwin

(“Bess, you is my woman now”). Una muy buena combinación entre bajo y soprano y

otra ovación de aplausos para este célebre dúo.

Al término del recital, se ofrecieron dos bises: una canción galesa tradicional a

cargo de Bryn Terfel, y otra aria de un musical de Irving Berlin: Anything you can do -

que fuera interpretada como obra de cierre en el recital brindado por Thomas Hampson

y Luca Pisaroni en 2019-, que pertenece a ANNIE GET YOUR GUN (1946), donde tiene

lugar una feroz competencia de destrezas entre ambos protagonistas, ya que uno lo

puede hacer mejor que el otro. Ambos cantantes se sacaron chispas sobre el escenario

de manera muy divertida bajo la magistral dirección de Kuerti. Otra ovación de aplausos

para los intérpretes, quienes se retiraron muy satisfechos.

En una entrevista que esta cronista mantuvo con Carla Filipcic Holm a la salida del

Colón, la soprano manifestó que había dedicado el aria de LA ENCANTADORA a la

memoria de la gran gestora de cultura uruguaya María Julia Caamaño -fallecida

recientemente-, quien le recomendó preparar dicha obra para un evento que iba a tener

lugar en ese país que, lamentablemente, no se concretó. Un merecido homenaje a quien

fuera presidente del Centro de Cultura Musical del Uruguay y que tanto hizo por la

cultura del país hermano.

En cuanto al desempeño de la orquesta, la Filarmónica debiera ejecutar con mayor

asiduidad la obra de Wagner. Si bien la Estable sobresale en el ámbito operístico, hay

muchas obras del genio de Bayreuth que forman parte del repertorio sinfónico y

debieran ejecutarse más a menudo, ya que hace rato que faltan de las temporadas líricas

oficiales. Una vez que se cuenta con intérpretes de jerarquía y excelencia vocal para

interpretarlas, debieran estar un poco más aceitadas para que todo suene perfecto.



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