domingo, 12 de noviembre de 2023

 



                           Créditos: De Paraíso para Usted, Martha Cora Eliseht con equipo propio


Impecable rescate de obras de Arriaga por el Ensamble Concentus en el Salón Dorado


OBRAS INÉDITAS DIGNAS DE DESCUBRIR


Martha CORA ELISEHT


Fundado en 2019, el Ensamble Concentus es el primer ensamble orquestal de

Sudamérica que se dedica a la interpretación del repertorio clásico- romántico europeo y

sudamericano con criterios historicistas. Está formado por notables músicos y

estudiantes avanzados no sólo de toda la Argentina, sino también de países limítrofes

como Chile, Uruguay, Paraguay y Brasil. La agrupación dirigida por Ricardo

Sciamarella se presentó el viernes 10 del corriente en el Ciclo de Cámara del Salón

Dorado del Teatro Colón con un repertorio formado pura y exclusivamente por obras

del compositor vasco Juan Crisóstomo de Arriaga (1806-1826), que contó con el

auspicio del Ayuntamiento de Bilbao y la asociación Laurak Bat para ofrecer el

siguiente programa, donde se emplearon instrumentos de época de fines del siglo XVIII:

- Obertura, Op.20 (Adagio/ Allegro assai) (1821) (estreno argentino)

- Obertura, Op.1 (Adagio/ Allegro) (1818)

- Sinfonía en Re menor (1824) (estreno argentino):

- Adagio/ Allegro vivace

- Andante

- Menuet/ Trío

- Allegro con moto

- Obertura de “Los Esclavos Felices” (Andante pastoral/ Allegro) (1820)

Ha sido un gran mérito de Ricardo Sciamarella difundir el repertorio de este

compositor tan poco conocido en estas latitudes, a quien se lo denominó “el Mozart

español” por sus dotes musicales de niño prodigio, así como también por su muerte

precoz a los pocos días antes de cumplir los 20 años, ocurrida en París como

consecuencia de tuberculosis. Nacido en Bilbao en 1806, desarrolló sus dotes musicales

desde temprana edad. Su padre había sido organista en la iglesia de Berriatua (Vizcaya)

y se trasladó en 1802 a Bilbao, donde ejerció como comerciante. Gracias a esta última

actividad, prosperó y permitió que Juan Crisóstomo tuviera educación musical desde

pequeño. Estudió violín y frecuentó las sociedades musicales de aquel entonces en su

ciudad natal hasta que compuso su primera obra (“Nada y Mucho”) en 1817. De su

etapa en Bilbao datan la Obertura, Op. 1 (1818), una Marcha Militar para banda, Op.2

y dos Himnos Patrióticos, Op.3 y Op.4. En 1820 aboca todos sus esfuerzos en la

composición de la ópera “Los Esclavos Felices”, de la cual sólo se conservan la

obertura y algunos fragmentos. Por recomendación del compositor José Sobejano y

Ayala, su padre decide enviarlo a París para que pudiera adquirir los conocimientos que

su ciudad natal no podía ofrecerle. En 1821 contaba sólo con 15 años cuando llegó a

París para estudiar en la École Royale de Musique et Déclamation -posteriormente,

Conservatorio- con los siguientes maestros: Pierre Baillot en violín, François- Joseph

Fétis en armonía y Luigi Cherubini en contrapunto. Sus profesores quedaron tan

maravillados con sus dotes que lo nombraron profesor répetiteur de la clase de fuga y


contrapunto de Fétis cuando sólo era un estudiante avanzado, ganándose un enorme

respeto y prestigio por parte del alumnado. De esta etapa surgen la mayoría de sus

obras, como los Tres Cuartetos para cuerdas y su Sinfonía en Re menor. No obstante,

sus múltiples tareas como intérprete, profesor y compositor pudieron tener influencia en

su muerte como consecuencia de una tuberculosis, acontecida en París en Enero de

1826. Tras su deceso, se le envió a su familia un baúl que contenía su violín y muchos

de sus manuscritos, que fue depositado en un desván y olvidado hasta 1869, cuando su

sobrino nieto Emiliano de Arriaga y Ribeiro decide rescatar la obra de su tío abuelo para

que sea conocida y difundida en su ciudad natal. Por dicho motivo, se crea en 1887 la

primera Comisión Permanente Arriaga en Bilbao, cuyo objetivo es difundir, publicar y

estudiar la obra del compositor. En 1888 se publica la partitura de los tres Cuartetos

para Cuerdas- quizás, su obra más conocida- y se le brinda una enorme difusión a nivel

local. Posteriormente, sus descendientes donaron las partituras al Ayuntamiento de

Bilbao y, como consecuencia de una grave inundación ocurrida en 1983, muchas de las

partituras se destruyeron. Afortunadamente, y merced a un minucioso trabajo de

reconstrucción, se pudieron recuperar y digitalizar para poder descargarlas y

consultarlas desde una página web especialmente creada a tal efecto.

Debido a que en los conciertos que se ofrecen en el Salón Dorado sólo existe un

programa de mano digital, Ricardo Sciamarella se refirió brevemente al compositor y su

obra luego de los agradecimientos a los auspiciantes antes de dar comienzo con la

Obertura, Op.20, que data de 1821 y consta de dos movimientos: Adagio/ Allegro assai.

Posee mucha influencia de inspiración mozartiana, pero también, ribetes de Haydn y

Beethoven en el crescendo y la fuga del Allegro assai, donde el compositor inserta una

melodía de su tierra natal -similar a una jota- antes de finalizar con un pasaje con golpes

de arcos que remedan la obertura de Il Signore Bruschino de Rossini. La interpretación

fue muy buena, al igual que en la Obertura, Op.1 que, como ya se dijo anteriormente,

pertenece a la etapa bilbaína del compositor. Data de 1818 y, a diferencia de la anterior,

se ejecuta con una orquesta más reducida. También posee dos movimientos: un Adagio

(en tono menor) de carácter solemne, seguido de un allegro (en tono mayor), de carácter

alegre y jovial. La orquesta estuvo muy bien ensamblada, logrando un sonido compacto

y buen empaste.

A continuación, tuvo lugar en calidad de estreno local la Sinfonía en Re menor para

gran orquesta, que pertenece a la etapa parisina de Arriaga y que fuera compuesta entre

los años 1824 a 1825. Consta de 4 movimientos (Adagio- Allegro vivace/ Andante/

Menuet- Trío/ Allegro con moto) y su orquestación lleva cuerdas, maderas por 2, 2

trompetas, 2 cornos y timbal, obedeciendo a la formación clásica característica de aquel

entonces. A diferencia de la obra anterior, el Adagio inicial está escrito en tono mayor y,

posteriormente, pasa a un Allegro vivace en tono menor, de corte beethoveniano, pero

con un estilo particular, imprimiendo su sello en la coda final. El Andante es de carácter

solemne y recuerda a la Sinfonía n°6 (“Pastoral”) de Beethoven, mientras que el

Menuet- Trío es vivaz y romántico, de carácter cortesano, donde el compositor

demuestra su capacidad en el manejo del contrapunto entre las diversas secciones de

instrumentos. Cierra con un apasionado y temperamental Allegro con moto, donde

Arriaga vuelve a imprimir su sello personal con un final avasallante. El público

respondió con un cálido aplauso tras la excelente interpretación de la sinfonía.


Por último, el Ensamble brindó una muy buena versión de la obertura de la ópera

Los Esclavos Felices, compuesta en 1820 y que consta de dos partes: Andante pastoral/

Allegro. Este último movimiento subdivide al tema pastoral principal y lo transforma en

una obra de carácter alegre y jovial. Se pudo escuchar un glissando introducido por las

violas y seguido por los vientos, con un contrapunto muy interesante entre estas dos

secciones de instrumentos que, posteriormente, se unen para brindar al movimiento

fuerza y energía. Los principales solistas de instrumentos de cuerdas desarrollaron una

muy buena labor, al igual que la cavatina a cargo de los cornos previamente a la

capitulación y fuga finales. Una muy buena labor que se vio coronada por numerosos

aplausos y vítores por parte del público.

Pese al mal clima imperante en esa fecha, el público concurrió masivamente al

Salón Dorado para ver de qué se trataba. Se encontró con un compositor totalmente

desconocido, cuya obra es magnífica y vale la pena totalmente descubrir y rescatar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario