lunes, 6 de noviembre de 2023

 

 

UN INTERESANTE ATARDECER EN LA PLATA

 

Teatro Argentino de La Plata, temporada 2023: Ciclo de conciertos de la Orquesta Estable, Directora Invitada: Natalia Salinas. Solista: Adriana Mastrángelo (Mezzosoprano). Programa: Obras de Bordalejo, Ravel y Sibelius. Sala Alberto Ginastera, 05 de Noviembre de 2023.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  Como parte de sus actividades del año 2023 y tras la largamente esperada concreción de la reapertura de la sala Alberto Ginastera, el Teatro Argentino de La Plata presentó un nuevo concierto de su Orquesta Estable a una semana escasa del anterior que culminara en un rotundo triunfo de la agrupación, en esa oportunidad comandada por el Maestro Luís Gorelik.  En esta oportunidad y nuevamente con un exigente programa, que incluyó el estreno mundial de una obra encargada por el Teatro y dos verdaderas joyas de la música, la conducción le fue confiada a una de las batutas femeninas de mayor trascendencia en los últimos tiempos: la santacruceña Natalia Salinas.

 

  El concierto se inició con el estreno mundial de la Suite “Parkour”  de Tomás Bordalejo, joven compositor quién actualmente reside en Francia. Se trata de una obra en dos movimientos sumamente contrastantes entre sí. Basándose en que Parkour es “el nombre de una técnica física que consiste en  transformar la escenografía urbana en obstáculos que deben ser sorteados” (así lo define la información que recibí de Prensa del Teatro Argentino), la obra se inicia desde las sonoridades más bajas, va progresando en un “crescendo” que tiene como protagonistas a los metales de la Orquesta hasta llegar a un poderoso “climax” sonoro. Continúa con una sección central confiada a  cuatro cornos y percusión a modo de un intermedio de corte más calmo el que desemboca nuevamente en un poderoso “tutti” orquestal con el que culmina esta primera parte. El segundo movimiento es de corte más reflexivo, en el que la mayor carga recae sobre la cuerda, la que expone una línea melódica. En duración es mucho más breve que el primero, culminando con la música casi “flotando” en el aire. Una vez más, Natalia Salinas volvió a demostrar su real capacidad en la conducción de repertorio contemporáneo,  guiando un conjunto que respetó hasta la mínima marcación de la notable conductora. La falta de programas de mano hizo que el público aplaudiera entre movimientos y que al concluir la obra esperara unos cuantos segundos antes de comenzar con los aplausos. Lamentablemente esa fue la tónica durante todo el concierto, diferente al anterior en donde hubo un magnífico silencio durante la interpretación de las obras.

 

  En la continuidad del programa, apreciamos una vez más a Adriana Mastrángelo en una obra de siglo veinte, en lo que parece ser el repertorio para la que se la ha requerido a lo largo de la temporada, exhibiendo toda su valía interpretativa con momentos superlativos de canto. “Sheherazade” de Maurice Ravel fue en ésta oportunidad la página abordada. Obra generadora de climas, con instantes de aura misteriosa,  otros de despliegue brillante y momentos de supremo lirismo. Desde la primera canción (Asia), Mastrángelo impuso su voz y su autoridad interpretativa, muy bien secundada por Salinas y la Orquesta, quienes brillaron en los momentos puramente orquestales con su intensa carga dramática. Ya en la segunda canción (Le Flute Enchantee), con un magnífico solo del titular de flauta, Mastrángelo entregó la mejor parte vocal con una expresividad sin fisuras y en la página de cierre “El Indiferente” todos lucieron por igual, coronando de esta manera una muy buena y digna versión.

 

  Tras el lógico intervalo, Natalia Salinas y la Estable acometieron con una de las joyas virtuosas del período Post-romántico, La sinfonía Nº 2 en Re mayor, Op. 47 de Jean Sibelius. Obra con la que culmina el período nacionalista de su producción, cuenta con instantes de suma intensidad, fuerte carga dramática y una secuencia final con sus dos últimos movimientos entrelazados que culminan en un brillante estallido que lleva a una triunfal coda de cierre. Una oportunidad para apreciar la valía de la Maestra en este repertorio.

 

  Salinas adoptó un “tempi” ágil en el inicio en donde más allá de algunas pequeñas imperfecciones   fue virando hacia pasajes muy bien llevados, culminando en un muy buen pianissimo.  Sobrevino luego el bucólico segundo movimiento en donde tras el lento comienzo se va entrelazando un  diálogo entre cuerdas y vientos con el que se cerrará este momento. Aquí hubo un mayor ajuste y suma claridad y precisión en la marcación de la Directora. Llegamos entonces a los dos movimientos de cierre en donde se escuchó por lejos lo mejor de la tarde. Hubo brillo orquestal, claridad de ideas y una magnífica exposición del célebre tema central a cargo de las cuerdas, las que deslumbraron por su tersura. La intensa coda de cierre fue muy bien llevada por Salinas hasta concluir la obra de manera estupenda. La cerrada ovación del público premió la labor, insistiendo en llamar al escenario a la Directora la que a mi entender se apresuró en retirarse y culminar así el concierto. Cuando el soberano brinda un mimo al alma hay que recibirlo con afecto y dejar que sea justamente el público el que decida cuando se extingue el aplauso.

 

Donato Decina

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