REAFRIMANDO
CONVICCIONES SIN GOLPES BAJOS
Centro
Cultural Kirchner, temporada 2023. “Stabat Mater (Escenas del dolor reciente)”,
espectáculo creado y preparado por Pablo González Aguilar basado en el “Stabat
Mater” de Giovanni Batista Pergolesi. Intérpretes: Marisú Pavón (Soprano),
Lidice Robinson (Mezzosoprano), Coro Femenino, Orquesta de Cuerdas y Organo:
Preparador y Director Musical: Miguel Angel Pesce. Organo: Mariano Irschick.
Equipo de Realización Conjunta de Vestuario: Teatro Auditorium y Escuela de
Artes Visuales Martín Malharro (Ciudad de Mar del Plata). Caracterización:
Daniela Pérez. Videos: Michel Steimberg,
Danilo Zantleifer y Mariano García. Ilustraciones y Gráfica: Danlo Zantleifer.
Puesta en escena e Iluminación: Pablo González Aguilar. Sala Argentina, 13 de
Octubre de 2023.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO
En estos días
en que estamos imbuidos en un nuevo proceso electoral y a cuarenta años de la
plena recuperación democrática, Pablo González Aguilar, creador de “Lírica
Libre” de la Ciudad de Mar del Plata, rinde homenaje a quienes han luchado durante
los “Años de Plomo” por la inclaudicable defensa de los derechos humanos y la búsqueda
de la verdad por todas las consecuencias acarreadas durante el accionar de la
dictadura cívico-militar que gobernó de
facto la Argentina entre 1976 y 1983.
La base fundamental del relato está dada en
los intercambios y conversaciones que el Director escénico mantuvo a lo largo
de los años con Ledda Barreiro, referente en Mar del Plata de la Asociación
Madres de Plaza de Mayo, además de una permanente mención a la otra entidad,
las Abuelas de Plaza de Mayo, aquellas que aún ya muy mayores continúan en su
gran mayoría pugnando por saber datos del paradero de sus nietos nacidos en
cautiverio, entregados a familias
sustitutas y en el peor de los casos a familias de los mismos represores
quienes se encargaron de destruir toda huella posible que permitiría establecer
el paradero de los hoy señores de casi cincuenta años.
Impresiona el impacto que provoca ver un
crucifijo cuyos maderos parecieran estar conformados por pedazos de
hormigón recubiertos de alambrada de
púa. ¿Cómo no recordar esas alambradas cercando las bases militares, mientras
amenazantes carteles en las veredas del perímetro advertían que en caso de
detención los centinelas abrirían fuego?. Junto al apoya pies, un pañal. Pañal
que tomará forma de pañuelo en la cabeza de cada madre y que fue la última
prenda que cubrió a Jesús en su crucifixión. Todo un símbolo.
El paralelismo: la estoica María quién junto
a algunas amigas ve morir injustamente a su hijo. Las madres en ronda, queriendo
saber dónde estaban sus hijos.
La simbología:
Ledda Barreiro contemplando el oleaje del Mar. La recordación de la infancia de
su hijo junto a los otros niños jugando. Las abuelas buscando. Los gritos de
felicidad: el Mundial 78. Los gritos desgarradores: A pocas cuadras la E.S.M.A.
y la tristemente célebre capucha de torturas de las que los realizadores
visuales consiguieron hasta las fotos de su construcción. Los rostros duros:
Videla, Massera, Martínez de Hoz. La otra realidad: las filas en la Av. De Mayo
para denunciar ante el tribunal de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos y justamente los “slogans”: “Los Argentinos somos Derechos y Humanos”.
La caída de las vendas: Malvinas: el velo se descubre y comienza a saberse como
se resolvió la lucha armada. Las marchas previas al 30 de Octubre de 1983. Las
rondas con aparición de Hebe de Bonafini y el Premio Nobel a Adolfo Pérez
Esquivel (Quién al finalizar este espectáculo sería homenajeado en el Auditorio
Nacional cuatro niveles más arriba). La
dicotomía: Juicio a las Juntas/Indulto (breve aparición de una foto del
Presidente Menem).El final: se reabren las causas por robo de bebés. Algunos
represores ya están muertos pero sin embargo, Videla y Etchecolatz van a
prisión en donde mueren. Los encuentros de los nietos recuperados con sus
verdaderas familias y el símbolo de Estela de Carlotto junto a su nieto Ignacio
Guido. Y la imagen final, la de Ledda Barreiro ya en otra dimensión viendo
emerger del mar a su hijo (Por que no pensar que en aquellos tristes vuelos el
pudo terminar así), quién va a abrazarla, ese gesto tan necesario que se multiplica
en muchos otros abrazos más.
Y junto a esta línea argumental, la música, en la que cada episodio del “Stabat
Mater” se ve completado por una cita de los evangelistas del nuevo testamento
de la Iglesia, quienes repiten palabas o frases de Jesús. Cada uno de esos números
está actuado reflejando cada palabra de los textos. Hay dos solistas y un
arreglo para Coro Femenino el que se convierte de esta manera en el grupo de
Madres que peticionan por el paradero de sus hijos. Las solistas se convierten
en dos madres que se encuentran a buscar a sus hijos, adoptan el Pañal/Pañuelo
se unen a las demás, rondan, reflejan su dolor y tienen la esperanza de que en algún
momento llegará ese abrazo del final en esa otra dimensión.
Hay un trabajo muy fuerte de realización visual
y recopilación fotográfica, con lugares como el Faro Punta Mogotes, antigua
sede de la infantería de Marina (Lugar de formación entre otros del tristemente
célebre Alfredo Astiz, hábil para infiltrarse y pésimo en la guerra en la que
se rindió sin siquiera disparar una vez). Los montajes son impecables, la
realización del vestuario (hecha por el teatro Auditorium de Mar del Plata con
la colaboración de la escuela de artes visuales “Martín Malharro, también de la
misma ciudad) es de impecable factura y
una muy correcta iluminación del Director Escénico, siguiendo a cada protagonista
con total justeza.
En lo musical, el arreglo de Miguel Angel
Pesce es convincente y la concertación conmovedora. El balance entre coro y
grupo instrumental fue impecable tanto
como el ida y vuelta permanente con las solistas, las que ratificaron una vez
más sus cualidades vocales y actorales. Quiero resaltar muy especialmente la
voz de Lidice Robinson la que ha experimentado
una magnífica evolución en la zona grave, llegando a una profundidad
insospechada.
El resultado nos deja un espectáculo en el
que el espectador no sale indiferente, deja espacio a la reflexión, sin golpes
bajos y por supuesto, ratificando que nunca más vuelva a ocurrir.
Donato Decina
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