martes, 28 de enero de 2020




CIERRE ACORDE A LA JERARQUIA DE LA TOTALIDAD DEL CICLO

Festival Internacional de Buenos Aires 2020. Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea del Complejo Teatral de Buenos Aires 2019/20 (Segundo Movimiento). Concierto de Clausura. Actuación de la “Compañía Oblicua” (Sergio Catalán [Flautas], Javier Mariani [Clarinetes], Diego Ruíz [Piano], Gonzalo Pérez [Percusión], Elena Buchbinder [Violín], Fabio Loverso [Violonchelo], Lucía Lalanne [Soprano]), Dirección: Marcelo Delgado. Programa: Obras de Proscia, Delgado y Halac en estreno mundial (La primera y la última de las obras fueron comisionadas por el Ciclo). Teatro General San Martín, sala Antonio Cunill Cabanellas, 27 de Enero de 2020.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

  La vigésimo tercera edición del Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea llegó a su fin con una extraordinaria sesión en la que la “Compañía Oblicua” que dirige Marcelo Delgado fue la protagonista excluyente para un programa que ofreció tres estrenos mundiales de creadores argentinos, dos de los cuales fueron encargos del ciclo.

  Martín Proscia (quien además es saxofonista e integra el cuarteto “Tsunami”, el que participó también de esta edición), el propio Delgado y José Halac, cada uno con una obra fueron los compositores sobre los cuales giró la programación. Obras que exigen esfuerzo, mucha preparación y concentración para que el producto haya llegado lo más fielmente posible al público.

  Del primero de los mencionados se estrenó “Los Pichiciegos de Plaza de Mayo”. Inspirado en el título de un trabajo de Rodolfo Fogwill y partiendo de un acorde de una canción de Luís Alberto Spinetta, Proscia desarrolla una sonoridad que evoluciona hasta alcanzar una total intensidad. La labor de todos los instrumentistas fue encomiable. Algunos instrumentos como el piano lo hacían con su encordado preparado, los vientos que partieron de un simple soplido, la percusión de fuerte intervención, el apoyo de la electrónica para remarcar pasajes y hasta la presencia de un cronómetro que por dos veces evidentemente indicó las duraciones para parte de los momentos más intensos de la obra. Delgado condujo a pulso firme la obra, la que inició de esta forma un camino ascendente a lo largo de la noche.

  Del propio Delgado se escuchó “Una y Otra Vez”, a la que definió como los intentos para lograr el producto final, lo que finalmente ocurrió y tomo forma de obra. Aquí también se pudo percibir el camino desde las sonoridades más bajas hasta los momentos más intensos. Podría decirse que son ciclos que se desarrollan y adquieren unidad sobre el final y aquí también la electrónica va en apoyo de la música interpretada en vivo, la que requiere de los músicos el empleo de efectos producidos con sus propios instrumentos. Delgado está en plena madurez creativa y la solidez de este trabajo es la prueba más elocuente,

  Y el cierre vino de la mano de “Caminos del Espejo” de José Halac, quien toma como base un poema de Alejandra Pizarnik  para desarrollar la música. Obra de una intensidad poco común requiere desde un violonchelo que se interpreta desafinado, piano preparado, amplia percusión, violín y vientos que producen melodías, electrónica y fundamentalmente la voz de una soprano, la que expresa desde la declamación con pasajes de marcada intimidad, pasando por una línea media de voz con melodía muy cuidada y llegar en varias ocasiones hasta el grito para poder transmitir el texto de Pizarnik. Allí emergió triunfal Lucía Lalanne con una labor descollante desde la entrega física, actoral y vocal. Es una intérprete consumada y su labor fue consagratoria. Delgado logró las mejores respuestas de los miembros de la “Oblicua” y la obra fue estupendamente recibida.

  Ha sido un cierre acorde a la mejor tradición del ciclo y es remarcable el hecho de que se comisionen estrenos, con lo que esto significa para los creadores argentinos. Sumado al formidable “Primer Movimiento” de finales de 2019, nos da un resultado de excelencia y hago votos para que ello se mantenga en el futuro.

Donato Decina

sábado, 25 de enero de 2020




BRUNO LO BIANCO, INTERPRETE CON MAYUSCULAS

Festival Internacional de Buenos Aires 2020: Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea del Complejo Teatral de Buenos Aires 2019/20 (Segundo Movimiento). Concierto a cargo del percusionista Bruno Lo Bianco. Programa: Obras de Matalón, Tolosa, Nante, Baroni y Santero. Teatro General San Martín, Sala Antonio Cunill Cabanellas, 24 de Enero de 2020.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

  Como Uds. recordarán, a fines del pasado año (tan solo un mes y medio atrás), dimos cuenta del inicio de la edición 2019/20 de este tradicional ciclo, el que por vez primera se realizaba en dos etapas, aquella inicial (denominada “Primer Movimiento”) que incluyó la presencia de la violonchelista francesa Severine Ballon y el magnífico concierto que realizara la Sinfónica Nacional bajo la dirección de Natalia Salinas en una labor verdaderamente consagratoria. Por ese entonces en los últimos días de una gestión que podía unir a la Ciudad con la Nación, pudo emplearse el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner.  Ahora, enmarcado este tradicional ciclo en el ámbito del Festival Internacional de Buenos Aires, se ha vuelto al origen, esto es, el Teatro General San Martín, en cuya sala Antonio Cunill Cabanellas tendrán lugar cuatro conciertos en cuatro noches consecutivas, sumado a otro en el Hall Central, el que se agrega así a la tradición de este complejo de realizar conciertos abiertos al público en ese espacio. Las actividades son con entrada libre, gratuita, pero de capacidad limitada a las localidades disponibles de la sala, por lo que recomiendo llegar con suficiente anticipación al San Martín para poder procurar alguna de ellas. Si bien en este concierto de reanudación hubo espectadores que aún sin localidades pugnaron por presenciar el concierto y pudieron ubicarse para ello sillas adicionales en el espacio “avant scene”, ya que el ámbito físico lo permitió, entiendo que no siempre ello será posible y por eso la recomendación.

  El concierto que inició el llamado “Segundo Movimiento” tuvo como protagonista al percusionista Bruno Lo Bianco, líder además del grupo “Tambor Fantasma” quien desarrolló una rica programación basada en cinco creadores argentinos de trascendencia, de las cuales dos de las obras tuvieron carácter de estreno y  de estas, la compuesta por Juan Carlos Tolosa, fue encargo del Festival. Llamó mi atención al concluir la primera etapa algunas opiniones un tanto despectivas sobre la actual programación, tal vez pensando en que debía continuarse el camino empleado en el primer tramo. Sea por las circunstancias que fueren, estoy totalmente a favor de esta propuesta. Como verán líneas más abajo, tanto los compositores convocados en este programa de reanudación, como los que participarán en los conciertos venideros son creadores argentinos que están en la primerísima línea, que desarrollan una actividad que trasciende fronteras afuera (la que no puede ignorarse) y que sumado al encargo que el ciclo efectúa a algunos de ellos no hacen más que prestigiar la programación. Se está ante la gran oportunidad de estimular la creación y ofrecer una gran vidriera para presentarla. ¿Cuándo sino?.

  Seis obras de alto impacto y amplias exigencias fueron las que Lo Bianco abordó. Se inició con “Traces IV” de Martín Matalón del año 2006, ofrecida en carácter de estreno argentino, de quien además se escucharía luego otro trabajo. Obra para Marimba y electrónica, la que es empleada como soporte y “eco” de los sonidos que surgen del instrumento. Son acordes que van encontrando un desarrollo, apoyados por la electrónica la que brinda un marco muy interesante.

    Conocí la música de Juan Carlos Tolosa el año pasado en ocasión de su visita a Buenos Aires junto con los integrantes del Laboratorio de Música de la Universidad Nacional de Córdoba en el Ciclo del Teatro Nacional Cervantes. A El, este Ciclo le comisionó una obra y esta es “Los Pasajes”, una serie de  motivos sonoros que se inician con la interpretación de diferentes “tam-tam” (o gong como más habitualmente se los denomina), marimba y, finalmente, distintos tipos de tambores y bombos. Muy hábilmente construida, la obra va desde sonoridades en forte, al ámbito más intimo que la marimba puede proporcionar y rematar luego con la creciente tensión que los tambores y bombos logran. El trabajo fue muy bien recibido por el auditorio y marcó una de las primeras cumbres de la noche, por lo cual Lo Bianco invitó a Tolosa a sumarse a El en el saludo y recibir entonces la justa ovación.

  De la fuerza del final de “Los Pasajes”, pasamos luego a la mayor intimidad de “Evocaciones”, compuesta en 2017 por Alex Nante, en donde el Vibráfono tiene todo el protagonismo. Muy bien construida sobre la base de acordes, los que se van desarrollando de diferentes maneras. Capta al público de manera tal que el mismo queda subyugado ante ese tránsito.

 La obra de escritura más original fue “Study #1” de Claudio Baroni, compuesta en el año 2006 y que requiere del empleo de medios más “informales” (aun cuando suene inevitable la comparación con los que emplean “Les Luthiers”). Ellos van desde dos troncos secos y huecos, pasando por botellas de vidrio vacías, bowl plástico y frutera de vidrio, sumados a los más convencionales redoblante y bombo de batería. De muy ingenioso desarrollo, logra “incitar” al espectador a buscar su propia música.

  La segunda obra que se presentó de Martín Matalón fue “Short Stories” del año 2005, en donde una vez más el “Xilofón” fue el protagonista: Son cuatro episodios en donde se va desde momentos intensos, hasta otros más reflexivos y un final en donde la progresión sonora va desde la calma al mayor despliegue. También en este caso atrapa al oyente desde el vamos.

  El cierre vino de la mano de “B&LB” de Santiago Santero, compuesta en 2017 y cuyo título habla a las claras de que Lo Bianco es el destinatario. Desarrollada para diferentes tipos de bombo, requiere un gran despliegue del solista. Y aquí cabe decir que más allá de la muy buena recepción del público y del saludo del compositor junto a Lo Bianco, es el  momento para señalar que la labor de este último fue descollante a lo largo del programa, desplegando talento y energía con enorme generosidad,  dominando cada instrumento por El empleado  y hacer de cada obra abordada una creación en sí misma.

  No pudo haber sido más exitoso el retorno y seguiremos de cerca sus actividades.

Donato Decina  

viernes, 17 de enero de 2020




Critica:
Rigoletto-Opera Intima” en el Museo Juan C. Castagnino de Mar del Plata.

CREATIVIDAD, ESFUERZO Y SACRIFICIO: LAS CLAVES DEL TRIUNFO

Compañía “Lírica Libre”, temporada 2020. Giuseppe Verdi: “Rigoletto (Opera Intima)” (Basada en el original con libreto de Francesco María Piave a partir de “El Rey se Divierte” de Victor Hugo): Protagonistas: Fernando Santiago (Rigoletto), María José Dulín (Gilda), Ivan Maier (Duque de Mantua), Ramiro Montero (Sparafucile/ Marullo), Laura Pirruccio (Maddalena/Giovanna), Facundo Domínguez Manzano (Monterone), Pablo González Aguilar (Ceprano/ Maestro Verdi [Rol Actuado]). Grupo Instrumental. Vestuario: Mariela Daga, Mascaras , vestuario renacentista y recreación ambiental: Sergio Pelacani, Caracterización: El Camarín-Tienda de Arte, Iluminación: Pablo González Aguilar, Iván Maier y Elías Santiago, Sonido: Alejandro Gravelloni, Fotografía: Adriana Gardenia Padra, Imágenes: Dalmiro Zantleifer Ojeda. Dirección Musical: Horacio Soria. Dramaturgia y Puesta en Escena: Pablo González Aguilar. Museo Municipal Juan Carlos Castagnino- Ciudad de Mar del Plata, función del 10 de Enero de 2020.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

  Un año después de la resonante puesta en escena en versión íntima y reducida de “La Traviata”, Pablo González Aguilar engarzó para “Lírica Libre” la segunda gema de la inmortal trilogía verdiana, en este caso “Rigoletto”, en el mismo ámbito que el anterior trabajo, es decir, el “Museo Municipal Juan Carlos Castagnino” sito en la Villa Ortiz Basualdo de la Ciudad de Mar del Plata, en plena subida (o bajada según se mire) de la Av. Colón, entre las playas del Casino y la playa Varese.

    Si en “La Traviata” el libreto que desarrolló Francesco María Piave para el original de Alexandre Dumas (H) (“La Dama de las Camelias) permite su reducción al punto que una versión condensada es absolutamente entendible y llevadera con solo ver (y escuchar) las escenas del trío protagónico (Violetta-Alfredo-Giorgio), en “Rigoletto” el desarrollo de Piave sobre el original de Víctor Hugo (“El Rey se Divierte”) hace mucho más difícil la condensación. Las escenas de conjunto son decisivas, el coro masculino es soporte fundamental. ¿Cómo superó estas vallas Pablo González Aguilar?. Prescindiendo levemente de algunas escenas y/o personajes (Borsa, la Condesa Ceprano [aun cuando una mujer caracterizada como tal y convenientemente enmascarada acompañó al Duque en la danza]), enlazando con audio de una muy buena versión los pasajes en que el coro efectúa intervenciones decisivas (La efusiva parrticipación que acompaña la broma que el bufo le gasta a Ceprano, la maldición de Monterone, la sigilosa acción para el rapto de Gilda y la narración del mismo al Duque en el acto siguiente). Sabiendo además de antemano que el espacio público en el que se desarrolla este espectáculo tiene estrictas normativas (Funciona hasta las 21,30 hs. como museo y la función empieza casi estricto a las 22 hs.), debió seleccionar cuidadosamente los ambientes en donde la acción transcurrirá y afrontar la imposibilidad de no poder utilizar el mobiliario ya que es patrimonio público. Con todas estas prerrogativas entonces, decidió encarar el prólogo en la sala de exposiciones posterior a la recepción de la Villa, la que se convierte en el gran salón del “Palazzo Ducale” de los Gonzaga en Mantua (imposición de la censura austríaca como es bien sabido).  Allí el espectador se convierte en partícipe de la acción, ya que al ser recibido se le ofrece la primera parte de la propuesta gastronómica sobre la base de productos de una de las más reconocidas elaboradoras de conservas de pescado de la ciudad realizada por una ecónoma, familiar de los productores de las mismas, convenientemente regada con buen vino espumante. Una vez más González Aguilar asumirá el rol de Verdi, desde el que narrará a los espectadores el libreto y contará detalles de la acción. No alcanzarán a retirarse los cubiertos empleados en la degustación cuando irrumpe el audio con las dramáticas notas con las que se inicia el prólogo. El Duque interpreta “Questa o Quella” rodeado por el público y las camareras (caracterizadas también estas últimas),  mientras que sorpresivamente entre el público el “Giobbo” irrumpe en escena para gastar su broma a Ceprano. Monterone ingresa con un espacio en penumbras y tras su maldición, con la consecuente carga dramática, se cierra este momento. Verdi invita al púbico a colocarse en derredor a la escalera que conduce a los ambientes superiores para que se observe el “Pari Siammo” que tendrá lugar entre el oratorio de la residencia y el hall de distribución, no sin antes advertirnos de que el vestuario a emplearse sería distinto, y que se explicaría el porqué cuando en el acto siguiente se retorne al “salón ducal”.  Fui uno de los pocos privilegiados de apreciar frente a mi ese dúo con Sparafucile. Impacta mucho y más como se lo actuó e interpretó. En el mencionado Hall de distribución, un balcón con una abertura con vitrales y baranda exquisitamente trabajada en madera será la simbólica representación de la casa del bufón. Gilda y Giovanna salen al encuentro y ahí padre e hija harán su escena, mientras que el Duque aparece descendiendo sigilosamente por otra de las escaleras para sorprender a la joven. Mejor marco que el de ese balcón imposible. Desde allí Gilda se entrega en éxtasis a la interpretación de “Caro Nome” y allí los cortesanos apoyarán la escalera para el secuestro. Y al grito de socorro que la joven profiere desde el interior sigue la desesperación del “Giobbo” en pleno hall  ante la tragedia consumada.

  Un muy interesante enfoque e intercambio de ideas con los espectadores fue el que González Aguilar desarrolló  caracterizado como el compositor. A partir del  tema de “la pérdida de la virginidad” de Gilda y  tres visiones distintas para tratarla. La de la época de los Gonzaga en la que Piave sitúa la acción (y porque no recordar el “derecho de pernada”), la época romántica en la que Victor Hugo escribió la novela, luego adaptada por el libretista para que Verdi la desarrolle en música,  en la cual los convencionalismos y la moralina de la época la convertían en drama,  o la actual,  en donde el asunto tiene cada vez menos relevancia. Mientras se degustaba una exquisita copa helada, el Director Escénico cedió la palabra a tres espectadores quienes opinaron. A esta altura había un convencimiento generalizado de que primó  en la novela y el libreto el pensamiento de esa época a cuyo público iban dirigidas (libro y opera), por lo cuál ese era el sentido del empleó de vestuario de mediados de siglo diecinueve tanto en la acción frente a la casa del bufo y en la vuelta al salón ducal. Párrafo parte lo constituyó la resolución escénica del pasaje coral en la que los cortesanos le narran al duque el rapto,  sumado a la posterior entrada de Rigoletto y el semblanteo que desemboca en el dramático pedido por su hija al enterarse de que Esta se encuentra en la cámara de su amo junto a Este. Con la proyección sobre telón de fondo del cuadro “La Seducción de Zeus a Venus” del pintor Giulio Romano, coetáneo de la época en que está ambientada “Rigoletto”,  el que sirviera a los Gonzaga,  el Duque y los cortesanos se ubicaron tras él, actuando tras las sombras el coro de la narración, para que luego sean el Noble y Gilda  quienes actúen la escena de alcoba mientras Rigoletto entona el “Cortigianni…”.

  Tras un conveniente café, la parte final nos encontró de vuelta en el hall superior, ahora convertido en la sórdida hostería en la que Sparafucile cumple con los encargos que recibe y por los que cobra. Maddalena seduce y coquetea con el Duque en el balcón del que una y otra vez partirá “La Donna e’mobile”, pero es en la puerta a nivel de piso en donde se consumará el drama y Gilda será apuñalada . Es mucho mayor aún la tensión al estar los espectadores junto a Rigoletto cuando ocurre su mayor desgracia.

  Como apreciarán aquí la opera se presentó prácticamente completa. Es un gran mérito de González Aguilar el mantener en tensión al público de principio a fin. Supo mover muy bien escénicamente a los intérpretes y les extrajo todo lo mejor en la faz actoral. Se rodeó de muy buenos colaboradores comenzando por el vestuario seleccionado y aportado con gusto y oficio por Mariela Daga, las máscaras y la asesoría de la estética de la época de los Gonzaga desplegada por otro gran artista, Sergio Pelacani, las caracterizaciones que realizaron con los interpretes la gente de “El Taller”, el muy buen y equilibrado sonido que no desentonó con la música en vivo que desarrolló Santiago Gravelloni , coronando todo este despliegue los muy efectivos diseños lumínicos que el propio Director Escénico diseñó con la ayuda del mismísimo Iván Maier y el ya adolescente Elías Santiago, quien se ha involucrado en el ambiente teatral por propia decisión siguiendo las huellas de sus padres.

  Tras la experiencia acumulada en “La Traviata”, Horacio Soria decidió redoblar la apuesta y tras el dúo de violín y piano de aquella se ensambla ahora un conjunto de cinco instrumentos conformados por violonchelo, flauta y clarinete quienes se suman a los dos primeros. Sonó muy equilibrado, con plena conexión, buen empaste y atento a todo lo que ocurría tanto a nivel como en la parte superior a la que se acompañó desde abajo de manera perfecta por lo que ha sido un triunfo rotundo para el quinteto y su conductor.

  Tres muy buenas voces marplatenses se revelaron a Ntros. oidos: Laura Pirruccio quien hizo gala de muy buen registro y plena soltura escénica tanto como Giovanna como para Maddalena. Ramiro Montero, un muy buen barítono quién dio vida tanto a Marullo como al duro Sparafucile, en el que logró hacer valer su potente voz  desde las notas más bajas con clarísima emisión y un muy desenvuelto Facundo Martínez Marzano como el desesperado conde Monterone. Junto a ellos, Pablo González Aguilar despuntó el vicio tras su Dr. Grenvil del año anterior, ahora como el Conde Ceprano y lo hizo muy bien.

   En cuanto al trío  protagónico, no pudo haber mejor debut del rol del Duque para Iván Maier. Registro firme y sin fisuras, musicalidad, muy buena actuación, supo expresar. Después de las históricas funciones del Centenario del Teatro Roma de Avellaneda, pude reencontrarme con la Gilda de María José Dulín. La interpreta desde la maduración de su voz y lo hace con inteligencia. Transmite los sentimientos como pocas voces lo hace una cantante y es muy buena actriz. La magia está plenamente vigente. Y Fernando Santiago trazó un estupendo Rigoletto. Ladero del Duque, cancerbero de su hija, se va transformando con el correr de la función para clamar venganza ante la deshonra y se desmorona de modo desesperante ante la tragedia. Todos sentimos junto a El. Supo cantarlo, le dio todos los matices y logró meterse de lleno en el rol. Fue su triunfo.

  “Lírica libre” entregó otro producto con su característico sello de calidad. No cabe duda de que el éxito de las restantes funciones está garantizado y solo resta desearles que se repita el “Estrella de Mar” como el año anterior y que el 2021 venga de la mano de “Il Trovattore” en el ámbito de Mar del Plata que juzguen adecuado.

Donato Decina

jueves, 16 de enero de 2020




LA CALIDAD Y LAS GANAS SE DIERON CITA EN VILLA MITRE

“Archivo y Museo Histórico Municipal Roberto T. Barilli – Villa Mitre” (Ciudad de Mar del Plata): Concierto Lírico de Verano. Presentación de María Belén Rivarola (Soprano) y Miguel Silva Macías (Tenor) acompañados al piano por Jonas Ickert. Participación Especial: Rosario Vasquez (Violín-Guatemala) y Gonzalo Borgognoni (Clarinete-Mar del Plata/Argentina). 09 de Enero de 2020.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

  Es muy saludable que Ntra. principal plaza turística del verano recupere la tradición de las veladas clásicas, fundamentalmente las de cámara y también aquellas manifestaciones que tienen que ver con el arte lírico. Ya hace 100 años atrás en el lamentablemente desaparecido Bristol Hotel en la zona de la primitiva rambla los hermanos Castro (Juan José, José María y Washington) junto a otros compañeros realizaban conciertos bajo la forma de cuartetos de cuerdas de altísima calidad. Hasta hace veinte años atrás, formaciones camarísticas originadas en los instrumentistas de los organismos musicales estables de la ciudad (Orquesta y Banda Sinfónicas) realizaban presentaciones regulares durante el año, pero fundamentalmente poniendo el foco en la vidriera veraniega ante la posibilidad de mostrarse ante un publico proveniente de diversas latitudes argentinas y del extranjero. Formaciones como el “Quinteto Rego” (Oficialmente “Quinteto Municipal de Piano y Cuerdas”), “Quinteto de Bronces”, “Quinteto de Vientos” y el aporte de la Universidad Nacional Marplatense a través de su Cuarteto de Cuerdas, honraron ese repertorio. En cuanto a la lírica, asociaciones como “Amigos de la Opera” y sus ciclos en el salón de actos de la filial local del Automovil Club Argentino, la “Opera de Mar del Plata “, Don Arturo Vega Godoy y sus “Estampas de Zarzuela” o la “Gala del Mar” que hasta hace un tiempo atrás patrocinó por un largo período un reconocido grupo asegurador permitió el conocimiento de muy buenos valores del medio local que tuvieron la inmensa oportunidad de compartir escenario con importantes figuras de Ntro. país y del extranjero. Conocimos entonces a voces de la talla de Luciano Garay, Edith Villalba, Andrea Nazarre, Antonio Grieco, María José Dulin y Fernando Santiago entre tantos buenos intérpretes. Las sucesivas crisis argentinas hicieron estragos con incalculables consecuencias. La del 2001 se llevó puestos a los conjuntos de cámara municipales , lo que dicho sea de paso sumió al gran Maestro Manuel Rego en un fuerte golpe anímico el que, entre otros factores, aceleró su prematura partida. Los organismos estables que permanecieron vieron hasta el año anterior mermar la cantidad de integrantes sin que en muchos casos se hayan titularizado los concursos celebrados para cubrir las vacantes originadas por jubilaciones, retiros o renuncias. Y en el plano de la lírica, desde hace cinco años que lamentablemente el grupo asegurador dejó de producir la “Gala del Mar”. Sin embargo, hay artistas que buscaron formas de mostrarse y permanecer en plena actividad. A la labor que desde hace décadas desarrollan instrumentistas como el caso del pianista Guillermo Zaragoza, se suman grupos como “Lírica Libre” y sus propuestas en el Museo Castagnino que reseñamos profusamente en esta página. Los conciertos de cámara que en la Villa Mitre realizan el Mtro. Aaron Kemelmajer y la “Camerata Mar del Plata” y, como en este caso, las galas que con producción de María Paula González efectúa el tenor Miguel Silva Macías, ahora en el ámbito recién mencionado como también en otros espacios de la ciudad y en la que se presenta junto a valores locales y del resto de país, todos de reconocida trascendencia.   Para esta ocasión, la figura convocada fue la Soprano María Belén Rivarola y el acompañamiento principal desde el piano estuvo a cargo de Jonas Ickert, también marplatense, quien se reveló como un acompañante de fuste y estupendo pianista.

  El “Archivo y Museo Histórico Municipal Roberto T. Barilli” tiene su sede en la residencia que el Ing. Emilio Mitre poseyó en Mar del Plata. Está situada a una cuadra y media de la otra villa célebre, Victoria,  y es un diseño del Arq. Fernández Haitze. Es una de las tantas muestras de una Argentina opulenta, consecuencia directa de la “Generación del Ochenta”. Sus amplios jardines, la suntuosa residencia principal, las dependencias de los cuidadores y las cocheras tienen detalles de muy buen gusto. En 1979, María Delfina Astengo de Moores, sobrina política del Ing. Mitre y su heredera, legó la residencia a la Municipalidad local, la que la destinó para su actual fin. Lleva ahora el nombre de Roberto T. Barilli, principal historiador de la ciudad, quien a principios de los ochenta era invitado permanente de los programas que Gerardo Sofovich emitía desde Mar del Plata, en los que los Argentinos todos tuvimos la oportunidad de conocer los detalles más impensados y las historias más increíbles.

  A la sala principal de este ámbito entonces arribaron los artistas para abordar un repertorio muy comprometido. María Belén Rivarola inició su participación entonando con potente emisión y sin fisuras el “Lamento de Dido” de “Dido y Eneas” de Hnry Purcell, haciendo gala de expresividad. Se pudo apreciar su capacidad para matizar en “Porgi Amor” de “Las Bodas de Fígaro”, para luego descollar en el “Pace, Pace mio Dio” verdiano con un total entendimiento con el Mtro. Ickert alcanzando una labor formidable que quedó coronada con “Ebben andro lontana” de “La Wally” de Catalani. Por su parte Miguel Silva Macías comenzó su labor mostrando muy buenas condiciones en el repertorio de opereta con un muy buen “Tuyo es mi Corazón” de “El País de las Sonrisas”, abordar con muy buena capacidad  “Ah la Paterna mano” de Macbeth y dar en el punto justo de expresión en su parte para “Dimmi che voi seguirmi” de “La Rondine” de Puccini, en donde fue el joven ansioso que planea el futuro con su amor ignorando que el castillo de naipes se derrumba.  Hubo duetos muy bien logrados en donde Rivarola y Silva Macías alcanzaron un magnifico entendimiento, sumado a la inteligencia de Ickert para acompañar como por ejemplo “Parigi o Cara” de “La Traviata” y “O Soave Fanciulla” de “La Boheme”, ambos muy bien actuados y en el segundo caso con el magnífico final fuera de escena entonado desde una sala contigua. Pero la gran sorpresa de la velada la constituyó la presencia como invitados de la violinista guatemalteca Rosario Vasquez (integrante de la Sinfónica Nacional de su país) y del clarinetista local Gonzalo Borgognoni (solista de su instrumento en la Banda Sinfónica Marplatense), ambos estupendos valores, los que junto a Ickert acompañaron a las voces en el gran dúo de amor de “Romeo y Julieta” de Gounod con el que culminó la primera parte y la escena del vals de Hanna y Danilo de “La Viuda Alegre” de Franz Lehar que cerró el espectáculo .

  Así pues, el balance nos deja un estupendo ámbito para la música, el que realzado por sus vigas de madera proyecta el sonido de estupenda forma. Dos muy buenos instrumentistas invitados. La gran revelación,  el pianista Jonas Ickert, al que debe conocérselo a nivel nacional. El generoso aporte del anfitrión, Miguel Silva Macías, que hace lo suyo con total entrega sin guardarse nada y el gran momento de María Belén Rivarola de la que es inadmisible que el Teatro Colón no repare en ella para cosas importantes. Párrafo aparte para Ud. Lector. Si va por allí de vacaciones, no dude al seguir Ntras. recomendaciones. Hay sorpresas de lugares y espectáculos que pueden dejarlo gratamente subyugado. Este es uno de ellos.

Donato Decina

miércoles, 15 de enero de 2020


LIBROS
La vuelta al mundo en 80 músicas. Andrés Amorós. 1° Edición. Ed. El Ateneo, Buenos Aires; La Esfera de los Libros, Madrid, 2018. 384 páginas.

            Parafraseando a escritores como Julio Verne (La vuelta al mundo en 80 días) y Julio Cortázar (La vuelta al día en 80 mundos), el autor recorre 80 músicas representativas de compositores clásicos y contemporáneos de música sinfónica y de ópera (Bach, Beethoven, Mozart, Wagner, Rachmaninov, Tchaikovsky,  Mahler, Ravel, Stravinsky, Débussy, Schubert, Schumann, Chopin, Rossini, Verdi, Puccini, Bizet, Bartok  y Shostakovich, entre otros), al igual que canto gregoriano, zarzuela y música de películas desde el punto de vista de un melómano, ya que no es un periodista especializado. No obstante, este relato ameno y entretenido resulta ideal para todos aquellos que desean iniciarse en el tema. También hace alusión a cantantes populares de fama internacional de la talla de Edith Piaf, Jacques Brel, George Brassens o Armando Manzanero, al igual que a compositores de música de películas (Nino Rota). Para disfrutar y explorar un mundo de posibilidades a través de la música más representativa de todos los tiempos.
Martha CORA ELISEHT


Nueva producción de “WOZZECK” de Alban Berg en el Metropolitan de New York

UNA VIEJA HISTORIA CANDENTE, ACTUAL Y RELEVANTE
Martha CORA ELISEHT

            Tras el receso navideño, la Temporada 2019-2020 de transmisiones HD del Metropolitan Opera House de New York abrió sus puertas el pasado sábado 11 del corriente en el Teatro El Nacional con WOZZECK (ópera en 3 actos y 15 cuadros) de Alban Berg (1885-1935), con producción de William Kentridge (en coproducción con el Festival de Salzburgo, Canadian Opera Company (Toronto) y Ópera de Australia), escenografía de Sabine Theunissen, vestuario de Grete Gibris y proyección en video de Catherine Meyburgh, con iluminación de Uris Schönebaum. La dirección musical estuvo a cargo de Yannick Nézet- Séguin, con el siguiente reparto: Peter Mattei (Wozzeck), Elza van der Heever (Marie), Tamara Munford (Margret), Christopher Ventris (Tambor Mayor), Gerhard Siegel (Capitán), Christian Van Horn (El Doctor) y Andrew Staples (Andres). Participaron tanto el Coro Estable como así también el Coro de Niños de dicha institución.
            La primera ópera de Alban Berg fue compuesta entre los años 1914 y 1922, basada en una historia de la vida real (WOYZECK) escrita por Georg Büchner, que narra las penurias que sufre el soldado Franz Wozzeck por el hecho de ser un pobre ex combatiente durante la Primera Guerra Mundial, que convive con Marie –una prostituta, con quien tiene un hijo concebido fuera del matrimonio-. Para aumentar sus magros ingresos y así poder sustentar a su familia, sirve como asistente del Capitán del Ejército y es usado como conejillo de Indias para los experimentos del Doctor. Sin  embargo, Wozzeck sufre discriminación no sólo por ser pobre, sino también por presentar alucinaciones. Confiesa a su camarada Andres que algo malo y ruin va a suceder, ya que ve al sol teñido de sangre. Mientras tanto, Marie muestra admiración por el Tambor Mayor de la banda militar, quien finalmente la seduce y le regala un par de aretes de oro. Wozzeck desconfía de la infidelidad de su mujer, pero ella le dice que los encontró por la calle. Incomprendido por sus alucinaciones y visiones, engañado por la madre de su propio hijo, usado como animal de experimentación y recibiendo burlas de parte de quienes lo rodean, la ópera prima de Alban Berg plantea un tema de candente actualidad: la discriminación hacia los pobres, los enfermos mentales –como consecuencia de la guerra-, el adulterio y la indiferencia por parte de quienes dicen querer ayudarlo. Todas estas circunstancias llevan indefectiblemente a la locura del protagonista, quien termina asesinando a su mujer a la orilla de un estanque. Posteriormente, arroja el cuchillo al mismo para ocultar la prueba del delito. Sin embargo, sigue preso de sus alucinaciones y ve una luna teñida de sangre como testigo de su crimen. Al querer recuperar el arma, cae al estanque y se ahoga. Cuando le avisan al hijo de Wozzeck y Marie que sus padres han muerto, el pequeño sigue jugando, ya que no comprende que ha quedado huérfano.   
            Desde el punto de vista musical, evita las arias y los estereotipos característicos de la ópera. Se representa sin intervalos y sólo dura una hora y 52 minutos, pero con una trama que atrapa y cautiva al oyente. Si bien el dodecafonismo vienés es un estilo de composición difícil de comprender y que incorpora la atonalidad para incorporar y expresar la intensa carga dramática que esta obra posee, no resulta desagradable a los oídos del público. Además, representa el punto de partida para que otros compositores se nutran del mismo (Luciano Berio, Carl Orff, Gyorgi Ligetti, Luigi Nono, Christian Alois Zimmermann, etc.) e incorpora otros elementos para controlar las notas en el fluir armónico. (Ej: el tritono Si natural/ Fa natural, que representa a Wozzeck y Marie y el permanente conflicto entre ambos, o la combinación Si bemol/ Re bemol, que representa la relación entre Marie y el niño). De esta manera, se establece una continuidad y una estructura. A la poderosa orquesta sinfónica se le suma una banda militar, una banda típica alemana y un pequeño grupo de cámara (Escena de la taberna, en el 2° Acto), que encontraron en Yannick Nézet- Séguin a un intérprete integral, logrando un poderoso e intenso sonido merced a numerosas horas de ensayo y preparación, ya que es una obra tremendamente compleja y difícil de preparar. Lo mismo sucedió con los coros, y muy especialmente, con la participación del coro de niños en la escena final.
            Si bien todos los protagonistas se destacaron vocal y actoralmente, es una ópera donde se centra la atención en la pareja protagónica como hilo conductor del drama. Y el barítono sueco Peter Mattei encarnó a un impagable y extraordinario Wozzeck: vocalmente perfecto y soberbio actoralmente. La soprano sudafricana Elza Van der Heever dio vida a una excelente Marie mediante sus perfectas inflexiones vocales, los matices de su voz en las escenas de mayor dramatismo y su estupenda capacidad histriónica. La mezzosoprano estadounidense Tamara Mulford protagonizó una excelente Margret, mientras el tenor Christopher Ventris interpretó un Tambor Mayor que se destacó por su jerarquía vocal. Lo mismo sucedió con los tenores Andrew Staples (Andres) y Gerhard Stieger (Capitán) y el bajo Christian Van Horn (Doctor), creando una perfecta combinación y conjunción de voces en los dúos correspondientes.
            Naturalmente, nada de esto hubiera sido posible sin la sencilla –pero sumamente efectiva- escenografía de Sabine Theunissen, quien sólo con pocos recursos (un pasillo descendente, un gabinete, una escalera con baranda y unos desniveles) supo recrear todos los ambientes en los cuales transcurre la acción (la casa de Wozzeck, la taberna, el gabinete del Doctor, las barracas y el estanque), merced a la excelente proyección de video creada por Catherine Meyburgh, que permitía automáticamente pasar de una escena a la otra, manteniendo el hilo conductor de la trama. La iluminación de Urs Schönebaum hizo el resto para que esta nueva coproducción pudiera llevarse a cabo con la excelencia que caracteriza a las producciones del Metropolitan Opera House –que asimismo, ha sido elegida para abrir en Julio del corriente año el Centenario del Festival de Salzburgo-.
            A casi 100 años de su estreno (1925),  esta obra posee una vigencia sumamente actual. No sólo representa un poderoso alegato acerca de los horrores de la guerra y las secuelas que la misma deja sobre los seres humanos (pobreza, miseria, locura  y discriminación),  sino que también los muestra con absoluta crudeza.

sábado, 4 de enero de 2020

LIBROS
Conversaciones en la calle de los pianistas. Sandra de la Fuente. Ed. Aguilar, Buenos Aires, 2019. 159 páginas.


            Mediante una narrativa amena y envolvente, Sandra de la Fuente consigue  atrapar e interesar al lector dentro del ecosistema de pianistas que habitan la rueBosqueten Bruselas (Sergio Tiempo, Karin Lechner, Natacha  Binder, Lyl Tiempo, Alan Kwiek, Alan Weiss, Mauricio Vallina, Edith Peña, Lea Petra,YuliaZachkina, AkaneSakai, Lily Maisky y Alexander Moguilevsky) a través de una serie de entrevistas realizadas para la confección de este libro, que también dieron origen al film homónimo de Mariano Nante.  No sólo se narran sus historias, sino también su relación con Martha Argerich, que en este caso actúa como una especie de mecenas, tanto albergando en su casa como  brindando el espaldarazo que necesitan los pianistas jóvenes y talentosos para poder ser reconocidos y triunfar en su profesión.  Si bien no fue entrevistada, la presencia de Argerich actúa también como hilo conductor de este excelente relato. Fácil de leer y comprender, es una obra accesible para todos aquellos que deseen profundizar sobre el tema (tanto el público en general como el periodista especializado).
DISCOS
Tríos con aires argentinos. Trío Alberto Williams. Nicolás Favero (violín), Antonio Fornaro (piano) y Siro Bellisomi (cello). Obras de Gaito, Williams y Gianneo.


            La prestigiosa agrupación de cámara integrada por Nicolás Favero, Antonio Fornaro y Siro Bellisomi  presentó su primer CD con el apoyo del Mecenazgo Cultural del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y de SADAIC a fines de Noviembre de 2019, coronando ocho años de labor ininterrumpida desde su formación en 2011. En homenaje a Alberto Williams, el trío no sólo toma su nombre, sino que también incluye la obra emblemática de dicho compositor: el Trío en La menor Op.54, considerado el primer trío de cámara argentino para dichos instrumentos. La calidad del sonido es excelente y la versión de todas las obras, de una interpretación caracterizada por su finura, sutileza y principalmente, por brindar un sonido puro y aterciopelado. Se completa con el Trío en Re menor Op.25 de Constantino Gaito y las Dos Danzas populares argentinas  para trío (Huella y Bailecito) de Luis Gianneo.  Una joya de la música clásica nacional.