domingo, 28 de febrero de 2021

 

Nueva propuesta de “LÍRICOS A LA GORRA” en el Shopping del Abasto

 

SE HACE CAMINO AL CANTAR

Martha CORA ELISEHT

 

         A partir de Febrero, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha auspiciado eventos y otorgado espacios públicos y semipúblicos para que los artistas puedan actuar y que el público pueda gozar de un buen espectáculo gratuito. Sucedió la semana pasada con “LÍRICOS A LA GORRA” en Plaza Salguero y el pasado viernes 26 del corriente en las escalinatas del Abasto Shopping Center, donde la mencionada agrupación brindó un espectáculo donde participaron los siguientes cantantes: los tenores Cristian Caleb y Pablo Salci; los barítonos Gabriel Vacas y Leonardo Menna; las sopranos Paula Alba, Marina Silva y Marcela Sotelano y las mezzosopranos Alejandra Malvino, Maru Artaza y Cecilia Díaz, acompañados al piano por el maestro Ezequiel Fautario.

            Todos los intérpretes pertenecen a Cantantes Líricos Asociados de la República Argentina (CLARA), cuya presidente –Alejandra Malvino- hizo la presentación, refiriéndose a la situación que atraviesan los cantantes líricos previamente a la pandemia y en la actualidad, donde todavía carecen de espacios para poder desarrollar sus actividades. Acto seguido, se dio comienzo al show mediante una gran interpretación de “Torna a Sorrento”  (De Curtis), donde comenzaron los tenores, siguieron los barítonos y luego, toda la compañía. Posteriormente, Leonardo Menna presentó a su colega Pablo Salci, quien brindó una interpretación magistral de “Questa o quella” de RIGOLETTO, merced a su caudalosa y potente voz y a sus grandes agudos. Le siguió Alejandra Malvino con un aria que se canta poco frecuentemente en los recitales: “Acerba voluntá” de ADRIANA LÉCOUVREUR de Cilea. El personaje de la Princesa le sentó de perlas mediante una interpretación brillante, de muy buen gusto. Luego, Paula Alba y Leo Menna ofrecieron “La ci darem la mano” de DON GIOVANNI. Ella derrochó frescura y espontaneidad sobre el escenario, mientras que él, buenos matices vocales y dotes histriónicas para dar vida al gran seductor mozartiano. Y ya que de Mozart se trara, Gabriel Vacas dio vida a Fígaro en “Non piú andrai” (LAS BODAS DE FÍGARO), destacándose por los matices de su voz y la composición de su personaje.

            Posteriormente se pasó al repertorio francés, donde Cecilia Díaz tuvo a su cargo “Mon coeur s’ouvre à ta voix” de SANSON Y DALILA de Saint- Saëns. Es un rol con el cual debutó en el Colón tras ganar el Concurso OPERALIA –organizado por Plácido Dimngo- y que ha cantado en numerosas oportunidades. Y lo hizo con su maestría y vibración de siempre. Otra agradable sorpresa fue el duettino de las Flores (“Viens, Mallika!”) de LAKMÉ a cargo de Paula Alba y Maru Artaza.  Esta joven mezzosoprano fue una auténtica revelación a oídos de esta cronista, ya que no sólo interpretó muy bien su rol, sino que lo hizo con particular gracia y soltura. Por su parte, Paula Alba también brindó una muy buena versión de tan consabida pieza. Y les siguió Marcela Sotelano con una soberbia interpretación del aria de Adele (Mein Herr Marquis”) de EL MURCIÉLAGO, donde se destacó como una brillante soprano ligera de coloratura y llegó sin dificultades al agudo final, motivo que le valió un prolongado aplauso por parte del público.

            A continuación, el espectáculo prosiguió con dos piezas muy célebres de zarzuela: el Coro de Vareadores de LUISA FERNANDA –a cargo de Leonardo Menna- donde el resto de los cantantes hizo el coro y “No puede ser” de LA TABERNERA DEL PUERTO por Cristian Caleb. Este joven tenor es una promesa, ya que no sólo sorteó sin dificultades un aria de difícil ejecución, sino que además es sumamente popular merced a la difusión mundial que Plácido Domingo hizo de la misma. Su interpretación fue muy buena y se retiró sumamente aplaudido. Como no hay dos sin tres,  Marina Silva demostró sus espléndidas dotes vocales como cantante melódica con “Júrame” de María Grever.

            El final estuvo a cargo de toda la compañía con el celebérrimo brindis de LA TRAVIATA (“Libiamo, nel lieti calici”), donde Marina Silva y Cristian Caleb formaron una pareja encarnando a Violetta y Alfredo, mientras que Paula Alba y Pablo Salci, la otra. ¿Cómo no hacerles el coro a estos grandes artistas?.... Por supuesto que hubo tiempo para un bis con una canzonetta napolitana: “Funiculí, funiculá” a cargo de toda la compañía. Todo el público se retiró sumamente satisfecho y las gorras se llenaron de billetes.

            Es un auténtico placer observar que los cantantes líricos van ganando cada vez más terreno y más espacio, merced a su esfuerzo en conjunto y al apoyo del público, que los sigue en los diferentes ámbitos donde actúan –tanto en Buenos Aires como en el interior del país- . Si bien todavía falta mucho para que los teatros oficiales den una respuesta, se está marcando un camino. Como diría el poema de Antonio Machado: “Caminante, no hay camino. Se hace camino al andar”. En este caso, se hace camino al cantar.

 

Por segunda vez consecutiva, “LÍRICA EN EL PATIO” en el Centro Cultural KONEX

 

OTRA NOCHE REPLETA DE ESTRELLAS

Martha CORA ELISEHT

 

            La temporada veraniega de espectáculos de lírica y música clásica en Buenos Aires no para de crecer y afortunadamente, la actividad privada sigue abriendo sus puertas para que los artistas puedan tener cabida. En este caso y por segunda vez consecutiva, el pasado jueves 25 del corriente se ofreció una nueva edición de “LÍRICA EN EL PATIO” en el Centro Cultural KONEX con el mismo grupo de intérpretes pertenecientes a Cantantes Líricos Asociados de la República Argentina (CLARA) integrado por el bajo Hernán Iturralde, el barítono Leonardo Estévez, el tenor Duilio Smirglia, la mezzosoprano Alejandra Malvino –presidente de la mencionada institución- y las sopranos Jacquelina Livieri, Fabiola Massino, Daniela Tabernig, Marina Silva y Oriana Favaro, acompañados al piano por el maestro Ezequiel Fautario.

            Iban a participar también del espectáculo el tenor Darío Schmunck y el pianista Matías Chapiro, quienes debieron suspender su participación a último momento por motivos personales. Sin embargo, no le restó mérito, sino todo lo contrario. Se eligió un repertorio totalmente diferente del de la primera representación más el consabido “Menú a la Carta”votado por el público. Sólo el final tuvo un común denominador con la primera función: “Lippen schweigen” de LA VIUDA ALEGRE de Franz Léhar –a cargo de Duilio Smirglia y Marina Silva- y la escena final del 2° Acto de  EL MURCIÉLAGO de Johann Strauss (“Brüderlein, Bruderlein uns Schwesterlein”). Y no podía faltar “O SOLE MÍO” a cargo de toda la compañía en calidad de bis, ya que la fecha coincidió con el 148° aniversario del nacimiento de Enrico Caruso.   

            Como siempre, se cumplió con el protocolo sanitario y las medidas de distanciamiento social en vigencia y al igual que en la otra ocasión, contó con una magnífica producción de video donde se anunciaron las obras, los compositores y sus respectivos intérpretes. Ezequiel Fautario abrió el juego interpretando la Obertura de RIGOLETTO para luego dar paso a Leonardo Estévez y Jacquelina Livieri como padre e hija en el duetto “Parla, siam soli…..Ciel, dammi coraggio” del 2° Acto, tras la deshonra de Gilda por parte del Duque de Mantua. Ambos orecieron una muy buena interpretación, donde Livieri se destacó por su candidez e inocencia –requisitos fundamentales para dicho rol- , mientras que Estévez descolló posteriormente en el Aria della Vendetta.

            A continuación, el cuarteto formado por Daniela Tabernig (Mimí), Duilio Smirglia (Rodolfo), Jacquelina Livieri (Musetta)  y Hernán Iturralde (Marcello) interpretaron la escena del 3° Acto de LA BOHÈME (“Dunque é propio finita”), logrando un muy buen equilibrio vocal. El dúo compuesto por Iturralde y Livieri hizo de las suyas sobre el escenario del KONEX en una muy buena actuación –hay que recordar que la soprano rosarina interpretó este rol  en el Colón en 2018 y se lució oportunamente-. Seguidamente, Marina Silva y Oriana Favaro cantaron “Prendiró quel brunettino” de COSI FAN TUTTE. Este duetto es un auténtico desafío en materia de coloratura y técnica vocal y lo supieron interpretar admirablemente. Y le siguieron la dupla formada por Alejandra Malvino y Daniela Tabernig en “Scuoti quella fronda di cilegio” del 2° Acto de MADAME BUTTEFLY, quienes asimismo brindaron una interpretación exquisita. Ezequiel Fautario es un profundo conocedor de la obra y experto en la partitura pucciniana, que supo dar el marco necesario para que estas dos grandes artistas brillaran sobre el escenario.

            Después de esta primera parte, los caballeros anunciaron el tan ansiado Menú elegido por el público. La entrada estuvo compuesta por tres arias muy conocidas: “O mío babbino caro” (GIANNI SCHICCHI, a cargo de Marina Silva); “Júrame” (bolero) por Duilio Smirglia y “Ebben, n’andró lontana” (LA WALLY, de Catalani) por Jacquelina Livieri. El repertorio no pudo haber sido mejor elegido y les sentó de perlas a todos y cada uno de los intérpretes. Obviamente, la canción romántica es ideal para un tenor, mientras que ambas sopranos brindaron una bellísima interpretación de sus arias. El plato principal fue un auténtico tour de force para las cantantes: “Prés les ramparts de Seville” (CARMEN), donde Alejandra Malvino hizo gala de su maestría en el repertorio francés, encarnando a la gitana con una gran sensualidad. Daniela Tabernig descolló en “Vissi d’arte” (TOSCA), pero la revelación fue la magistral interpretación de “O luce di quell’anima” de LINDA DE CHAMONIX (Donizetti), a cargo de Fabiola Massino. La soprano tucumana eligió una de las arias más difíciles del repertorio del bel canto y lo hizo con total soltura y gracia en escena, lo que le valió la ovación del público. Los postres no podían ser mejores en calidad: una bella interpretación de “A vuchella” de Francesco Tosti por Leonardo Estévez, la magistral versión de “Summetime” (PORGY & BESS) por Oriana Favaro -que le puso el alma a la consabida aria de Gershwin, destacándose como intérprete de jazz y blues- y por último, una interpretación sublime de la Canción de la Estrella Vespertina (“O du mein holder Abendstern”) de TANNHÄUSER a cargo de Hernán Iturralde. El bajo- barítono es un experto en el repertorio alemán y se lució con creces como Wolfram von Eschenbach.

            La tercera parte del concierto se abrió con el quinteto de CARMEN (“Nous avons in tête un affiare”) –que formó parte del concierto anterior- con los mismos intérpretes (Alejandra Malvino, Duilio Smirglia, Leonardo Estévez, Fabiola Massino y Daniela Tabernig) para seguir con “Aspetto a dir chi m’ami” de DON PASQUALE, a cargo de Fabiola Massino y Hernán Iturralde. La soprano sorprendió por la potencia de su voz sin micrófono –fuera de escena- mientras el bajo ofreció una excelente versión de este simpático personaje. Fue el último duetto antes del final –champagne y brindis mediante- a cargo de toda la compañía-.

            No faltaron los agradecimientos, así como tampoco los aplausos; especialmente, a Ezequiel Fautario, quien tuvo que tocar no sólo su parte, sino también la de su colega –lo cual fue muy bien celebrado y doblemente meritorio-. Bien merecido lo tienen las auténticas estrellas, que brillaron sobre el escenario del KONEX en una hermosa noche de luna llena. Y que pese a los contratiempos y ausencias de último momento, todo salió perfecto. La profesionalidad y talento de nuestros artistas lo hicieron posible.

miércoles, 24 de febrero de 2021

 

Reapertura del Teatro IFT

Brillante concierto

Teatro IFT

20 de febrero de 2021

Escribe: Graciela Morgenstern

 

Elenco: María Luján Mirabelli (mezzosoprano)

              Gustavo López Manzitti (tenor)

              Fabián Veloz (Barítono)

              Marcelo Ayub (piano)

Programa: Arias, dúos y terzettos de las óperas "Andrea Chenier", de Umberto Giordano; "Cavalleria rusticana", de Pietro Mascagni; "Un ballo in maschera", "Aida", "La forza del destino" y "Don Carlo", de Giuseppe Verdi  

Dirección artística: Adriana Segal y Susana Cardonnet

Compañía Lírica Giuseppe Verdi

 

Con un brillante concierto que contó con tres figuras importantísimas de la lírica nacional, reabrió el Teatro IFT. A la jerarquía artística del evento se sumó la emotividad de volver a la presencialidad, algo muy esperado por público y artistas.

El IFT, ubicado en un punto más que accesible de la ciudad, en Boulogne Sur Mer  549, a una cuadra de las Avdas.  Corrientes y Pueyrredón, cuenta con 700 butacas y le han otorgado un aforo del 50%., bastante más que el 30% que se permiten a otros teatros, dado que tiene un sistema de renovación de aire singular, más seguro en términos de salubridad, frente a la pandemia. Y aunque no fue utilizado durante esta función, no se puede dejar de mencionar su foso, totalmente renovado, con capacidad para cincuenta músicos.

La función comenzó con una inmejorable interpretación de "Nemico della patria", de Andrea Chenier ",  a cargo de Fabián Veloz, para luego pasar a las vibrantes  escenas de "Cavalleria Rusticana", en las que los cantantes exhibieron entrega total, en éstas, así como también, en el resto de las obras.

Luego de otra lucida actuación de Fabián Veloz en "Eri  tu", de "Un ballo in maschera", un dúo, esta vez de "Aida", "L'aborrita rival", con una rendición magnífica por María Luján Mirabelli y Gustavo López Manzitti, quien también realizó una labor de gran lucimiento en "O tu che in seno", de "La forza del destino",  mostrando  su técnica sólida, registro amplio, sin asperezas y refinamiento lírico.

 

María Luján Mirabelli reeditó su magnífico "O don fatale", con ataques seguros y vena dramática, lo mismo que con "Voi lo sapete" ("Cavalleria Rusticana"), arias a las que dio relieve a través del uso de sus importantes medios vocales y actorales.

 

Todo con el excelente acompañamiento al piano de Marcelo Ayub. cuya actuación fue impecable, contribuyendo de esta manera, a dar brillo al espectáculo.

 

Con la satisfacción de haber presenciado una velada difícil de olvidar, los artistas ofrecieron fuera de programa, la escena final del Acto I de "Il Trovatore", desde "Tace la notte", con Mirabelli cantando el rol de Leonora con gran solvencia vocal. Para terminar, "Va pensiero".

 

Un comienzo brillante para un teatro que reabrió sus puertas renovado y la posibilidad de verlo en unos días más, por streaming. Si no lo vio, todavía queda esta oportunidad. Vale la pena.   

 

CALIFICACION: EXCELENTE

 

Monumental versión de “LA DAMA DE PIQUE” desde el Metropolitan

 

QUIEN APUESTA A TODO O NADA, PIERDE

Martha CORA ELISEHT

 

            La ludopatía- adicción por el juego de manera compulsiva- es un tema de candente actualidad. Mucho antes de haberse definido como tal, el poeta ruso Alexander Pushkin (1799-1837) ya trató el tema en su cuento LA DAMA DE PIQUE (Pikovaya dama) para que posteriormente, un genio de los quilates de Piotr I. Tchaikovsky (1840-1893) compusiera su ópera homónima (Op.68) con libreto de su hermano Modest. El pasado martes 23 del corriente, el Metropolitan Opera House de New York ofreció una magnífica versión de este gran clásico de la lírica rusa que data de 1999 con producción general de Elijah Moshinsky, escenografía y vestuario de Mark Thompson, iluminación de Poul Pyant y coreografía de John Meehan. La dirección orquestal estuvo a cargo de Valery Gergiev; la coral, de Raymond Hughes y la dirección del coro de Niños de la institución, de Elena Doria.

            El elenco estuvo integrado por los siguientes cantantes: Plácido Domingo (Hermann), Galina Gorbachova (Lisa), Elizabeth Söderström (La Condesa), Dmitri Hvorostovsky (Príncipe Yeletsky), Nikolai Putilin (Conde Tomski), Olga Borodina (Pauline), Julien Robbins (Surin), Ronald Nalde (Chekalinsky), Matthew Polenzani (Mayordomo y Maestro de Ceremonias), Irina Bogatcheva (Institutriz), Heidi Skok (Masha), Mark Schonwalter (Chaplitski), Le Roy Lehr (Narumov), Inga Rappaport (Catalina la Grande) y Olga Trifonova (Cloe). El ballet de la institución participó en la Pastoral correspondiente al 2° Acto, mientras que Dennis Graham tuvo a su cargo el bellísimo solo de piano en el acto homónimo.

            En 1889, la Comisión de Teatros Imperiales encargó a Tchaikovsky que compusiera una ópera sobre un tema actual en aquella época. En un principio, Tchaikovsky rechazó la propuesta, pero la retomó a fines de 1890 y encomendó a su hermano Modest que escribiera el libreto sobre el drama de Pushkin, que se dividió en 3 Actos y 7 escenas. La estructura  se mantiene vigente hasta la actualidad y la composición musical demandó tan solo 44 días. Fue un éxito rotundo desde su estreno en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo en 1890, bajo la dirección de Eduard Napravnik, con coreografía de Marius Petipa. Posteriormente, se estrenó en 1891 en Moscú y de allí pasó a los más importantes escenarios europeos y de Estados Unidos.

            Ambientada en la Rusia Imperial de fines del siglo XIX bajo el reinado de Catalina la Grande, la presente producción contó con una escenografía sencilla, donde se instaló un marco blanco sobre el escenario –como si fuera un cuadro- y un fastuoso vestuario de época, donde predominaron los colores neutros (blanco y negro para las damas, dorado para la Emperatriz y tonos de gris, azul y negro para los caballeros). Se reservó el rojo para el personaje de la Condesa –cuyo retrato se pintó de ese color cuando era joven y triunfó en París como “La Venus de Moscú”- y su alegoría, donde aparece ataviada de dicho color cuando le revela a Hermann el secreto de las cartas (“Tri kardi”). El sillón donde la anciana se queda dormida antes de ser sorprendida por Hermann es del mismo color, al igual que su litera. Los cantantes y bailarines que intervienen en la Pastoral del 2° Acto emplean tonos de marrón, verde y naranja. Desde ya, intervienen gran cantidad de figurantes, coreutas, coro de niños en una superproducción al mejor estilo del Met, con una perfecta caracterización de los personajes. Los cambios de escena se realizan mediante un telón o por efecto de iluminación. Para las escenas de suspenso y misterio, se emplea el claroscuro –sólo se centra en los protagonistas-, mientras que para las de la calle y el Palacio de Yeletsky, iluminación plena, que sólo se oscurece un poco en la representación de la Pastoral. Se emplea un fondo azul para un bello día de sol en pleno invierno en la primera escena del 1° Acto. Los mismos efectos de claroscuro se utilizan para ilustrar el drama del protagonista –Hermann- desde el Prólogo.

            La magistral dirección orquestal de Valery Gergiev se mantuvo firme desde el comienzo hasta el final de la obra, brindando mayor brillo en los momentos festivos y de gran algarabía, contrastando con una buena profundidad sonora y dramatismo en los pasajes de mayor suspenso y misterio, logrando el clima preciso en cada una de las interpretaciones y las arias principales. Esto alcanzó su punto culmine en la aparición de Catalina la Grande, donde hizo brillar a la orquesta. También fueron dos momentos musicales de gran expresividad la Escena de la Tormenta en el 1° Acto, el bellísimo solo de piano que acompaña la canción de  Pauline (“Una vez viví feliz en Arcadia”) y la fanfarria de las trompetas fuera de escena al inicio del 3° Acto. Pero fue en el aria de Hermann del 3° Acto donde los matices orquestales mostraron perfectamente los estados de ánimo del protagonista, haciendo énfasis en lo misterioso, dramático y terrorífico. La ovación  del Met fue total hacia el final, donde el telón caía lentamente a medida que se iba desvaneciendo la música.

            Tanto el Coro como el Coro de Niños estuvieron magníficamente bien preparados, sonando muy compacto en sus arias (“Larga vida a la Zarina”, la Canción del Compromiso –a cargo del Coro femenino- , el Himno a la Zarina y la Canción de los Apostadores- a cargo del Coro masculino-). Por su parte, los cantantes que ejecutaron los roles secundarios fueron excelentes, de modo que una sólo se referirá a los roles principales. Olga Borodina encarnó una excelente Pauline merced a su voz exquisita y melodiosa, con excelentes matices de soprano dramática/mezzosoprano. Por su parte, el bajo Nikolai Putilin dio vida a un soberbio Conde Tomski desde su primer aria “Una vez en Versalles… Tres cartas”/ Odrashdy v Versalye…Tri kardi) hasta su participación en el 3° Acto (“Si nuestras amadas niñas pudieran volar como los pájaros” /Yesil b miliye dyevitsy). Posee una voz caudalosa y una excelente técnica vocal, que le permitió sortear su personaje sin dificultades. La mezzosoprano sueca Elizabeth Söderström brindó una gran Condesa merced a sus dotes histriónicas y vocales. Sin embargo, dio la impresión  que domina mejor el ruso que el francés, ya que no descolló en la famosa aria del 2° Acto (“Je crains de lui parler la nuit”), recordando los días de su juventud en París. Cuando se le aparece a Hermann revelando el secreto de las cartas para ganar la partida estuvo mucho mejor y se retiró ovacionada al bajar el telón. Galina Gorbschova es una de las mejores sopranos rusas actuales y brilló como Lisa sobre el escenario del Met por poseer una voz dulce, aterciopelada, con un hermoso color tonal y tanto excelentes agudos como graves. Sus agudos fueron monumentales al final de sus dos arias principales (“Por qué lloro?”/ Otkudá eti slyozy y la monumental “Estoy destrozada por el dolor” /Ah, istomillás ya góryem) y también se destacó en los dúos con Hermann y Yeletsky. El inolvidable Dmitri Hvorostovsky estuvo a cargo de este último personaje, descollando con su prodigiosa voz desde su aparición hasta la bellísima “Te amo más allá de toda medida” (Iá vas lyublyú ),  donde recibió la ovación del Met tras finalizar la misma. También descolló en los dos dúos con Hermann en el 1° y 3° Acto (“Desafortunado en el amor, afortunado en el juego”) hasta mostrar la carta triunfante de la Dama de Pique –que también porta la aparición de la Condesa al definirse la partida final- .

            Ha sido muy grato escuchar a Plácido Domingo como  Hermann, ya que sus magníficas dotes histriónicas le permitieron componer a tan controvertido personaje, que canta en las 7 escenas en las cuales se divide la ópera y que le sentó de perlas desde su primer aria (“Ni siquiera sé su nombre”/Iá imyeni yeyo ne znayu) hasta que luego de la tormenta, decide ser él quien logrará que la Condesa le revele su secreto (“Tri kardi”). Es la primera vez que quien escribe lo escuchó cantando en ruso y lo hizo estupendamente bien, tanto en los dúos de amor con Lisa (“Perdóname, criatura celestial!”/Prosti, nyebésngye sozdanye!) como al amenazar a la Condesa, provocándole la muerte y ganando el desprecio de su amada. Y llegó a su clímax al apostar fuerte creyéndose ganador hasta su fatídico final (“La vida es un juego”/Shto nasa zhizm? Igrá!), donde el Met estalló en aplausos tras haber finalizado la misma.

            La vida ¿es realmente un juego?.... Según la concepción de poetas y compositores, puede ser, pero no por ello hay que apostar a todo o nada. Lo más probable es que aquel que apuesta a todo o nada, generalmente pierde. Como dice el famoso refrán: “El que juega por necesidad pierde por obligación”. Esta es la moraleja que este gran clásico de la lírica rusa lleva implícita y es por eso que posee una actualidad y una vigencia tales como cuando Tchaikovsky la compuso, hace más de 100 años atrás. En este caso, con una superproducción que es un auténtico deleite para todos los sentidos.

viernes, 19 de febrero de 2021

 

 

 

UNA GRAGEA A MODO DE REENCUENTRO

(SEA IGUALMENTE BIENVENIDA)

 

Teatro Colón: Concierto al aire libre en el Anfiteatro “Eva Perón” de Parque Centenario. Actuación de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Darío Domínguez Xodo. Solista: Pablo Saravi (Violín). Participación Especial: Paula Peluso (Piano). (Temporada del 75º aniversario de la Orquesta). Programa: Obras de Antonio Vivaldi y Astor Piazzolla (En el inicio de las celebraciones del centenario de su natalicio y en adhesión del Teatro Colón a los festejos del Bicentenario del Barrio de Caballito).

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  Y por fin  el Colón y la Filarmónica. Cincuenta minutos que parecen insuficientes pero que marcan el inalterable romance de los habitués con la música. Cincuenta minutos de excelso silencio para seguir y escuchar muy buen sonido. Cincuenta minutos sin aplausos fuera de lugar. Con un programa “casi” a lo Gidon Kremer pero al cincuenta por ciento. Que sirvió para homenajear a Caballito en su bicentenario, corazón de la ciudad , en un ámbito en donde el Colón tuvo su segunda casa. Enumerar las figuras Nacionales  e Internacionales que en el Parque Centenario se presentaron de la mano del Teatro es interminable como también lo son las instalaciones de escenarios, pero también los incendios y desmontes de las diferentes estructuras que sirvieron para albergar la actividad musical y que ahora, aún al no ser del Colón (como debería), continúa recibiendo manifestaciones con el sello de calidad de Ntro. primer Coliseo.  Un programa que obró de puntapié para el inicio de los homenajes al gran Astor en su centenario, sumado a los festejos del 75º aniversario de la Filarmónica. Paradojas del destino: un oriundo de Mar del Plata honrado por una orquesta de Buenos Aires cuyos conciertos fundacionales se desarrollaron en Mar del Plata.

 

  “Las Estaciones”. Las cuatro épocas del año retratadas en música por mitades iguales. Las de Piazzolla como extremos del programa (Otoño al inicio y el Verano al final) y las de Vivaldi al centro (Invierno y Primavera). Abordadas por 21 instrumentistas de cuerda de la Orquesta quienes cumplieron con todas las condiciones que la pandemia impone (Hisopado previo, barbijos y distancia). Darío Dominguez Xodo (quien el pasado año se hizo cargo de la Banda Sinfónica de la Ciudad) invitado a conducir la velada, ingresando con su barbijo puesto. Xavier Inchausti como concertino y tras el choque de puños a modo de saludo de  Este último con el conductor, por fin la música fluyó.

 

  Las obras de Piazzolla fueron abordadas en las ya bien probadas transcripciones de José “Pepe” Bragato, acompañante de Astor en muchas de sus formaciones y para Vivaldi, lógicamente, el sonido de la Orquesta Moderna.

 

  Notable intensidad, profundidad y brillo se percibió en “Otoño Porteño”. Volver a escuchar a esa cuerda notable con mayoría de instrumentistas de la Orquesta que además conforman reconocidos conjuntos de cámara del medio,  dio por resultado una muy buena versión. Súmese a ello una muy buena participación desde el piano de Paula Peluso, actuando como sostén de la cuerda y marcando el ritmo distintivo “piazzoleano”.

 

  En  “El Invierno” y “La Primavera” de “Las Cuatro Estaciones” de Antonio Vivaldi, pudimos apreciar una notable faena de Pablo Saraví como solista. Histórico miembro de la Filarmónica, integrante del Cuarteto Petrus, docente, investigador e historiador del instrumento que tanto lo apasiona, demostró su sapiencia y desplegó todo aquello que adquirió en sus años de "Camerata Bariloche” tanto como en los recientes de “Los Solistas de la Academia Bach”. Sentimiento, pasión, entrega y un momento de lujo en el Primer movimiento de “La Primavera” cuando en su primer solo fue secundado por Xavier Inchausti y Hernán Briático registrándose allí el punto culminante de la noche: cuerdas excepcionales y sonido inmaculado. Más allá de mi consabida preferencia por instrumentos a la usanza de época y que por lo tanto con ellos es distinto hasta el “tempi” (mucho más intenso sin duda), las versiones fueron de muy buena factura y fueron recibidas con entusiasmo por el público, el que llenó (hasta donde el aforo lo permitío) las localidades habilitadas.

 

    El final reunió a todos los interpretes (incluido Saravi, quien en los fragmentos de Piazzolla se ubicó junto a sus compañeros), en una buena versión de “Verano Porteño”), que incluyó muy buenos solos de Xavier inchausti, el impecable ajuste que Dominguez Xodo logró del conjunto (como a lo largo del concierto todo) y una vez más el sostén de Paula Peluso desde el piano.

 

  Y así, como lo marcan los protocolos, breve en la duración pero intenso en la música, llegó el reencuentro con la Filarmónica y el Colón (Sus principales directivos presenciaron el concierto, el Personal de Sala asistió al público en todo momento, tanto como el de Seguridad, el que en algún caso no se privó de excederse en la actitud como ocurrió hasta el 2019). Todo parece indicar que Marzo traerá novedades. Hasta ahora hay trascendidos, es cuestión de esperar. Una gragea por ahora. Esperemos que como consecuencia traiga un efecto intensificador.

 

Donato Decina.

lunes, 8 de febrero de 2021

 

 

 

CON HONESTIDAD Y RESPETO

 

Estudio EleFa, realización año 2021, Opera: “Bastian y Bastiana”, Singspiel en un acto basado en el libro “Les Amoeurs du Bastien et Bastienne” de Marie Benoite Favart y Harny de Guervielle, con libreto de Weiskern, Muller y Schachtner y Música de Wolfang Amadeus Mozart. (Versión al Piano, cantada en Aleman con Diálogos en Castellano). Intérpretes: Laura Bjelis (Bastiana), Ricardo González Dorrego (Bastian), Leonardo Fontana (Colas). Mezcla y Masterización: Nicolás Sánchez, Pianista: Estela Ojeda. Idea, Realización y Puesta en Escena: Leandro Sosa. Emitida para suscriptores en la red social Facebook a partir del 06 de Febrero de 2021.

 

NUESTRA OPINION: BUENO.

 

  Sabemos que estamos en una etapa por demás difícil y que desgraciadamente la presencialidad  en los espectáculos públicos escasea por demás. Por ello y ante la necesidad del artista de brindarse en lo que sabe, asistimos a propuestas emitidas en video por las redes sociales. En este caso, el espacio EleFa con Leandro Sosa a la cabeza, quien viene de coproducir fragmentos de “Las Bodas de Fígaro” con público en el Anfiteatro “Eva Perón” de Parque Centenario (del que diéramos cuenta en este blog), apostó por uno de los primeros títulos del mismo Mozart, el que es raramente frecuentado: “Bastian y Bastiana”, compuesta con tan solo 12 años de edad, los suficientes para revelarnos de su prodigio, anticipatorio en melodías de obras futuras suyas y base para llevarla a gran escala, siendo El ya maduro, en uno de sus más populares títulos: “Cosi Fan Tutte”.

 

  Compuesta por encargo de Franz Mesmer (Padre del “Magnetismo Animal”), tomando como base el libro “Los Amores de Bastian y Bastiana” de Benoit Favare y Guervielle y llevada al libreto por Weiskern, Müller y Schachtner, trata sobre el amor entre dos jóvenes campesinos, cuya correspondencia y fidelidad es puesta a prueba a la que no es ajeno Colas, brujo o adivino del lugar. Imposible no identificar a este último personaje con “Don Alfonso” en “Cosi Fan Tutte”, ya que El solo sabe la verdad y manipula con destreza los hilos hasta desatar la madeja de situaciones y enredos. El irá conduciendo a los jóvenes en la intriga, la esperanza y la salvación del amor entre ambos, desde sembrar la sospecha de la infidelidad por parte de Bastian al igual que luego hacer el mismo procedimiento con el propio joven haciéndole creer que su amada no le corresponde. Incluso en esta puesta se crea un aire en el sentido de que el adivino pretendería tomar parte para llevarse a la chica y ante la revelación por parte de Esta, de la humildad en la que vive (por lo tanto no hay dote), lo lleva a Este a  desistir finalmente en su propósito. Lo dicho,  la música de Mozart lleva el germen de muchas obras futuras conocidas por Ntros. y está el tema inicial de apertura instrumental que lleva los mismos compases de la Sinfonía Nº 3, Op. 55 “Heroica” de Beethoven, que en este último caso correría sin lugar a dudas como una cita a un gigante por parte de quien a partir de esa obra también se convertiría en gigante.

 

  Dada la partitura, la parte vocal requiere de dos voces protagónicas (Soprano y Tenor) de carácter ligero y un Bajo-barítono que marque presencia a través de la profundidad de su emisión. En ese sentido es irreprochable la elección de Laura Bjelis como Bastiana, Ricardo González Dorrego como Bastian y Leonardo Fontana como Colas. La primera con frescura en su timbre, muy buenas condiciones vocales y muy correcta actuación. Por su parte Ricardo González Dorrego cantó con la solvencia a la que nos tiene acostumbrados y trazó una correcta composición actoral como Bastian y la revelación de este trabajo le cupo a Leonardo Fontana como Colas, con voz caudalosa, magnífica emisión, muy buen decir e impecables recursos actorales. Fue muy buena y a la altura de este trabajo la labor de Estela Ojeda acompañando desde el piano a los intérpretes, dando en el “tempi” justo de la partitura y atenta a los cantantes hasta en el mínimo detalle.

 

  En lo visual y con una gran apoyatura en las mixturas y la masterización por parte de Nicolás Sánchez, Leandro Sosa debió sortear de la mejor manera las exigencias actuales para puesta en escena, desde el distanciamiento en los cantantes, hasta evitar los menores roces entre ellos, por ello es que no hay escenas de cariño y besos entre los protagonistas, sobre todo en la parte final con la reconciliación de ambos y el deseo de boda futura. Acertó al darle un tinte campestre al encuadre visual, los diálogos fueron expresados como en una narración de cuento y los remates de situaciones tuvieron elegancia, acertando en la caracterización del pícaro brujo “Colas”.

 

  Por todo lo expuesto, es que percibo un producto noble de muy buenas intenciones y muy correctos resultados, el que viene a cubrir un espacio en donde como quedó expresado, a falta de presencialidad es muy bien recibida esta propuesta.

 

Donato Decina

viernes, 5 de febrero de 2021

 

 

 

 

LOS BRONCES DEL MAÑANA NOS ALEGRAN HOY

 

Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, Ciclo “Verano en la Ciudad”, serie de presentaciones gratuitas del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Concierto a cargo del Ensamble de Vientos de dicho Instituto, Dirección: Pablo Fenoglio. Programa: Tres Suites en base a música del Renacimiento, Clásica y de Películas. 05 de febrero de 2021 (Correspondió al horario 18,30 hs.).

 

 NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  A través de este ciclo de Verano organizado por los Museos de la Ciudad en sus espacios al aire libre (con los debidos protocolos sanitarios), el Teatro Colón participa del mismo a través de su organismo formador, el Instituto Superior de Arte. Se ha hablado mucho, se han expresado muchas cosas y Ntros. seguidores saben de Ntra. posición al respecto, por lo que no quiero redundar en la misma.  Solo que por fin al menos se pueden apreciar dos muestras del Colón, aunque sea en pequeño ámbito y sujeto a las condiciones meteorológicas (las tormentas del pasado fin de semana no permitieron las presentaciones programadas y las entradas que el espectador pudo haber reservado carecieron de validez futura, por lo que se debe hacer nuevamente el trámite a partir del día Miércoles anterior a la fecha de función. Además, si bien el espectáculo es gratuito, debe abonarse el arancel general de visita al Museo que es de $50.-).

 

  En esta oportunidad, durante el atardecer del Viernes 5 en los Jardines del Museo de Arte Hispanoamericano “Isaac Fernández Blanco”,  se pudo apreciar al Ensamble de Vientos del Instituto que dirige el reconocido trombonista Pablo Fenoglio, el que abordo una serie de tres “Suites” de diferentes temáticas. Debo destacar el muy buen gusto en los arreglos y la instrumentación de las obras seleccionadas, las que fueron interpretadas de manera muy ajustada, con una notoria entrega de los jóvenes instrumentistas, los que siguieron todas las indicaciones del Director. El resultado global arrojó un equilibrado sonido, absolutamente natural , sin amplificación alguna, jamás excesos ni estridencias, aplacando con lo justo el sonido ambiente de la calle.

 

  Las tres “”suites” quedaron conformadas como “del Renacimiento”, a través de tres obras del compositor Samuel Scheidt  a la que se la denominó “Alla Battaglia”, compuesta por: ·Gallard Battaglia”, “Courant Dolorosa” y Cançon Bergamasque, en las que todo el conjunto mostró compenetración en el estilo, entregando un sonido depurado. Continuó luego con una Suite “Clasica” compuesta por “Trompeta Voluntaria” de Jeremiah Clarke en la que sobresalió en trompeta piccolo Emmanuel Gomez. continuando con el célebre “Canon” de Pachelbel en donde los instrumentistas todos continuaron exhibiendo su línea de solvencia y culminar este segmento con dos conocidísimos fragmentos de Georges Bizet: “La Canción del Toreador” de “Carmen”, en donde se lució el trombonista Julián Godoy y la “Farandole” de la música incidental para la Obra de Teatro “L’Arlesiana” muy bien expuesta por todo el Conjunto. Finalmente en la selección de música de películas que se abrió con la música identificatoria de la 20th. Century Fox, se escucharon: el tema de James Bond, “Sobre el Arco Iris” de “El Mago de Oz”, el tema de “La Pantera Rosa” de Henri Mancini, el comienzo de “Superman” según la partitura de John Williams y culminar con la introducción de “Asi Hablaba Zarathustra” de Richard Strauss, que da inicio a la película “2001, Odisea del Espacio” de Stanley Kubrick. Aquí Fenoglio acertó y mucho, al permitirles soltarse a los 6 instrumentistas a quienes se los apreció moviéndose a sus anchas y entregándose por completo.

 

  Salí llevándome una muy buena impresión del Fernández Blanco (repiten el próximo Viernes 12 a las 18,30 y 20 hs.). Ojalá que en algún momento los encontremos integrando algunas de Ntras. principales Orquestas.

 

Donato Decina

martes, 2 de febrero de 2021

 

Excepcional concierto de órgano Kreis en el Centro Cultural Kirchner

 

UNA TARDE IDEAL JUNTO AL REY DE LOS INSTRUMENTOS

Martha CORA ELISEHT

 

            Enero finalizó con una tarde gris, fría y lluviosa en Buenos Aires, ideal para escuchar buena música o disfrutar de un buen espectáculo a puertas cerradas. En este caso, para tener una cita ideal con el rey de los instrumentos: el majestuoso órgano Kreis que se encuentra en la Sala Sinfónica –Auditorio Nacional- del Centro Cultural Kirchner (CCK), donde el pasado 31 de enero se celebró un concierto dentro del Ciclo Fin de semana a puertas abiertas a cargo del solista Sebastián Achenbach, acompañado por la violinista Tamara Bolca, el trombonista Matías Bisulca y las cantantes Andrea Schor (soprano) y Mariana Rewerski (mezzosoprano), donde se interpretaron las siguientes obras:

Juan Sebastián BACH (1685-1750)

-          Sinfonía de la Cantata para órgano “Wir danken dir, Gott, wir dankern dir”, BWV 29

-          Cantata “Vergnügte Ruh, beliebte Seelelust” (números 1 y 3), BWV 170

César FRANCK (1822-1890)

-          Fantasía en Do mayor para órgano, FWV 28

-          Panis angelicus de la Misa a tres voces, Op.12

Otorrino RESPIGHI (1879-1936): Aria en Sol menor para violín y órgano

Olivier MESSIAËN (1908-1992): “Transports de joie d’una âme dévant la gloire du Christ, qui est la sienne” de L’Ascension, n° 3

Gustav HOLST (1874-1934): Duetto de concierto para trombón y órgano

Charles- Marie WIDOR (1844-1937): Toccata de la Sinfonía n° 5 para órgano

 

            Como en todos los espectáculos que se ofrecen en el CCK, Sebastián Achenbach hizo su presentación  en el escenario provisto de un barbijo, que se lo quitó antes de tomar el micrófono para anunciar las obras y brindar una breve reseña sobre ellas y el órgano Kreis. Este maravilloso instrumento fue traído desde Alemania para la inauguración de la Sala Sinfónica y existen sólo dos en el país –el otro se encuentra en el Auditorium de San Juan-. Abrió el recital como solista con la primera de las obras anunciadas en el programa de Johann Sebastian Bach: la Sinfonía de la Cantata n° 29 “Wir danken dir, Gott, wir danken dir”. Se trata de una transcripción de la Partita para violín BWV 1006 del mismo compositor, compuesta por encargo del Ratwechsel –Concejo Municipal- para su inauguración en 1731. Se escuchó una adaptación realizada por el francés Alexander Giraud, donde la mano derecha ejecuta la parte correspondiente al órgano y la izquierda, la correspondiente a la orquesta. Fue una versión estupenda, donde el Kreis sonó con gran solemnidad y majestuosidad. Lo mismo sucedió con la segunda de las obras de Bach elegidas para esta ocasión – Cantata “Vergnügte Ruh, beliebte Seelelust” BWV 170 (“Feliz reposo, dulce deleite del alma”)- , donde la mezzosoprano Mariana Rewerski se lució como solista. Posee una voz melodiosa, dulce, sin estridencias –ideal para este tipo de composiciones- . Mientras que la primera aria se trata de un sermón que hace alusión a la imposibilidad de obtener la felicidad en el mundo terrenal, la segunda realiza una invocación a Jesús para que eleve el alma hacia el Paraíso. Sonó magistralmente, donde Achenbach hizo gala de su maestría en el acompañamiento del órgano.

            El programa continuó con las dos obras de César Franck, quien fuera no sólo un organista excepcional, sino también maestro de Charles Widor y Olivier Messiaën y profesor a cargo de la cátedra de dicho instrumento en el Conservatorio de París. Su Fantasía en Do mayor dura sólo 12 minutos y es una obra que consta de tres movimientos muy cortos, donde el órgano alcanza momentos de  máxima profundidad sonora, gran despliegue y cromatismo. La interpretación de Achenbach fue sublime y a continuación, invitó a pasar al escenario a la soprano Andrea Schor para cantar el Panis angelicus. Esta consabida obra religiosa forma parte de la Misa a tres voces y fue compuesta en 1872 con textos de Santo Tomás de Aquino (las dos últimas estrofas del Sancti Solemnis). Forma parte del repertorio habitual de las misas y puede cantarse tanto a tres voces –tenor, soprano y contralto/bajo- como por una soprano. Si bien es un aria que debe ejecutarse en pianissimo, se escuchó muy justa y un tanto apagada por parte de la soprano.

            A continuación, la dupla Achenbach/Bolca interpretó el Aria en Sol para violín y órgano de Otorrino Respighi. La versión original es para piano y flauta y consta de tres movimientos (Lento/Adagio/Allegro vivace), donde el violín comienza con una cadencia que posteriormente es tomada por el órgano en tono menor, siguiendo una línea melódica que contrasta con atisbos de atonalidad en el 2° movimiento. Por último, el órgano inicia el 3° movimiento con una fuga de carácter impresionista, que recapitula sobre el tema principal antes de llegar al final. La dupla fue sumamente aplaudida al finalizar la pieza. Seguidamente, Sebastián Achenbach hizo sonar como los dioses al Kreis en su máximo esplendor con el fragmento n° 3 de L’Ascension de Olivier Messiaën (Transporte de alegría de un alma delante de la gloria de Cristo, que es la suya). Se inicia con un acorde fff (Fortissimo) seguido por una fuga en escala cromática, que luego pasa a diatónica con elementos de atonalidad, dodecafonismo y otros elementos hasta retomar la melodía principal, para finalizar con otro acorde fff en tono mayor. No hay que olvidar que el compositor fue un auténtico innovador en la materia, además de ejercer como organista en la Iglesia Sainte Trinité de París hasta su muerte en 1992.

            Posteriormente, Achenbach convocó al trombonista Matías Bisulca para interpretar el Duetto de concierto para trombón y órgano de Gustav Holst. Es una de las primeras composiciones del gran músico inglés –quien comenzó en su juventud como trombonista- y posee un sonido sumamente agradable, de gran musicalidad –introducido por el trombón y que posteriormente, retoma el órgano- que posee ciertas reminiscencias wagnerianas (El Holandés Errante). Acto seguido, el trombón recapitula introduciendo el primer tema para seguir con un espléndido glissandi a cargo del órgano en tono mayor, mientras que el trombón acompaña con una melodía ricamente elaborada, basada sobre un tema folklórico inglés. La obra cierra con una fuga introducida por el órgano, donde el trombón se acopla en tono mayor. Una muy buena actuación y una interpretación exquisita, donde ambos músicos se lucieron.

            Un buen recital de órgano que se precie de tal no podía dejar de incluir la célebre Toccata de la Sinfonía n° 5 para órgano del compositor francés Charles- Marie Widor. Es el último movimiento de la mencionada pieza y fue compuesta en 1879 en tonalidad de Fa sostenido mayor. Representa un desafío para el solista, ya que los pasajes son de extrema dificultad  -alternancia de cadencias y contracadencias en escala cromática in crescendo- y requieren de una digitación prodigiosa. Una tuvo la oportunidad de escuchar esta bellísima obra en la Iglesia Luterana de Minneapolis (Estados Unidos) como postludio en misa, ejecutada por un eximio organista graduado en la Julliard School of Music. No obstante, la interpretación de Achenbach fue magistral, logrando ese clima de solemnidad y sorteando los difíciles pasajes de la obra en una magnífica demostración de virtuosismo. El Auditorio Nacional deliró en aplausos al finalizar la misma.

            Luego de haber escuchado esta obra monumental, no quedaba lugar alguno para un bis.  Los artistas salieron a saludar -respetando las disposiciones sanitarias vigentes y el distanciamiento social- y a reencontrarse con el público. En este caso, era la primera aparición de Sebastián Achenbach en forma presencial luego de una prolongada ausencia. Un excelente recital para disfrutar de una tarde lluviosa, donde el rey de los instrumentos brilló en esa magnífica caja de resonancia que es el Auditorio Nacional.