lunes, 29 de noviembre de 2021

 

Brillante concierto en la basílica de Lourdes por la Sinfónica de Tres de Febrero

 

UNA GRATA SORPRESA ORGULLOSAMENTE BONAERENSE

Martha CORA ELISEHT

 

            Durante los últimos años han surgido numerosos organismos sinfónicos dentro de los municipios que integran el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Junto a su par homónima de General San Martín, la Orquesta Sinfónica de Tres de Febrero es un buen ejemplo de ello y lo demostró organizando un ciclo de conciertos durante el transcurso del corriente año en Caseros y Santos Lugares, con repertorio para grupos de instrumentos acorde a las medidas de distanciamiento social y protocolos sanitarios vigentes. En el día de la fecha se produjo el primer concierto con la totalidad de los músicos que integran la misma en la basílica de Nuestra Señora de Lourdes bajo la dirección de su titular -Ezequiel Fautario-, con un programa compuesto por las siguientes obras:

-          Obertura de “LAS BODAS DE FÍGARO” -Wolfgang Amadeus MOZART (1735-1791)

-          Serenata para cuerdas en Mi menor, Op.20- Sir Edward ELGAR (1857-1934)

-          Sinfonía nº2 en Re mayor, Op.36- Ludwig van BEETHOVEN (1770-1827)

Pese a ser un concierto de corta duración -no más de una hora y 10 minutos-, la orquesta desarrolló un repertorio sumamente interesante y eficaz, con obras que -con excepción de la Serenata para cuerdas de Elgar- forman parte habitualmente de los programas de conciertos.  Aquí se notó un excelente trabajo de preparación previa, con suficiente cantidad de horas de ensayo y ajustes -lo que se denomina habitualmente “sintonía fina”- por parte del director. Si bien la basílica cuenta con una excelente acústica, la misma contribuyó a potenciar la calidad del sonido, dando la impresión que  hubieran tocado 80 músicos en vez de 45. La orquesta sonó magnifica desde los primeros compases de la consabida obertura mozartiana, con ese toque de frescura y espontaneidad característicos del universo del genio de Salzburgo. Todos y cada uno de los instrumentistas lograron una magnífica labor, que se vio coronada por los aplausos del público.

La mencionada Serenata en Mi menor Op.20 de Elgar fue compuesta para orquesta de cuerdas en 1892 y se estrenó en forma privada bajo la dirección del propio compositor durante el transcurso de ese mismo año. Consta de 3 movimientos (Allegro piacevole/ Larghetto/ Allegretto) de los cuales, el Larghetto central es el más conocido y el que marca la transición entre las obras de juventud y la madurez del compositor inglés. El primer movimiento comienza en compás de 6/8 con un empaste a cargo de las violas, que es retomado por los violines y el resto de las cuerdas, mientras que el movimiento central se desarrolla en 2/4. Si bien el Allegretto final arranca en 12/8, posteriormente retoma el tema en 6/8 del 1º movimiento hasta la capitulación final. La versión ofrecida por el organismo sinfónico fue espléndida, a tal punto que si una tuviera que comparar con la ofrecida por Carlos Vieu en el concierto inaugural de la Orquesta Sinfónica Nacional, puede decirse que fue digna de una orquesta europea, lo que representó una grata sorpresa para los oídos de quien escribe. Según palabras del propio Ezequiel Fautario: …”es una obra que ya la teníamos preparada en virtud de los protocolos sanitarios vigentes, aunque hoy sea la primera vez que se puede apreciar a la orquesta en su totalidad”. Tampoco hay que olvidar que Fautario es discípulo de Vieu y por lo tanto, demostró con creces las enseñanzas impartidas por su maestro.

La Sinfonía nº2 en Re mayor fue compuesta entre 1801 y 1802 cuando Beethoven residía en Heiligenstadt -en las afueras de Viena- y ya empezaba a manifestar los primeros síntomas de su sordera. Es una de las obras del estilo temprano del compositor y consta de 4 movimientos escritos en forma de sonata (Adagio molto- Allegro con brío/ Larghetto/ Scherzo: Allegro/ Allegro molto), caracterizados por su introducción lenta y su orquestación clásica, pero con una innovación: Beethoven reemplaza el minuetto del 3º movimiento por un scherzo, mucho más rítmico y dinámico. Esto permitió que sea una sinfonía caracterizada por su agilidad y dinamismo, que le otorgan un tinte enérgico donde se perciben los característicos crescendi y diminuendi del compositor. Fue un auténtico placer escuchar al genio de Bonn en toda su plenitud merced al excelente trabajo de preparación y ensayo previos anteriormente mencionados. Al finalizar el concierto, la ovación fue total merced al gran desempeño por parte de los músicos, que permitió que el organismo sonara como una orquesta europea en un municipio del Gran Buenos Aires. Orgullosamente bonaerense y a mucha honra.

 

Magistral cierre del ciclo MÚSICA EN PLURAL en la Fundación Rómulo Raggio

 

FINAL DE CICLO A PURO BRILLO

Martha CORA ELISEHT

 

            Dentro del vastísimo repertorio de la música de cámara, la combinación clarinete/ piano/ violoncello es una de las menos frecuentadas: no sólo por la dificultad técnica de las obras, sino que también se debe contar con intérpretes de altísima jerarquía para ejecutarlas. Precisamente, el Museo de la Fundación Rómulo Raggio de Vicente López brindó el marco perfecto para el cierre del Ciclo MÚSICA EN PLURAL, que tuvo lugar el pasado sábado 27 del corriente con la participación del trío conformado por los siguientes intérpretes: Stanimir Todorov (violoncello), Carlos Céspedes (clarinete) y Paula Peluso (piano), con un programa formado por las siguientes obras.

-          Trío en Si bemol mayor para clarinete, piano y violoncello, Op.11- Ludwig Van BEETHOVEN (1770-1827)  

-          Trío en La menor para clarinete, violoncello y piano, Op.114- Johannes BRAHMS (1833-1897)

El prestigioso ciclo que llevan a cabo Haydée Seibert y Gustavo Mulé en diferentes residencias y palacios de Buenos Aires llegó a su final, tras cuatro conciertos ofrecidos durante el transcurso del corriente año en dicho lugar, con la participación de intérpretes de gran jerarquía y un suceso de público y crítica, con entrada libre y gratuita.

Tras la presentación de Alejandra Raggio, los músicos hicieron su aparición para ejecutar la mencionada obra de Beethoven, que fue compuesta entre los años 1797 y 1798 y dedicada a la condesa María Wilhemina von Thun. Originalmente fue compuesto para violín, clarinete y piano, pero posteriormente, Beethoven realizó una adaptación para violoncello, que es la que se conoce en la actualidad. Consta de tres movimientos: Allegro con brío/ Adagio/ Tema con variaciones (“Pría ch’io l’impegno”)- Allegretto, que poseen ciertas reminiscencias del Septiminio -obra que lleva el Opus 20- en la parte del clarinete. La labor de los músicos fue magistral merced al perfecto ensamble entre los tres instrumentos (una pudo apreciar los gestos que se hacían entre ellos, indicando entradas y guiños cómplices), logrando un sonido compacto, puro, solemne y a la vez, fresco y juvenil. Esto se notó principalmente en el Tema con variaciones, que desemboca en un jovial Allegretto representativo del primer período del compositor. El auditorio ovacionó al conjunto a sala llena.

El Trío en La menor Op.114 fue compuesto en 1891 y es una de las cuatro composiciones de cámara que Brahms creó para dicho instrumento. A diferencia de su homónimo de Beethoven, corresponde al último período del compositor y muestra el gusto de Brahms por las combinaciones poco habituales. También existe una adaptación para viola en lugar del clarinete y consta de 4 movimientos: Allegro/Adagio/andantino grazioso/Allegro. El cello abre la obra con un arpeggio en La menor, que marca las tres tonalidades de la obra (La menor, Do mayor y Mi menor). Tras el ensamble y la fusión del clarinete y el piano, el cello toca la inversión de la misma composición de notas y anticipa el motivo de la capitulación final, a cargo del cello y el clarinete. Tras un Adagio de gran expresividad donde el piano marca la melodía, el 3º movimiento (Andantino grazioso) incluye un Ländern -danza típica de las montañas de Austria y Alemania- en vez de un scherzo, donde el clarinete brinda ese clima jocoso mediante una serie de matices -excelente labor de Carlos Céspedes, quien ejecutó su parte con maestría e inusual elegancia-. Por último, el impetuoso Allegro final toma el tema en La menor del 1º movimiento, pero con una subdivisión de compases que oscila entre el 2/4 al 9/8. La prodigalidad de Paula Peloso se combinó con la jerarquía de Stanimir Todorov y el fuste de Céspedes en una conjunción perfecta en materia de sonido respetando las tres características básicas de la música de Brahms: solemne, marcial y romántica. El resultado fue una versión memorable de la mencionada obra y el público estalló en aplausos al final de tan sublime interpretación.

Tras los numerosos aplausos y vítores, el trío decidió hacer un bis: una bellísima transcripción del consabido Oblivion de Astor Piazzolla, donde todos y cada uno de los integrantes volvieron a sobresalir con un sonido prístino, coronado por otra intervención magistral de Céspedes en el registro más agudo del clarinete. Un brillante final para un prestigioso ciclo dentro de un marco sumamente propicio para el desarrollo de la música de cámara -recientemente coronado con el Premio al Estímulo otorgado por la Asociación de Críticos Musicales-. Vale la pena aunar esfuerzos para obtener excelentes resultados.

sábado, 27 de noviembre de 2021

 

LOS SOLISTAS ESTABAN EN LA ORQUESTA

 

Teatro Colón, temporada 2021: Decimotercer y último concierto de abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires (Celebratorio de su 75º Aniversario), Director: Enrique Arturo Diemecke. Solista: Andrés Cardenes (Violín). Programa: Obras de Ludwig Van Beethoven y Richard Strauss (26 de Noviembre de 2021).

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

Antes de desarrollar el siguiente comentario, vaya en nombre de mis compañeros de equipo y en el mío propio nuestro más cordial saludo a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires que cumple 75 años de fecunda existencia y a la que en más de la mitad de su rica historia hemos seguido de algún modo todos nosotros. En lo personal hago votos para que de retornar a la plena normalidad se la pueda apreciar a pleno dada la categoría de los instrumentistas que la componen. Y también mi gratitud y saludos a los Maestros Julio Hermes Peressini y Mauricio Veber quienes tras este concierto se acogerán al beneficio de la jubilación luego de haberles dado todo a este conjunto. Ha sido muy bueno apreciar que ex integrantes de la Orquesta fueran invitados a presenciar el Concierto. En buena hora que se los haya tenido en cuenta.

 

  El Maestro Enrique Arturo Diemecke manifestó al público presente que para el programa de la noche aniversario decidió retomar la agenda pendiente del frustrado año Beethoven y por eso la inclusión del Concierto para Violín y Orquesta en Re mayor, Op. 61 en el mismo. El solista seleccionado fue el violinista Andrés Cardenes, oriundo de Cuba y poseedor de una amplísima trayectoria internacional, la que incluye el segundo premio de la edición 1982 del Concurso Tchaickovsky de Moscú. Actuaciones con batutas de alto nivel internacional y grabaciones galardonadas para diferentes sellos discográficos resaltan en su trayectoria.  La versión escuchada  fue muy prolija, con un correcto desempeño del solista, con un sonido chico, buena técnica y correcta musicalidad. Para el gusto de quien esto escribe hubo escasa enjundia, careció de intensidad y de un poco más de vuelo interpretativo, Diemecke y los músicos lo siguieron atentamente, pero en los ataques únicamente orquestales uno tenía la percepción de que se salían de la vaina por entregar mucho más y que al retomar el solista la labor se acomodaban a su tiempo. La reacción del público fue en igual dirección. Correctos aplausos que hicieron retornar una vez sola al solista, el que pidió la compañía de Diemecke para ello y muy poco más. Quedó flotando en la sala la impresión de que si se convocaba a algún exponente del medio para que fuera el solista, lo hubiera hecho mucho mejor, sea de la propia Filarmónica o de otros conjuntos.

 

  La parte final nos devolvió al mejor Diemecke, quien demostró mucha pericia para enfrentar las restricciones de orgánico por la pandemia. Así como abrió de modo estupendo con la reducción que Arnold Schönberg hiciera de “La Canción de la Tierra” de Gustav Mahler, en el cierre presentó una magnífica versión de la música para la ambientación de escena de “El Burgues Gentilhombre” de Moliere que Richard Strauss compusiera a partir de material desechado de su ópera “Ariadna en Naxos” y que aquí se transforma en una verdadera Suite con todos los clásicos toques “Straussianos”, incluso los de su humor más corrosivo.  Diemecke permitió el lucimiento de sus primeros atriles desde Nestor Garrote en Oboe, Fernando Ciancio en trompeta, Mariano Rey (cada día más inmenso) en clarinete, la medida y exquisita percusión guiada desde el timbal por un histórico como Juan Ringer, para llegar a los dos puntos más altos de toda la noche con los desempeños solistas de un espectacular José Antonio Araujo y la solidez y el exquisito sonido del Concertino Titular, Xavier Inchausti.

 

  La constante del ciclo 2021 ha sido recuperar obras que en otras circunstancias son relegadas, a veces de manera injusta, para dar paso a desafíos de mayor peso (tanto orquestales como el número de integrantes que se emplean en ello). Mayoritariamente acertó Diemecke en la programación, al igual que en la convocatoria a la mayoría de los artistas que intervinieron en el ciclo. Con limitaciones de aforo, protocolos, cuerdas solamente al comienzo, interrupción de tres meses por el rebrote post-semana santa, fueron 13 conciertos, dos o tres menos que la media últimamente habitual. No es poco y eso explica que haya sido la propia Directora General del Teatro, María Victoria Alcaraz quien entregase en mano en el escenario los ramos de flores al Concertino y en su nombre a toda la Orquesta, al igual que a Diemecke como Titular del organismo. Ya por esa segunda parte, bien valió la noche entera.

 

Donato Decina

lunes, 22 de noviembre de 2021

 Muy buen concierto en los jardines del Museo Nacional de Arte Decorativo

 

ARGENTINA FLORECE Y A PURO TALENTO

Martha CORA ELISEHT

 

            ARGENTINA FLORECE es un proyecto cultural que se lleva a cabo en palacios y residencias con jardines en la ciudad de Buenos Aires y que cuenta con el apoyo de la Dirección Nacional de Museos. Y pese a las elevadas temperaturas que los porteños han tenido que soportar durante este fin de semana largo, el público se congregó en forma masiva en los jardines del Museo Nacional de Arte Decorativo el pasado domingo 21 del corriente para escuchar un recital de ópera, zarzuela y canciones con la presencia de los cantantes Reinaldo Samaniego (tenor), Bibiana Fischy (mezzosoprano), Mauro Espósito (barítono) y Roxana Horton (soprano) y la presencia de la maestra Julia Inés Manzitti al piano.

            El encargado de anunciar el ciclo y presentar a los artistas fue el Director de dicho museo -Arquitecto Martín Marcos-, quien agradeció la presencia del público antes de dar paso a los artistas, quienes iniciaron el recital con una versión a cuatro voces del célebre Va pensiero de NABUCCO, de Verdi. Seguidamente, Mauro Espósito tomó las riendas de la locución antes de su genial interpretación del aria de Fígaro (“Largo al factótum”) de EL BARBERO DE SEVILLA, ejecutada con suma gracia y maestría. Posteriormente, Bibiana Fischy interpretó la seguidilla de CARMEN (“Près les ramparts de Seville), acompañada por Reinaldo Samaniego como Don José. Sin embargo, no tuvo buena suerte en su interpretación del rol de la gitana, ya que caló las notas tanto al principio como al final del aria. En cambio, Samaniego no sólo se lució como Don José, sino también como Rodolfo en las dos arias de LA BOHÈME (“Oh, Mimí si piú non torna” junto a Mauro Espósito y “O soave fanciulla” junto a Roxana Horton). Se reafirma como uno de los mejores tenores en este tiempo y lo ha demostrado con creces en este repertorio. Por su parte, la soprano no sólo demostró gracia y candor en su interpretación -aunque algo opacada al final en el fuera de escena-, sino que descolló con una muy buena versión de “Pace, pace mío Dío” de LA FORZA DEL DESTINO. No sólo es un aria difícil desde el punto de vista vocal, sino que es un desafío para la soprano porque es un aria lìrica, pero con ribetes de hondo dramatismo. Y supo interpretarla muy bien, a punto tal que se vio coronada por los aplausos del público. De paso, aprovechó la ocasión para saludar a dos cantantes que se encontraban presentes: la soprano Silvia Gatti y la mezzosoprano Marina Biasotti.

            La segunda parte del concierto estuvo integrada por fragmentos de zarzuela, donde Mauro Espósito fue el encargado de abrir el bloque con un fragmento de MARAVILLAS de Federico Moreno Torroba. El barítono no sólo demostró ser un experto en la materia, sino que asimismo hizo gala de su voz. Lo mismo sucedió en el dúo de LUISA FERANADA (“En mi tierra extremeña”) junto a Bibiana Fischy. Si bien la mezzosoprano se escuchó mucho más sólida y segura respecto del aria anterior, le faltó pulir un poco más sus agudos. No obstante, cantó perfectamente bien la romanza de Rosa de LOS CLAVELES. Por su parte, Reinaldo Samaniego se lució vocal y actoralmente en la consabida romanza de LA TABERNERA DEL PUERTO (“No puede ser”) y el público estalló en aplausos al finalizar la misma. En vez de cantar un aria de zarzuela, Roxana Horton eligió la celebérrima Summertime de George Gershwin en una versión muy personal, caracterizada por variaciones de skat en los agudos. Para el final, el cuarteto eligió otro fragmento de zarzuela sumamente conocido: la Mazurka de las Sombrillas de LUISA FERNANDA. No sólo sonó muy bien, sino que demostraron la gracia, el salero y el garbo español necesarios para interpretarla. Naturalmente, el recital no hubiera sido posible sin la magnífica interpretación y acompañamiento de Julia Inés Manzitti, quien se retiró sumamente aplaudida.

            Tras finalizar el recital de manera formal, Bibiana Fischy tuvo que retirarse debido a compromisos artísticos contraídos con antelación. Mauro Espósito fue el encargado de anunciar una “travesura” musical: una versión a dos voces -para barítono y tenor- de Nessun dorma de Puccini, que sonó magistralmente. El barítono se lució en matices que son propios del tenor, mientras que Samaniego aportó su caudalosa y bella voz. Y no podía faltar el célebre brindis de LA TRAVIATA (“Libiamo nel lieti calici”) si de bises se trata, que permitió que el público hiciera el coro.

            La vuelta a la presencialidad hace que haya espectáculos para todos los gustos y  en todas partes, pero también ha sido una genialidad aprovechar los jardines de los museos para organizar recitales y conciertos al aire libre. La pandemia ha permitido desarrollar la imaginación y elaborar este tipo de proyectos, con entrada totalmente libre y gratuita y de paso, acercar la actividad que llevan a cabo los museos al público. No hay nada mejor que disfrutar de un buen concierto al aire libre y en un pródigo jardín en vísperas del día de la música

sábado, 20 de noviembre de 2021

 

NOCHE DE REVELACIONES

 

Teatro Colón, temporada 2021. 12vo. Concierto a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Directora: Natalia Larangeira. Solista: Marcela Roggeri (Piano). Programa: Obras de Dianda, Gubaidulina y Brahms. 19 de Noviembre de 2021.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  Este concierto será recordado por las revelaciones aparecidas durante el transcurso de la programación a saber:

1º) El rescate de un trabajo de la Argentina Hilda Dianda de su época inicial de compositora. “Música para Arcos” data de 1951, está compuesta en tres movimientos, es atonal, pero siempre en cada tema hay un sonido, un hilo conductor que marca una premisa a partir de la cual se desarrolla el discurso de las cuerdas. Ya hay ahí elementos que caracterizan a la creatividad de esta compositora a la que se la había relegado muy injustamente y de la que deberíamos escuchar creaciones suyas más cercanas en el tiempo. Incluso hoy si se decidiera volver a incluir su “Requiem”, seguramente se lo apreciaría de mejor manera que hace más de 30 años atrás cuando la misma orquesta con el inolvidable Simón Blech a su frente lo estrenó en esta misma sala.

 

2º) La inclusión en estreno argentino de  “Introitus” (Concierto para Piano y Orquesta de Cámara) de Sofía Gubaidulina, acaso una de las creadoras mas relevantes de los últimos tiempos. Obra en un solo movimiento, parte de un acorde inicial, el que en diferentes variaciones es interpretado de modo individual por los solistas de instrumentos de la orquesta y la propia solista de piano, lleva  la sonoridad a un punto de convergencia en el que luego transcurre una interacción entre la solista y el conjunto instrumental. El discurso se va tornando potente y muy enérgico y va apaciguándose hacia el final en que la música queda suspendida en el aire. La labor de Marcela Roggeri fue superlativa en todo momento. Portadora de una técnica formidable, sorprende al espectador. Sus manos parecen flotar sobre el teclado. La energía brota sin necesidad de acentuar los pasajes en demasía. Supo expresar la idea de Gubaidulina y culminó logrando un trabajo formidable en donde Natalia Larangeira, la Directora de esta velada logró articular la extraordinaria labor de Roggeri con la formidable respuesta de los primeros atriles de la Filarmónica a partir del Concertino Pablo Saraví y la estupenda amalgama final en los pasajes conjuntos de la obra en donde el pulso era uno solo. Roggeri culminó su labor ofreciendo una exquisita versión de una Gnossienne de Eric Satie en donde nuevamente ratificó ante el público sus magníficas dotes.

 

3ª) La inclusión de la poco difundida Serenata Nº 2, Op. 16 de Johannes Brahms para la infrecuente combinación del sector de cuerdas graves de orquesta (Violas, Violonchelos y Contrbajos) con los vientos y metales en donde a lo largo de sus cinco movimientos se transita desde las zonas más oscuras hasta alcanzar la mayor luminosidad.  Aquí la Filarmónica se explayó como pocas veces a lo largo del ciclo de este año, con destaque de todos sus sectores, alcanzando momentos de gran vuelo interpretativo.

 

4º) La revelación como conductora de la brasileña Natalia Larangeira, elegida por concurso como Asistente de Dirección del Maestro Diemecke en la Filarmónica. Poseedora de buenos antecedentes previos a su elección, se paró de modo firme en el podio Guió con absoluta precisión dominando ampliamente el repertorio contemporáneo. Alcanzó un pleno ida y vuelta con Marcela Roggeri en la obra de Gubaidulina y le extrajo todo el jugo a la serenata de Brahms redondeando una muy buena actuación y no desaprovechando en absoluto su oportunidad de presentarse en la sala mayor del Colón en un concierto de la temporada regular de la Orquesta.

 

  Por todo esto  es que fue una noche reveladora en todo sentido y con una programación creativa que es lo que siempre pedimos.

 

Donato Decina

viernes, 12 de noviembre de 2021

 

CONTINUANDO EL REENCUENTRO

 

Orquesta Sinfónica Nacional, temporada 2021, concierto nº 2. Director: Luís Belforte. Programa: Obras de Williams, Grieg y Dvorak. Centro Cultural Kirchner, Auditorio Nacional, 12 de Noviembre de 2021.

 

NUESTRA OPINION: BUENO

 

 Continuando con la serie iniciada el mes pasado de presentaciones en vivo post-aislamiento, la sección de cuerdas de la Orquesta Sinfónica Nacional se volvió a presentar en el Auditorio Nacional del Centro Cultual Kirchner, el que se hallaba cubierto de manera apreciable en la platea  y en los frentes de las dos primeras bandejas superiores. La sesión fue confiada al Mtro. Luís Belforte, profesional que acredita una interesante trayectoria conduciendo organismos musicales ya sea en ballet, opera o conciertos tanto en Ntro. pais como en el exterior. La programación ofrecida puede considerarse como breve, aunque como se sabe las reglas sanitarias en vigencia y las condiciones para que el conjunto retorne al escenario para estas presentaciones hacen que haya límite de tiempo y de espacio a ocuparse y por lo tanto hay que adecuarse a las mismas.

 

  En primer lugar se pudo escuchar una interesante versión de “Niebla en la Pampa” del patriarca de la música argentina, Alberto Williams. Composición breve pero  suficiente para que las cuerdas ofrecieran una versión corpórea en la que la tersura de las mismas llevaron al punto justo a esta versión guiada de modo muy seguro por Belforte.

 

Luego otro breve fragmento: “La muerte de Aase” correspondiente a la música incidental que Edward Grieg compusiera para la obra teatral “Peer Gynt” de Henrik Ibsen. Aquí Belforte y los músicos desgranaron una versión correcta y prolija tal vez a un “tempi” un tanto acelerado cuando a lo mejor un poco más lento y acentuando el carácter dramático del pasaje hubiera permitido un resultado aún mejor a lo obtenido.

 

  La obra central de la noche fue la exquisita Serenata para Cuerdas Op. 22 de Antonin Dvorak. Puede decirse que el trabajo escuchado ganó en intensidad con el correr de la versión. Tras un movimiento de apertura bien llevado, se pasó al segundo, en este caso un vals que fue expuesto de manera ágil. La frescura del tercer movimiento con elementos de la música eslava tuvo su mejor momento en la sección central del mismo. El lento cuarto movimiento fue llevado a pulso firme dando paso al cierre del quinto movimiento en donde sí se logró el punto exacto en la interpretación, tanto en el tema central como en la reexposición de materiales de los movimientos anteriores, por lo que aquí si podemos decir que el público respondió con mucho entusiasmo, lo que llevó al Director y a los músicos a ofrecer una página más, en este caso de Isaac Albeniz, muy correctamente vertida.  Esperemos que haya alguna fecha más y que se reintegren las otras familias de instrumentos. El público respondió y espera el reencuentro con programas de mayor envergadura,

 

Donato Decina

jueves, 11 de noviembre de 2021

 Alta jerarquía en el retorno del Coro Polifónico Nacional en el CCK

 

LA TRADICIÓN BIEN ENTENDIDA COMIENZA POR CASA

Martha CORA ELISEHT

 

            Con el retorno a la normalidad de diversos tipos de actividades en materia de espectáculos, poco a poco los diferentes cuerpos pertenecientes a la Dirección Nacional de Organismos Estables van adquiriendo espacio y retornando a los escenarios. Precisamente, en el día de la fecha -coincidiendo con el Día de la Tradición- se produjo el tan ansiado regreso del Coro Polifónico Nacional en la Sala Argentina del Centro Cultural Kirchner (CCK) bajo la dirección del maestro Antonio Domeneghini, en un programa compuesto íntegramente por obras de autores argentinos y que se detalla a continuación:

-          “Indianas” (seis canciones para coro a cuatro voces y piano)

 Carlos GUASTAVINO (1912 -2000)

-          “Misa Criolla” (versión para tenor, coro a cuatro voces, charango, guitarra, bombo y contrabajo) Ariel RAMÍREZ (1921-2010)

Solistas:

-          Gonzalo LLANES MENA (tenor)

-          Julián GOLDMAN (charango)

-          Matías TOZZOLA (guitarra)

-          Gabriel SAID (percusión)

-          Pablo MOTTA (contrabajo)

-          Hae Yeon KIM (piano)

 

Al ingresar al escenario, tanto la pianista como los integrantes del Coro y el director lo hicieron acorde a los protocolos sanitarios vigentes (distanciamiento social de 1,5 metros y uso de barbijo). Para asombro del numeroso público que se dio cita, los coreutas cantaron durante toda la función con el barbijo puesto, lo que no fue impedimento para poder cantar y apreciar el sonido de las diferentes voces de los 34 coreutas que participaron esta noche. Un hecho sumamente meritorio, que el público supo apreciar debidamente mediante la intensidad y calidez de los aplausos.

La primera de las obras consta de una serie de canciones compuestas por Guastavino entre el 28 de Octubre y el 12 de diciembre de 1967 con letras de diferentes autores -tanto para coro mixto como para coro a cuatro voces y piano- que se detallan a continuación:

-          Gala del día (Arturo Vázquez)

-          Quien fuera como el jazmín (León Benarós)

-          Chañarcito, chañarcito (León Benarós)

-          Viento Norte (Isaac Aizemberg)

-          Al tribunal de tu pecho (León Benarós)

-          Una de dos (Juan Ferreyra Basso)

Al escuchar al Coro, el mismo sonó muy compacto y equilibrado, con un gran trabajo de preparación vocal. Lo mismo sucedió con el excelente acompañamiento de Hae Yeon Kim en el piano -quien debió reemplazar en último momento a Claudio Santoro-, revelándose como una pianista acompañante de alto nivel.

Tras un breve intervalo, Antonio Domeneghini se dirigió al publico no sólo para agradecer su presencia, sino para recordar que justo se cumplía el centenario del nacimiento de Ariel Ramírez. No sólo la celebérrima Misa Criolla es la más conocida de su vasta obra, sino que además es la única obra coral que compuso. En la presente versión, el coro también usó barbijos para cantar a boca chiusa en el Kyrie y de esa manera, poder permitir el lucimiento del tenor solista. Gonzalo Llanes Mena posee una bella voz, bien trabajada, con buen timbre y esmalte, pese a no ser caudalosa. Quizás por eso cantó con micrófono para apenas sobresalir en los pasajes que requieren intervención del solista. Tuvo un pequeño traspié en el pianissimo del agudo inicial del Kyrie, pero a medida que trascurría la obra, su voz se fue afianzando y tuvo una destacada actuación en el Santo y el Agnus Dei final. El ensamble instrumental sonó en perfecto equilibrio junto al tenor solista y al coro, quien tuvo una destacadísima actuación en el Gloria -la melodía más conocida y popular de la obra- y en el Agnus Dei. Merecen una mención aparte el excelente solo de charango al inicio del Gloria y en el Santo por parte de Julián Goldman y el solo de contrabajo a cargo de Pablo Motta en la mitad del Gloria. Por su parte, Hae Yeon Kim brindó un excelente ataque por parte del piano al final del Santo para empalmar con el inicio del Agnus Dei.  Tanto gustó, que el público estalló en aplausos y vítores al final del concierto, lo que motivó al director a repetir la segunda mitad del Gloria.

Puede decirse que se gozó de un espectáculo de alto nivel artístico, donde quedó fehacientemente demostrado que pese a todos los contratiempos, se puede cantar con barbijo en un concierto coral. Un digno homenaje a Ariel Ramírez en el centenario de su nacimiento, que coincide con el Día de la Tradición por celebrarse el aniversario de nacimiento de José Hernández. La tradición bien entendida comienza por casa, con obras de dos autores tan santafesinos como el Carcarañá y con una interpretación de gran jerarquía. Tras una prolongada ausencia, el Polifónico regresó con todo y demostró que es uno de los mejores coros del país

miércoles, 10 de noviembre de 2021

 

¿NACE UN NUEVO “ROMANCE” PUBLICO-INTERPRETE?

 

Teatro Colón, Temporada 2021, Ciclo de Interpretes Internacionales. Actuación de la Mezzosoprano Elena Maximova, acompañada en piano por  Alexandra Goloubitskaia. Programa: Obras de Rubinstein, Arensky, Rimsky-Korsakov, Tchaickovsky, Shostakovich, Rachmaninoff  y Shchedrin. 09 de Noviembre de 2021.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

 

  Y terminó siendo la visita del año. Una interprete exquisita de quien se tenían vagas referencias y que empezó sorprendiéndonos cuando leímos su currículum en el programa del concierto en donde vimos bajo las ordenes de un importante número de Directores de orquesta de renombre bajo cuyas guías cantó tanto como las salas en las que se desempeñó. El programa que iba a abordar era dedicado íntegramente a compositores rusos y se integraba mayoritariamente por canciones de cámara que por estas latitudes no se frecuentaban por parte de cantantes extranjeros desde hacía muchísimo tiempo. Su figura emergió en el escenario y ya desde el momento en que atacó con la primera canción (“Noche” de Anton Rubinstein) percibimos que era cosa seria. Voz muy potente, muy bien manejada, con magnífico énfasis de los pasajes importantes, resaltando el texto y expresándolo como pocos. Esta tesitura continuó tanto en  “Felicidad” de Anton Arensky como en “En las Colinas de Georgia” de Rimsky-Korsakov. Si bien sorprendió que empleara la partitura en el ciclo de “Seis canciones francesas dedicadas a Desiree Artot de Padilla” de Tchaickovsky (probablemente por el tema de ser en otro idioma en donde hay otras acentuaciones y se requiere otro manejo vocal), al continuar con cuatro canciones del mismo compositor pero volviendo a la lengua rusa, comenzamos a percibir que el recital comenzaba a incrementar el voltaje. La expresión era formidable, el sentimiento que ponía en cada canción era magnífico y no sorprendió para nada que aún con una sala medianamente llena se escuchase del público el primer “rugido” de la noche. Había comenzado el ida y vuelta Público-Interprete. Menos de quince minutos bastaron para que (cambio de vestuario mediante) retornase a escena y continuara de modo incansable, alcanzando el punto de mayor excelencia con las “Seis Canciones Españolas” de Shostakovich basadas en melodías que exiliados españoles (sobre todo jóvenes huérfanos) entonaban en las calles de Moscú tras huir de España luego del triunfo de Franco, y llegar a la cima definitiva con ocho canciones de Serguei Rachmaninoff en las que alcanzó la excelencia absoluta: expresión, gestualidad, entrega sin límites, dicción, entonación y una sorprendente extensión vocal que le permite ir desde profundas notas de contralto a agudos de soprano y mantener un formidable centro. Y en el final “formal”, revelarnos fragmentos de “No solo amor” de Rodrion Shchedrin en el pasaje del segundo acto de la “Canción y las Cancioncillas de Barbara” (o Varvara en idioma ruso) en donde se pasa de la tensión a la ironía y se llega a un desolador final. Sostén fundamental de la interprete fue el acompañamiento que Alexandra Goloubitskaia brindó desde el piano, atenta al menor detalle, refrescando la memora de la cantante antes de determinada obra y enfatizando los pasajes musicales de cada una de ellas en perfecta sincronía texto-música.  La insistencia del público motivó que  nos brindase una nueva canción en Ruso para luego cerrar una noche magnífica con una espectacular “Seguidilla” de Carmen como pocas veces se la pudo escuchar en los últimos tiempos. A esta altura el fervor del público era total y le tributó una espectacular ovación de despedida. Frente a lo que se dijo anteriormente sobre los recitales pasados, aquí el público encontró a una interprete que se mantuvo aproximadamente una hora y cuarenta y cinco minutos de canto franco y exquisito. Todos de parabienes, no podía pedirse nada más. Que regrese pronto.

 

Donato Decina

 

Recital de Elena Maximova (Mezzo soprano)

Alexandra Golubitskaia (piano)

Teatro Colon 09/11/2021

No es frecuente concurrir a un recital de canto, donde poco o casi nada, conocemos sobre el artista que se presenta. Y esto es así, al punto de pensar, en el momento en que el Colon anunciaba la presentación de Elena Maximova, se trataba de una bailarina. . Menos frecuente aún es encontrarse con una artista consumada y salir del teatro plenamente satisfechos por lo que acabamos de escuchar.

En efecto, la mezzo soprano Elena Maximova es una gran artista y ha ofrecido anoche un recital memorable. Memorable, no solo por la calidad de la intérprete, sino por el poco transitado programa de canciones de autores rusos que incluyó el recital; Rubinstein, Arenski, Rimsky Korsakov, Tchaikowsky, Shostakovich, Rachmaninov y Shchedrin.

 Sin tomar en cuenta como unidad,  los ciclos de canciones de Tchaikowsky (Seis canciones francesas dedicadas a Désirée Artôt de Padilla op. 65) y de Shostakovich (Canciones Españolas, op. 100), Maximova cantó un generoso recital con un total de 31 canciones incluyendo los 2 bises.

Elena Maximova, posee una bellísima voz de mezzo soprano, extensa en el registro, y con una técnica vocal tan consolidada que le permite todo tipo de matices y colores, que van desde delicados pianissimos a agudos amplios y potentes, puestos todos al servicio de la interpretación de la obra que está ejecutando. Su expresión corporal, acompaña a las intenciones de su canto con sobriedad y fineza.

La artista se encontraba muy cómoda en este repertorio, que por los resultados puede comprobarse lo bien trabajado y estudiado que ha sido.

Difíci es elegir un punto culminante del concierto, pues en todo lo que cantó estuvo estupenda, pero la Canción y cancioncillas de Bárbara, De la ópera “No solo amor” de Rodion Shchedrin, le permitieron a Maximova entregar todo su potencial interpretativo en una obra verdaderamente difícil.

Poco a poco, el público presente en la sala, fue tomando con ciencia, a medida que el concierto transcurría, de la gran calidad de la intérprete que estaba escuchando y la función culminó con una gran ovación después de su bis de la “Seguidilla” de Carmen de Bizet, donde Maximova, ya confiada y relajada por el éxito obtenido, se quitó los zapatos y bailó la pieza con buen gusto.

Mención especial para el auditorio presente, que aplaude donde no debe, cortando la concentración del cantante en los ciclos de canciones, impidiéndole la unidad interpretativa del conjunto de canciones. Y no solo eso, peor aún cuando esos aplausos son dubitativos y llegan al extremo de hacerlos antes de terminar la obra. Seguramente es la falta de conciertos de este tipo de repertorio, que no se ven en el Colon desde hace tiempo, que han hecho olvidar las tradiciones a muchos de los presentes.

 Muy buena acompañante resultó Alexandra Golubitskaia, quien actuó en perfecta sintonía con Maximova, apoyando la delicadeza de su canto y la emotividad de la interpretación.

Por fortuna, esta vez no hubo un “O mio babbino caro” como bis, pero no faltó su equivalente para la cuerda de mezzo, la “Seguidilla” de Carmen.

Conclusión: Un concierto, con una cantante, para no olvidar.

 

Roberto Falcone

domingo, 7 de noviembre de 2021

                  El Ciclo  " Música en Plural " Retornó esta vez en la sala del Museo Romulo Raggio 


 Con un destacado programa se presentó anoche en la sede del Museo Fundación Raggio de Vicente López el Cuarteto de Amigos (Haydée Seibert y Gustavo Mulé violines; Carla Regio, viola; Benjamín Báez cello), con la presencia en la sala del querido Mtro. P. I. Calderón. El concierto se dedicó a la memoria de la cellista Myriam Santucci, que integraba el conjunto, e incluyó dos cuartetos de Beethoven, el Op. 74 y el Op.135, este último con un tercer movimiento (lento assai, cantante e tranquillo) maravillosamente interpretado por la agrupación, que provocó un aplauso interminable del público.

Quedan 2 fechas ( 20/11 y 27/11) del Ciclo Música en Plural. Deseamos que el año próximo regrese al Museo Raggio este ciclo con 19 años de permanencia en el ámbito local, que presenta intérpretes de primer nivel. Un agradecimiento especial a la Sra. Alejandra Krusemann por el cordial recibimiento a los asistentes al concierto.

Marta Lugo de Palacio

sábado, 6 de noviembre de 2021

 

HONOR A NUESTROS MUSICOS

 

Festival Konex de Música Clásica 2021, “Tchaickovsky y la Escuela Rusa”. Presentación de la Orquesta del Festival, Dirección: Carlos Vieu, Solista: Antonio Formaro (Piano). Programa: Obras de Rachmaninoff, Borodin y Tchaickovsky. Ciudad Cultural Konex (Bs. As.) 05 de Noviembre de 2021.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  Este concierto quedará en el recuerdo por la permanente superación y profesionalismo de los músicos argentinos. Sobrevivir a una pandemia que se manifestó del modo más crudo. Tolerar las restricciones para poder llevar a cabo su labor de modo presencial, retomar la actividad de manera paulatina y progresiva en sus ámbitos de labor a medida que se iban liberando esas restricciones consabidas y, por fin, gracias al trabajo de la Fundación Konex y su titular, Luís Ovsejevich, llegar a este primer concierto de Orquesta Completa y aforo completo, algo que no ocurría desde Marzo de 2020 con la única presentación en vivo de la Sinfónica Nacional en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner.

 

  Los programadores del ciclo resolvieron conformar este concierto con una pauta diferente como es la de que el solista invitado haga como apertura una obra solo, luego la Orquesta hace también una página por su lado y después si, sobrevenga el encuentro entre ambos, para dar paso después a la obra de fondo de la noche. Y es así que ingresó Antonio Formaro al escenario para ofrecer una versión del preludio N 5 del Op. 23 de Serguei Rachmaninoff, plena de enjundia, precisión en cada ataque y de bellísimo sonido, la que fue muy bien recibida por el público. Y a renglón seguido, el conjunto orquestal bajo la Dirección de Carlos Vieu con David Bellisomi como Concertino, integrado por profesionales de las principales orquestas del medio pero tomando a la Estable del Colón como base acometió con una ajustadísima y brillante versión de las “Danzas Polovtsianas” de la Opera “El Príncipe Igor” de Alexander Borodin (A propósito, ¿la escucharemos íntegra alguna vez por estas latitudes?). Vieu se movió como pez en el agua y le extrajo todo el rendimiento posible a la agrupación.

 

  Y llegamos al encuentro solista, conductor, orquesta con un verdadero “Pezzo Grosso” como el Concierto para Piano y Orquesta Nº 1 con lo cual conociendo a los intérpretes se generó una razonable expectativa previa. Y aquí debo detenerme ante un punto crucial: la amplificación, y otro no menos importante: la generación de imágenes de los interpretes que se proyectan de fondo en pantalla gigante.  Tanto el Maestro Vieu como muchos de los integrantes de la Orquesta que han participado de las diferentes ediciones del Festival están acostumbrados ya a que ello ocurra, pero en el caso de Antonio Formaro se trató de su primera intervención y al no estar habituado a presentarse bajo esa forma le generó una complicación en el primer movimiento que es la de no tener “retorno” en la audición y por eso en algún instante tuvo dificultades al atacar un pasaje. Inmediatamente ayudado por la pericia del Mtro. Vieu, quien a partir de ahí se puso a su servicio hasta en la más mínima entrada,  Formaro retomó el camino con su solvencia acostumbrada, exhibió una versión absolutamente personal hasta en los “tempi” (Bienvenido sea y bravo por El), con constante ida y vuelta entre todos para que al finalizar el público, Director y músicos respondieran con una maravillosa ovación de apoyo al interprete haciendo honor a sus reconocidas virtudes.

 

  Este episodio motivó a que se decidiera la total prescindencia de la amplificación (ay, si hubiera sido así desde el comienzo) y para la parte final, Vieu y los músicos acometieron una muy buena versión de la Sinfonía Nº 4 en Fa menor, comienzo de la “triada final” que más ha trascendido en la producción de Tchaickovsky. Marcada hasta en los mínimos detalles, plena de “Canto Orquestal”, Vieu construyó una versión sólida y contundente. Y si doy todos estos detalles es porque justamente sin amplificación se pudieron percibir así las cosas.

 

  La ovación que el público tributó tras el final, motivó al Maestro Vieu a hablarle al público para en primer lugar agradecer a la Fundación y a su titular esta nueva convocatoria y que sea el hecho del primer concierto de Orquesta completa en un auditorio tras la pandemia para repertorio de gran compromiso, para resaltar luego que este era el triunfo de los integrantes del conjunto quienes en dos grandes ensayos de cuatro horas cada uno para ambos programas y el general previo lograron el resultado que expuse líneas arriba. Me sumo a ese reconocimiento que extiendo al Maestro Vieu por su  pericia y capacidad para llevar a los maestros a este logro.

 

Donato Decina

 

MARCA REGISTRADA

 

Festival Konex 2021 de Música Clásica “Tchaickovsky y la Escuela Rusa”. Presentación de la “Camerata Bariloche” (Violín Concertino y Guía: Elías Gurevich): Programa: Obras de Tchaickovsky, Tchaickovsky (Arr. David Bellisomi), Rachmaninoff  (Arr. David Bellisomi) y  Rimsky-Korsakov (Arr. David Bellisomi). Ciudad Cultural Konex (Bs. As.), 04 de Noviembre de 2021.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  Solo la maravillosa tenacidad de Luís Ovsejevich (Presidente de la Fundación Konex) logra ajustar la gran sala de la Ciudad Cultural de la entidad que preside a los protocolos COVID en vigencia para aforo total y así poder realizar una nueva edición del Festival de Música Clásica tras un año y medio de obligado silencio. Y en esta edición, la programación consagra en su centro a Tchaickovsky con todo lo que el peso de ese noble apellido significa. Si a ello le sumamos la selección de partituras de coetáneos de este gigante (algunos tan imponentes como El) y de otros que tomaron la antorcha y supieron también mantenerla en alto habla bien a las claras de la programación comprometida a ofrecer al público, característica esta que se mantiene inalterable a lo largo de todas las ediciones de este festival.

 

  La ocasión también me permitió volver a apreciar a la Camerata Bariloche en concierto luego de sus apariciones  en la Sala del Teatro Colón. Es ello también motivo de alegría por saber que hay continuidad  en sus presentaciones (algo que se mantuvo en pandemia ya que fue el conjunto que hizo “punta” grabando para “Streaming” en la Usina del Arte con las aperturas parciales de la Primavera 2020). Hoy nuevamente la agrupación se presentó con el Maestro Elías Gurevich como Concertino y Guía y desarrolló un programa de obras conocidas pero algunas de ellas vertidas a través de muy interesantes arreglos del Maestro David Bellisomi, el que también es violinista integrante el conjunto.

 

  Ya en la apertura pudimos conocer el arreglo que el Mtro. Bellisomi efectuó de la Gran Polonesa que abre el tercer acto de la Opera “Eugene Onieguin”. No fue tarea sencilla reemplazar la imponente orquestación y el brillo que contiene esta partitura de Tchaickovsky. Sin embargo las cuerdas suplen a los demás integrantes de la orquesta (fundamentalmente a la familia de vientos) con intervenciones corpóreas y por ello la Camerata lució un sonido muy homogéneo. Ojalá se pueda apreciar nuevamente esta transcripción y que no quede únicamente en este concierto.

 

La velada continuó con una versión de Orquesta de Cuerdas del Andante Cantábile que pertenece al Cuarteto de Cuerdas señalado como Nº 1 del Op. 11. Aquí la Camerata ofreció una versión intensa, intima, en donde logró captar de inmediato el interés del auditorio. Los motivos rusos que Tchaickovsky expone en esta página fueron transmitidos de tal forma por la Bariloche que llevan a manifestar que aquí tuvimos el primer pico de excelencia de la noche.

 

  Sobrevinieron luego dos muy interesantes transcripciones de David Bellisomi, las que a mi entender fueron aún mayores en calidad a la primera: “Vocalise” de Serguei Rachmaninoff  con toda su romántica expresividad en donde el arreglo no sacrifica en nada el fondo de la página y una sorprendente versión de “Capricho Español” de Nikolai Rimsky-Korsakov el último y más importante de los arreglos que  Bellisomi realizó para esta presentación en donde en muchos pasajes la Camerata sonó como una Orquesta completa y en donde en el resto de la obra el conjunto con el consabido oficio de quienes lo integran dio vida a una versión por demás interesante.

 

  Tras una breve pausa que los músicos tomaron como necesario respiro ante el fragor de las obras que integraron el programa, la Bariloche acometió uno de sus “caballitos de batalla” el que no fue otro que la “Serenata para Cuerdas”, op.48 del gran genio ruso, vertida con el sello de calidad “Camerata Bariloche”. Apasionada del primer al último compás, con mayor epicentro en los pasajes centrales en donde tanto el Vals como la Elegía fueron vertidos con absoluto sentimiento y en la que se cuidó todo desde el primer al último detalle. El final tuvo el brillo característico del mejor Tchaickovsky, aun en una página para reducido conjunto de cuerdas y mostró a una agrupación que más allá de ir renovando sus integrantes exhibe permanentemente su “marca en el orillo”.

 

  Los aplausos de la concurrencia motivaron a los maestros a “bisar” el comienzo de “Capricho Español”. Como se sabe, estos conciertos llevan amplificación. La misma jugó una mala pasada al inicio de la Serenata en donde un micrófono se acopló produciendo un molesto chirrido que movió hasta al mismo titular de Konex a acercarse a la consola y exigir su inmediata corrección. Aun así la Camerata continuó con absoluto profesionalismo su labor y culminó de modo brillante una noche estupenda.  

 

Donato Decina