domingo, 27 de agosto de 2023

 

Concierto de la Orquesta Sinfónica Municipal

.Orquesta Sinfónica Municipal de Mar del Plata

.Director: Maestro Guillermo Becerra

.Coral Carmina

.Director: Maestro Horacio Lanci

.Solistas: Georgina Espósito, soprano; Facundo D. Marzán, barítono

.Teatro Colón, Mar del Plata, 26 de agosto, hora 20.

La Orquesta Sinfónica Municipal y el Coral Carmina de Mar del Plata, bajo la

dirección del maestro Guillermo Becerra, ofrecieron un concierto íntegramente dedicado al

repertorio francés, con obras de muy diferente naturaleza.

La Fanfarria del ballet la Peri, de Paul Dukas (1865-1935), para cornos,

trompetas, trombones y tuba abrió el programa. Aun en una formación reducida de metales

es una pieza vibrante.

La Suite nro. 1 de la Ópera Carmen de Georges Bizet (1838-1875) siguió en el

orden del programa. Los elementos musicales más representativos de la ópera se

encuentran en esta suite que, paradójicamente, comienza con los oscuros acordes del final

de la ópera. La Aragonesa del comienzo, luego de la introducción, destaca por el elemento

percusivo y la bella continuidad en la melodía de las maderas, luego del solo inicial del

oboe, de gran musicalidad. El Intermezzo, con el bellísimo solo de flauta, que descansa a

su vez, como lo hace el de clarinete que lo sucede, en la intervención del arpa, requiere un

suave fraseo de la cuerda en un sonido homogéneo y suave. En la Seguidilla el oboe lleva

la línea del canto de la mezzosoprano en la ópera –que corresponde al segundo acto, donde

Carmen se marcha a la taberna de Lillas Pastia-. Con un resultado más fluido en el ensayo

general que en la sesión de concierto, hubo una lograda versión de esta suite, donde

destacaron los solistas Alexis Nicolet (flauta), Aída Delfino (arpa), Mario Romano

(clarinete) y Gerardo Gautín (fagot).

El Preludio a la siesta de un fauno, de Claude Debussy (1862-1918), fue la

siguiente obra; inspirado en una égloga de Mallarmé y estrenado en 1894 es la primera gran

partitura orquestal de Debussy. Se trata de un lenguaje nuevo que hace evidente su gran

capacidad de concepción musical y talento de orquestador: enlaces de acordes, timbres

instrumentales aislados que sin embargo forman una trama sutil y diafanidad de la escritura

son algunas de sus características. El calificativo de Impresionistas aplicado a tanto a

Debussy como a Ravel, no resulta sin embargo del todo apto para una textura donde el

centro es el sonido en sí y que es independiente de toda “impresión” que potencialmente

puada producir. Ya el maestro Lanci señaló, en el programa de la serie “Un viaje al interior

de la Música” dedicado al compositor, que el término impresionista le era aplicado muy a

su pesar.

Lo señalado busca dar un marco a una obra central del repertorio que, en este

lenguaje, es de una gran dificultad técnica.

La eficacia con la que fue abordada habla del trabajo llevado a cabo por la orquesta.

El bellísimo solo inicial de la flauta (Alexis Nicolet) –que, como alguien señaló, abre un

mundo nuevo- es sucedido por un acorde maderas, cornos y arpa que establece el clima en

el que discurre la obra, dentro de la dualidad de timbres que se suceden –flauta, arpa,

clarinete, fagot- con el soporte de una base dada tanto por la cuerda como por otros

timbres en un tejido muy preciso y cerrado en donde prevalece la claridad sonora.

El Requiem opus 4 de Gabriel Fauré (1845-1924) –aunque no se aclara es

porbable que se tratara de la versión de 1900- fue interpretado en la segunda parte. Con el

Requiem Alemán de Brahms tiene el común la delicadeza, el sentimiento de paz superadora

de todo aquello deparado por la vida y la belleza del sonido. A diferencia de las restantes


obras del género, elimina el Diaes Irae. Se trata del sentimiento de la vida y de la muerte y

no de la ira de Dios. La vida es angustiante y la llegada a la muerte es resignada y liberadora

En el Introito y Kyrie las voces, tras el oscuro acorde inicial de las cuerdas, parecen

surgir del silencio (“Requiem aeternam dona eis Domine”) hasta el primer crescendo del

coro, casi sorpresivo e intenso (“et lux perpetua luceat eis”), que marca a la vez una

constante, en la sensación de marcha que produce este número: la permanente gradación

sonora, los cambios de intensidad y la sutileza de la relación con el tejido orquestal. El

Ofertorio que sigue (“O Domine Jesu Christie, rex gloriae”) marca la primera intervención

del barítono solista (“Hostias et preces tibi, Domine”). El coro vuelve a la estrofa inicial en

una bellísima línea.

Los expuestos son ejemplos un opus donde las voces tienes muchas inflexiones,

todas sutiles y parecen llevarnos de la oscuridad y la angustia a la diafanidad y la esperanza.

El Sanctus es un ejemplo, del mismo modo que el bellísimo Pie Jesu de la soprano solista

(“Pie Jesu, Domine, dona eis requiem”) demanda un fraseo sutil y un timbre puro y

cristalino.

El Libera me, además de la extensa intervención del barítono solista (“Libera me,

Domine, de norte aeterna”) marca una mayor intensidad en la intervención coral (“Dies

illa, dies irae”)

In Paradisum, (“In paradisum deducant angeli”) último de los números, con la

intervención inicial del órgano y la cuerda de sopranos en una tesitura pura, en la antesala

de un registro agudo, evoca una sensación de redentora pureza, con la que termina la obra.

Produce la sensación luminosa de que lo oído anteriormente lo fue como un camino de

elevación hacia la luz.

Con pasajes fugados de mucho compromiso, otros de pureza tímbrica y de

detenimiento, El Requien de Fauré, basa su belleza en lo sutil. El Coral Camina trabajó

durante mucho tiempo con esta obra. Lo hizo con el cuidado, detenimiento bajo la

dirección del maestro Lanci y de la maestra preparadora, Georgina Espósito, que conocen

la obra profundamente. El coro plasmó esta concepción dada en los colores y gradaciones

e intensidades cambiantes, siempre de un modo gradual y progresivo, que demanda un

fraseo acabado.

Facundo D. Marzán brindó a sus extensas intervenciones solistas su timbre

delicado y un fraseo acorde a los requerimientos de sus pasajes: suave y gradual en los

cambios.

Georgina Espósito, además de su gran capacidad de preparadora es dueña de una

voz delicada, cristalina y potente a la vez, que siempre administra a partir de un criterio

estético apropiado a las obras que interpreta.

Coda

En cuanto a la orquesta, acaso lo más importante es que, aun con personal

contratado, ha logrado un sonido homogéneo –si bien perfectible- y podido interpretar

obras que no solo requieren un orgánico amplio sino también un requerimiento técnico y

estético importante, lo que habla de un grado de preparación que comienza a dar frutos, y

que le permite abordar programas que vayan más allá del temprano clasicismo y de ciertas

formas del romanticismo también temprano.

La falta de programa de mano –que escenarios como el del CCK suplen con la

información de prensa- es una carencia importante para la cual la remanida pandemia sigue

siendo la justificación. Ello impide, entre otras cosas, conocer los antecedentes de los

organismos y los solistas. No sabemos por ejemplo, quien estaba a cargo del órgano, al cual

tan importante intervención cabe en el requiem.

Asimismo, hay maestros –como Christian Fernandez Larguía o Arturo Diemecke-

que aclaraban previamente al público sobre que los aplausos deben ir al final y no en cada


número o movimiento. En el caso de los Requiem el aplauso se estila luego del silencioso

momento de recogimiento que una obra de esa naturaleza impone y no en cada número, lo

cual rompe con el clima íntimo y sereno inherente a tal forma musical. Fue lo que sucedió

en esta oportunidad.

La Orquesta Sinfónica Municipal y el Coral Carmina han vuelto a actuar en

conjunto, tal como lo hicieron en la primera presentación de la orquesta luego de diez

meses de forzosa inactividad. Esperemos que ello signifique el comienzo de una nueva

etapa. El elemento humano con el que se cuenta permite sobradamente que así sea.


Eduardo Balestena

 


   Créditos: Prensa Teatro Colón. Fotografía de Máximo Parpagnoli.

DE LA INFLEXIBILIDAD A LA REFLEXION

 

Teatro Colón, temporada 2023, Opera de Cámara: “El que Dice Si”, Opera en un acto con Libreto de Bertold Brecht y Música de Kurt Weil (1930). “El que Dice No” Opera en un acto basado en el libro de Bertold Brecht (1933) con música de Martín Matalón. Elenco: En Ambas: Vítor Torres (Maestro), Adriana Mastrángelo (Madre). “El que Dice Si”: Adam D’Onofrio (Niño), Alvaro García – Ramiro Coni – Jesus Villamizar (Estudiantes). “El que Dice No”: Guadalupe Fustinoni (Niña), Mora Molinelli Wells-Avril Figueroa-Sol Sánchez Polverini (Estudiantes).  Coro de Niños del Teatro Colón, Director: César Bustamante, Asistencia: Helena Cánepa. Coreografía: Ignacio González Cano. Escenografía: Noelia González Svoboda, Vestuario: Endi Ruíz, Iluminación: Ariel Conde. Dirección Musical: Natalia Salinas (El que Dice Sí), Martín Matalón (El que Dice No). Dirección escénica: Violeta Zamudio/Nahuel Di Pierro. Teatro Coliseo (Corresponde al cíclo Colón en la Ciudad”), 27 de Agosto de 2023.

 

 NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  Un autor, dos visiones. La primera dura, inflexible, un verdadero masazo.  La segunda, a partir de un debate, un llamado a la reflexión (tradición o disenso). Y dentro de estas dos posturas tanto de vida como estéticas, dos visiones surgidas a partir de una situación. Estas son las líneas principales de acción del espectáculo que la Opera de Cámara del Teatro Colón presentó en el Teatro Coliseo dentro del Ciclo  “Colón en la Ciudad”.

 

  Los enfoques que Violeta Zamudio y Nahuel Di Pierro brindaron de ambas visiones de Brecht se correspondieron con el sentido que el gran dramaturgo alemán brindó a ambas versiones de su texto. Uno de tipo rígido para “El que Dice Sí”, Historia de un niño huérfano de padre, cuya madre también muy enferma necesita imperiosamente medicamentos para salvar su vida. Su maestro de colegio, interesado por las inasistencias del niño al curso va a su casa en compañía del resto de sus alumnos para saber que le ocurre y al mencionar que se despedía para llevar adelante un viaje a pié hacia el otro lado de las montañas  en busca de sabiduría y de las personas capaces de elaborar medicamentos, atrae con ello la atención del niño quien de inmediato quiere partir junto a su maestro, aun cuando éste le advierte de los peligros que deberán afrontar. Junto a ellos, tres estudiantes se suman a la travesía. El ascenso a pié afecta seriamente al niño quien le manifiesta a su maestro que no puede continuar. Los estudiantes le recuerdan al docente que hay una tradición que indica que quién no puede continuar debe ser arrojado al valle de esas montañas lo que causa en la persona la muerte instantánea. El maestro se queda perplejo ante esta situación límite y decide interrogar al niño para saber si puede continuar, anticipándole lo que la tradición indica. El pequeño con admirable entereza le contesta que sabía que podía morir, que lo hizo pensando en salvar a su madre y le encomienda al maestro y a los estudiantes que continúen el viaje y que sean ellos quienes le lleven a ella los medicamentos salvadores . Así lo hacen, maniatan y preparan al niño y lo arrojan al valle. Aquí la Música de Weil es sumamente dura y contundente y el Coro de Niños que hace las veces de compañeros de escuela del pequeño se transforma por momentos en narradores de la historia, convergiendo luego tanto música como voces en un final seco y cortante. Es una obra sumamente breve, concisa, en donde la acción no da tregua. Está muy bien iluminada, el vestuario mezcla un tipo aldeano para el pequeño protagonista, al que luego en el momento del fatal desenlace se lo cubrirá con vendajes casi como una verdadera momificación,  prendas de estilo medioeval para los estudiantes, un aspecto de anciano para el Maestro pero con un perfil de portador de la sabiduría y en el caso de la madre, vestuario que caracteriza a la mujer enferma. Unas plataformas sobre el escenario, sobre las que luego irán ascendiendo el niño, el maestro y los estudiantes más un amplio espacio de circulación en el escenario completaron la puesta.

 

  En el final del intervalo, el Coro de Niños ingresó por el lateral de la platea entonando un cántico en latín como invitando al público a retomar sus lugares y a prepararse para lo que vendría.

 

  Tras una charla en la Universidad Marx en 1933 en donde se enfocó  “El que Dice Sí” y ante el giro que tomó la misma, Brecht sintió la necesidad de darle una vuelta de tuerca a la historia, y allí surge “El que Dice No”, la situación es la misma, solo que al momento en que el Maestro le advierte a su pequeña alumna la sentencia a la que se expone, la respuesta es No, negándose a morir, admitiendo que se puede fracasar en el intento, que quería llevarle a su madre los medicamentos, pero que por más que se trate de una tradición, no se puede matar a la persona por no poder salir airosa de dicho intento.  Aquí la visión de los Directores de Escena da un giro radical, la escena es luminosa, el vestuario es colorido, hay reflejadas situaciones de la vida cotidiana como el bulling,  la madre se desentiende de la suerte que correrá su hija en el viaje y hasta las estudiantes se conducen de otra forma. Todo en mecánico, casi psicodélico. Los personajes se conducen como protagonistas de una historieta. El texto está traducido al francés y en dicha lengua se canta y el vestuario está acorde con  los detalles mencionados anteriormente. Un maestro “robotizado”, la madre como una muñeca de ampulosos movimientos, los compañeros de colegio con caracterizaciones variopintas de corte satírico y hasta las estudiantes con un toque de “villanas” de este comic. La marcación escénica fue sumamente efectiva, la escenografía aquí fue más elaborada, la coreografía para todos los intérpretes fue mucho más dinámica  y el final entrelaza las dos versiones de la historia en donde el niño que muere en la primera retorna, es despojado de su “momificación” y se une a su contrapartida sobreviviente.

 

  La música de Martín Matalón para este episodio es libre, atonal, con momentos hasta de efectos electroacusticos de alta complejidad, los sonidos son el soporte y el canto brinda la línea melódica completando todo esto una visión sumamente elaborada e interesante.

  No cabe duda alguna de la creatividad de Violeta Zamudio y Nahuel Di Pierro, tanto por el enfoque y su interrelación con los diferentes estilos musicales. Hay un final con expresivas pancartas llevadas por los integrantes del Coro de donde se rescata el llamado a la tolerancia y el respeto al disenso, algo que en estos difíciles tiempos que vivimos es una luz que guía. El trabajo de equipo se completó con una estupenda iluminación de Ariel Conde, una muy cuidada ambientación de Noelia Gonzalez Svoboda, el creativo vestuario de Endi Ruíz y muy buenas coreografías aportadas por Ignacio González Prieto exigiendo hasta del Coro de Niños una activa participación que el conjunto cumplió con creces. 

 

  Descollante fue el desempeño del Coro de Niños preparado por César Bustamante con la asistencia de Helena Cánepa. Sumamente ajustado, impecable en las dicciones Germana y Francesa y con una libertad de movimientos encomiables.

 

  Muy correctos quienes cumplieron los roles de estudiantes de ambos episodios. Vaya entonces Ntro. reconocimiento tanto para Alvaro García,Ramiro Cony y Jesús Villamizar (El que Dice Si), como para Mora Molinellli Wells, Avril Figueroa y Sol Sánchez Polverini (El que Dice NO).

 

  Víctor Torres fue un estupendo Maestro en ambos episodios. Autoridad, oficio, señorío escénico y una voz magníficamente trabajada. Valen iguaes consideraciones para Adriana Mastrángelo quien en la presente temporada ha asumido gran parte del repertorio contemporáneo con total suficiencia y que demuesra estar mara mucho más que un solo repertorio.

 

  La Orquesta armada para ésta ocasión con el experto Elías Gurevich como Concertino e integrada por maestros importantes del medio brindo una labor excepcional con una magnífica concertación de Natalia Salinas en “El que Dice Si”.  Atenta a cada detalle, cada frase con ataques de suma justeza y magnífica conexión con el palco escénico. Y por supuesto una formidable guía de Martín Matalón concertando su obra para entregarle al público un trabajo de noble calidad.

 

  En el final, mi saludo y reconocimiento a los dos niños protagonistas. Tanto Guadalupe Fustinoni (El que Dice No) como Adam D’Onofrio (El que Dice Sí) demostraron no sentir peso alguno, tienen grato timbre y soltura escénica. Ojalá con el paso del tiempo los veamos encarando roles de importancia y cumpliendo interesantes carreras.

 

  El nivel alcanzado en este espectáculo como en la reciente “Il Campanello” nos hace pensar que estos trabajos merecen con creces la sala mayor del Colón.

 

 

                                                                                                                                          Donato Decina

 Muy buen concierto de Paolo Bortolameolli al frente de la Filarmónica en el Colón


CÓMO ENFRENTAR UN DESAFÍO Y SALIR AIROSO

Martha CORA ELISEHT


El Ciclo de Abono 2023 de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires es uno de

los mayores eventos culturales de este año y marcó una nueva etapa en la trayectoria del

organismo sinfónico. La renovación del repertorio y la presencia de prestigiosos

directores y solistas invitados de reconocida trayectoria a nivel internacional -tanto

argentinos como extranjeros- han posicionado a la orquesta a un nivel de gran calidad

sonora y excelencia interpretativa, además de permitir encarar obras de gran

envergadura. Tal es el caso del concierto llevado a cabo el pasado sábado 26 del

corriente en el Teatro Colón, con la presencia de Paolo Bortolameolli en el podio y la

participación del flautista Yubeen Kim como solista para interpretar el siguiente

programa:

- Sinfonia n°7- Hans Werner HENZE (1926-2012)

- “Halil” (Nocturno para flauta, orquesta de cuerdas y percusión)- Leonard

BERNSTEIN (1918-1990)

- Adagio de la Sinfonía n°10- Gustav MAHLER (1860-1911)

Con un orgánico prácticamente completo sobre el escenario -donde se pudo apreciar

músicos invitados de la Orquesta Estable del Colón y otros especialmente contratados

para esta ocasión- y, tras la tradicional afinación de instrumentos a cargo del concertino

Xavier Inchausti, el director chileno hizo su presentación sobre el escenario para

realizar comentarios sobre las obras que se iban a desarrollar en el programa y la

conexión existente entre las mismas: la fatalidad. En el caso de Mahler, fue el único

movimiento que llegó a completar de su 10° Sinfonía, ya que se encontraba gravemente

enfermo a causa de endocarditis bacteriana -falleció al año siguiente- y, en el de

Bernstein, un homenaje al flautista israelí Yadid Tannenbaum (asesinado en 1973

durante la guerra del Yom Kippur). En cuanto a Henze, se basó en el padecimiento del

poeta Friederich Hölderlin (1770-1843) durante su asilo en Tubinga (era esquizofrénico

y estuvo internado allí durante 36 años, hasta su muerte) y, más precisamente, en su

poema Hälte des Lebens (Mitad de la Vida).

La Sinfonía n°7 fue compuesta por encargo de la Filarmónica de Berlín con motivo

de su centenario en 1982, pero su estreno tuvo lugar recién en 1984 a cargo de la

mencionada orquesta bajo la dirección de Gianluigi Gelmetti. Henze se basó en la

tradición sinfónica alemana, pero en vez de seguir el orden tradicional de los

movimientos (Introducción/ Lento/ Scherzo/ Finale), decide invertirlo y comenzar con

motivos típicamente alemanes en el siguiente orden: Tanz- Lebhalft und beseelt (Danza:

vivaz e inspirada/ Ruhig bewegt (Movimiento calmo) / Unablässig in Bewegung

(Incesantemente animado- vivace) y Ruhig, verhalten (Calmo, comedido). La obra

presenta numerosos contrapuntos entre las diferentes secciones de instrumentos a lo

largo de sus 38 minutos de duración. Lleva un orgánico prácticamente completo


(cuerdas, maderas por 4, clarinete bajo, saxofón, cornos por 8, trompetas y trombones

por 6, 2 tubas, percusión, arpa, piano y celesta) y permite el lucimiento de todos los

grupos de instrumentos. El primer movimiento es una allemande que inicia con un

contrapunto entre fagot, trombón bajo y contrabajo, que posteriormente, es tomado por

las maderas, cellos y violas, con pasajes instrumentales que remedan el 1° movimiento

de la Sinfonía n°5 de Carl Nielsen y numerosos glissandi a cargo de toda la orquesta,

con predominio de bronces luego del solo de trombón bajo. Culmina con un tutti que

remeda el final de Marte de LOS PLANETAS, de Gustav Holst. En cambio, el 2°

movimiento es un Lied que abre con un bellísimo solo de violoncello y de arpa en

contrapunto con los oboes. El 3° movimiento posee una vibrante apertura a cargo de los

cellos -que, por momentos, remeda la pantomima de Daphnis et Chloé de Ravel- en un

allegro enérgico que permite el lucimiento de la orquesta para luego, culminar en un

final abrupto, mientras que el último es una trasposición orquestal del mencionado

poema de Hölderlin -un andante maestoso que posee ciertas reminiscencias de Saturno

de LOS PLANETAS y de la Sinfonía n°7 (“Antártica”) de Vaughan Williams- y va

aumentando gradual y paulatinamente en intensidad hasta evanescerse por completo.

Una obra densa, de gran intensidad sonora y que no sólo fue perfectamente abordada,

sino también, un auténtico desafío, tanto para el director como para los intérpretes. La

Filarmónica salió airosa del compromiso y Bortolameolli no sólo se mostró agradecido,

sino que hizo poner de pie a cada uno de los grupos de instrumentos para fomentar su

merecido reconocimiento por parte del público.

Al igual que en la obra de Henze, el mencionado Nocturno “Halil” de Leonard

Bernstein posee numerosos contrapuntos entre lo tonal y lo atonal, lo dodecafónico y lo

diatónico en forma alternada; es decir, tanto a cargo del solista como del conjunto

instrumental. Fue compuesta en 1981 y no sólo permite el lucimiento del solista, sino

también de las cuerdas, el arpa y la percusión, con una muy buena labor de Xavier

Inchausti (violín), Denis Golovin (viola), María Cecilia Rodríguez (arpa) y Gabriel

Rodríguez (timbal). En cuanto al solista, Yubeen Kim sobresalió por su calidad

interpretativa, con una perfecta ejecución en los trinos y el glissando. Fue sumamente

aplaudido y aprovechó para hacer un bis: una transcripción para flauta de la célebre

Melodía de Christoph Glück, que sonó magistralmente. Una nueva ovación para el

músico coreano, que se retiró muy satisfecho por su logro.

Por último, la orquesta brindó una excelente versión del mencionado Adagio de la

Sinfonía n°10 de Mahler, que fue el movimiento inicial y el único que pudo completar

en cuanto a su orquestación, ocurrida en 1910. Si bien el 3° movimiento (“Purgatorio”)

fue compuesto en su totalidad, Mahler sólo alcanzó a orquestar los primeros compases.

Tras su muerte en 1911, su esposa – Alma Schindler- tuvo los derechos en su poder y

vetó que el resto de la obra fuera orquestada. Recién se levantó en 1960, cuando el

musicólogo inglés Deryck Cooke -profundo conocedor y estudioso de Mahler- la

convenció de hacerlo. Los manuscritos originales fueron cedidos por Anna Mahler -hija

del compositor- tras la muerte de su madre y sometidos a un poderoso trabajo de

reconstrucción para poder orquestar el resto de los 5 movimientos originales (Andante-

Adagio/ Scherzo I: Schnelle Viertel/ Allegretto moderato (Purgatorio)/ Scherzo: Allegro

pesante, nicht schnell/ Finale). El Adagio está escrito en forma sonata y posee tres

temas: el primero -cuya apertura está a cargo de las violas- es cromático y misterioso,

mientras que el segundo es lírico y apasionado, a cargo de los violines con


acompañamiento de los trombones, seguido de su inversión -que posee ribetes

dodecafónicos- y el último, una danza, donde predominan las maderas. Durante todo su

desarrollo ocurren inversión de temas y, tras la melodía inicial a cargo de las violas,

surge una disonancia a cargo de toda la orquesta que culmina en un fortissimo donde se

aprecian 9 grados de la escala cromática; por lo tanto, suena prácticamente

dodecafónico, lo cual transforma a Mahler en un precursor de dicho estilo. En su

explicación inicial, Bortolameolli mencionó: “Necesitaba romper con lo tradicional y

establecer un nuevo orden de expresión”. Seguidamente, la obra culmina de manera

tonal y completamente apacible. Una muy buena labor por parte del director y de los

músicos, que culminó con numerosos aplausos por parte del público.

Como melómana y periodista especializada, una celebra que la Filarmónica haya

regresado a su excelencia sonora y haya recuperado su bien ganado prestigio para la

ejecución de este tipo de obras. Un repertorio de esta magnitud representa un auténtico

desafío del cual, todos salieron triunfantes. Paolo Bortolameolli es un excelente director

para este tipo de obras y lo demostró con creces el sábado anterior al dirigir nada más ni

nada menos que Popol Vuh de Ginastera. No obstante, su explicación sobre las obras

que se iban a desarrollar durante el concierto fue un tanto tediosa y estuvo totalmente de

más. Cuando los comentarios del programa de mano están escritos por un musicólogo o

alguien que demuestra su idoneidad en la materia, no hace falta una explicación tan

aburrida y prolongada. ¿Será que una siente temor ante la presencia de un nuevo

Diemecke?... Zapatero, a tus zapatos.

 Estupenda labor del Trío MERIDIEN en la Fundación Beethoven


SUENAN MUCHO MÁS QUE TRES


Martha CORA ELISEHT


Ganador del premio de la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina en la

categoría como mejor conjunto de cámara, el Trío MERIDIEN sigue sumando logros y

demostrando su nivel en los principales escenarios del país. La agrupación formada por

Eduviges Piccone (piano), Pablo Labanda (violín) y Siro Bellisomi (violoncello) se

presentó en el auditorio de la Fundación Beethoven el pasado jueves 24 del corriente

con el siguiente programa:

- Trío en Do menor Op.1, n°3- Ludwig van BEETHOVEN (1770-1827)

- Trío n°2 en Do mayor, op.87- Johannes BRAHMS (1833-1897)


La primera de las obras fue compuesta por Beethoven en 1794 y está dedicada no

sólo a su maestro Joseph Haydn, sino también al príncipe Carl von Lichnovsky, en cuya

residencia se estrenó en Viena entre 1794 a 1795, con la participación del propio

compositor en su ejecución. Consta de 4 movimientos (Allegro con brío/ Andante

cantábile con variazioni/ Minuetto: quasi allegro/ Finale: Prestissimo), que, a

diferencia de los otros dos incluidos en la misma serie, posee una vehemencia explosiva

y una belleza lírica oscura, además de ser el único que no reemplaza al minuetto por un

scherzo. Posteriormente, Beethoven revisa la obra y la transforma en su Quinteto para

cuerdas, Op.104. Escrito en forma sonata, el Allegro con brio inicial está escrito en Do

menor en ¾ con apertura al unísono y, posteriormente, el piano ejecuta una serie de

cadencias, escalas y arpegios hasta que el cello y el violín toman la melodía, de carácter

lirico y que marca el estilo característico del compositor: intenso, heroico y tormentoso,

lo que permitió el lucimiento de los intérpretes -sobre todo, de Siro Bellisomi hacia el

final, donde el cello toma la iniciativa-. El 2° movimiento (Andante cantábile con

variazioni) está escrito en Mi bemol mayor en 2/4 que permite el lucimiento de los

solistas en las variaciones -sobre todo, el cello y el violín-, mientras que el 3° vuelve a

la tonalidad original en ¾, con un perfecto fraseo por parte de las cuerdas y los

contrastes explosivos característicos del compositor. Por último, el Prestissimo en 2/2

toma la melodía inicial, donde el piano ejecuta una serie de acordes cuya melodía es

muy similar a la sonata Waldstein, donde Beethoven yuxtapone violencia y agitación

con un tema lírico y tierno. Una extensa coda en pianissimo permite el lucimiento de los

tres instrumentos para desembocar en una resolución mínima, que fue perfectamente

ejecutada por los integrantes del MERIDIEN y que le valiera numerosos aplausos.

Seguidamente, el trío presentó una obra sumamente compleja: el Trío n°2 en Do

mayor, op.87 de Brahms, que fuera compuesto entre 1880 y 1882 y que contó con la

aprobación de Clara Schumann y Theodor Billroth -este último, médico personal y

confidente del compositor- y estrenado en 1882 junto con su Quinteto para piano y

cuerdas. Al igual que su homónimo de Beethoven, también consta de 4 movimientos:


Allegro moderato/ Andante con moto/ Scherzo/ Allegro giocoso y resume a la perfección

las características del compositor hamburgués: solemne, romántico y marcial. El 1°

movimiento está escrito en forma sonata en ¾ que, posteriormente, pasa a 2/3 y es

notable por la gran cantidad de material de desarrollo existente en la exposición, donde

las cuerdas tocan al unísono en contrapunto con el piano. El Andante con moto en La

menor en 2/4 conta de un tema sobre el cual se desarrollan 5 variaciones, donde las

impares se basan en la melodía inicial, y las pares, en las figuras de acompañamiento

del piano, con reminiscencias de temas típicos húngaros, con numerosas síncopas y gran

desempeño del violín. El scherzo en Do menor (en 6/8) tiene dos secciones: una más

rítmicamente compleja, y la otra, más lírica y melódica, donde el piano acompaña

principalmente a las cuerdas. El movimiento final está escrito en 4/4 y posee una

estructura mucho más densa en comparación con los movimientos anteriores, donde

aparece la melodía inicial del 1° movimiento y se desarrolla con temas contrastantes

para culminar en una coda prolongada, donde la energía se intensifica hacia el final. La

interpretación fue exquisita, sumamente precisa, pero por sobre todas las cosas, muy

digna de un compositor romántico por antonomasia. Por lo tanto y, pese al escaso

público que se dio cita esa noche, su labor se vio coronada por un cálido y sostenido

aplauso.

Desde ya, no hubo bises, pero tampoco hicieron falta. El repertorio estuvo formado

por dos obras de gran intensidad rítmica, sonora y romántica, que fueron abordadas de

manera sublime por la excelencia de sus intérpretes. En este caso y, parafraseando la

reconocida canción de Nacha Guevara, suena como si fueran mucho más que tres.

sábado, 26 de agosto de 2023

 Trombonanza Ediciones  sigue brillando después de 22 años

Este  magnífico festival de LowBrass no solo reúne destacados músicos de todo el mundo  sino que se ha convertido en un nuevo hito en la enseñanza musical
Un gran evento que sigue creciendo año a año gracias a  la presencia de Rubén Carughi y Enrique Schneebeli en la organización. 
Alguno de sus profesores fueron Ximo Vicedo, Doug Beavers, Javier Yera, Matias Bisulca, Paul Compton, Chris Van Hof, Lélio Alves, Jorge Urani, Jorginho Nieto, Fabio Carmo Plácido, Jemmie Robertson, Vasile Tuba Babusceac Vasile, Hugo Migliore, Albert Savino Khattar, Diego Ramírez Leite, Miguel Rivera, Carlos Alberto Ovejero, Damián Stepaniuk, Marcos Botelho, Jason Hausback, Iulia Peabus, Elisama Gonçalves, Florencia Rodriguez Botti y Wolfgang Wengenroth.
Pude presenciar el estreno de "Sueño Sureño" del compositor y trombonista español César Roig Espi, según propias palabras del compositor , "Sueño Sureño" es una obra musical que emana una profunda inspiración sudamericana. Su primer movimiento, una obertura festiva, evoca la esencia de la región con compases compuestos que recuerdan a maestros como Ginastera. En contraste, el segundo movimiento, "Café Tango", transporta a los oyentes a un mundo de influencias jazzísticas, donde los ritmos apasionados del tango se entrelazan con la improvisación del jazz, creando una experiencia auditiva única que captura la riqueza de la música sudamericana.
Fue ejecutado por una formación de 14 trombonistas con la dirección del M° Wolfrang Wagenroth. También en el paraninfo de la UNL pude apreciar a la platense Florencia Rodriguez Botti, pianista argentina de gran trayectoria, junto al trombonista americano Chris Van Hof
Allí mismo pude escuchar a nuestras "Quintetas del Brass" junto a destacados trombonistas estadounidenses liderados por el M° Jemmie Robertson.
También tuve el placer de poder escuchar un gran concierto junto a la Orquesta Sinfónica Provincial de Santa Fe bajo la batuta del Mtro.Silvio Viegas, realizando el estreno de la versión para Tuba y Orquesta de “Escenas Latinas” de Enrique Crespo / Roberto Pintos, con Richard Alonso Diaz en tuba, quien supo sacar unos bellísimos sonidos a su instrumento, un artista ya en el plano Internacional, a quien podemos disfrutar muchas veces en los conciertos de la OFBA en el Teatro Colón. Un increíble momento se pudo vivir con la interpretación del Concierto de trombón y orquesta Op.70 de Salvador Brotons con el M° Ximo Vicedo como solista. Este gran trombonista, uno de los más destacados en su pais, España, seguramente debería ser convocado por el Teatro Colón en su ciclo Colon Contemporáneo, merece la pena escucharlo en nuestro ámbito. La obra de  Brotons está concebida, según nos contó el M° Vicedo,en una forma un poco usual que se aparta de los cánones tradicionales. Se interpreta sin interrupción, pero esta dividida en cinco movimientos claramente audibles en forma de arco. Esta simetría ya viene dada por el carácter de los movimientos. El 1° y el último son Allegros relacionados por el  carácter feroz, rítmico y eufórico. El 2° y el 4° son movimientos lentos, los dos de una duración más bien corta y de tono introvertido. El movimiento central, como corazón de la obra, también esta construido en forma de arco (Allegro - Allegretto - Allegro), de peculiar carácter grotesco bien apropiado para el trombón, además posee una cadencia larga para el solista que une el primer y el segundo movimiento.
Y el final de fiestafue frente las escalinatas delTeatro 1° de Mayo, todos los participantes en concierto, dirigidos entre otros profesores por por Richard Alonso Diaz y Ximo Vicedo .
TROMBONANZA  EDICIONES, un evento singular que deseamos siga circulando durante los próximos años
Marta Lugo de Palacio 


lunes, 21 de agosto de 2023

 

SIN RESIGNAR CALIDAD

 

Teatro Colón, temporada 2023, Onceavo concierto de abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Paolo Bortolameolli. Solista: Alessio Bax (Piano). Programa: Obras de Lambertini, Saint-Saëns y Ginastera. 19 de Agosto de 2023 (realizado en cooperación con el ciclo “Divina Italia”).

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  Una doble expectativa estaba centrada en este concierto de abono de la Filarmónica. En primer lugar, la siempre bienvenida presencia del estupendo pianista italiano Alessio Bax cuya sola mención nos refiere a realizaciones de absoluta calidad, y en segundo lugar que respuesta brindaría la Orquesta luego de sus dos descollantes actuaciones anteriores guiada por Vasily Petrenko y Charles Dutoit . La velada fue confiada a Paolo Bortolameolli, joven y estupendo conductor chileno, quien acaba de cumplir con el compromiso de asistir al Maestro Gustavo Dudamel en la Filarmónica de Los Angeles, es titular de la Sinfónica Juvenil Chilena en donde a fines del año pasado estrenó para el hermano país trasandino la Sinfonía “de los Mil” de Mahler, amen de asumir compromisos en Europa y de asistir en su momento a Master Classes como las que efectuó con el inolvidable Bernard Haitink la que está registrada en la red social You Tube. Y en rigor de verdad, la Filarmónica respondió con creces a este nuevo desafío con el aditamento de que las obras “de punta” del programa fueron de notables compositores argentinos y solo en el centro una obra del repertorio universal que en los últimos tiempos viene frecuentando los atriles de las principales orquestas argentinas: el Concierto para Piano y Orquesta Nº 2 en Sol menor, Op.22 de Camille Saint-Saëns.

 

  La apertura del concierto vino de la mano de la interpretación de “Galileo descubre las cuatro lunas de Júpiter” de la inolvidable Marta Lambertini (de quién también veremos representada en el Colón su notable ópera “Alice in Wonderland”). Obra estrenada por la misma Filarmónica en 1985 bajo la batuta de Donato Renzetti (quién días pasados cobró notoriedad por dirigir “La Boheme” en Torre del Lago con sus ojos vendados en protesta por la calidad de la “regie”) ya en su estreno registró un positivo impacto en el público, el que a casi cuarenta años después se mantiene inalterable y más aún revitalizado por la versión de Bortolameolli, quien estuvo atento a todos los detalles. Hubo precisión en las entradas, realce de los pasajes de mayor fuerza y supo registrar el halo de misterio que envuelve a la obra a partir de secuencias en modo “pianissimi” a cargo de las cuerdas las que aquí lucieron de manera formidable.

 

  Alessio Bax registró una de las mejores actuaciones que le hayamos visto en el Colón. Desde su debut acompañando a Joshua Bell, pasando por su recital solista para el Mozarteum Argentino y su presentación a dúo de pianos con su esposa Lucille Chang con  la misma Filarmónica . Su versión del Concierto de Saint-Saëns fue insuperable. Hubo amplio entendimiento con el Director y la Orquesta, formidables pasajes de brillo y enjundia y notables intervenciones en “solo” como las del dificultoso primer movimiento. Siempre se muestra sólido ante cada ataque y despliega momentos de absoluta inspiración como en el sutil segundo movimiento. Bortolameolli guió de manera sabia al conjunto para entre todos establecer un ida y vuelta notable. Ante los insistentes aplausos, Bax entregó una sentida versión de un estudio para mano izquierda que sorprendió tanto por su elección como por su estupenda interpretación.

 

    En la parte final, Bortolameolli conquistó al público con una magnífica versión de “Popol Vuh, la creación del mundo Maya”, Op.44 de Alberto Ginastera, definitivamente nuestro compositor más representativo en el mundo. Partitura de altísima complejidad (fue un encargo del inmenso Eugene Ormandy en 1975 para la Orquesta de Filadelfia. Ormandy se retiró en 1979 al frente de la Orquesta. Ginastera recién en 1982 había completado siete de sus ocho secciones y a su fallecimiento hace ya 40 años, de la sección faltante solo había un boceto. Leonard Slatkin vio la partitura y dijo que aún inconclusa estaba perfectamente lista para su estreno del que hay una magnífica grabación en un álbum que incluyó “La Representación del Caos” de “La Creación” de Haydn y “La Consagración de la Primavera” de Stravinsky además de “Popol Vuh”), este trabajo marca el retorno de Ginastera a las raíces ya no solo las argentinas sino las latinoamericanas, las que también quedan por ese tiempo reflejadas en su Concierto para Violonchelo y Orquesta Nº 2. Se va desde pasajes muy bajos que preanuncian una verdadera explosión y culminan en una danza muy potente en donde la percusión, con la inclusión de instrumentos propios del folcklore latinoamericano, sostiene el discurso. Bortolameolli trabajo muy bien toda la partitura, evitando caer en excesos y dando en el punto justo de la interpretación. Previamente, el director a viva voz le explicó al público  el carácter de este trabajo y aprovechó la ocasión para dedicar la interpretación a Gerogina Ginastera (hija del compositor) presente en la sala.

 

  Este concierto se enmarcó dentro de las colaboraciones con el ciclo “Divina Italia” y a mi entender fue uno de los mayores logros del mismo.

 

 

Donato Decina

sábado, 19 de agosto de 2023

 


sáb, 19 ago, 12:24 (hace 12 horas)
El jueves 3/8 se realizó en el Teatro El Círculo la presentación de la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario con el M° Wolfgang Wengenroth  en el podio y como solista de violín Alejandro Aldana
En programa la Obertura Genoveva de R. Schumann, el concierto para violín y orquesta de J. Brahms y de J. Haydn la Sinfonía N° 103.  La posteridad ha dado poca trascendencia a la obra dramática de Schumann, este es el caso de su única ópera Genoveva, estrenada en 1850 y muy poco transitada hasta nuestros días, salvo alguna  reposicion en versión de concierto en New York.La obertura ejecutada aisladamente tuvo su primera audición Argentina en 1891, a cargo del director Pietro Melani.
El M°Wengenroth supo imprimir la atmósfera romántica en la dirección de la orquesta. Los cellos y fagots tuvieron buen desempeño sobretodo en la parte del trino sforzato. En la obra de Brahms, Aldana tuvo, como siempre lo ha demostrado en sus presentaciones en el país, una performance descollante. El solista supo transitar con destreza las complejidades de la obra, añadiendo su cercanía al lirismo propio de esta obra, que es la que más se acerca al modelo romántico de su época. Así el público presente reconoció con interminables aplausos la presentación del M°Aldana. Luego el concierto terminó con una de las las últimas obras pertenecientes al ciclo de las "Sinfonías de Londres", la Sinfonia N° 103 en mi bemol, "el redoble del timbal".La  introducción (Adagio) se inicia con un solo de timbales (de allí su título) siendo una de las más extrañas en la literatura sinfónica.
El M° Wengenroth supo conducir la orquesta con corrección en esta obra, que muestra a un Haydn en el esplendor de su maestría.
Un excelente concierto que llevó a despedir a los artistas con efusivos aplausos de parte del público. Es importante mencionar las intervenciones solistas del oboista Agustín Tamagno, a quien seguramente le espera una futura carrera exitosa con su instrumento

                                                         Marta Lugo de Palacio

 Muy buen concierto de Gustavo Fontana con la Orquesta Sinfónica Nacional en el CCK


BRILLANTE POR SU VERSATILIDAD


Martha CORA ELISEHT


Ganadora de varios premios como la mejor orquesta sinfónica del país, la

Orquesta Sinfónica Nacional se encuentra atravesando un momento de expansión. Tras

la convocatoria a concurso para cubrir cargos vacantes en forma definitiva en las

diferentes categorías de instrumentos -que todavía persiste-, la renovación parcial de sus

integrantes y los dictámenes de masterclasses ofrecidos por directores de prestigio

internacional, ha sido dirigida por las principales batutas del país, así como también por

parte de directores argentinos radicados en el exterior. Esta vez le tocó el turno a

Gustavo Fontana, quien tuvo la oportunidad de dirigirla el pasado miércoles 16 del

corriente en la Sala Sinfónica del Centro Cultural Kirchner (CCK) con la participación

de Gastón Frydman y Agustina Herrera (pianos) para interpretar el siguiente programa:

- “Nazareno” para dos pianos y orquesta- Osvaldo GOLIJOV (1960) (arreglo de

Gonzalo GRAU) (estreno local)

- Obertura de “Las Criaturas de Prometeo”, Op.43- Ludwig van BEETHOVEN

(1770-1827)

- Ocho canciones populares rusas, Op.58- Anatoly LIADOV (1855-1914)

- Suite de “El Pájaro de Fuego” (versión 1919)- Igor STRAVINSKY (1882-

1971)

Previamente a la entrada del director y los solistas, una formación reducida de

músicos (violoncellos, contrabajo amplificado, dos pianos, maderas por 2, metales por 3

y abundante percusión -incluyendo marimba, tumbadoras, cajón peruano, güiro, sherka,

cencerros y otros instrumentos del grupo de los idiófonos-) tomaron posición sobre el

escenario del Auditorio Nacional para interpretar la mencionada obra de Golijov, que

data de fines del siglo XX y que fuera llevada al disco por las hermanas Labèque bajo la

dirección de Sir Simon Rattle a cargo de la London Symphony Orchestra. Fue escrita

originalmente para ensamble coral y orquesta de percusión y, posteriormente, el

percusionista Gonzalo Grau realizó un arreglo para dos pianos y orquesta reducida, que

es la que se representó en calidad de estreno local. Es una obra vibrante, donde el tango

y el jazz se fusionan con diferentes ritmos latinoamericanos (salsa, guaracha, conga,

joropo) e inserts de canciones populares (“Tequila”). Comienza con ambos pianos,

donde uno ejecuta la base rítmica (síncopa) y el otro, la melodía, con excelentes

contrapuntos entre las tumbadoras y el cajón peruano, apoyados por solos de trombón y

trompeta -magistrales intervenciones de Carlos Ovejero y Jonathan Bisulca,

respectivamente-. Posteriormente, se intercalan ritmos folklóricos argentinos (gato,

malambo), fusionados con ribetes de jazz y la mencionada Tequila. El tango logra

imponerse luego que el piano toca las 6 notas correspondientes a las cuerdas de la

guitarra (Mi, La, Re, Sol, Si, Mi) mediante una sucesión de arpegios en contrapunto con

el oboe y el corno inglés -excelentes intervenciones de los solistas- en una melodía

digna de Piazzolla. Seguidamente, desemboca en una recapitulación de la síncopa


jazzística con ribetes de salsa y conga, -que remeda a esta última melodía de la

Sinfonietta Latinoamericana, de Morton Gould- para culminar en un tutti a ritmo de

batucada apoyado en la percusión. El dúo de pianos formado por Gastón Frydman y

Agustina Herrera tuvo una destacadísima actuación, al igual que los solistas de los

principales instrumentos. Unido esto a la impecable marcación y dirección de Gustavo

Fontana, una sintió la impresión de estar escuchando una auténtica orquesta de música

tropical -al mejor estilo de Xavier Cugat-. La obra fue muy bien recibida y coronada

mediante numerosos aplausos y vítores por parte del público.

Una vez retirados los pianos y haber colocado los instrumentos de percusión al

fondo del escenario, el orgánico principal de la Sinfónica Nacional tomó posición para

brindar una versión memorable de la obertura del ballet Las Criaturas de Prometeo.

Beethoven lo compuso en 1801 por sugerencia del bailarín Salvatore Vigano y se

estrenó durante el transcurso de ese mismo año en el Burgtheater de Viena. Tras un

breve Adagio, el imponente Allegro molto con brio sonó con brillo y majestuosidad en

la Sala Sinfónica, con un equilibrio sonoro perfecto en los tutti. Tras los consabidos

aplausos, Gustavo Fontana se dirigió al público provisto de un micrófono para brindar

una breve reseña sobre todas las obras, pero hizo hincapié especialmente en las Ocho

canciones populares rusas, Op.58 de Anatoli Liadov. Con excepción de su poema

sinfónico El lago encantado, la obra de este gran compositor -discípulo de Rimsky-

Korsakov y amigo personal de Aleksander Glazunov- se encuentra escasamente

difundida en Argentina y, como periodista especializada, una celebra que se haya

incluido en los programas de conciertos. Compuestas en 1906 sobre una recopilación

preexistente de temas folklóricos rusos, son 8 miniaturas transcriptas para orquesta con

un orgánico cuasi completo. La primera es un canto religioso (Moderato) a la usanza

ortodoxa, mientras que la segunda es un villancico (Kólyada- allegretto) que posee

reminiscencias de la Danza de los pequeños cisnes de EL LAGO DE LOS CISNES de

Tchaikovsky y de la obertura LA GRAN PASCUA RUSA de Rimsky- Korsakov. La

tercera (Canción dolorida- andante) se caracteriza por un excelente contrapunto de los

cellos, mientras que la cuarta (Bailando con el mosquito) es un allegretto donde las

flautas y el piccolo logran un excelente contrapunto con los violines. La quinta

(Leyenda de las aves) es un imponente allegretto caracterizado por un poderoso tutti,

mientras que la sexta (Canción de cuna- Moderato) es una exquisitez sonora sobre un

tema folklórico típicamente ruso, que sonó como tal. La séptima (Danza de la rueda-

Allegro) posee un bellísimo pizzicato a cargo de las cuerdas, mientras el piccolo

desarrolla la melodía con apoyo de la pandereta. Finalmente, la octava y última (Danza

de la aldea) es un allegro vivace en ritmo de danzas populares como el trepak y la

drushba. La marcación y dirección de Fontana fueron sumamente precisas, mientras que

los solistas instrumentales tuvieron amplia posibilidad de lucimiento, logrando un

perfecto equilibrio sonoro.

Por último, la Sinfónica Nacional cerró el concierto con uno de sus “caballitos de

batalla”: la célebre Suite de El Pájaro de Fuego de Stravinsky, que sonó de manera

magistral. En este caso, se empleó la versión de 1919, que reúne los siguientes números:

Introducción- Danza del Pájaro de fuego- Variación- Jorovod (Ronda de las princesas)-

Danza infernal de los súbditos de Kaschei- Berceuse (Nana)- Final. En esta ocasión, el

equilibrio sonoro fue sublime, con grandes intervenciones de todos y cada uno de los

instrumentistas para lograr una versión vibrante, que fue in crescendo a medida que


transcurría la melodía. El CCK estalló en aplausos y la ovación fue unánime a su

término.

A pesar de haber sorteado numerosas dificultades de toda índole y haber

resurgido de sus cenizas como el ave Fénix, la Sinfónica Nacional posee numerosas

particularidades: entre otras, su gran versatilidad. Es capaz de sonar como una orquesta

europea en el ámbito sinfónico estricto y también, como una orquesta tropical cuando se

ejecutan obras con gran cantidad de ritmos folklóricos centroamericanos. Y en todos los

casos, suena brillantemente por mérito propio y por la calidad de sus integrantes.

 La Sinfónica sin tropiezos…


                                                                        Por Jaime Torres Gómez

Referirse a la nutrida oferta de conciertos disponible en Santiago (a gran diferencia

de regiones…) -de la que se ha asistido a buena parte-, no da espacio para

consignarla en la oportunidad y extensión ideal…

En el caso de la Sinfónica Nacional, hoy con su periodicidad y perfil programático

histórico, ha sido posible presenciarle todos los programas desde comienzo de

año, y consignados en anteriores referencias.

De esta forma, es menester referirse a tres programas realizados entre julio y

agosto, traducidos en amplias convocatorias de público.

Relevante fue la presentación a cargo del titular sinfónico, Rodolfo Saglimbeni,

con la cantata “Tristia”, Op. 18, de Hector Berlioz, junto al Poema Sinfónico “Una

Vida de Héroe”, de Richard Strauss, ambas obras escasamente ofrecidas.

Muy oportuna la inclusión de “Tristia” (nombre asociado a cosas tristes), y al

parecer estreno local. Siendo una compilación de 3 piezas del mismo Berlioz, las

publicó como orgánico en 1852 condicionado por su autoexilio de París tras los

estallidos de 1848. Excelente rendimiento del Coro Sinfónico de la Universidad

de Chile, aunque el soporte orquestal se apreció algo desparejo.     

Por distinto carril discurrió el esperado poema sinfónico straussiano, siendo muy

oportuno haberse ofrecido ante la escasez de oportunidades que la Sinfónica lo ha

abordado, con una ausencia desde la recordada versión de Víctor Tevah en 1979

al 2011 junto a Ariel Zuckermann, esta última de buen recuerdo.

Como fiel representante del post romanticismo musical, Una Vida de Héroe es de

una libertad discursiva lindante a un exasperante narcisismo, ante su carácter

autobiográfico, no obstante sus cautivantes bondades armónicas, extraordinario

colorido y virtuosismo de orquestación.

Notable lectura de Rodolfo Saglimbeni, con irreprochable coherencia global,

proveyendo debidamente el carácter de cada sección, amén de un completo

manejo de colores y timbres, como una empática adopción de tempi. Logros

extraordinarios en la gran sección lírica, asimismo en el Campo de Batalla, la

recapitulación siguiente con extractos de obras straussianas anteriores y La

Retirada del Héroe, de completa sumisión y distante a una errónea marcialidad

final de muchas (y equivocadas) versiones… Y de gran “heroísmo” el cometido del

fabuloso concertino sinfónico Héctor Viveros en el virtuoso y largo pasaje

confiado al violín solista, demostrando consumada musicalidad y solvencia

técnica…


A la semana siguiente, un muy buen debut del director español José María

Moreno (titular de la prestigiosa Filarmónica de Málaga). Así, ante la gradual

recuperación de la internacionalidad en las temporadas musicales, se celebra la

llegada de un maestro de buena circulación exterior.

Con un programa en extremo conservador (a veces hay que prescindir de cierto

repertorio menos o nada conocido, para atraer más público…), contempló la archi

ofrecida Obertura “Las Criaturas de Prometeo” de L.V. Beethoven junto al

Concierto para Violín, también de Beethoven, y la Primera Sinfonía de J.

Brahms (inexplicablemente programada, luego de haberse hecho

antológicamente hace un año junto a Francisco Rettig…).

Gran calidad de resultados junto al maestro español, percibiéndose completa

comunión artística entre director y dirigidos. Interesante enfoque de la Obertura,

con aligeraciones sonoras más bien asociadas a un clasicismo por sobre cierta

robustez romántica. Lo mismo el acompañamiento en el Concierto para Violín, en

esta oportunidad con el destacado violinista chileno Freddy Varela (concertino de

la excelente Orquesta Estable del Teatro Colón de Buenos Aires), quien tuvo un

desempeño algo desparejo (especialmente en el primer movimiento, con pasajes

algo confusos). Y con vertiginosa rapidez, la Sinfonía de Brahms se ofreció con

excesiva extraversión y enfatizada más en lo rítmico (exceso de nervio) por sobre

una debida amabilidad melódica, no obstante una extraordinaria respuesta de los

sinfónicos en todo orden.

Por último, muy destacable el debut con la Sinfónica del emergente director

chileno Christian Lorca, más bien conocido por su trabajo con orquestas juveniles

y su titularidad de la Sinfónica de Copiapó. En esta oportunidad se le confió un

programa monográfico John Williams, con una selección de sus más célebres

composiciones para el cine.

Con un esperable lleno total (4 funciones), el perfil de este programa se percibe

oportuno como una forma de llegar a un público no habituado a conciertos de

música de tradición escrita. Gran labor de Lorca, demostrando cabal conocimiento

de las obras, y ofreciendo versiones de gran contundencia musical y con

deslumbrantes resultados en todo orden. Necesario sería verlo en repertorios más

clásicos junto a la decana Sinfónica Nacional u otras orquestas profesionales de la

plaza.

 






                                         Créditos: Prensa Teatro Colón/Máximo Parpagnoli



IL TROVATORE - Teatro Colon 15/08/2023

Evidentemente, esta función de Il Trovatore de Verdi marca un

hito dentro de la temporada lírica del Teatro Colon de 2023.

Muy buena versión musical con base en una de las sopranos más

importantes (si no la más importante), del momento, Anna

Netrebko y un sólido y eficiente director orquestal; Giacomo

Sagripanti.

Es indiscutible la calidad y el profesionalismo de la Netrebko,

quien tuvo momentos vocales maravillosos, como por ejemplo

las dos arias de Leonora; “Tacea la notte” y “D’amor sull’ali

rosee”; inolvidables, y que nos retrotraen a las épocas de las

grandes divas del canto. Una técnica maravillosa, sentimiento en

el decir y expresividad corporal de acuerdo a la circunstancia

dramática del momento. Netrebko es una diva en el sentido

cabal de la palabra; una cantante magnífica.

Yusiv Eyvazof es un tenor eficiente. Su voz no es bella y por

momentos despareja, pero es efectivo en su trabajo. Se entrega

al personaje y con sus recursos expresivos y una zona aguda muy

sólida, hace de su Manrico un personaje convincente.

Olesya Petrova fue una substituta más que eficiente para la

anunciada previamente Anita Rachvlishvili. Una voz de mezzo

contundente, robusta, bella y de sólidos recursos técnicos y

dramáticos. Fue una verdadera revelación para nuestro medio,

cumpliendo sobradamente con las exigencias de un rol como el

de Azucena requiere.

El barítono Fabian Veloz, cantó un impecable Conte di Luna.

Consolidado ya como un cantante internacional, Veloz se

entregó con firmeza vocal, timbre homogéneo y acertada

expresión a la línea de canto que Verdi escribió para este

personaje.


Muy correctos y a la altura de las circunstancias el trabajo de

Fernando Radó y Maria Belén Rivarola.

Estupendo desempeño del Mtro. Giacomo Sagripanti. Muy bien

en estilo, acompañando expresivamente el canto en cada

momento, respirando con el cantante sin exigirle ningún

esfuerzo y dándole seguridad desde el podio. Una dirección

orquestal llena de matices y una acertada y prolija sonoridad en

la orquesta. La Estable, respondió maravillosamente a la batuta.

Formidables las intervenciones del Coro Estable. Verdi compuso

en Il Trovatore tres hermosos momentos para el coro y nuestro

Coro Estable, los aprovechó para lucirse.

Por segunda vez en la temporada el Colon ofrece una función de

opera en versión semi-escenificada. En realidad, lo único que

faltó en este Trovatore fue una escenografía y el vestuario

apropiado.

Los movimientos escénicos de los cantantes resultaron tan

naturales y acertados, que ni siquiera hubiera sido necesario

contratar un regisseur. Las entradas y salidas de escena y la

interpretación actoral de todos los cantantes fueron las correctas

y necesarias de modo tal, que lo único que faltaba es el marco

escénico y el vestuario adecuado para la representación de Il

Trovatore.

Ahora bien, si la idea es el semi-concierto, la semi-

escenificación, háganlo en serio. ¿Qué hace el Conte di Luna

sacando un revolver para increpar a Manrico? Absolutamente

ridículo y contrario al texto escrito por Cammarano.

No se sabe porque, el Colon decidió optar por esta forma de

representación. El Colon no da explicaciones ni siquiera a sus

abonados, quienes pagaron un abono para ver una

representación de opera con todos los componentes que forman


este tipo de espectáculo; cantantes, orquesta, escenografía y

vestuario.

En síntesis: Una versión musical muy buena presentada en un

inapropiado e inexplicable contexto escénico.

Roberto Falcone

domingo, 13 de agosto de 2023

 

 

 

IMPONENTE VERSION

 

Teatro Colón, temporada 2023. Décimo Concierto del abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Charles Dutoit. Solistas: Annie Dutoit Argerich, Axel Blind, Dominic Rouville (Actores), Laura Pisani (Soprano: Virgen y Voz del Prólogo), Marina Silva (Soprano: Margarita), Alejandra Malvino (Mezzosoprano: Catalina), Santiago Martínez (Tenor: Porcus), Carlos Ullan (Tenor: Primer Heraldo y Una Voz), Leonardo Fontana (Segundo heraldo y Una Voz), Magdalena Dodds (Madre de los Barriles). Ensamble Vocal Música XXI, Director: Miguel Angel Pesce. Coro de Niños del Teatro Colón, Director: César Bustamante con asistencia de Helena Canepa. Preparación Actoral de Juana de Arco: Betty Gambartes, Preparación Musical de Juana de Arco: Rodrigo de Caso. Preparación de los Cantantes: Juan Ignacio Ufor. Programa: “Juana de Arco en la Hoguera” Oratorio con Música de Arthur Honegger y poema de Paul Claudel. 12 de Agosto de 2023.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE (+)

 

  Estos dos últimos conciertos de abono de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires quedarán en el mayor de los recuerdos dada la excelencia plasmada en los resultados, el compromiso de sus integrantes para devolverla a los mayores planos tanto argentinos como continentales y , en particular para este concierto, por la proyección que seguramente obtendrán los solistas vocales convocados para esta versión, la formidable participación de Annie Dutoit Argerich  en el protagónico actoral, la presencia de dos estupendos actores franceses de flanco acompañando a la protagonista, un inolvidable desempeño de las formaciones corales convocadas para este concierto y una renovación de la imponente asociación artística que Charles Dutoit y la Orquesta han establecido desde hace más de dos décadas .   Como quiera que fuese y cada cual en su estilo, Vasily Petrenko y Charles Dutoit han rescatado a la Orquesta de la laxatud artística para llevarla hacia desafíos musicales que la han devuelto a los primeros planos continentales y en esta ocasión con una obra de inmensa envergadura, reservada en muchos casos para la Orquesta especializada en el repertorio lírico, la Estable de la Casa.

 

  “Juana De Arco en la Hoguera” nace de textos enlazados en  once escenas de Paul Claudel en el que describe las sensaciones, recuerdos y sentimientos de Juana de Arco en el momento del comienzo del ardor de la hoguera que acabará con su vida hasta los últimos instantes en la que, ya liberada den todos sus pesares, afronta con esperanza el desafío de la muerte. Pasarán convertidos en tristes figuras sus acusadores, los jueces que la han condenado y como la multitud se divide en defensores y detractores por igual. La ingratitud con la que el rey y Francia le pagan por su acción liberadora y cuales son aquellos a los que recuerda e invoca en sus instantes finales que le han dejado notables enseñanzas de vida. Arthur Honegger leyó el texto y de inmediato sintió una fuerte atracción para ponerle música a esas palabras. En 1935 Honneger puso fín a la tarea principal. En 1944 tras la liberación de Francia durante la Segunda Guerra Mundial y el vuelco que el conflicto armado tomaba, lo llevaron al compositor a incorporarle un prólogo. La música transita entre los momentos de total intensidad, la atmósfera sugerente y pasajes de lograda intimidad como cuando casi sobre el final la protagonista recuerda su infancia y se permite canturrear melodías de esos tiempos.

 

  Esta versión fue el fruto evidente de un notable trabajo de equipo en donde la protagonista fue asistida de modo estupendo por Betty Gambartes . La declamación, las inflexiones de la voz, los tonos, pausas y la gestualidad estuvieron resaltada en cada momento. Annie Dutoit Argerich en una descollante actuación superó con creces a la muy buena narradora de “La Historia de un Soldado” de Stravinsky del año pasado. Su presencia, firmeza y personalidad le permitieron dar con el punto justo de interpretación de la “Doncella de Orleans”.  Junto a Ella, Axel Blind como el Hermano Dominico y Dominic Rouville como el Narrador, resultaron ser dos acompañantes de fuste a los que uno disfrutó viéndolos actuar, dando en el escenario una verdadera cátedra de teatro Francés. Los tres lucieron ampliamente y en el caso de la protagonista también fue un deleite escucharla cantar la melodía infantil previo al final de la Obra, lo que según el programa de mano estuvo a cargo de Rodrigo de Caso.

 

     En cuanto a los desempeños vocales, todos contaron con la asistencia de Juan Ignacio Ufor y fueron seleccionados un grupo de notables intérpretes de Ntro. medio. Así por caso se contaron con estupendas labores de Laura Pisani como la Voz del Prólogo y como la Virgen en la gran escena final. Marina Silva como Margarita y de Alejandra Malvino como Catalina, las guías de Juana en su formación. Santiago Martínez con un solvente registro como Porcus, presidente del tribunal que condena a Juana, Carlos Ullan con exquisito timbre tanto como Primer Heraldo y una Voz y con mucha corrección Leonardo Fontana como Segundo Heraldo y una Voz. Desde el coro hubo un aporte de Magdalena Dodds como Madre de los Barriles.

 

  Los coros tienen fundamentales intervenciones y subrayan los textos más importantes. Una magnífica labor entregó el Ensamble Vocal Cámara XXI dirigido por Miguel Angel Pesce, quien además se ubicó e intervino como un coreuta más junto al sector de los bajos y que fue reforzado por voces, a las que muchas de  ellas hemos podido apreciarlas en elencos de ópera de espacios alternativos o en conciertos de variadas expresiones musicales. Hubo una amalgama muy compacta de emisión y sonido y un total ajuste con la Orquesta, por lo que es muy meritorio el desempeño que brindó. El Coro de Niños del teatro, al parecer esta vez preparado por la Maestra Asistente Helena Cánepa, quien fue la que saludó en el final, dio otra muestra de sobrada solvencia y responsable preparación para esta obra.

 

  La sabiduría profesionalismo y musicalidad de Charles Dutoit hizo que esta versión haya sido de una magnificencia tal que será recordada por mucho tiempo. La Filarmónica, reforzada al igual que en la Sinfonía “Alpina” de Strauss por maestros de la Orquesta Estable y en este caso también de la Estable del Argentino de La Plata y la Sinfónica Nacional, entregó una prestación tan estupenda como en el concierto anterior, con un sonido finamente trabajado, sin estridencias ni excesos con una sabia guía de Dutoit que en cada gesto indicaba todo lo que pretendía. En una obra sinfónica uno destaca a los solistas. Aquí hay que destacar a la Orquesta toda que volvió a dar muestras de calidad sin fisuras. Reitero que este es el camino. Los maestros de la Orquesta están en la misma línea. Los Directivos tienen ahora la responsabilidad para que este esfuerzo notable no decaiga.

 

Donato Decina

 


                                    Voces de excelencia: Il Trovatore en el Colón



Teatro Colón

Viernes 11 de Agosto de 2023 

Escribe: Graciela Morgenstern

Fotos: Máximo Parpagnoli


 

“Il Trovatore”, de Giuseppe Verdi

Libreto: Salvatore Cammarano

Elenco: Anna Netrebko, Yusif Eyvazov, Fabián Veloz, Olesya Petrova,  Fernando Radó,

María Belén Rivarola, Santiago Martínez, Sergio Wamba y Cristian Taleb

Coro Estable del teatro Colón

Director del Coro: Miguel Martínez

Orquesta Estable del Teatro Colón

Iluminación: Rubén Conde

Concepto escénico: Gabriel Caputo

Puesta en espacio: Marina Mora

Director de orquesta: Giacomo Sagripanti


De las óperas más populares de Verdi, Il Trovatore es la que menos se representa en la

actualidad. En el transcurso de dos años, Verdi compuso las tres obras que lo afirmaron

entre los compositores  más reconocidos y admirados de su tiempo. Il Trovatore siguió a

Rigoletto; y fue estrenada un mes y medio antes que La Traviata. Dada la

inconsistencia de su libreto, es la música lo que sostiene esta ópera. Por lo tanto, la

melodía es factor excluyente y requiere de grandes voces y del canto. En esta versión que

se presentó en el Teatro Colón ese requisito se cumplió y un público entusiasta colmó la

sala, demostrando que la popularidad de la partitura sigue inamovible y resiste el paso del

tiempo, por encima de todo lo que pueda decirse de sus limitaciones y carencias.


La función contó con un elenco que en términos generales, realizó una labor

sobresaliente, contando en algunos casos, con figuras descollantes.

La atención estaba principalmente centrada en la Leonora de Anna Netrebko y no

decepcionó. Cantó con la singular belleza tímbrica que ya se le conoce, legato refinado y

una vez más, dio muestras de su desempeño escénico extraordinario. Sobresalió en arias

y escenas de conjunto pero en especial, su “D’amor sull’ali rose” fue sublime por la forma

envolvente en el manejo de la voz, sus filati y su notable habilidad interpretativa. El

público extasiado, rompió en una ovación bien merecida.

El rol de Manrico, el trovador, fue encarado por Yusif Eyvazov. El tenor cuenta con

agudos que fluyen con naturalidad, lo que le permitió resolver Di quella pira sin mayores

inconvenientes. Por otra parte, le faltó sutileza para poder matizar su canto, en

fragmentos como “Ah si ben mio”. De todas maneras, cantó con gran entrega y compuso

un Manrico heroico, con suficiente peso vocal. En términos generales, cumplió con su

papel satisfactoriamente.

En tanto, nuestro compatriota Fabián Veloz dio realce al Conde de Luna, con voz potente

y generosa que se adaptó perfectamente a la línea de canto y fraseo que Verdi exige. Su

interpretación del aria “Il balen del suo sorriso” invitaba a disfrutar de su canto de

impecable estilo. Dio fuerte personalidad al rol y lo hizo absolutamente creíble.

El personaje central de la obra, la gitana Azucena, fue encomendado a la mezzo

debutante en nuestro medio, Olesya Petrova, que impactó con su redondez sonora, color

vocal parejo en toda la extensión de su amplio registro, riqueza tímbrica, graves

poderosos y compromiso emocional. Mostró temperamento y su actuación fue vibrante,

manteniendo canto seguro en todo momento.

Fernando Radó encaró Ferrando, con timbre homogéneo y desenvoltura escénica.

María Belén Rivarola tuvo un buen desempeño como Inés y el resto de los roles de flanco

estuvieron cubiertos por  Duilio Santiago Martínez, Sergio Wamba y Cristian Taleb.

El Coro Estable dirigido por Miguel Martínez realizó una actuación muy destacada en

todas sus intervenciones.

De la misma manera, la Orquesta Estable, bajo la batuta de Giacomo Sagripanti resultó

efectiva y bien equilibrada. Sin imprecisiones ni sonoridades excesivas y bien ajustada al

estilo verdiano.

La obra se presentó con semi montaje escénico, lo que es incomprensible. El mismo

estuvo creado por Marina Mora y Gabriel Caputo. Gradas para el coro y unos círculos con

líneas, una suerte de mandalas, se iban ubicando a diferentes alturas. La idea no gustó y

sus responsables fueron abucheados al final de la función.

En cambio, el resto del elenco, sólido y homogéneo, fue ovacionado por un teatro repleto

que supo premiar la calidad interpretativa de solistas, coro y orquesta


CALIFICACION: MUY BUENO.

sábado, 12 de agosto de 2023

 Un pianista provocador…


                                                                                    Por Jaime Torres Gómez

La historia pianística en Chile ha tenido un importante desarrollo desde el siglo XX

hasta ahora, siendo Claudio Arrau el referente indiscutible. Empero, ineludible

destacar a glorias como Rosita Renard, Arnaldo Tapia Caballero, Flora

Guerra, Herminia Racagni, Alfonso Montecino, Elvira Savi, Elma Miranda, Óscar

Gacitúa, Ena Bronstein, Elisa Alsina, Cirilo Vila y María Iris Radrigan, y de los que

más se han visto en los últimos años, Edith Fischer, Frida Cohn, Roberto

Bravo, Luis Alberto Latorre, Alfredo Perl, Mahani Teave y Danor Quinteros.

De las más jóvenes generaciones, destacado es el caso de Gustavo Miranda-

Bernales, de 32 años, a quien últimamente se le vio en el Ciclo de Piano de

la Fundación Cultural de Providencia, actualmente el único con ese perfil.

Radicado por 16 años en Nueva York, actualmente vive en Chile, proyectando su

carrera desde su país natal. Y desde hace más de un año, luego del receso

pandémico, ha vuelto a visibilizarse a través de una nutrida agenda de recitales en

Santiago y regiones, asimismo como solista junto a las Orquestas de Cámara de

Chile y Cámara del Teatro Municipal de Santiago.  

El programa de Providencia, realizado en el emblemático Teatro Oriente comunal,

contempló obras de alto tonelaje..., con los exigentes 4 Scherzos de Frédéric

Chopin y la catedrálica Sonata en si menor de Franz Liszt.   

Con una especial personalidad artística, Miranda-Bernales no conoce de rutinas,

saliéndose de muchos moldes interpretativos, llegando al umbral de

producir cierta incomodidad en algunos segmentos puristas… De deslumbrante

técnica, sus enfoques suelen servirse con calibrada musicalidad, administrando,

con celebrado criterio musical, los riesgos propios de los espacios de libertad

incurridos.

Formidable, aunque a ratos con cierta peligrosidad, el enfoque de los scherzos

chopinianos, equilibrando inteligentemente los contrastes insertos.

Con provocador vigor y alejado de almibarados enfoques…, Miranda-

Bernales capta la médula del pathos interno de cada pieza…

En el primer scherzo, si bien a ratos lindó en aparentes destemples,

empero transita con naturalidad hacia lo íntimo con admirable cantabilidad de

las frases. En el segundo -ora el más famoso, ora muy desafiante (con

demandantes emplazamientos existenciales)-, hubo magistral unidad, no

obstante las frenéticas velocidades adoptadas… Y en la misma línea los dos

últimos, con absoluta claridad expositiva, deslumbrante

técnica y completas coherencias.   


La segunda parte con la Sonata en si menor de Liszt -obra cumbre del pianismo-

, Miranda-Bernales llegó a cimas incalculables y al borde del paroxismo…

Cabe señalar que esta obra (de ascético carácter) se le puede asociar a un reflejo

del Fausto goetheniano (con las figuras de Fausto, Gretchen y Mefistófeles), así

como otras exégesis discurren por el lado de Adán, Eva y la Serpiente, más la

sección más grandiosa (un verdadero coral) sería la Cruz Redentora. Con un

tratamiento formal más bien asociado a lo rapsódico -con entremezclamientos

temáticos-, a la postre, en clave dialéctica, la obra es una constante lucha entre el

Bien y el Mal, ante lo cual la atmósfera que debe proveerse en cada sección debe

tener cabal comprensión interpretativa, y especialmente las transiciones temáticas

que reflejen las evolutividades insertas.

Miranda-Bernales comprendió a fondo todos estos elementos, plasmando con

notable claridad conceptual cada cuadro. Con hermoso toucher, se obtuvo

grandes logros en el manejo de las dinámicas, maravillosos fraseos y contrastes

(notable reflejo de lo demoniaco como al espíritu Redentor del Bien), prístinas

transparencias, certeros matices y gran belleza de sonido general. Una versión

definitivamente triunfal.

En suma, una presentación de un pianista de provocadoras e inteligentes

interpretaciones, y que cada vez da más que hablar…

 

Créditos: Luciana D'Attona, Dirección Nacional de Elencos Estables, Ministerio de Cultura de la Nación.



COMPROMETIDO Y EN MUY BUEN NIVEL

 

Orquesta Sinfónica Nacional, Temporada 2023. Concierto. Director Invitado: Gerardo Edelstein. Solista: Fernando Ciancio (Trompeta), Enrique Folger (Tenor), Coro Polifónico Nacional, Director: Antonio Domeneghini, Coro Nacional de Niños: Directora: María Isabel Sanz.  Programa: Obras de Espel y Berlioz. Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner, 09 de Agosto de 2023.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  Una de las razones por las que la Asociación de Críticos Musicales de Argentina le otorgado dos premios a la Orquesta Sinfónica Nacional está dada por el hecho de la recuperación de estrenos y audiciones de compositores argentinos, y otra por la renovación de repertorio sumado a la programación de obras del repertorio universal inexplicablemente ausentes en los atriles por muchísimo tiempo. Y estas razones enumeradas cobraron nuevamente realidad en el escenario del Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner en el concierto del pasado Miércoles 9, oportunidad en la Sinfónica fue conducida por el Mtro. Gerardo Edelstein, quien desde hace más de treinta años reside en Francia.

 

  EL concierto se inició con la primera audición en Capital Federal del Concierto para Trompeta y Orquesta de Guillo Espel con Fernando Ciancio como solista. Obra estrenada por la Orquesta Filarmónica de Río Negro con el mismo solista y el titular del conjunto patagónico Martín Fraile Milstein a su frente, exhibe una interesante faceta de composición de Espel en donde se permite ahondar en sonoridades para apoyar la labor del solista quien tiene la responsabilidad también de ser el sostén de la línea melódica. Ciancio demostró con creces porque es uno de los mejores trompetistas argentinos. Seguro, portador de una técnica estupenda, extrae un exquisito sonido de su instrumento. Tuvo en Edelstein y en la Sinfónica Nacional a dos aliados fundamentales y al decir del Director en los comentarios previos al concierto (para cuando los programas de mano) hubo también una activa participación del propio Espel en la preparación la su obra, por lo que este verdadero trabajo de equipo rindió plenos frutos y en el caso de Espel marca algo nuevo en su línea de composición, lo que a mi entender es un interesante rumbo apara exploraciones futuras. Ciancio respondió a los aplausos con una memorable versión en trompeta sola de “Over the Rainbow” largamente ovacionada por el público.

 

  No deseo arriesgar fechas, pero lo cierto es que el “Te Deum” de Héctor Berlioz no ha sonado por aquí en muchísimo tiempo. Sin llegar a ser una obra de la magnificencia del “Requiem”, requiere de un número importante de instrumentistas, un tenor de línea dramática, gran coro de mayores, coro de niños y órgano.  Se trata de la reconocida oración de acción de gracias del rito católico la que aquí se presentó en la versión definitiva de seis momentos (la Original estaba separada en ocho y luego fue disminuida a seis).  Conviene señalar que en lo referente a los coros, el Mtro. Domeneghini, titular del Polifónico Nacional, volvió a desplegarlo como lo hiciera en ocasión de “Turbae” de Ginastera, esto es, la Sección femenina al centro junto al Coro Nacional de Niños y la sección masculina a ambos laterales de la platea superior, logrando de este modo un amplio efecto envolvente. Aquí una vez más el Polifónico volvió a dar muestras de superación en cada presentación con excelente preparación, empaste y potente emisión, la que fue inalterable en toda la obra.  En cuanto al Coro Nacional de Niños, preparado por María Isabel Sanz, se lo pudo apreciar en buena forma durante los momentos en que se lo percibió, ya que ante la fuerza de la obra, del dispositivo orquestal y de la masa de coreutas mayores, la emisión del Nacional de Niños se fusionaba con la de los mayores pero era imposible de distinguirla de manera individual.

 

  Enrique Folger lució magnífico en su parte solista, en uno de los pocos momentos en que se ha podido apreciarlo en Buenos Aires. Seguro, con voz potente y plena, portador de estupenda emisión. Fue uno de los puntos más altos de la versión. de la misma manera en que debe destacarse una vez más a Sebastián Achembach por su labor desde el órgano, plenamente sumado a la orquesta.

 

  La concertación del Mtro. Edelstein fue interesante. Dada la enjundia de la obra, trabajó muy bien los pasajes de bravura, tuvo plena conexión con las masas corales y extrajo toda la fuerza de la partitura de Berlioz para  un final jubiloso y pleno de luminosidad. Bienvenida sea esta participación suya y sería desde ya muy interesante verlo nuevamente en repertorio francés con obras tan comprometidas como ésta.

 

                                                                                                                                      Donato Decina 


 

Créditos: Luciana D'Attona, Dirección Nacional de Eléncos Estables, Ministerio de Cultura de la Nación